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Dos centenares de mineros, con sus familias e hijos, reabren la ruta de la nacionalización de la mina de Caracoles y muestran cómo hacer la lucha por el gas y el petróleo
Bolivia: La nacionalización se impone a dinamitazos
Econoticiasbolivia.com
La Paz, junio 2, 2004.- A punta de dinamita, dos centenares de mineros, con
sus familias e hijos, presionaban este miércoles al gobierno boliviano para que
cumpla su palabra y no retroceda en la nacionalización de la mina de Caracoles.
En medio de un gran debate nacional acerca de la "posibilidad" o "imposibilidad"
de la "nacionalización" de los hidrocarburos, el pasado 19 de mayo, los
trabajadores mineros de Bolivia habían logrado una hazaña: la segunda
nacionalización de una mina ligada a capitales transnacionales.
Luego de más de una década de privatizaciones, los mineros de la atrasada
Bolivia, otra vez, se pusieron a la altura de los acontecimientos y mostraron su
rol de vanguardia del movimiento obrero, campesino y popular.
Sin embargo, el gobierno y algunos dirigentes de los cooperativistas mineros,
con un sin fin de argucias, vienen bloqueando esta medida nacionalista. El 30 de
mayo, por tercera vez en un mes, los 222 trabajadores mineros de Caracoles con
sus familias retornaron a la ciudad de La Paz, luego de que fueran amenazados
por los cooperativistas con "¡hacerlos volar (matar), uno por uno, con
dinamita!".
La lucha de clases en Bolivia, sin lugar a dudas, es muy compleja. Y en ese
marco, la batalla que desarrollan los mineros de Caracoles en este momento tiene
un importante valor histórico y es vital para las aspiraciones futuras del país,
pues están librando un conflicto que se encuentra en el eje de la política
nacional: la guerra por la nacionalización de los recursos naturales.
PRIMERA VICTORIA
Hace casi dos años, en junio y julio del 2002, en pleno proceso de ascenso
social y político de los trabajadores del país, los mineros de Huanuni,
encabezados por Jaime Solares Quintanilla -ahora secretario Ejecutivo de la
Central Obrera Boliviana (COB)- Pedro Montes -ahora secretario Ejecutivo de la
Central Obrera Departamental (COD) de Oruro- y Miguel Zuvieta -ahora secretario
Ejecutivo de la histórica Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia
(FSTMB)- lograron la primera nacionalización de una reserva minera: la mina
Huanuni.
Este hito histórico, de la misma forma que ocurre hoy, también fue opacado por
las grandes redes de información privada. El pueblo de Oruro con un paro cívico,
marchas, bloqueos y dinamitazos, respaldó conscientemente a los trabajadores
mineros de Huanuni. Esa lucha callejera concluyó con la obligada promulgación
por parte del gobierno de Jorge "Tuto" Quiroga de la Ley No. 2400, del 24 de
julio de 2002.
El "Artículo Único" de la Ley 2400, aprobada además por el Congreso Nacional,
dice textualmente lo siguiente:
"De conformidad al Artículo 59, numeral 1) de la Constitución Política del
Estado, complementase el Capítulo II, Artículo 91 del Código de Minería, en los
siguientes términos:
"La Corporación Minera de Bolivia asumirá la dirección y administración directa,
plena y definitiva de las actividades mineras y metalúrgicas, consistentes en el
derecho de prospección, exploración, explotación, concentración, fundición,
refinación y comercialización de:
1. Los grupos mineros nacionalizados por Decreto Supremo No. 3223, de 31 de
octubre de 1952, elevado a Rango de Ley el 29 de Octubre de 1956;
2. Las demás concesiones mineras obtenidas o adquiridas a cualquier título;
3. Los residuos minero - metalúrgicos provenientes de las concesiones mineras
mencionadas en los incisos anteriores;
4. Las plantas de concentración, volatilización, fundición, refinación, plantas
hidroeléctricas y otras de su propiedad; y
5. El Cerro de Potosí, sus bocaminas, desmontes, colas, escorias, relaves
pallacos y terrenos francos del mismo, respetando derechos preconstituidos.
"Cuando los contratos adjudicados mediante licitación, exceptuando los contratos
de las Sociedades Cooperativas Mineras, no puedan continuar en el marco
contractual pactado y particularmente cuando se produzca quiebra, quiebra
fraudulenta, impericia, incumplimiento legalmente comprobados, que atenten a los
intereses del Estado".
¡A DINAMITAZOS!
Para el secretario Ejecutivo de la Federación de Mineros de Bolivia, Miguel
Zuvieta, la promulgación de las Ley 2400 fue un "logro importante y sin
precedentes": "¡Con la nacionalización de Huanuni permitimos que el 100 por
ciento de las divisas por exportaciones de minerales de esta empresa se queden
en el país!".
Hay que recordar que la empresa británica que administraba Huanuni, según
informes de la FSTMB, se llevaba más del 80 por ciento de las ganancias y "sólo
dejaba por impuestos y regalías al país el 19 por ciento de las utilidades
netas".
Algo muy parecido a lo que ocurre con los 78 contratos de riesgo compartido que
los gobiernos neoliberales firmaron con las transnacionales petroleras y que el
gobierno de Carlos Mesa tampoco quiere revisar.
Con voz vehemente y el orgullo propio de los trabajadores mineros, Zuvieta
afirmó que esta es la manera concreta cómo se nacionaliza un recurso natural:
"¡A dinamitazos! ¡A dinamitazos...! hemos efectivizado la nacionalización de
Huanuni y este es el camino que ahora también están recorriendo nuestros
hermanos de clase de Caracoles".
SEGUNDA NACIONALIZACIÓN
Mediatizada, otra vez, por las grandes cadenas de información, el 19 de mayo,
los trabajadores mineros lograron la nacionalización de una segunda empresa
minera: la mina Caracoles, que estaba en manos de la Empresa Barrosquira, ligada
a capitales nacionales y transnacionales.
El punto 1 del convenio firmado con el gobierno, luego de que se movilizarán,
día y noche, en la ciudad de La Paz, dice lo siguiente:
"COMIBOL (la Corporación Minera de Bolivia), una vez resuelto el Contrato de
Riesgo Compartido que tiene suscrito con la Empresa Minera Barrosquira, toma
plena y definitiva posesión de la Mina Pacuni y Molinos (Caracoles) y todas sus
instalaciones, para llevar adelante tareas de administración y actividades
mineras metalúrgicas consistentes en: prospección, exploración, explotación y
concentración".
"¡Hablar, discutir., discutir y discutir. sobre una posible nacionalización del
gas y el petróleo que está en manos de las transnacionales a través de un
Referéndum es una mamada (engaño)! Esta es la forma cómo se debe nacionalizar
nuestros recursos naturales: en la calle, concientizando a nuestros compañeros e
imponiendo al gobierno, con la fuerza de nuestras movilizaciones, la
recuperación real y total de nuestras riquezas que fueron enajenadas por los
gobiernos neoliberales (desde 1985)", subrayó Miguel Zuvieta.
Según los dirigentes del Sindicato de Caracoles, con este convenio firmado con
el gobierno, sin mucha pompa, el 86 por ciento de las ganancias que la empresa
transnacional Barrosquira se "metía al bolsillo" ahora se va quedar en el Tesoro
General de la Nación.
"Este es un logró para el país. Hemos nacionalizado otra empresa para que sus
ganancias netas vayan en beneficio de nuestros hermanos bolivianos que tienen
bajos salarios o que no tienen empleo", agregó el secretario Ejecutivo de la COB,
Jaime Solares, tras convocar al pueblo boliviano a luchar por la segunda
nacionalización de una mina.
Sin embargo, ahora el gobierno quiere "borrar con el codo" este convenio que
firmó con los mineros. Ha movilizado a algunos empresarios mineros, camuflados
con el ropaje de "cooperativistas", para evitar el cumplimiento de esta segunda
nacionalización.
El 30 de mayo, por tercera vez, los 222 mineros de Caracoles con sus familias
fueron echados de sus fuentes de trabajo y sus viviendas. El máximo dirigente de
la COB, Jaime Solares, visiblemente molesto, denunció en la asamblea minera del
1 de junio que el gobierno es "sumamente débil" y que con "medidas deshonestas"
está boicoteado la segunda nacionalización de una mina.
Ahora, los mineros decidieron radicalizar sus medidas y sumarse a la lucha que
otros sectores de trabajadores vienen desarrollando contra el régimen de Carlos
Mesa.
Ayer, por ejemplo, los 222 mineros con sus familias se echaron, formando una
especie de "alfombra humana", en una de las principales avenidas de la ciudad de
La Paz (El Prado), exigiendo el respeto del convenio firmado con el gobierno. Y
hoy abrieron otra vez el diálogo con las autoridades a punta de dinamitazos.
Tres cachorros de dinamita colocados en las puertas de las oficinas centrales de
la Comibol, en La Paz, hicieron comprender a las autoridades que deben escuchar
a los hombres del subsuelo.
PLAN DE LUCHA
Por su parte, frente a esta "actitud cómplice" del régimen de Carlos Mesa,
varias organizaciones sociales, sindicales, personalidades, bajo la dirección de
la Central Obrera Boliviana y la Central Obrera Departamental de La Paz,
redactaron y firmaron una "carta pública" dirigida al Presidente de la
República, que "exige" el "respeto y cumplimiento" de la segunda nacionalización
de una mina boliviana.
En la asamblea de los mineros de Caracoles, realizada el 1 de junio, varios
trabajadores afirmaron que "están cansados de tanta humillación".
No faltaron quienes plantearon, con lágrimas en los ojos, que la "inmolación" -igual
que el minero Eustaquio Picachuri- es el último camino que les queda para
recuperar de manos extranjeras y empresarios mineros bolivianos la mina
Caracoles.
Por el momento, se aprobó la necesidad de firmar un pacto intersindical con
varios sectores que estén en lucha para lograr la atención global de los pedidos
de los trabajadores del país.