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Latinoamérica

27 de abril del 2004

Ecuador: Maletas para el último viaje

Guido Proaño A.
Rebelión

Que está cercano el fin del gobierno de Lucio Gutiérrez, es la idea que recorre por todo lado. No faltan las especulaciones respecto de cuándo ocurrirá y quién lo sucederá en el cargo; los cálculos también incluyen la salida del Vicepresidente Alfredo Palacio.

Cómo y por qué se ha llegado a esta circunstancia no es difícil precisarlo.

El primer remezón se produjo cuando las organizaciones populares y de izquierda, que fueron las artífices de su triunfo electoral, abandonaron el gobierno, condenando la acelerada derechización que experimentaba el mismo. Con ello, Gutiérrez perdió lo fundamental de su base social de apoyo y, lo poco que le quedó se ha ido desmoronando a medida que en la agenda gubernamental se fueron afirmando las medidas neoliberales, el entreguismo a la política del gobierno norteamericano y de los organismos financieros internacionales. Ahora, el aislamiento del gobierno es total, llegando a los niveles más bajos de popularidad que presidente alguno ha experimentado en el ejercicio de su gestión.

Durante los últimos meses, el gobierno ha tenido que enfrentar diversos momentos críticos, y ha podido sortearlos con el apoyo brindado por la derecha política: el socialcristianismo, el roldosismo, el PRIAN de Álvaro Noboa y, por supuesto, de la embajada norteamericana, que cuida a una ficha todo terreno para respaldar o abrir campo a su política reaccionaria en el ámbito local y regional.

No obstante lo útil que el gobierno ha sido para ejecutar el proyecto económico y político por el que la oligarquía ha venido pugnando durante los últimos años, la sed insaciable de ésta exige más y más atizándose las contradicciones, los intereses particulares de las fracciones burguesas. Así se explica el discurso que maneja el socialcristianismo.

Éstos vienen jugando a la oposición. Un día amenazan con enjuiciar al Presidente, luego dejan sentada su negativa a que éste abandone Carondelet, para una vez más insistir en que debería destituírselo. No solo los cálculos electorales explican este comportamiento; los socialcristianos tienen en la mira la licitación petrolera, la privatización de las empresas eléctricas y telefónicas... para ello bien actúa el chantaje, sobre todo contra un gobierno debilitado.

Resquebrajado su frente político de apoyo, Gutiérrez ha volcado las esperanzas en las Fuerzas Armadas y en la Policía. Las necesita en caso de aventurarse a un autogolpe o para enfrentar el ascenso de la protesta de los sectores populares. Sin embargo, estas instituciones no le prodigan buena sombra; los desacuerdos, las contradicciones existentes al interior de ellas se han hecho públicas, mostrando la magnitud que tienen. Que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas haya suscrito hace pocos días un manifiesto pregonando su disposición a velar por la constitucionalidad, no puede ser entendido como un respaldo incondicional al Presidente de la República. La historia enseña; días antes de la caída de Bucaram los jefes militares celebraban, entre copas de champagne, el cumpleaños de aquel; una semana antes de que Mahuad sea echado del poder, las FFAA hicieron público un comunicado similar al ahora referido.

Es un hecho que las FFAA no se encuentran "monolíticamente" unidas; en su interior existe un sector que es consciente del desprestigio que embarga a la institución y piensa que es posible limpiar su imagen -en esta circunstancia- alejándose del actual gobierno.

Pero el análisis que se ensaya resultaría incompleto -y por ello unilateral- si no se observa lo que ocurre en el movimiento popular. La protesta social ha sido la tónica en estos meses. Los maestros, los trabajadores de la salud, los estudiantes secundarios y universitarios, los jubilados y otros sectores se han movilizado por reivindicaciones particulares y en contra de la política general del gobierno, debilitando aún más al mismo; pero el movimiento popular no ha sido capaz de presentar -en los hechos- una acción unificada y contundente.

Los factores para que ello ocurra son distintos. Por el lado de la CONAIE - Pachakutik, es innegable que la forma cómo salieron del gobierno y cómo actuaron cuando formaron parte de él, los afectó. La disconformidad existente en las bases se ha expresado en su negativa a movilizarse, o dicho de otra manera, la dirección ha perdido capacidad de convocatoria. Aún más, la incorrecta práctica clientelar promovida por ONGs que actúan en su interior, hizo que algunos sectores alimenten expectativas en el gobierno y, otros, como en la Amazonía, simplemente opten por quedarse con Gutiérrez. Sin duda, los esfuerzos que ciertos sectores vienen desarrollando en su interior para producir la movilización de los indígenas topan con tropiezos.

Las fuerzas del Frente Popular han sido las que mayor dinamismo y permanencia han mostrado en la lucha callejera, como siempre ha caracterizado el comportamiento político de este sector del movimiento de masas; pero muestran dificultades para prolongar estas acciones, ahora que se precisa principalizar la lucha por la caída de Gutiérrez. De resolverse esta limitación, la suerte del gobierno está echada. El momento que vive el país es complejo. Políticos de los partidos tradicionales se mueven entre bastidores cocinando la destitución de Lucio Gutiérrez, eso sí, cuidando que se produzca una sucesión que no afecte la "gobernabilidad", es decir, que no resquebraje la institucionalidad burguesa. El movimiento popular no puede ceder el espacio para que en el campo de juego actúen únicamente dichas fuerzas; manteniendo una actitud de independencia frente a los intereses políticos de las clases dominantes, el movimiento popular debe moverse en el escenario que mejor conoce: la lucha callejera, y allí sembrar la propuesta del Gobierno Popular, que acabe con un gobierno que traicionó al pueblo, y ponga freno a la intención oligárquica de alumbrar el tradicional gobierno de algún "notable", que elegantemente dé de comer, más o menos por igual, a los distintos grupos oligárquicos. Eso es lo que llaman "un gobierno de consenso".



guidopro@mixmail.com