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Latinoamérica


Economía
Patrones coloniales sustentan la desigualdad en América Latina

Brasil _ Adital/ Evandro Bonfim* _

Los territorios de colonización portuguesa y española en el continente americano recibieron en las primeras décadas del siglo XIX el ímpetu de las ondas libertarias provenientes de la Revolución Francesa, que desencadenó las luchas de independencia, dando origen a la región cultural conocida actualmente como América Latina.

Mientras estos eventos de casi dos siglos atrás permanecen presentes curiosamente a través del fútbol (la Copa Libertadores de América es uno de los títulos más codiciados de este deporte), la situación colonial anterior consiguió maneras eficaces y discretas de subsistir, como por ejemplo en la distribución desigual de recursos que caracteriza hoy a la región, siguiendo los patrones establecidos por la administración europea durante la Era Moderna.

Esa es la principal conclusión del informe Inequality in Latin America and the Caribbean: Breaking with History? (Desigualdad en América Latina y el Caribe: ¿Romper con la Historia?), con aproximadamente 400 páginas, elaborado por el Banco Mundial el año pasado y que este año será lanzado en varios países de América Latina a través de seminarios. El primero de estos acontece mañana, día 13, en La Paz, Bolivia. Los próximos países a ser visitados serán Perú, Ecuador y Venezuela.

Según el informe, el 10% más rico de la población de América Latina y del Caribe reciben el 48% de la renta total, mientras el 10% más pobre se queda con apenas el 1,6%. Utilizando el índice Gini de desigualdad en la distribución de la renta y en el consumo, los investigadores llegaron a la conclusión de que la desigualdad en América Latina y en el Caribe, de la década de 1970 a la de 1990, fue en promedio 20,4 puntos mayor que en el este europeo, región que entró en colapso económico después del fin del "socialismo real" soviético.

Los datos muestran que la desigualdad en el país menos desigual de América Latina _ Uruguay _ es mayor que la del país más desigual del este europeo y de los países industrializados. En promedio, la desigualdad de renta empeoró ligeramente en la región, aunque las experiencias sean variadas. Algunos países relativamente igualitarios, como Argentina, Uruguay y Venezuela, han sufrido aumentos en la desigualdad _ en el caso de Argentina de forma drástica. Hubo sin embargo, un recrudecimiento modesto en la falta de equidad en México y en Brasil, históricamente aún el país de mayor desigualdad en la región.

Romper con las raíces

El Banco Mundial posee tanto crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI) junto a los sectores críticos de la región que también denuncian la cuestión de la desigualdad social como obstáculo para la reducción de la pobreza. Sin embargo, el estudio basado en pesquisas domiciliarias de 20 países, abarcando 3,6 millones de personas, el referenciado en estudios económicos, sociológicos y de ciencia política sobre América Latina, llama la atención hacia los hábitos políticos, culturales y sociales naturalizados, heredados de los colonizadores de la misma forma que la deuda externa, no obstante sin la posibilidad de decretarles moratoria.

La falta de distinción entre lo público y lo privado, sobretodo en la esfera política, es una de las características de los procedimientos coloniales ibéricos aún en vigor, analizados en el caso del territorio portugués por Sérgio Buarque de Holanda en Raízes do Brasil (Raíces de Brasil), de 1936. El reciente caso en que el presidente brasilero en ejercicio José Alencar recibiera la solicitud de un amigo personal, el pedido para que alterase el resultado de un concurso para residencia médica en un centro de excelencia del país en favor del nieto (que había alcanzado la posición 70), muestra que la "meritocracia" todavía no consiguió suplantar el "favorecimiento" en las mentalidades y prácticas administrativas latinoamericanas.

"Típicamente, las instituciones políticas de la región son débiles. Y aunque las transiciones hacia la democracia hayan traído importantes avances, los patrones de influencia permanecen altamente desiguales, con la frecuente persistencia de tradiciones de clientelismo y apadrinamiento, a pesar de elecciones nacionales y locales", son los términos usados por el informe para presentar la cuestión. En este sentido, la educación mereció comentarios adicionales.

"En los tiempos modernos, tal como en los inicios de la era colonial, las elites moldearon instituciones y formularon políticas para servir en primer lugar a sus intereses. Por ejemplo, la mayoría de los países de América Latina solamente alcanzó altos niveles de alfabetización a mediados del siglo XX. El bajo apoyo a la educación básica contrastaba con el generoso financiamiento a las universidades, donde estudiaban los hijos de la elite", afirma el informe.

"La educación es el activo productivo más importante del cual podrá disponer la mayoría de las personas", afirmó Michael Walton, coautor del informe. "La mayoría de los gobiernos concuerda en principio, y éstos convirtieron el acceso a la educación primaria en casi universal. Sin embargo, la calidad de la educación pública permanece baja en América Latina y existe la urgente necesidad de mejorar tanto la extensión como la calidad de la educación secundaria, así como de desarrollar mecanismos para abrir el acceso a la educación de nivel superior hacia otros grupos diferentes de los de renta más elevada", complementó.

Estratificación étnica y racial

En este sentido, la dificultad de acceso a la educación y bienes culturales obedece todavía hoy a la estratificación colonial de contornos étnicos y raciales, donde estos aspectos de la vida social eran señales de distinción y privilegio de la elite blanca, del cual indígenas y negros estaban estructuralmente excluidos. La base educacional tiene influencia directa en la cuestión del empleo.

Las poblaciones indígenas y afro-descendientes están "en desventaja considerable con relación a los blancos", afirma el informe, siendo que estos últimos reciben los salarios más altos en la región. Enfocando la atención en siete países _ Bolivia, Brasil, Chile, Guatemala, Guyana, México y Perú _ el estudio concluyó que los hombres indígenas reciben de 35% a 65% menos que los hombres blancos. La disparidad entre las mujeres blancas y las no blancas se situó en la misma faja. En Brasil, el salario de los hombres y de las mujeres afro-descendientes es cerca de 45% inferior al de sus contrapartes blancas.

Sin embargo, en contrate con las persistentes disparidades relacionadas a las diferencias raciales y étnicas, América Latina experimentó progreso en la reducción de diferencias de género en la renta y en la educación. En gran parte de la región, niñas y jóvenes mujeres están de hecho superando a los niños en el desempeño escolar.

El documento señala como necesidad apremiante la construcción de "coaliciones destinadas a romper este patrón destructivo". Para esto el documento propone una reforma del "estado de bienestar social truncado y elitista" en América Latina, de forma que la seguridad social y la asistencia social realmente lleguen a las personas de baja renta y a los domicilios dependientes del sector informal.

* Evandro Bonfim es periodista de Adital.