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El Salvador: El candidato del FMLN afirma que las elecciones
presidenciales del pasado mes de marzo no fueron libres
"La presidencia de Elías Antonio Saca es
ilegal e ilegítima"
Jorge Schafik Hándal
Lo sucedido en El Salvador en las recientes elecciones presidenciales nos
proporciona el más claro ejemplo de los atentados a la legalidad de un proceso
electoral y, por lo mismo, de la ilegalidad e ilegitimidad de sus resultados. A
lo largo de la campaña, en la medida que el grupo hegemónico del gran capital y
los dirigentes de ARENA entendieron que la probabilidad de perder las elecciones
iba en aumento, entraron en pánico y desesperación, y decidieron romper el marco
legal establecido para regular las campañas electorales y la votación. Es así
como recurrieron a las más impresionantes e inéditas formas de terror
psicológico y chantaje, para crear, por un lado, una idea falsa y engañosa de lo
que serían las consecuencias de una victoria electoral del FMLN para diversos
grupos de ciudadanos, y con lo mismo presionarlos a votar por ARENA, mientras
por otro, forzaban a miles y miles de trabajadores y empleados a votar por ese
partido, bajo la abierta y directa amenaza de ser despedidos si el Frente se
alzaba con el triunfo el 21 de marzo.
El grupo de la población más bombardeado con la propaganda sucia y engañosa fue
sin lugar a dudas el de los salvadoreños que envían y reciben remesas. Las
razones para semejante ofensiva propagandística por parte de la derecha saltan a
la vista. Se estima que el 28% de los salvadoreños dependen en buena medida de
las remesas. Se considera que hay unas 337 mil familias que viven esperando que
cada mes llegue el dinero de las remesas, con el cual logran a duras penas
paliar sus necesidades de alimento, salud, techo y educación. Si se corta el
flujo de remesas, se asfixia la posibilidad de que estas personas sobrevivan. Un
cálculo conservador indica que con 2 votantes por familia, en promedio, la
población votante sometida a la campaña sucia de ARENA en torno al tema remesas
pudo haber llegado a unos 674 mil personas.
La presión psicológica fue alimentada por la perversa, incesante e ilegal
campaña publicitaria y los mensajes y noticias de los grandes medios de
comunicación aquí en El Salvador, mientras en los Estados Unidos funcionarios
del gobierno salvadoreño, encabezados por su Embajador en Washington y los
funcionarios consulares, se dedicaban a propagar el terror entre los inmigrantes
salvadoreños, mediante llamadas telefónicas a los hogares diciéndoles que el
gobierno de Estados Unidos prohibiría el envío de remesas a El Salvador y hasta
podría deportar a los salvadoreños residentes en aquel país, si el FMLN ganaba
las elecciones, y poniéndoles a disposición llamadas telefónicas gratuitas a sus
parientes en nuestro país para que les pidieran votar por ARENA, como único re
curso para salvar las remesas y su permanencia en suelo estadounidense. También
se difundió allá mensajes publicitarios de similar contenido en los medios de
comunicación de habla hispana. Se produjeron así más de 80 mil llamadas
gratuitas desde Estados Unidos a sus familiares en El Salvador indicándoles que
votaran por ARENA. ¿Esas llamadas las pagó el gobierno de Flores con nuestro
impuestos? De no ser así, quien las pagó?
La supuesta amenaza de que el gobierno de Estados Unidos impediría el envío de
remesas y deportaría a los salvadoreños, era una total mentira, como pudo verse
por el categórico desmentido público del Embajador de ese país en El Salvador...
dos días después de las elecciones. Así pues, se cooperó con ARENA manteniendo
silencio sobre sus mentiras hasta que pasó la votación.
Es cierto que no todos los salvadoreños que reciben remesas cedieron ante el
terror. Pero considerar una cifra de 350 mil votantes a favor de ARENA inducidos
por el miedo a perder las remesas es perfectamente razonable.
El ingrediente del chantaje y la coacción sobre los trabajadores y empleados no
puede minimizarse tampoco. Amenazar a un trabajador o trabajadora con cerrarle
la fuente de empleo si se produce un resultado político adverso a la patronal es
una de las formas más despreciables de extorsión. ¿Cuántos fueron los
amenazados? Será difícil establecer una cifra exacta, aunque sólo sea por el
hecho que las víctimas del chantaje se muestren renuentes a dar su testimonio en
público, por las mismas razones que votaron por ARENA: tienen un miedo
insuperable a ser despedidos inmediatamente por sus patronos. Pero se puede
intentar un ejercicio de aproximación cuantitativa, a partir de la cantidad de
empleados y trabajadores que laboran para esos empresarios areneros. En los
bancos y aseguradoras laboran unos 20 mil empleados. M as de 90 mil personas
trabajan en las maquilas. Las empresas de seguridad privada emplean a mas de 20
mil agentes. El conjunto de otras grandes empresas que amenazaron a su personal,
dentro de las que se figuran una línea aérea, cadenas de almacenes y
supermercados, compañías de construcción, fábricas de alimentos y otras
industrias, más ciertos medios de comunicación, representa el empleo de unas 100
mil personas. En fin, puede afirmarse que no menos de 230 mil personas que
laboran para empresas privadas fueron sometidas a la amenaza de perder su
empleo. Similares presiones se ejercieron en dependencias del gobierno.
Entre familiares de emigrantes y trabajadores chantajeados se llega a la nada
despreciable cifra de 580 mil votos, forzados por el miedo a perder su fuente de
subsistencia si ARENA perdía la elección. Alguien podría señalar que esta es una
cifra muy abultada y que la campaña de miedo y extorsión no puede haber calado
tanto. Los dueños de ARENA habían contemplado previsoramente esta posibilidad y
por ello montaron, paralelamente, un variado sistema de fraude, que incluyó la
compra de votos, la suplantación de votantes y la falsificación de DUIs. A todo
esto hay que agregar la votación de miles de ciudadanos extranjeros, inscritos
en el padrón a través de un minucioso, pero fraudulento proceso de obtención de
partidas de nacimiento salvadoreñas falsas y su posterior aval por el RNPN. Un
dato curioso que la ciudadanía debe de conocer: el TSE le adjudicó a una
desconocida empresa de impresiones, propiedad nada menos que del mayor
empresario de televisión y radio de este país y declarado enemigo del FMLN, el
contrato para imprimir las papeletas de votación, tras una extraña licitación
que se adjudicó sin que la empresa favorecida cumpliera con los requisitos
establecidos. ¡Eso equivale al dicho popular de poner al ladrón a cuidar la
casa! ¿Cuántas papeletas se imprimieron finalmente? ¿Cuántas papeletas fueron
duplicadas en esa imprenta?
Hagamos cálculos:
ARENA alcanzó 1,314,436 votos. Si le restamos los 580,000 votos sin libre
decisión, bajo miedo y presión, le quedan 734,436. Esta sería aproximadamente su
votación legítima.
El FMLN obtuvo 812,519 votos, que pasaron el filtro del miedo y la presión,
expresión de un elevado nivel de conciencia ciudadana, votos totalmente
legítimos.
Estos números indican que puntos más, puntos menos, el resultado legítimo habría
con mucha probabilidad conducido a una segunda vuelta.
El Tribunal Supremo Electoral faltó a su misión de asegurar elecciones
transparentes y limpias. ARENA y su candidato necesitaban cobertura para su
guerra sucia y el fraude contra el FMLN, y sus dos Magistrados dentro de ese
órgano se prestaron para instrumentalizarlo y bloquearlo a conveniencia. No hubo
juez electoral que hiciera respetar la ley durante la campaña, ni durante el
período de 3 días de veda a la propaganda electoral, ni durante el mismo día de
la votación. Nuestras 26 demandas contra las persistentes violaciones al Código
Electoral por ARENA y sus prestanombres fueron totalmente ignoradas. En realidad
no hubo Tribunal durante todo el proceso de las elecciones presidenciales.
Y si todo lo anterior no bastara, la derecha arenera y los señores del gran
capital, se dedicaron a construir una serie de miedos hacia sectores específicos
del electorado, como lo son algunos grupos de evangélicos, que fueron
directamente influenciados y presionados por algunos de sus llamados pastores,
que pactaron con ARENA su apoyo electoral a cambio de oscuros ofrecimientos. Se
lanzaron campañas enfocadas hacia los ancianos, los padres de familia, los
propietarios de casas, ganado y fincas, y otros grupos de la población, en las
cuales se anunciaban terribles consecuencias en caso de que el FMLN ganase las
elecciones: serían despojados de sus propiedades, de sus hijos, de sus Biblias,
etc.
El terrorismo electoral desatado por ARENA y su candidato alcanzó tales
proporciones que incluso partidos de larga tradición en la vida política del
país, como el PCN y el PDC, fueron abandonados por sus tradicionales electores.
Este es un hecho clave para entender lo que pasó.
En su desesperación por mantenerse en el Gobierno, ARENA propició y aplaudió la
violación descarada de nuestra soberanía nacional y del derecho a la
autodeterminación del pueblo salvadoreño, consagrados en nuestra Constitución.
Recurrió a sus padrinos ideológicos de la extrema derecha norteamericana para
apuntalar su campaña de terror. Las acciones y declaraciones de algunos altos
funcionarios del Departamento de Estado y de la Casa Blanca, así como de algunos
de los más viscerales Congresistas de la ultra-derecha republicana, realizadas a
solicitud de ARENA, configuraron la más abierta y descarada intervención en los
asuntos que sólo a los salvadoreños y salvadoreñas nos corresponde decidir. A
solicitud también de ARENA, peregrinaron por nuestro pa&iac ute;s representantes
de la mafia de origen cubano asentada en Miami y empresarios golpistas
venezolanos, a fin de alimentar el terror.
El crecimiento espectacular de la asistencia a las urnas fue el resultado de
algo más parecido a una estampida que a un progreso cualitativo en la confianza
ciudadana en los partidos y en el sistema electoral.
Yo no quiero decir con todo esto que al interior del FMLN todo fue perfecto en
nuestra campaña. Claro que hubo deficiencias y desaciertos. Nuestra XVIII
Convención Nacional, celebrada el pasado 16 de mayo aprobó un documento
evaluativo de nuestros aciertos y desaciertos. Pero sostengo que los factores
fundamentales que determinaron el crecimiento de la asistencia a las urnas y los
resultados electorales, fueron los que aquí expongo.
Lo ocurrido en El Salvador en las pasadas elecciones no es ni poco, ni
irrelevante, ni superficial para los destinos de nuestro país. Al contrario,
representa la más grave amenaza a las conquistas democráticas alcanzadas por
nuestro pueblo a lo largo de su historia, particularmente con los Acuerdos de
Paz. La transición hacia la democracia que se abrió con esos acuerdos, ha sido
frenada y puesta en retroceso peligrosamente. La Constitución y las leyes se han
violado de la manera más abierta e impune. Instituciones como el TSE, que en
algún momento representaron la esperanza de que los grotescos fraudes del pasado
no volverían a repetirse, han sido, en la práctica, anuladas. La Fiscalía
General de la República se cruzó de brazos ante las denuncias por los delitos
relacionados al proceso electoral que le fue ron interpuestas. ¿Existe en
nuestro país alguna autoridad que garantice el Estado de Derecho, la seguridad
jurídica?
Como ciudadanos que queremos una sociedad en democracia, en paz, segura y justa,
donde prive la ley por encima de la arbitrariedad y el abuso, no podemos aceptar
sin inmutarnos que todo esto haya pasado. Nada bueno puede salir de un proceso
electoral distorsionado por las calumnias, las violaciones a la ley, el terror y
la coacción hacia los ciudadanos. ¿Qué clase de país estaríamos edificando si
aceptamos como normal que las instituciones no funcionen, que la Constitución y
las leyes se violen descaradamente, que se amenace abiertamente a las personas,
que se violente la soberanía nacional, que el fraude determine los resultados de
las elecciones? ¿Existe en nuestro país alguna autoridad que garantice la
vigencia del Estado de Derecho? ¡Sin Estado de Derecho no hay democracia, hay
marcha hacia la dictadura!
Cuando el FMLN recurre en demanda de Amparo ante la Corte Suprema de Justicia
para que declare violados los derechos constitucionales, es precisamente para
que se siente un precedente en este país, y no permitamos que se consolide una
dictadura de nuevo tipo, en la que desaparece el Estado de Derecho y prevalecen
la impunidad y la desvergüenza, producto del consentimiento o de la inacción de
las instituciones públicas encargadas de aplicar y hacer respetar las leyes y
perseguir el delito.
Luchando contra la dictadura y por la democracia ofrendaron sus vidas muchos
miles de salvadoreños y salvadoreñas. Muchísimos resultaron lisiados. No podemos
olvidarlos ni permitir que su sacrificio haya sido en vano,-aunque haya quienes
argumenten que "las irregularidades fraudulentas ocurren en muchos países
durante las elecciones, sin dejar éstas de ser aceptadas". Tampoco aceptamos que
"en las elecciones como en cualquier guerra todo se vale"!
Los resultados de las elecciones del 21 de marzo son ilegales e ilegítimos,
porque surgieron de un proceso plagado de ilegalidades y violación masiva al
precepto constitucional de que el voto debe ser libre. La presidencia de Elías
Antonio Saca es, por consecuencia, ilegal e ilegítima también. El 21 de marzo no
hubo victoria para ARENA, lo que hubo fue la más grande imposición sobre el
pueblo salvadoreño en su historia reciente. Si a su ilegitimidad va a unirse su
negativa como gobernante a concertar soluciones a los cada vez más graves
problemas económicos, sociales, fiscales y políticos que sufre el pueblo
salvadoreño y se dedicara a sustituir el diálogo por la asfixia de las
libertades y el garrote, estará consumando el regreso a la dictadura.
Jorge Schafik Hándal, Secretario General del Farabundo Martí para la
Liberación Nacional, FMLN.