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Latinoamérica

Brasil en Haití: ¿Misión de paz u ocupación?

Nora Di Pacce
Radio Nederland


Las tropas norteamericanas, canadienses, francesas y chilenas que se encuentran en Haití, son fuerzas de ocupación que, al designar un Gobierno títere, violan la soberanía del país caribeño. Esto sostienen intelectuales, legisladores y líderes sociales y sindicales que lanzaron la Campaña Nacional contra el envío de 1.200 militares brasileños a Haití, aprobado el jueves pasado por la Cámara de Diputados.

La polémica comenzó tras que, el pasado marzo, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, invitara oficialmente al Brasil a encabezar el segundo contingente de la fuerza multinacional de paz, cuya misión comenzará el próximo 1º de junio. Una vez aceptada por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, la propuesta fue aprobada, el 13 de mayo, con carácter de urgente, por la Cámara de Diputados. En general, se espera que también la Cámara de Senadores se pronunciará favorablemente.

Para justificar la misión, el canciller brasileño, Celso Amorim, la calificó de "una responsabilidad que, por razones humanitarias, el Gobierno no puede eludir". Al mismo tiempo, reconoció que la participación en la solución de conflictos internacionales concede más legitimidad a Brasil en el foro mundial.

Posiblemente, esta participación brinda al Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) mejores posibilidades para hacer efectivo el anhelo de la diplomacia brasileña de conquistar la presencia permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Quienes se oponen al envío de militares a Haití, en cambio, no dejan de tener en cuenta que el país caribeño sufrió un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos, país que, que junto a Francia y Chile, constituyó el Gobierno de transición. En consecuencia, cualquier misión militar extranjera, aunque avalada por la ONU, es una fuerza de ocupación.

Tras su destitución, el 29 de febrero de 2004, el ex presidente Jean Betrand Aristide, actualmente exiliado en Jamaica, denunció que, bajo amenaza de militares norteamericanos, fue forzado a renunciar.

El diputado del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), y uno de los principales impulsores de la campaña ´No al Envío de Tropas´, Iván Valente, alerta sobre el peligro que implica la presencia en un país en el que aún se dan sangrientas confrontaciones entre partidarios del antiguo Gobierno de Aristide, corrupto pero elegido democráticamente, y grupos de rebeldes sin control, vinculados al antiguo régimen, criminales y narcotraficantes.

En este contexto, opina Iván Valente en conversación con Radio Nederland, no existe ninguna garantía de que este nuevo contingente de tropas que llegará en junio sea recibido como una misión de paz.

Al asumir el liderazgo de las fuerzas internacionales, Brasil se estaría transformando en el rostro visible de una ocupación, y sus tropas podrían ser hostilizadas. Según los impulsores de la campaña contraria al envío de militares, desgastado por su intervención en Iraq, Estados Unidos no quiere exponerse en Haití. Además, Washington necesita la participación carioca para garantizar su presencia en el país caribeño, donde tiene intenciones de montar la mayor base militar de América Latina.

Después del derrocamiento de Aristide, la Comunidad del Caribe, que no reconoce al actual Gobierno de Haití, pidió a la ONU abrir una investigación sobre los hechos que envolvieron la salida del ex presidente haitiano.

El diputado Valente considera que, a pesar de la buena intención del Gobierno brasileño de llegar como fuerza de paz, su presencia será vista como ilegítima. A su juicio, Estados Unidos se escuda tras el Consejo de Seguridad de la ONU, alegando que se trata de una resolución de ese organismo. Pero, no debemos olvidar que el Gobierno norteamericano no respetó la resolución de Naciones Unidas sobre la campaña militar contra Iraq. Por tanto, su intervención en Haití carece de toda legitimidad.

Una comisión integrada por más de 100 personalidades, parlamentarios, sindicalistas y religiosos, presentará al presidente Lula da Silva una petición que ya cuenta con más de 7 mil adhesiones. Además de rechazar el envío de tropas brasileñas, los firmantes del documento piden al presidente brasileño que se observe la tradición nacional de respetar la soberanía y buscar una solución democrática de conflictos.

En el petitorio, que lleva la firma de personalidades como el sociólogo brasileño Emir Sader y el escritor uruguayo Eduardo Galeano, se sostiene que la intervención "atropella la soberanía de todas las naciones del continente, reforzando el intento del Gobierno de George Bush de imponer una hegemonía sin límites".