Latinoamérica
|
Chile: Operación Cóndor
Las cuentas pendientes de Ambrosio
Rodríguez
Julio Oliva García
El Siglo
El rostro de Ambrosio Rodríguez es un amargo recuerdo para muchos presos
políticos de la época de la dictadura, pero sin duda su gesto amargo y
desagradable recuerda día a día a la familia Stoulman-Pessa la desaparición de
sus padres, en medio de la Operación Cóndor diseñada por la DINA, en la que el
ex "Procurador General de la República" está absolutamente involucrado, al menos
como encubridor.
El actual Presidente del Tribunal Supremo de Renovación Nacional y defensor de
Pinochet podría haberse ido a vivir tranquilo en alguna región apartada del
país, como lo han hecho algunos que prefieren guardarse en un protector
anonimato, pero desistió de eso y se quedó en el centro de los acontecimientos
como desafiando a quienes tienen más de una cuenta pendiente con él.
El 10 de septiembre del año pasado, la Comisión FUNA llegó hasta la Facultad de
Derecho de la Universidad de Chile para denunciar a Ambrosio Rodríguez Quiros,
profesor de dicha escuela y conocido hombre de Pinochet.
Entre las "hazañas" del ex funcionario público, los funeros denunciaron "la
realización de los sumarios que terminaron con la expulsión, tras el golpe
militar, de casi todos los académicos de la Escuela de Periodismo de la
Universidad de Chile. Luego, siendo integrante del ministerio del Interior de
Pinochet, firmó expulsiones del país, como la de su ex profesor Eugenio Velasco,
y también impidió el ingreso al país de un niño de 4 años por 'ser peligroso
para la patria'.
A pesar de haber sido citado a declarar en reiteradas oportunidades en el caso
del detenido desaparecido Alfonso del Carmen Araya Castillo, nunca se presentó a
tribunales. Como Procurador General de la República, cargo inventado por
Pinochet, supervisó la defensa de los violadores de derechos humanos, alargó el
período de secuestro 'legal' determinado para la CNI y negó por meses el acceso
de los querellantes al sumario por los crímenes de la Operación Albania. Ha sido
parte de la defensa de criminales como Augusto Pinochet, Humberto Gordon, los
culpables del Caso Degollados, el caso Valmoval -más conocido como los 'Pinocheques'-,
y en la misma Operación Albania, en conjunto con su socio Fernando
Uribe-Etxeverría.
También asumió la defensa del ex ministro de la Corte Suprema Hernán Cereceda
Bravo, destituido por el Senado 'por notable abandono de deberes' en el caso de
Alfonso Chanfreau, desaparecido en 1974".
También se hacía alusión a su citación a declarar "por el Juez Juan Guzmán en el
caso de la desaparición en Argentina del matrimonio judío-chileno Stoulman-Pessa,
en el que fue involucrado por el agente de la DINA Enrique Arancibia Clavel",
caso que fue recordado por el abogado de derechos humanos Eduardo Contreras en
la reciente vista de la petición de desafuero de Pinochet por el Caso Operación
Cóndor.
La carta de Arancibia Clavel.
A pesar de que frente al ministro Juan Guzmán se escudó en el "secreto
profesional" para no hablar sobre su participación en el caso de los
desaparecidos Jacobo Stoulman y Matilde Pessa, una carta enviada desde Argentina
por el agente Enrique Arancibia Clavel, hoy condenado a perpetua por el
asesinato del matrimonio Prats-Cuthbert, lo incrimina directamente.
El confeso asesino, que firmaba sus misivas como Luis Felipe Alemparte, asegura
en una de ellas que el 17 de julio de 1977 Ambrosio Rodríguez se reunió con "el
gerente" (Manuel Contreras Sepúlveda) y con él para construir un relato sobre la
desaparición del matrimonio judío. De allí nació la pista falsa que involucraba
a Jacobo Stoulman con el financiamiento de los Montoneros argentinos y los
Tupamaros uruguayos. En esos días, Rodríguez se encontraba en Buenos Aires por
petición de las hijas de los Stoulman-Pessa, quienes le habían pagado una fuerte
suma de dinero para que, como influyente abogado del régimen militar, les
ayudara en la búsqueda de sus padres, desaparecidos el 29 de mayo de 1977.
Sin embargo, el abogado también había recibido pagos de otros interesados en que
la pareja judía no volviera a aparecer. Se trataba de algunos de sus familiares
directos y de los socios de Jacobo Stoulman en la casa de cambio Andes, León
Dobry y Enrique Chamorro, quienes de esta forma se quedarían con los bienes de
la pareja, mientras que el "gran rabino" Angel Kreiman evitaba confrontaciones
con la dictadura.
Los dineros y la censura.
Uno de los más interesados en que la pareja Stoulman no volviera desde Argentina
era el rabino Angel Kreiman Brill, quien en esos días aparecía como un
importante opositor a la dictadura. Pese a que en los primeros días de la
desaparición apareció haciendo gestiones en el ministerio de Relaciones
Exteriores para saber de su paradero, prontamente Kreiman se olvidó del tema y
ni siquiera acudió a una cita, concertada por el coronel de la FACH y
funcionario del ministerio Jaime Lavín Fariña, para tratar el caso en julio de
1977. Pero Kreiman estaba preocupado de no hacer "olitas", pues tenía muchas
cosas que esconder y que eran conocidas por los servicios de inteligencia.
Junto con Cambios Andes y Turismo Top Tour, los negocios de Stoulman, sus
"socios" procedieron a limpiar las cuentas que se mantenían en Suiza y que hoy
equivaldrían a unos 35 millones de dólares. De esta forma, además de perder a
sus padres, las tres hijas de los Stoulman-Pessa quedaron sin posibilidades de
recuperar parte de sus inversiones.
El caso ha sido censurado en muchas ocasiones, especialmente tras el fin de la
dictadura, porque junto con acusar a empingorotados personajes del régimen
militar, como los involucrados en la Operación Cóndor que van desde el abogado
Ambrosio Rodríguez hasta su defendido ex Comandante en Jefe, cruza la comunidad
judía nacional y sus vínculos con los más variados sectores políticos.
El periodista Iván Cabezas, luego de publicar en la Revista Semanal de La Nación
el reportaje "Pregunta del millón de dólares: Quién hizo desaparecer al
empresario Stoulman con su mujer, su fortuna y la plata del PC", no volvió a
aparecer en la publicación. El editor Luis Alberto Ganderats presentó su
renuncia poco tiempo después. Desde algunos ministerios se hicieron discretos
llamados a TVN y una crónica de 5 minutos realizada por el periodista Rodrigo
Espinoza fue hecha desaparecer por el Jefe de Prensa, Abel Esquivel, hasta del
registro computacional de los reportajes.
También en la página periodística de internet El Mostrador fue censurado un
reportaje preparado por la periodista Pascale Bonnefoy. Un llamado de León Dobry
a su amigo -y compañero de Directorio del Dresner Bank- y co-dueño del diario
electrónico Juan Agustín Figueroa impidió la salida del tema.
Poco después, a Pascale Bonnefoy se le dio por terminada su relación contractual
con El Mostrador.
Alejandra Stoulman Pessa no olvida el dinero entregado, pese a las dificultades
económicas que vivían en ese momento, al abogado Ambrosio Rodríguez para que
averiguara sobre el paradero de sus padres. No olvida que, de regreso de
Argentina, el ex "Procurador General de la República" les relató sobre la
relación de su padre con los Montoneros y los Tupamaros. El abogado de Pinochet
se escuda en el "secreto profesional" frente al ministro Juan Guzmán, pero ya se
había contradicho en otras declaraciones, cuando admite que viajó a Buenos Aires
con el encargo profesional de buscar a la pareja desaparecida y luego sostiene
que su ida era producto de "gestiones deportivas", como dirigente del fútbol.
Lo cierto es que fue a Argentina, que preguntó por los Stoulman Pessa y se
reunió con "el gerente" Manuel Contreras, quien también ha conocido de su mano
defensora en los tribunales chilenos.
La necesidad del desafuero.
Para el abogado Eduardo Contreras, la Operación Cóndor "es uno de los episodios
criminales más emblemáticos de la dictadura militar, al menos por tres de sus
rasgos singulares. Primero, por la dramaticidad del horror aplicado a las
víctimas, luego por su alcance internacional y finalmente porque, quizás más que
en otros casos, aquí está más clara que nunca la participación personal de
Pinochet como autor directo".
El desafuero del ex dictador, hoy presentado como "ex presidente", se solicita
por "la existencia de los delitos y fundadas sospechas de su participación en
ellos, pues para procesarlo es necesario quitarle la protección que le da el
fuero de los ex presidentes de la República, creado ex profeso a favor del
inculpado por la ley 19.672, publicada en el Diario Oficial de 28 de abril del
año 2000", según señala Contreras.
Para los abogados querellantes, "la existencia de la asociación ilícita y de los
delitos de secuestros calificados de los que trata este proceso, está
sobradamente acreditada. La participación en los ilícitos de Augusto Pinochet en
calidad de autor -en los términos del artículo 15 del Código Penal- ha sido
demostrada plenamente.
No es un detalle menor recordar que los procesos sobre el crimen de Orlando
Letelier y Ronnie Moffit, el caso de los 119 de Operación Colombo, el del
asesinato del General Carlos Prats y su esposa Sofía, y el atentado contra
Bernardo Leighton y su esposa, aunque hayan sido tratados separadamente por
razones procesales, forman parte precisamente de la estrategia del Plan Cóndor.
Las declaraciones públicas del propio inculpado, las informaciones de prensa de
la época y la explícita confesión del director de la DINA, Manuel Contreras, lo
confirman.
Los delitos que analizamos no sólo violan disposiciones de nuestro ordenamiento
penal. Son crímenes contra la humanidad que violan además, entre otros
documentos, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, las convenciones de Ginebra vigentes en Chile a la
época de los ilícitos y la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados".
La "demencia incurable".
Los querellantes realzaron el hecho de que "ante la imposibilidad de demostrar
la inocencia del inculpado, su defensa alegó su demencia sobreviniente. Más allá
de las irregularidades de la pericia a que fue sometido en el caso Caravana de
la Muerte, que fueron oportunamente denunciadas, el examen demostró que su
memoria, atención y funciones de reconocimiento eran muy buenas y que distinguía
perfectamente lo bueno de lo malo. Es decir, es perfectamente imputable, y hoy
tenemos nuevas pruebas de eso. Adjuntamos el video de la entrevista para la
televisión de Miami de diciembre pasado, junto a su transcripción, donde se le
aprecia perfectamente lúcido.
Además, el propio inculpado nos muestra día con día que no está ni loco ni
demente. Hace pocas noches, según informó 'El Mercurio', Pinochet concurrió a
una animada cena al restaurante 'Lily Marlene', donde escuchó esas marchas nazis
que tanto le agradan. Se le ve sonriente, rebosante de salud, por lo que
practicarle nuevos exámenes mentales es absolutamente posible y necesario".