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Latinoamérica

3 de marzo del 2004

Brasil: Fábricas ocupadas
El método obrero de ocupación de fabricas cuestionando el capitalismo

Val Lisboa
ER-QI

Después de años de falta de actividad política independiente del movimiento obrero brasileño, viviendo a la sombra de la política burocrática y pro capitalista de las direcciones sindicales y políticas, un rayo de luz comienza a brillar mostrando la silueta de obreros que, en su mayoría, inician su vida política recuperando los hilos de continuidad con los métodos más avanzados de la tradición de la clase obrera internacional.

Son, en su mayoría, jóvenes que comenzaron a trabajar como obreros entre los '90 y el inicio del nuevo milenio. Tiempos difíciles, de superexplotación, falta de experiencia y de referencias políticas e ideológicas. Esos fueron los tiempos de dominación de la ideología de un capitalismo invencible que viviría siglos de expansión y crecimiento, una pretensión de apagar definitivamente las tradiciones obreras y la perspectiva del socialismo. El capitalismo contó, en ese período de arrogancia, con la ayuda ideológica y práctica de diversas corrientes reformistas y burocráticas, en el movimiento sindical y en los partidos políticos. La dirección de la CUT cumplió su parte, defendiendo y aplicando en la práctica el plan capitalista de reformas y acuerdos con la patronal como la única salida en los nuevos tiempos.

El proceso de ocupación de fabricas que se inicia en el país, como respuesta a la quiebra de empresas o al abandono de los empresarios, en defensa de la garantía de empleo y de los salarios, lanza nuevas y vibrantes señales, que pueden ser aprovechadas para una estrategia independiente de los obreros contra el orden capitalista y el estado burgués, responsable del hambre, la miseria, el desempleo y la opresión en nombre de las ganancias patronales y de la sangría de recursos del país para el pago de las deudas interna y externa.

Debemos intervenir en ese rico proceso para estimular el desarrollo de sus potencialidades y superar las dificultades y debilidades que se presenten. Los marxistas revolucionarios y los activistas de las corrientes obreras y los que no estén organizados deben extraer todas las principales lecciones de las ocupaciones de fábrica para orientar una nueva camada de dirigentes obreros como parte de una nueva dirección antiburocrática y anti reformista que luche contra la alianza de clases con la burguesía y la sumisión al imperialismo.

Una película que se repite: los patrones roban los recursos públicos y huyen

De tanto en tanto, los patrones alegan crisis económica y financiera como "motivos" para abandonar las fabricas o decretar la quiebra o convocatoria de acreedores, dejando tras de si, deudas millonarias, salarios atrasados y aportes patronales no declarados.

En las fabricas ocupadas Cipla/Interfibras (Joinvile-SC) la deuda con el BNDES e impuestos, llega a R$ 480 millones. En Flakepet (Itapevi-SP), los patrones dejaron una deuda de R$ 52 millones. El Grupo Busscar, también en Santa Catarina, donde los patrones hablan de echar a 1100 trabajadores, los préstamos del BNDES y de Badesc (Banco de desarrollo de Santa Catarina) suman R$ 37,5 millones. Y no estamos incluyendo las deudas por aportes patronales.

Como se ve, los patrones usan y abusan de los recursos públicos, evaden impuestos, dejan de pagar salarios y aportes patronales y despiden usando como excusa las crisis que ellos mismos generaron.

Hay un verdadero robo a las riquezas producidas por los trabajadores, en favor de los capitalistas. La única respuesta realista y honesta contra este robo encubierto de los patrones en complicidad con los órganos de gobierno es la confiscación inmediata y sin indemnización de todos los bienes de esos patrones para cubrir las deudas, además de la condena a prisión para los fraudulentos y la conservación de las deudas en nombre de los patrones, sin que sean heredadas por las fábricas ocupadas.

La lucha de las fabricas ocupadas tiene como base la justa defensa de los 1070 empleos en Cipla/Interfibras (Joinvile) y en Flasko (Sumaré-SP), 143 en Flankepet y la amenaza de 1100 despidos en Busscar (que tiene 3800 empleados en total). Partiendo de este punto programático unitario, sin ninguna condición, debemos contribuir para que el movimiento de fábricas ocupadas avance en conquistar posiciones rumbo a una estrategia independiente de los obreros contra el sistema capitalista y el estado burgués.

Las corrientes que dirigen este proceso deben avanzar hacia una estrategia independiente

En palabras de Leon Trotsky, en el programa de transición, las ocupaciones de fabrica como "una de las más recientes manifestaciones (...) escapan a los límites del régimen capitalista normal. Independientemente de las reivindicaciones (...) la ocupación temporaria de empresas golpea al ídolo, la propiedad capitalista. Toda (...) ocupación plantea en la práctica la cuestión de saber quien es el dueño de la fabrica: los capitalistas o los obreros". No comprender el fenómeno de ocupaciones como cuestionamiento al capitalismo - al plantear la cuestión de saber quien debe ser el dueño de la fábrica- y al estado burgués, impide que se vea este rico proceso de avance en la conciencia y en los métodos de la lucha obrera en perspectiva del avance político de los obreros para forjar una política independiente, anticapitalista, una estrategia revolucionaria.

Ese proceso de ocupaciones de fabrica, aunque en sus inicios, no debe ser encarado como una lucha sindical "radical" más, restringida a los marcos capitalistas

En "tiempos normales" las comisiones de fábrica funcionan como meras organizaciones sindicales formadas para defender reivindicaciones y derechos específicos y corporativos (de categorías, profesiones o fábricas). En esas condiciones, estas comisiones de fábrica (y los sindicatos) actúan sin cuestionar al estado burgués. Reconocen el derecho a la propiedad privada de los patrones y aceptan que la fuerza de trabajo sea una mercancía más del sistema capitalista, debiendo ser negociada por acciones de presión que lleguen a algún acuerdo conciliatorio.

La principal limitación del actual proceso de ocupación de fábricas es justamente la estrategia sindicalista, de "tiempos normales", de las corrientes políticas que dirigen los sindicatos y actúan en las comisiones de fábrica. Para estas corrientes, las ocupaciones son una especie de "lucha sindical radical" que puede ser "solucionada" con "negociaciones más duras", inclusive con presión directa sobre el gobierno. Prueba de esta visión "sindicalista" de las ocupaciones de fábrica la podemos encontrar en la declaración de un militante obrero del PSTU y dirigente del Sindicato de los Químicos de San Pablo (compuesto por Democracia Socialista, PSTU, Articulación y otras corrientes petistas). En el diario "Brasil de Fato" del 26/12/03, o sea, quince días después de iniciada la ocupación de Flakepet (Itapevi), ese militante obrero afirmó que "la idea es no retroceder hasta que los aportes sean pagados. El sindicato no acepta ningún acuerdo que no sea el pago a los trabajadores". Como se ve, para el PSTU y el Sindicato de los Químicos, por mantenerse preso de una estrategia sindicalista, no anticapitalista, obliga a sus militantes obreros a aplicar, en la práctica, una política conciliadora, en busca de negociación y acuerdos con los patrones o el gobierno, que incluso se dispone a terminar con la ocupación y "devolver" la fábrica a cambio del pago de sueldos y de los aportes patronales.

Al contrario de las posiciones de los dirigentes sindicales y de las corrientes, los obreros, instintivamente, comprenden que después que ocuparon la fábrica ya no se puede más pensar solo en "aportes patronales". En nuestra visita a Flakepet, reunidos con miembros de la comisión de fábrica, el obrero R. explica eso cuando dice que "el sindicato nos ha ayudado, pero ha tenido tácticas que no coinciden con nuestras ideas, no ve que el proceso es lento y quiere resolver rápido, está siendo inmediatista". Siguiendo, dice que "desde el día 20 de octubre hasta hoy nuestra vida cambió, no seremos más los mismos. Creemos que no basta con que el patrón pague los aportes atrasados, el patrón significa mentira sobre mentira, el patrón reasume y quiebra de nuevo". Otro obrero de la comisión de fábrica, S., no vacila en declarar que "si el patrón llega aquí y liquida los salarios puede quebrar el movimiento [la ocupación]", así como el joven obrero M. que nos dice que "no necesitamos patrón, el sindicato tiene que luchar por nuestro derechos, pero también contra el patrón". En fin, el pensamiento y las palabras de esos trabajadores que dirigen concretamente la ocupación de fábrica demuestra, sin sombra de dudas, que el principal límite del proceso se encuentra en las posiciones políticas de las direcciones del movimiento.

Estatizar-expropiar sin ninguna indemnización

Ante el proceso de ocupación de fábricas se abre la discusión sobre la estrategia de estatización sin indemnización, con indemnización o cooperativa. La estatización parece ser, a primera vista, la misma política entre las corrientes políticas que dicen representar las posiciones de Trotsky. En Flakepet, por ejemplo, la corriente O Trabalho defiende la estatización sin una política clara de rechazo a cualquier tipo de indemnización a los patrones. Por eso esa cuestión estratégica debe ser muy bien definida y clarificada. Por ejemplo, en el volante distribuido masivamente por la campaña en defensa de Cipla/Interfibras/Flaskô no se encuentra la defensa categórica de la "estatización" sin indemnización y sí una consigna suelta de "empresas bajo control de los trabajadores". En la carta dirigida al presidente Lula en el reverso de ese volante está propuesto que el gobierno debe asumir las empresas en función de las deudas dejadas por los patrones. Si los obreros asumen las deudas del patrón es una forma clara de indemnización, aunque vaya para el gobierno.

En el mismo volante podemos leer que "el gobierno tiene más de R$ 300 millones a recibir de esas empresas y la única forma de recibirlos y salvar los 1.070 empleos es asumiendo las empresas por la deuda". Para Trotsky, al contrario de esa visión, debemos ligar "el problema de la expropiación a la cuestión de la toma del poder por los obreros y campesinos". En ese sentido, en el proceso actual debemos comprender la consigna de "estatización" como una reivindicación transitoria y preparatoria del proletariado para la expropiación completa de la burguesía, lo que presupone que no haya ningún tipo de indemnización. Siguiendo las enseñanzas de Trotsky, la "estatización-expropiación" consiste antes que nada en rechazar la indemnización, llamar a las masas a contar solo con sus propia fuerza revolucionaria, ligando el problema de la expropiación a la cuestión de la toma del poder por obreros y campesinos. Otra discusión que se plantea en ese proceso es el funcionamiento como cooperativas. Por ejemplo, la Sociedad de Abogados defiende para Flakepet la constitución de una cooperativa.

Correctamente, los obreros de la fábrica rechazan esa perspectiva. El compañero S. dijo que "soy favorable a la estatización; la cooperativa [significa] transformar a los trabajadores en socios, perdiendo los derechos [como trabajadores]". El compañero R., dice que "en la cooperativa uno pierde derechos". Lo que está indicado acá es que los trabajadores comprenden que la cooperativa significa solo la "autoexplotación" de los obreros, ya que los obliga a competir como cualquier otra empresa capitalista.

Unificar las fábricas ocupadas para avanzar en un movimiento nacional por un programa obrero de salida a la crisis capitalista

A partir de la unificación de las fábricas ocupadas, en nombre de esas, se debe tomar todas las iniciativas para construir un amplio movimiento nacional de frente único que reúna las organizaciones sindicales, populares, estudiantiles, democráticas y partidos obreros para consolidar una red de apoyo y solidaridad a las fábricas ocupadas, para organizar y centralizar las medidas necesarias para suplir las carencias de los obreros y obreras, divulgar su lucha y defender las ocupaciones contra los ataques patronales, de los gobiernos, de la justicia y de la policía. Los sindicatos y entidades podrían, de acuerdo con los obreros y obreras de las fábricas ocupadas, crear un Fondo de Apoyo para las Fábricas Ocupadas y un Plan de Lucha Nacional de los trabajadores, dirigido por las comisiones de las fábricas ocupadas o un comité nacional elegido por la base de las fábricas y delegados por las demás organizaciones. La primera contribución para ese Fondo podría venir de las propias contribuciones de los sindicatos y entidades y de una campaña nacional en todas las fábricas y empresas para que cada trabajador contribuya con por lo menos el valor equivalente a 1 hora de trabajo para sostener esa lucha. En los barrios, escuelas, etc., se puede organizar una amplia campaña de recaudación de víveres y recursos financieros.

Está claro que propuestas como esas deben ser debatidas en las asambleas de las fábricas ocupadas, de los sindicatos y entidades para que sean aprobadas democráticamente. Desde ya se debe implementar diversas iniciativas en las fábricas, escuelas, facultades, barrios, etc.

para hacer conocido el movimiento de fábricas ocupadas, invitando obreros y obreras a charlas y debates, realizar recitales y actividades culturales, así como aprovechar todas las situaciones para recaudar víveres y recursos para la lucha. Avanzar con las fábricas ocupadas en la perspectiva de un nuevo movimiento obrero combativo, clasista y de democracia directa con un programa independiente de la burguesía nacional y extranjera, en defensa del empleo y salario para todos, ningún despido, huelga, ocupación y control de la producción en todas las fábricas que despidan o quiebren.

22/2/2004
Traductor: Isabel Infanta, especial para Panorama Internacional