Latinoamérica
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Estados lideran violaciones de derechos humanos en Latinoamérica
Evandro Bonfim*
Chile - Adital
El lanzamiento, en el día de hoy, del Informe 2004 de Amnistía Internacional
contiene el triste apelo para que la comunidad global retome la promoción y
defensa de los derechos humanos, desacreditados delante de la falta de respeto a
decisiones de instancias como las Naciones Unidas, del ataque a misiones
humanitarias en zonas de conflicto y de la desconsideración abierta a las normas
internacionales en virtud de la llamada "guerra al terror".
El documento está divido entre las diversas regiones del mundo, cuya situación
es analizada detalladamente a partir de los motivos específicos de preocupación
de la organización en materia de derechos humanos, con datos, estadísticas y
casos individuales, con el fin de establecer los principales puntos de la agenda
de derechos humanos de la organización, entre los cuales las consecuencias de la
"guerra al terror" figura como cuestión prioritaria.
"Debemos resistir al retroceso provocado en los Derechos Humanos por la búsqueda
simplista de una doctrina de seguridad que dividió profundamente al mundo",
afirmó Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, en ocasión del
lanzamiento del documento. El informe contiene los principales abusos a los
derechos humanos investigados por Amnistía Internacional en 2003 alrededor del
mundo, así como las acciones y campañas de la institución para combatir estas
violaciones.
Este retroceso en la promoción de los derechos humanos en todo el mundo,
provocado por la llamada guerra al terror, que desconsidera sistemáticamente
importantes normas internacionales, viene perjudicando a América Latina
principalmente a través de la acción estadounidense en la región. En
consecuencia, las principales violaciones a la vida y dignidades humanas
continúan proviniendo de los Estados latinoamericanos, mismo de los considerados
democráticos y avanzados en términos de legislación.
Del tiempo de los generales
Por ejemplo, la "desaparición" de personas a manos de agentes estatales,
práctica tan común en los regímenes militares latinoamericanos, que duraron
hasta mediados de la década de los 80, continúa siendo notificada en la región
en países como Colombia y México, que integran una lista de 28 países
constituida en mayor parte por naciones africanas y asiáticas conocidas por
abrigar regímenes autoritarios.
Otro ejemplo de la persistencia de prácticas dictatoriales en la región está en
la cuestión de los denominados presos de conciencia. El castigo practicado por
determinados gobiernos al pensamiento divergente hizo con que Amnistía
Internacional reconociese la existencia de presos de conciencia en 42 países del
globo. Hay presos de conciencia en Cuba, Perú y México, siendo que estos dos
países son presididos por mandatarios electos a través del voto popular.
En comparación con otros continentes, por ejemplo, América Latina cuenta con el
mayor número de países donde se registran casos de ejecuciones extrajudiciales,
perpetradas principalmente por agentes de seguridad públicos o por "escuadrones
de la muerte", que disponen de la participación directa o de las conveniencias
de policías, como en el caso de Brasil.
De acuerdo con números oficiales de 2003, la policía mató 915 personas solamente
en el Estado de São Paulo, en el sudeste de Brasil, un aumento de 11% con
relación al año anterior. En otro importante estado brasilero, Rio de Janeiro,
también en el sudeste, entre enero y noviembre, las fuerzas policiales del
estado mataron a 1.124 personas, un crecimiento de 34%.
Muchas de estas muertes ocurrieron en situaciones que apuntaban para el uso
excesivo de la fuerza o ejecuciones extrajudiciales. Las muertes raramente
fueron investigadas, ya que generalmente fueron registradas como "resistencia
seguida de muerte". También, según el propio gobierno, escuadrones de la muerte
están activos en 15 de las 26 unidades federativas del país, llegando,
inclusive, a matar testigos que fueron escuchados por la relatora de las
Naciones Unidas que estuvo en el país el año pasado para investigar la cuestión
de las ejecuciones extrajudiciales.
La confluencia entre las viejas y nuevas violaciones
La combinación de la tradicional violencia estatal con el ímpetu violador de los
derechos humanos y de las normas internacionales del llamado combate al terror
está produciendo consecuencias catastróficas para el continente, como el
recrudecimiento del conflicto interno colombiano. Amnistía Internacional ha
presionado a EE.UU. y otros gobiernos para parar con las transferencias
militares y de seguridad para las fuerzas de seguridad de Colombia, responsables
por graves violaciones de Derechos Humanos, directamente o a través de la
colaboración de los paramilitares.
Los paramilitares apoyados por el ejército llevaron a cabo ejecuciones
extrajudiciales, "desaparecimientos" y tortura con completa impunidad. Los
grupos rebeldes fueron responsables por varios abusos, incluyendo ataques a
bomba en el que murieron civiles. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (Farc) también ejecutaron civiles y militares que capturaron. Durante
el 2003 continúo el largo conflicto en Colombia, con abusos cometidos por los
dos lados, y que ya mató a más de 60 000 personas y desplazó a más de 2,5
millones desde 1985.
Existen aún prácticas comunes de gobiernos dictatoriales que están
transformándose endémicas en el mundo entero, como el caso de la tortura.
Amnistía Internacional recibió durante el año pasado informes sobre víctimas de
tortura y malos tratos a manos de las fuerzas de seguridad, policía y otras
autoridades estatales en 130 países del mundo, más de la mitad de las naciones
del globo. De estos países donde ocurren torturas, 22 se encuentran en el
continente americano, incluyendo Estados Unidos.
Personas son detenidas arbitrariamente y reclusas sin acusaciones ni juicios en
58 países, también incluido el democrático Estados Unidos. En América Latina y
el Caribe, Colombia, Cuba y Jamaica promueven prisiones arbitrarias. En
Colombia, según la Fundación Comité de Solidaridad con Presos Políticos, entre
septiembre de 2002 y diciembre de 2003, dos tercios de las detenciones ocurridas
fueron ilegales, representando cerca de 4 mil presas sin ningún motivo.
Derechos humanos y falta de justicia social y económica
Según Amnistía Internacional, la promoción de los derechos humanos debe incluir
el combate a las desigualdades que originan o abren espacio para la mayoría de
las violaciones. "Debemos hacer campaña para compensar las fallas de los
gobiernos y de la comunidad internacional en promover la justicia social y
económica", afirma la secretaria general de la organización.
"Los países en desarrollo gastan cerca de 22 mil millones de dólares por año en
armas y, por $10 mil millones de dólares por año podrían alcanzar la educación
primaria universal. Estas estadísticas esconden un enorme escándalo: la promesa
fallada de atacar la pobreza extrema y abordar las injusticias económicas y
sociales graves", declara el informe divulgado hoy.
Dentro de cuadros sociales desiguales, como en países patriarcales, los sectores
de la población más frágiles son objeto fácil de las violaciones, que se
intensifican aún más con la acción de la globalización, como en el caso de
México. Las industrias manufactureras establecidas en la zona de libre comercio
donde se sitúa Ciudad Juárez funcionan como un imán para las mujeres que buscan
trabajo provenientes de las regiones más pobres de México. A pesar de todo esto
el ambiente es tipificado por falta de reglamentaciones y ausencia de ley, con
asesinatos de centenas de mujeres.
La intensa presión nacional e internacional sobre el caso, incluyendo la campaña
de Amnistía con base en el dossier y la visita al país de la secretaria general
del organismo, Irene Khan, para reunirse con responsables del gobierno y con el
presidente Vincent Fox, llevaron a un número importante de iniciativas
gubernamentales para lidiar con la situación, como la reciente creación de un
frente parlamentario para investigar los casos de homicidios femeninos.
"A pesar de todo aún queda un largo camino por recorrer hasta que sea asegurada
justicia y seguridad a las mujeres de Ciudad Juárez y Chihuahua", afirma la
organización que aún este año Amnistía pretende lanzar la campaña mundial Acabar
con la Violencia sobre las Mujeres, que se centrará en la violencia ocurrida en
la familia y en las situaciones de conflictos y pos conflictos. Este largo
camino es la misma larga carretera que los defensores de los derechos humanos
deben recorrer internacionalmente en virtud de las nuevas dificultades mundiales
que se combinan con las prácticas violatorias más antiguas.
* Evandro Bonfim es periodista de Adital.