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Latinoamérica

La batalla de Venezuela

Hugo Cores
Partido por la Victoria del Pueblo (PVP)
Frente Amplio de Uruguay

Colocada en una de las primeras líneas de la confrontación con el neoliberalismo, la batalla de Venezuela será decisiva también para otros procesos de signo progresista que se desarrollan en la región, incluyendo al nuestro.
En los últimos años, Caracas ha crecido a la manera latinoamericana. A principios de los 70 tenía una población casi igual a Montevideo. Hoy es una mega polis con más de cinco millones de habitantes; caótica, ruidosa, con gigantescos barrios de pobres viviendo en los cerros que rodean el valle central donde florece el lujo y las audacias arquitectónicas.
Pero no soy un cronista, cuando miro todo esto estoy pensando en Uruguay. Y en el Frente Amplio. ¿Qué nos enseña este proceso? ¿Sobre qué nos advierte? En 1977 llegamos aquí, con Tota Quinteros, procurando apoyos en la búsqueda de Elena. Conocimos a muchos dirigentes de la izquierda venezolana, a ex guerrilleros de MIR, de las FAR y de Bandera Roja, un grupo maoísta por entonces muy radicalizado.
Hoy varios de aquellos ex guerrilleros e izquierdistas son militantes contra el gobierno de Chávez, se han aliado a la derecha más recalcitrante, esa que no vacila en reconocer impávida que recibe ayuda económica del gobierno norteamericano. La que conspiró en 2003, junto con el embajador de los EEUU, para derrocar al gobierno constitucional.
También conocimos a otros, a los que aprendimos a querer en los 70, como José Vicente Rangel, ya entonces con el prestigio de su radiante personalidad moral. Abogado de presos políticos, dirigente de izquierda, escritor, maestro, él ­hoy vicepresidente- y muchos otros sesentistas son parte sustancial del proceso liderado por Chávez.
Con otros seis compañeros ­R. Sendic, Tato López (FUCVAM), E. Bellomo, R.
Campanela, R. García y Wilfredo Penco- asistí en estos días al II Congreso Mundial de Solidaridad con la Revolución Bolivariana.
Los sucesos del 11 al 13 de abril de 2002, la derrota popular al golpe contra Chávez, la huelga y del saboteo a la producción de petróleo por parte del personal superior de PDVSA, llamaron a primer plano de la escena nacional a los trabajadores. Para empezar a los petroleros, pero también a otros que, apoyando el proceso bolivariano, sintieron que en la defensa del gobierno legítimo se jugaba no solo la democracia en el país sino también sus conquistas actuales y las que están en curso, algunas en estado embrionario.
Abril del 2002 fue clave en más de un plano. La intentona golpista, al tiempo que estimulaba la toma de conciencia de amplias masas populares, hizo retroceder a las derechas respaldadas por las agencias norteamericanas.
El fracaso del complot fue decisivo en un proceso de diferenciación militar en curso desde hace varios años, (pasando por la negativa de algunos oficiales a reprimir los saqueos durante el ³caracazo² de 1992) y para el desenmascaramiento de los golpistas en las FFAA, que condujo a la destitución de más de 90 generales y oficiales superiores aliados a los dirigentes de los antiguos partidos y al casi omnipotente sistema mediático.
En su lugar, otros oficiales, consustanciados con el proceso bolivariano, tomaron las riendas de la conducción militar.
De este modo, el 13 de abril permitió a la democracia venezolana dar otro paso en la ³depuración de las fuerzas armadas², para decirlo con palabras frenteamplistas. Paso cuya trascendencia es innegable, conocida la tendencia de los ejércitos latinoamericanos para actuar en favor del orden conservador y pronorteamericano.
En abril de hace dos años, cuando parecía que los golpistas tenían todos los factores de poder a su favor (mandos militares, medios de comunicación y diplomacia norteamericana) su derrota, en medio de la movilización popular, creó una situación completamente nueva.
Dos años después, el bombardeo se ha reanudado. Estando en Venezuela se percibe hasta qué extremos puede llegar la ³dictadura mediática², su desprecio por la verdad, su agresividad y su racismo.
Significativamente, los furibundos ataques que desde los medios se lanzan sobre Chávez provienen de capas sociales cuyos intereses materiales no se han visto afectados. Sectores acomodados que siguen detentando una parte considerable de los bienes de este país tan rico.
Lo que no pueden soportar es, sencillamente, la democracia, la ³irreverente² movilización política del pueblo venezolano. Los horroriza el significado simbólico y futuro del crecimiento en la conciencia de los trabajadores, de los desocupados, de los vecinos de los barrios pobres, de las mujeres, (factor fundamental en la organización de los barrios) y de los jóvenes, de los negros, los zambos y los mulatos.
El gobierno impulsa varias experiencias claves de contenido social: las misiones Sucre, Robinson, Ribas, de alfabetización y recuperación educativa.
Al tiempo que se regulariza la propiedad territorial en los asentamientos urbanos, se desarrolla la Misión ³Barrio adentro², que ha instalado a más de 12 mil médicos cubanos en los barrios donde nunca había existido ese tipo de atención primaria en salud. Millones de personas que carecían de asistencia están comprobando el significado de esa iniciativa, plasmada entre otras cosas por la decisión solidaria del gobierno de Cuba.
Todo este programa social está financiado con la renta petrolera recuperada.
Los resultados afloran con lentitud, porque el viejo Estado clientelístico, corrupto y burocrático, heredado del ciclo anterior, obstaculiza y sabotea.
El petróleo también financia otras medidas de impacto como la creación de la Universidad Bolivariana, instalada en los enormes edificios de porte faraónico que pertenecían a PDVSA, que ha logrado un fuerte apoyo popular, en tanto abrió las puertas para los estudios superiores a decenas de miles de jóvenes pobres que jamás habrían tenido acceso a las onerosas universidades privadas.
¿Cuáles son a mi juicio los puntos altos de la revolución impulsada por Chávez? 1- Después de decenios de descaecimiento de la democracia, el pueblo se encuentra con un gobernante que actúa de acuerdo a lo que prometió, que hace suya la lucha por la justicia social, la dignidad y la identidad cultural de su pueblo. Con solo cumplir, desató la adhesión de millones.
2- La actividad política ha salido de las sombras. Los actos y los planes del gobierno son transparentes y responden a una clara determinación social: redistribuir la renta a favor de los más pobres, defender los intereses nacionales y recuperar la economía frente a la explotación externa, el despilfarro y la corrupción.
3- El pueblo mestizo y pobre ha irrumpido en la realidad política, que día a día deja de ser asunto de las pequeñas elites. Consigna clave del chavismo, para resolver los problemas de la pobreza hay que darle poder a los pobres. Por las calles y la plazas, las conversaciones de la gente remiten cada vez más a la confrontación política existente. Y el corte tiene un formato netamente democrático e igualitario: los barrios con Chávez. La clase alta y una parte de las clases medias, en gran medida intoxicadas por el asedio mediático, contra el gobierno..
4- Buscando acuerdos con Kirchner y con Lula. No ocultando su amistad y sus coincidencias con Fidel, Chávez forma parte en nuestra América de un proyecto de integración regional alternativo al ALCA y a la imposición desde los centros imperiales. Constituye uno de los puntos altos de una nueva situación regional y de una nueva correlación de fuerzas en la que se inscribe nuestra propia lucha. Por eso, del desenlace de la batalla de Venezuela dependen en gran medida las posibilidades de la victoria progresista en Uruguay. Esa batalla también es la nuestra.
fuente: La República (Uruguay