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Latinoamérica

11 de febrero del 2004

Lula reitera reclamo de poner fin al hambre en Brasil y en el mundo

Prensa Latina

Sao Paulo, 10 feb.- Una nueva apelación a poner fin al hambre en Brasil y en el mundo formuló hoy aquí el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, quien insistió en que ambos objetivos pueden ser alcanzados.

El mandatario inauguró en Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, la Expo Fome Zero (Hambre Cero) y destacó que el programa homónimo puesto en marcha al iniciar su administración hace 13 meses ya beneficia a un millón 901 mil 288 familias en dos mil 369 de los poco más de cinco mil municipios de Brasil.

Ese programa, entre otras acciones, garantiza una tarjeta de alimentación de 50 reales (17 dólares) mensuales para las familias cuyos ingresos se coloquen por debajo de esa suma.

Lula dijo que no existen justificaciones económicas para que millones de brasileños padezcan hambre, y agregó que la única explicación para ello es el desacierto histórico de la política de distribución de renta aplicada, pues la producción de alimentos del país, incluso, genera excedentes para la exportación.

Recordó que al asumir el gobierno no existía siquiera un registro confiable para saber cuántas eran las víctimas del hambre y reconoció que acabar con ese flagelo no es fácil, sino que requiere tiempo, pues "si fuese fácil otros ya lo habrían resuelto".

Respecto a su propuesta para combatir el hambre y la miseria en el mundo, estimó que existe un clima apropiado actualmente para crear un movimiento internacional de solidaridad en esa dirección.

A fines de enero, Lula acordó una alianza mundial contra el hambre y la miseria, sobre la base de sus propuestas, en una reunión celebrada en Ginebra con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y los presidentes de Francia y Chile, Jacques Chirac y Ricardo Lagos, respectivamente.

Al respecto, dijo que prefiere ser un "provocador" de acciones en favor de esa iniciativa y anunció que uno de sus próximos pasos será el envío de cartas a los gobernantes de otros países, solicitándoles se comprometan en apoyar la implantación del proyecto en los países más necesitados.

Lula ejemplificó que el comercio internacional mueve ocho mil millones de dólares, mientras el de armas alcanza nueve mil millones al año, y si sólo un porcentaje mínimo de esas sumas se destinará a programas sociales y a combatir la miseria, muchos millones de dólares podrían ayudar a los más necesitados en el mundo.