Latinoamérica
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Las dos Venezuelas
Por Alfonso Gumucio Dagron*
La Colmena
¿Que Hugo Chávez es un demagogo? ¿Que es un imitador de Fidel Castro? ¿Que su
presencia divide y polariza a la sociedad venezolana? ¿Que los militares no
deberán meterse en política? Sí, sí, sí. Respuesta afirmativa a todas las
preguntas.
Todo lo que se pueda decir de Hugo Chávez no cancela un dato muy importante: la
mitad más pobre de Venezuela lo apoya. No estamos hablando de un grupo de
exaltados, de una vanguardia revolucionaria o de nostálgicos de la guerrilla.
Para nada. Estamos hablando de la mitad del país que según todas las encuestas
está a favor de su presidente. La mitad más pobre, la Venezuela que aguanta, la
que se jodió durante los 40 años en los que la burguesía de "farreó" los más
altos precios del petróleo sin hacer desarrollo.
Con todo el petróleo que exportó en esas cuatro décadas, Venezuela podía haberse
convertido en un país moderno en el que reinara la justicia social: trabajo,
educación y salud para todos. Sin embargo no fue así. En vez de eso, era el país
del mundo en el que se consumía, per cápita, más whisky.
Los prósperos empresarios de entonces -que ahora añoran regresar al poder-
recibían en su oficinas a las 10 de la mañana con un vaso de whisky. La
distorsión era total, ese país estaba podrido por adentro, porque estaba
gobernado por una burguesía indolente y ajena a las necesidades de las mayorías.
Esa es la otra mitad, la Venezuela acomodada.
Parece que en los años de "farra" y despilfarro de la economía venezolana, no
estaban tan unidos los escritores y los intelectuales como ahora lo están contra
Chávez. Mario Vargas Llosa, que se ha asignado a sí mismo la tarea de
desprestigiar al presidente venezolano, se hizo eco hace poco de una carta en la
que más de doscientos escritores de "lo más graneado (sic) de la intelectualidad
de Venezuela" hacen "un dramático pedido a sus colegas de todo el mundo para que
los ayuden a resistir el avance de su país hacia una dictadura". Igual que
cuando se produjo la intentona de golpe, aquí también se esgrime la posibilidad
-hasta ahora no verificada en la realidad- de que se avecina una dictadura. Una
vez más el argumento para desestabilizar al gobierno democrático es la amenaza
de algo que no ha sucedido, pero que "podría suceder". Cuando Vargas Llosa toma
partido, yo ya sé inmediatamente dónde debo colocarme: al frente. Aunque uno lo
admire como novelista, en política es casi imposible estar de acuerdo con él,
porque siempre toma el partido de los ricos y los poderosos. Ahora debe estar
muy triste con la derrota de su amigo Aznar en España.
La burguesía venezolana y sus intelectuales no tienen en realidad argumentos
para decir que Chávez está actuando de manera dictatorial, pues hasta ahora lo
ha hecho con la constitución en la mano. Chávez debe ser el personaje político
de la historia de Venezuela que más se ha apegado a la Constitución. No
solamente la ha difundido en cientos de miles de ejemplares, en un formato
pequeño (como el libro rojo de Mao), sino que la esgrime como un arma mortífera
en sus intervenciones en la televisión.
¿Entonces, qué es lo que más irrita a la burguesía? Le irrita que haya tomado el
poder un militar sin pedigrí, un "arribista" que no pertenece a los círculos
sociales y económicos de la burguesía. Cuando gobernaba un verdadero dictador,
Pérez Jiménez, la burguesía no organizaba gigantescas manifestaciones en las
calles. Todo lo contrario, se hizo cómplice de la dictadura y se benefició de
ella. Las fortunas de los ricos venezolanos arrancan con la dictadura de Pérez
Jiménez y crecen en las décadas siguientes. La luna de miel de los empresarios
burgueses con el poder político nunca se rompió. De ahí que sea tan inmoral la
posición que asumen ahora en "defensa de la democracia".
Chávez tuvo la honestidad y el valor civil de promover en la nueva constitución
bolivariana un mecanismo que contempla la posibilidad de un referendo para
acortar el mandato de un presidente que no cumpla con su pueblo. Ahora la mitad
acomodada del país se apega a esa constitución -que antes rechazaron- para
tratar de sacar a Chávez del gobierno por la vía constitucional, ya que la vía
golpista no dio resultado. Sin embargo, los acomodados (o "escuálidos", como les
llama Chávez) no llegan a juntar suficientes firmas. El Consejo Nacional
Electoral validó solamente 1 millón 890 mil firmas conseguidas por la oposición.
Es decir, el número no es suficiente para convocar a nuevas elecciones. Lo que
descubrieron los miembros del Consejo Nacional Electoral es que había un millón
de firmas duplicadas, y datos ingresados en los libros de manera fraudulenta.
Por eso la oposición sigue en las calles, porque de todas maneras quiere que
Chávez se vaya.
Todas las jugadas de los acomodados han sido torcidas, empezando por el fallido
golpe militar y las mentiras que se dijeron en esos días (por ejemplo, que
Chávez había renunciado). El contraste entre la Venezuela acomodada y la
Venezuela aguantadora es muy claro. Basta ver las manifestaciones de los
chavistas en comparación a las manifestaciones de la oposición cuya ropa, joyas,
vehículos de lujo, marcan inmediatamente la diferencia. No hay donde perderse:
con Chávez están los pobres, y contra Chávez están los ricos y sus dependientes.
Ese dato debería hacernos pensar..
La prensa venezolana y sus aliados internacionales han manipulado groseramente
las informaciones sobre la situación del país. Habría que recordar siempre esa
nota editorial del New York Times donde se aplaudía abiertamente el
derrocamiento de Chávez: "La democracia venezolana ya no está amenazada por un
potencial dictador" decía el influyente diario, y añadía paradójicamente:
"Venezuela necesita un líder con un fuerte mandato democrático". ¡Epa! ¿Se les
olvidó que Chávez fue electo democráticamente en 1998 y re-electo el año 2000?
Dos días más tarde este diario "progresista" de Estados Unidos tuvo que
disculparse por el desliz (ya sabemos de qué lado está su corazoncito), pero no
acabaron por ello los ataques a Hugo Chávez.
La manipulación de la información para debilitar al gobierno democrático
trasciende las fronteras de Venezuela. Hace un par de semanas, por ejemplo, en
la página www.msn.com de Microsoft en
Internet, se publicó la fotografía de una multitud en las calles de Caracas, y
una noticia adjunta cuyo título decía: "Opositores a Chávez vuelven a las calles
en espera de referendo".
Sin embargo, no tardó en llegar -también por la vía de Internet- un desmentido:
resulta que la fotografía de la Agencia Reuters, tomada por el fotógrafo Jorge
Silva el 29 de febrero, mostraba en realidad una gran manifestación en favor del
Presidente Chávez.
Los diarios venezolanos publican constantemente noticias que distorsionan la
realidad, y también fotografías trucadas para satanizar a Chávez. En septiembre
del año pasado, una foto en la que aparece sosteniendo dos rosas rojas, fue
trucada por el periódico Tal Cual en una imagen similar en la que el presidente
venezolano aparece sosteniendo una pistola debajo de un título sensacionalista a
cinco columnas: "A punta de pistola".
Para enterarse de lo que realmente pasa en Venezuela, no sirven los grandes
medios masivos, ni CNN, ni las agencias de noticias que en su mayoría responden
a los intereses de los grandes dueños de medios de información, como el golpista
Cisneros (que no por nada es el segundo hombre más rico de América Latina). Para
saber de Venezuela hay que indagar en la democracia virtual de Internet, y
entrar a sitios como: http://www.aporrea.org/
que tiene enlaces a varias docenas de publicaciones locales, alternativas, a
través de las cuales se expresa el pueblo venezolano y no los magnates dueños de
medios masivos.
Cada vez que leamos algo en contra de Hugo Chávez debemos preguntarnos: ¿cuales
son los argumentos de fondo para sacarlo de la presidencia? ¿De qué se le acusa
concretamente