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Entrevista a William Izarra
"Las organizaciones del pueblo tienen que reemplazar al aparato burocrático"
El Topo Obrero
El comandante William Izarra es un oficial retirado de la aviación, con
vínculos con movimientos de izquierda de larga data, incluidos dirigentes del
PRV. Fue el responsable de ideología del Comando Maisanta Nacional y se muestra
como uno de los elementos más consecuentes y a la izquierda en la dirigencia
bolivariana. La presente entrevista la realizamos camaradas de la Corriente
Marxista Revolucionaria para nuestro periódico El Topo Obrero el pasado 7 de
Diciembre en su apartamento en Caracas.
El Topo Obrero: ¿Cómo interpretas tu la "nueva etapa "en la que esta inmersa
la revolución bolivariana tras la victoria en el referéndum revocatorio y en las
elecciones del 31 de octubre?
William Izarra: Ratificado el Presidente el 15 de agosto, se inicia la nueva
fase del Proceso la cual ha sido denominada por el propio Hugo Chávez como "El
Salto Adelante". Esto significa la transformación del Estado capitalista en el
modelo endógeno socio-popular. Hace apenas poco más de un mes el Presidente
expuso magistralmente la concepción de la nueva fase del Proceso.
Ministros, gobernadores, alcaldes, diputados, Jefes de empresas del Estado y
líderes de organizaciones ductoras del Proceso se congregaron en el Fuerte Tiuna
a recibir las instrucciones para la acción colectiva y estandarizada. Allí
estaba presente el nivel más alto de la toma de decisiones del gobierno. Todos
asimilaron la tesis del Presidente y todos el qué hacer para materializarlo de
inmediato. En forma mancomunada y bajo los trazos del humanismo que expresa la
confraternidad y solidaridad revolucionaria, la alta moral prevaleció en sus
metas e intenciones postelectorales.
A mi juicio, destacan tres aspectos globales que sintetizan la brillante
exposición del Presidente. El primer aspecto, en lo político, la democratización
de la participación popular. El Presidente desterró el dedo del cogollo.
Aniquiló a las cúpulas en lo que respecta a las decisiones en el ámbito de
competencia de las comunidades. Valga decir, como tarea de acción en el corto
plazo, la elección de candidatos a los cargos del aparato de Estado se hará con
base en las elecciones primarias. Serán electos por las comunidades organizadas
y no más por los cogollos de los partidos. De hecho, el Presidente exigió
implementar estos mecanismos de elección de bases a partir de las próximas
elecciones para Concejos Municipales y Juntas Parroquiales en el primer semestre
del 2005.
El segundo aspecto global es el decido estímulo a impulsar la construcción del
modelo de desarrollo endógeno. Con miras a convertirse en el mediano plazo como
el nuevo sistema económico de producción, derivado de una de las metas de la
revolución como lo es el cambio en las relaciones de producción, el desarrollo
endógeno se ubicaría en el primer nivel colectivo para la producción social. A
fin de lograr esta meta, el desarrollo endógeno demanda avanzar en la
construcción de la nueva estructura social, lo que significa además acelerar la
creación de la nueva institucionalidad del aparato del Estado.
El tercer aspecto es la situación geopolítica continental. EEUU, en fase de
tregua con respecto a Venezuela, continuará buscando la vía de desestabilizar al
gobierno para acabar con la Revolución Bolivariana. La reelección del Presidente
Bush, la ampliación de los planes militares para América latina, el predominio
de la doctrina de seguridad nacional, la intención de sustituir a las fuerzas
armadas de los países latinoamericanos por policías nacionales y la designación
de Condoleza Rice como Secretaria de Estado; Porter Goss como nuevo director de
la CIA; y, el General Bantz Craddock como Comandante del Comando Estratégico del
Sur, son algunos de lo elementos que señalan la nueva ruta del imperio sobre el
proceso bolivariano. Agréguese la vigencia del paramilitarismo, la visita de
Bush a Colombia y el espacio que ha ganado el Comando del Sur en la toma de
decisiones acerca de los asuntos hemisféricos. Se podría decir que el USSOUTHCOM
sustituyó al Departamento de Estado en el diseño de las políticas hacia América
Latina y el Caribe. Por lo tanto, la comunidad nacional, los revolucionarios y
los líderes comunitarios tienen que prepararse para la acción sorpresiva que
pueda venir de manera encubierta o directa por parte del imperio. Esto es parte
del Salto Adelante.
El Topo Obrero: En este "salto adelante" dentro del proceso revolucionario,
¿no crees que existen sectores dentro del proceso que carecen de conciencia
revolucionaria, son reformistas y pueden obstaculizar el cambio de estructuras?
William Izarra: La revolución es cambio de estructura. El modelo político del
proceso bolivariano es revolucionario. El cambio de estructura significa la
creación de un nuevo sistema político (Estado, aparato productivo y relaciones
de poder). La estructura es la dimensión del funcionamiento de la sociedad,
donde se dan las relaciones de los factores genéticos que producen los actos
visibles (hechos observables). La estructura es la génesis de los fenómenos. Una
revolución actúa sobre la estructura. Mientras que su opuesto, la reforma –o
reacción-- opera solamente a nivel de los fenómenos (lo visible y verificable).
La reforma no transforma la estructura. Reforma es contraria a revolución. El
modelo político de la democracia representativa es reforma. No busca el cambio
del sistema político. La revolución se dirige a crear un nuevo sistema de
relaciones que establezca una nueva institucionalidad. La democracia
representativa se fundamenta en la representación del pueblo. Por el contrario,
una revolución no tiene representantes, solo voceros. En la revolución las
decisiones la toma directamente el pueblo, no los representantes. En Venezuela,
la representación devino es cúpulas que se apropiaron del poder y se aislaron
del pueblo.
El Estado de la democracia representativa no es revolucionario. Ha sido
concebido para satisfacer objetivos de las cúpulas reformistas. Todo el aparato
burocrático del Estado de la democracia representativa –-gobernaciones,
alcaldías, concejos municipales y demás unidades políticas burocráticas-- es
reformista. Su acción está destinada a los reparos inocuos, pero sin tocar la
base de sustento (estructura). El Estado reformista impuso una cultura política
basada en el funcionamiento clientelar. El Estado reformista, aunque existe la
Constitución Bolivariana de 1999, está vigente todavía. En pleno surgimiento del
modelo bolivariano, el Estado reformista es el órgano que regula al colectivo
nacional. Contradicción que produce la etapa actual de la transición hacia la
revolución.
La revolución, para que pueda alcanzar su propio camino tiene que operar a nivel
de la estructura de la democracia representativa. Tiene que cambiar y erradicar
el Estado vigente. Tiene que sustituir todas estas unidades políticas
burocráticas (como por ejemplo, las alcaldías) que dominan al pueblo. En la
revolución, las organizaciones del pueblo tienen que reemplazar al aparato
burocrático. Los gestores del Estado (burócratas) no serán quienes decidan.
Serán solamente instrumentos del pueblo. El poder de las decisiones recaerá
sobre el pueblo. El pueblo concebirá la nueva organización del Estado. El
pueblo, además de las expresiones de participación instituidas en la
Constitución del 99, tiene que inventar otras formas de organización y de
decisión para la conducción de su propio destino. La esencia de la revolución se
sustenta en el poder creativo del pueblo.
Actualmente la democracia representativa tiene todavía un espacio muy
significativo en la realidad venezolana. A la cultura reformista se han
asimilado muchos "revolucionarios". La debilidad ideológica altera la intención
de profundizar un proceso. La ausencia de valores, creencias y principios
sustentados en la espiritualidad del ser humano, limita el avance de la
revolución venezolana. La debilidad ideológica obliga a tomar caminos sinuosos.
Retarda el cumplimiento de las fases y etapas del proceso. La garantía de la
revolución es la ideología. Esto es el estímulo a las fuerzas interiores del ser
para no dejarse seducir por la fascinación del poder reformista. Poder empleado
para ser usufructuado (apego al orden material de las cosas). La ideología es la
palanca para catapultar el avance de la revolución. Es el canal para construir
el poder popular. He ahí el reto de los revolucionarios, construir las vías de
la revolución o claudicar ante la ambición del poder. Y eso se logra con la
conciencia revolucionaria.
El Topo Obrero: ¿No te parece que el la oligarquía, la gran burguesia en
Venezuela y el imperialismo norteamericano intentaran trancar este "salto
adelante", trancar toda iniciativa de mejora en las condiciones de vida de la
población?
William Izarra: Efectivamente, de hecho esta aparente tranquilidad, esta tregua
dictada por EE.UU. al proceso bolivariano se sustenta en dos factores: primero
que la oposición no satisfizo las expectativas. Esa oposición no le sirvió al
Imperio y, por lo tanto, andan en la búsqueda de una nueva oposición más
eficiente. Sin dejar de lado, por supuesto, el camino de la desestabilización y
la "autodestrucción" del Proceso Bolivariano. Por ejemplo, el asesinato de
Danilo Anderson tiene relación con la CIA. La tregua dada por el Imperio a la
revolución bolivariana responde a la nueva situación política del escenario
venezolano: (i) triunfo del NO con una diferencia de 20%, (ii) la estabilidad
económica que apunta a un crecimiento del 12% del PIB con respecto al año
anterior; (iii) el precio del petróleo que ha contribuido al desarrollo de los
programas sociales; (iv) el gran respaldo popular que tiene la revolución, (v)
el apego del Presidente a la Constitución bolivariana. Todo eso le obliga a EEUU,
a tolerar el espacio ganado por el Proceso bolivariano. Pero, a la par de la
tregua sus acciones encubiertas continúan su curso. Las acciones encubiertas,
especialidad de la CIA, siguen en marcha, latentes, agazapadas esperando una
coyuntura más favorable para emerger.
El Topo Obrero: ¿Qué legado deja al pueblo venezolano la figura de Danilo
Anderson?
William Izarra: Es un símbolo de la lucha revolucionaria. Danilo Anderson pasa
de ser una figura pública, valiente, de arrojo institucional, de comprobada
solvencia ética y moral a ser un mártir de la revolución.
Su asesinato nos pone en alerta para esperar lo más ruin del sabotaje
imperialista. El Imperio quiere desestabilizar, arrancar de raíz el proceso
revolucionario bolivariano. El asesinato de Danilo Anderson significa la
adversidad del Imperio. La CIA no descansa, no cesa en su trabajo. Sigue
buscando la posibilidad del magnicidio contra el Presidente de la República.
El Topo Obrero: Tú interviniste recientemente en un foro en la empresa
papelera Venepal, en defensa de los trabajadores y contra su cierre y los planes
de la multinacional Smurfit.
William Izarra: Sí, ese caso hay que tomarlo como bandera. Inclusive podría
establecerse un símil con en los años de la independencia; con la batallas
libradas en los años que van desde 1810 a 1821, cuando se concentraban las
fuerzas de los adversarios para la lucha de frente. Eso equivale a lo que esta
haciendo ahora Venepal. Es probable que marque, dentro de un futuro inmediato,
la revolución bolivariana en su esencia de darle poder a los trabajadores.
Además, en Venepal los trabajadores han demostrado no solamente mover su empresa
sino elevar la calidad de la producción. Por otro lado, convertir a Venepal en
un núcleo de desarrollo endógeno y así transformarse en bandera y punta de lanza
emblemática de la fuerza digna de los trabajadores revolucionarios.
Puede ser que para la historia Venepal sea, dentro de 100 años, lo que hoy
representa la Batalla de Carabobo.
Antes eran los lanceros, los que portaban sus lanzas y machetes, hoy en día son
los trabajadores esperando, buscando la nacionalización de la empresa y sea
dirigida por los trabajadores. Venepal no sólo es importante para la revolución
venezolana, lo es también para el resto del movimiento emancipador continental.
El Topo Obrero:¿Está el presidente enterado del problema de Venepal?
William Izarra: El presidente esta enterado de la situación de los trabajadores
de Venepal y hay buenas perspectiva para los objetivos que se persiguen. Él
conoce el proyecto que entregaron los trabajadores .El presidente Chávez es
generador de muchas acciones simultáneas. Es como una especie de fuerza
centrífuga que nunca reposa. Es un incansable generador de torbellinos de
acciones en beneficio del proceso. Venepal es una de sus metas a alcanzar.
El Topo Obrero: En el terreno de la batalla ideológica, ¿qué crees que pueden
aportar las ideas del marxismo a la Revolución Bolivariana?
William Izarra: Creo que fundamentalmente la revolución bolivariana se nutre,
sino directamente bajo su contenido conceptual, en esencia del Marxismo. Aunque
también del cristianismo primitivo, de las idas originarias de nuestros
libertadores y del pensamiento avanzado de las corrientes progresistas que se
han inspirado a su vez en el Marxismo. Esto nos obliga a profundizar el proceso
y a tener encuentros permanentes con todas las corrientes del pensamiento
revolucionario del mundo. Para su materialización contamos con los Marxistas.
Construir la tesis de la democracia-revolucionaria, meollo de la democracia
directa, demanda estudiar al Marxismo y tomar de sus postulados los preceptos
sostenedores del poder popular. Tomar de sus categorías científicas aquellas que
nos indique los mejores caminos para alcanzar el bien común del colectivo.
¿Cómo lograr eso? Una de las tareas que me ha asignado el presidente es seguir
avanzando en lo ideológico y una de las propuestas que vamos a hacer en lo
inmediato, a principios de año, es un encuentro con los Marxistas del mundo.
Aportes del Marxismo a la revolución bolivariana, vista la proyección
continental y mundial que comienza a tener el proceso venezolano, dirigido por
si líder Hugo Chávez. El aporte que nos pueden hacer los Marxistas, la critica
Marxista del proceso, la incorporación de las ideas más viables, todo lo que se
pueda incorporar dentro del marco de postulados de la Revolución Bolivariana.
El Topo Obrero: Hablemos del último viaje del presidente Chávez. Un punto
importante en ese viaje fue en el encuentro en Madrid con los trabajadores
españoles de la central sindical Comisiones Obreras (CCOO). ¿Cuál fue tu
impresión esa reunión con los trabajadores españoles en la que estuviste
presente?
William Izarra: La respuesta la fundamento en la animosidad del Presidente.
Evidentemente que las relaciones diplomáticas pueden estar muchas veces cargadas
de serenidad y de frialdad inclusive. Pero cuando un revolucionario se
identifica con la masa, con esa simbiosis que se da entre el líder y la masa,
ahí se pone de manifiesto lo que es la disposición anímica, el espíritu de
cuerpo, la materialización de los sueños. Con los trabajadores españoles el
presidente logró un nivel de motivación generado por la percepción de esos
instantes. Todo el escenario estaba revestido de un ambiente netamente
revolucionario.
El Topo Obrero: Para finalizar ¿Quieres dirigir unas palabras a los lectores
de El Topo Obrero y a los camaradas de la CMR?
William Izarra: Yo diría que a partir de los conceptos expresados, las ideas y
el rol que ustedes cumplen a nivel de la difusión de El Topo Obrero, es oportuno
estimular el surgimiento de la red de Centros de Formación Ideológica (CFI), la
cual estamos creando a nivel nacional. Entramos en la etapa del Salto Adelante
lo que nos permite ubicarnos en una nueva dimensión de la actitud y aptitud
revolucionarias. Es el momento de regresar al pupitre, para estudiar, leer,
analizar, confrontar posiciones, discutir ideas, emitir nuevos juicios, en fin,
inventar la revolución. Los CFI buscan, entonces, seguir las ideas de Simón
Rodríguez y expresar al igual que el maestro del Libertador: "…o inventamos o
erramos…"