Latinoamérica
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El chavismo sin Chávez
El otro peligro para la revolución bolivariana
Luciano Alzaga
Rebelión
No voy a centrar mis impresiones sobre el Encuentro Mundial de Intelectuales
y Artistas en Defensa de la Humanidad de Caracas en lo que allí se dijo, bien
relatado por mejores cronistas, ni en las palabras de Chávez, disponibles en
internet para quien las quiera leer, ni en la suma maldad de la derecha
venezolana -el mayor peligro para la revolución, que a estas alturas de su
desnudez ya no necesita críticos, aunque los tiene en abundancia.
Me voy a limitar a lo que me permitió conocer bastante más de la realidad
venezolana de lo que había podido entrever en mis lecturas: la visita a las
Misiones en barrios pobres de Caracas y en el interior del país, que los
organizadores acertadamente nos ofrecieron, junto a la charla con militantes de
base.
Estructuras paralelas
Durante esa visita a las Misiones estuvimos en Guarenas, ciudad dormitorio de
Caracas con alto índice de pobreza. Pudimos visitar varios centros de salud
primaria asistidos por médicos cubanos y ubicados en humildes casa del barrio,
pero donde además, a pesar del dinero del petróleo, las medicinas también eran
cubanas. El comentario de la gente era que sin esta estructura sanitaria
paralela la atención de la salud no existiría para los pobres, ya que los
hospitales públicos no funcionan y los privados son inalcanzables.
Además, el rectorado de la Universidad Central de Venezuela está en manos de la
derecha, lo que produce, entre otras cosas, jóvenes médicos que hacen su
práctica en Isla Margarita para luego aterrizar cómodamente en una clínica
privada. Resultado: los únicos médicos venezolanos disponibles para la misión
Barrio Adentro son los 2.000 que se están formando en Cuba.
También estuvimos en las misiones educativas, en las que utilizando el método
cubano "Yo si puedo" (e inicialmente con instructores cubanos), se enseña a leer
y escribir -en cosa de un año a más de un millón de personas-, se puede hacer la
educación secundaria y la universitaria básica. Actualmente los instructores son
venezolanos, gente que salió del analfabetismo como alumnos del método, y ahora
enseña a sus padres o abuelos.
Al mediodía comimos en un comedor popular, del programa Mercal, que se encarga
de vender alimentos fuertemente subvencionados a la población de menores
recursos, e incluso da de comer gratis a la gente sin ningún ingreso. Nos
sirvieron la misma comida que al resto de las personas que comen habitualmente
allí, estaba muy buena por cierto. El comedor, como todos los de este proyecto,
está en una casa del barrio, cuyos propietarios se comprometen a trabajar dando
el servicio a cambio de la comida para ellos y sus familias. Vimos a varias
personas del barrio participando, tal como ocurre en los emprendimientos
piqueteros en Argentina. Y escuchamos y leímos quejas de esos colaboradores
sobre corrupción en la compra y entrega de alimentos. O sea, lo que está fuera
de su alcance directo.
Por último visitamos un centro de tiempo libre, una especie de cancha de
baloncesto en un rincón de la ladera de la montaña, entre medio de casa muy
pobres. Los instructores eran, cómo no, cubanos. Enseñaban formas básicas de
gimnasia y entretenimiento a niños, adultos y ancianos, gente que participaba
con sumo agrado en algo con toda seguridad insólito para ellos.
Llama poderosamente la atención la necesidad que vio Chávez (y supongo que
algunas personas de su entorno, y desde luego también los cubanos) de crear
estas estructuras paralelas. Habiendo en Venezuela un Ministerio de Salud y
Desarrollo Social, hubo que inventar sin embargo la Misión Barrio Adentro, "cuyo
objetivo es la atención primaria de salud". Cuál será entonces el objetivo de
dicho ministerio, me pregunto. Lo mismo se puede decir del Ministerio de
Educación.
De esto se pueden sacar dos primeras conclusiones. Por un lado, que el sistema
administrativo (y en consecuencia el político) no está funcionando como debe.
Son necesarias estructuras paralelas sanitarias, educativas, de bienestar
social, para que la población tenga un mínimo de necesidades cubiertas. A pesar
de la gran cantidad de ingresos del petróleo (parte de los cuales van a estas
misiones) se puede decir que si no fuera por la ayuda cubana estas estructuras
no funcionarían. Las posibles razones de esto las analizaremos más adelante. Y
por otro lado, que se está construyendo un esbozo de poder popular. La gente
asume como propia esta institucionalidad paralelas, la defiende a capa y espada,
participa activamente en la gestión y realización de las actividades. Y el hecho
de tener y en parte gestionar su "propia" salud, educación y alimentación
constituye, a mi entender, una forma de poder popular.
Comunicación bidireccional
Nos contaron unos militantes de base que antes del referéndum del 15 de agosto,
se gestó una campaña para hacer una especie de "contrareferéndum". Se iba a
aplicar la revocatoria a una serie de gobernadores y alcaldes de derecha. La
movilización popular para conseguir firmas fue increíble, se consiguieron casi
un millón más de las necesarias, pero a pesar de que el Consejo Nacional
Electoral cuenta con mayoría chavista, vetó ese millón de firmas de más, con lo
cual no se alcanzó el número requerido por la ley. Y al revés, muchos comentan
que la oposición no alcanzó, esta vez realmente, el número de firmas necesarias
para el revocatorio de Chávez. Sin embargo, el CNE dio por válidas las firmas
suficientes para realizarlo.
Al hilo de esto, cuando faltaban pocos días para el 15 de agosto, en un acto
público Chávez pidió a la multitud un aplauso para el Comando Ayacucho,
responsable de la campaña por el No. La gente, en lugar de aplaudirlos, los
silbó y abucheó, lo que dio pié al presidente para defenestrarlos
diplomáticamente, inventando allí mismo el Comando Maisanta para llevar adelante
las tareas políticas previas al referéndum. E insistiendo en que la lucha se
haría desde cada casa, desde cada barrio, desde el corazón mismo del pueblo.
Cosa que la gente aceptó y puso en práctica con esmero, como se pudo ver
después.
Otro aspecto que llama la atención es la forma en que el pueblo asume como
propio el proceso bolivariano, y lo defiende en consecuencia. Durante el golpe
de estado de abril del 2002, en Guarenas la gente tomó y amenazó con destruir
una de las estaciones de bombeo más importantes de PDVSA, cercana a la
localidad. Además se tomaron los edificios públicos y se cerró con camiones el
único acceso a la ciudad desde la autopista, por lo que el ejército no pudo
entrar con sus vehículos y la gente de Carmona no logró hacerse con la
municipalidad. Cuentan también que durante la huelga de diciembre, que incluyó
el cierre de todo tipo de comercios, asaltantes y gentes de "mal vivir" bajaban
de las laderas a Caracas, robaban camiones de comida y los subían para
repartirla entre la población.
De esto se pueden sacar también varias conclusiones iniciales: primero, que
Chávez sabe que lo que lo rodea no siempre es digno de total confianza, aunque
muchas veces no exista con qué reemplazarlo, por la falta de una organización
revolucionaria que aporte cuadros al proceso. Luego, que hay una comunicación
bidireccional del líder con la masa, que funciona en general bastante bien,
aunque a veces, como en la selección de algunos candidatos electorales, Chávez
se incline por aceptar las propuestas del chavismo a pesar de la opinión
contraria del pueblo. También que el presidente parece confiar más en la
organización popular, a la que recurre sin dudarlo en momentos de necesidad
imperiosa, que en sus aparatos partidarios. Por último, que los sectores
populares están sumamente identificados con el líder, aunque no tanto con la
superestructura chavista.
La superestructura chavista
Durante una visita al Estado Anzoátegui, nos enteramos que en esos días el
gobernador Tarek Saab dio un plazo de 72 horas a los alcaldes de dos de las
ciudades más importantes, la capital Barcelona y Puerto la Cruz, para que
retiren su propuesta de cambiar el sistema de selección de candidatos
electorales. Ante la propuesta de que sean elegidos por las bases, Saab contestó
que las decisiones las tomaba el partido (MVR) centralizadamente, y que la
propuesta de estos dos alcaldes significaba salirse de la disciplina partidaria.
En la madrugada de uno de los días de nuestra visita aparecieron en el centro de
Caracas panfletos firmados por la "Unidad Táctica de Combate Néstor Zerpa
Cartolini", organización clandestina según nos informan, aunque la mayoría de
sus miembros militan en otras organizaciones, y que tiene sus raíces en el
combativo barrio marginal 23 de Enero de Caracas. En el texto critican a los
alcaldes chavistas de Caracas, "Hasta cuándo esta posición tan blandengue,
contra estos mercenarios que lo que han hecho es obstruir el proceso
revolucionario que lideriza (sic) el pueblo venezolano y el comandante Hugo
Rafael Chávez Frías. Es por ello que nuestra unidad no aceptará que la Policía
Metropolitana entre a los barrios de Caracas".
En la mañana de ese mismo día nos enteramos que el metro había cerrado las 3
estaciones más céntricas debido a los disturbios "provocados por los buhoneros
(vendedores ambulantes), que molestan la circulación y afean el centro
histórico". La policía del alcalde chavista Bernal, del distrito centro,
reprimió con violencia y los buhoneros, en línea con la actitud mostrada por la
población en anteriores enfrentamientos con esa policía, cuando era dirigida por
un alcalde de derechas, resistió, montó barricadas y quemó al menos un autobús.
Al parecer en las altas esferas hubo temor por una explosión de saqueos. Sin
embargo, el alcalde metropolitano Barreto acuarteló la Policía Metropolitana, la
Guardia Nacional se replegó y la Policía de Caracas (dependiente de Bernal) hizo
en solitario su festín. Provocó a los buhoneros destrozándoles la mercancía.
"Nos quemaron frente a nosotros los fuegos pirotécnicos", murmuró con ira uno de
los afectados.
Otro de los proyectos del gobierno es la creación de microempresas y
cooperativas como mecanismo para reducir la pobreza y el desempleo. La meta es
lograr incorporar al mercado laboral a 1,2 millones de desempleados, que
pasarían a ser nuevos "empresarios". Dado que hasta ahora apenas se han
registrado 358.316 solicitudes, se decidió como incentivo adicional a la
capacitación otorgar becas de unos 97 dólares mensuales a las 228.065 personas
más pobres. Sin embargo, luego de una evaluación del programa se determinó la
necesidad de crear un fondo especial para financiar gasto social y de asistencia
médica. Para esto, de los 97 dólares se descontará 10% mensualmente, para
depositarlos en el Banco Nacional de Desarrollo Social. El problema es que ese
dinero, por lo que nos comentan, va mayoritariamente a las aseguradoras médicas
privadas.
"Que se borren de la cabeza la idea que este es un ministerio para mantener a
los pobres sobreviviendo, vendiendo heladitos o tortas, no. Es para que los
pobres se conviertan en emprendedores o emprendedoras del nuevo modelo económico
del país", afirmó el ministro. Lo cual se vio con la represión a los vendedores
ambulantes. Además es conocida la bronca que hechó Chávez a sus ministros cuando
se enteró de que muchos de los dineros presupuestarios que él libera con su
firma, duermen en bancos generando intereses (no queda claro para beneficio de
quién), en lugar de aplicarse a los proyectos a los que estaban destinados.
Durante la huelga petrolera opositora de fines del 2002 los trabajadores tomaron
algunas de las fábricas que habían cerrado en apoyo al paro, incluida PDVSA
(Petróleos de Venezuela). Comenzaron a crear condiciones favorables para que
pudieran ser intervenidas por parte del gobierno y para transformarlas en
empresas auto gestionadas, empresas públicas, etc. Se empezaba a hablar de
control obrero de la producción, pero por lo que se sabe en ningún caso llegó a
concretarse ni esto ni la intervención estatal. En esos días los trabajadores de
PDVSA pidieron tener representantes en la dirección de la empresa. Chávez aceptó
la presencia de un trabajador en el directorio, y así se lo ordeno a Alí
Rodríguez, designado presidente de la compañía. Sin embargo Rodríguez no
cumplió, hasta su salida de PDVSA, la orden recibida.
El chavismo sin Chávez
Discrepo en parte de mi admirado James Petras cuando dice que "Chávez cree en
una economía mixta. Piensa que las corporaciones y los ricos deberían pagar
impuestos y que él debe proveer servicios sociales." Es verdad que el gobierno
continúa cancelando la deuda externa, lo que no constituye un modelo para ningún
proyecto reformista o revolucionario. Y también que "la mayor parte de la
población trabaja en el sector informal [más arriba vimos los planes para crear
microempresarios] y al cabo de 6 años en el gobierno, no se han realizado las
inversiones a gran escala necesarias para generar empleo. El gobierno depende
del sector privado para generar puestos de trabajo."
Pero creo que el problema no es Chávez sino el chavismo. Como resume el también
admirado Miguel Urbano Rodrigues, "el rumbo de la historia confirma que es mucho
más fácil reformar una constitución anacrónica de lo que es reformar en
profundidad a hombres y mujeres que, en la apariencia, se habían embarcado para
siempre en la gran nave de la revolución. Muchos no aguantaron las primeras
tempestades. Algunos quedaron por el camino; otros cambiaron de barco."
La impresión que queda después de lo relatado es que hay un enorme colchón entre
Chávez y el pueblo, colchón ocupado por la burocracia chavista en sus distintos
niveles. Es ese chavismo el que promueve cambios sociales pero aparentemente no
desea cambiar las estructuras capitalistas. No tiene intenciones de modificar
las relaciones entre el capitalismo y el estado, incluyendo el capital
extranjero. Comparten una forma de denunciar a la oligarquía sin trasformar las
relaciones de propiedad.
Aparece como necesario transformar la estructura del estado, derrumbar lo que
continua en pié de las estructuras contrarrevolucionarias que conservan
importantes posiciones, pero también hacer limpieza empezando por casa. La
educación, la salud, el poder judicial, la CNE siguen a veces su propio curso.
En este cuadro, uno se pregunta si realmente va a ser posible una transformación
radical de la sociedad venezolana en un contexto en que áreas básicas del Estado
no son controladas totalmente por Chávez, sino más bien por ese chavismo
reformista.
De momento, y a la vista de las insuficiencias del accionar ministerial, Chávez
ha creado esas estructuras paralelas de las que hablábamos, que sólo pueden
funcionar en la forma masiva que lo hacen gracias a la importantísima ayuda
cubana. Cuba ha tenido la suficiente visión política de largo plazo como para
comprender la necesidad de colaborar activamente con estas formas incipientes de
construcción de poder popular.
Pero, y siguiendo con Miguel Urbano, "en un momento que se anuncia una nueva
fase, en que el dirigente radicaliza su posición [Chávez presento al socialismo
como la única alternativa al neoliberalismo, al sistema de dominación imperial
que amenaza a la humanidad, en una de sus discursos durante el Encuentro] y
relaciona la supervivencia del proceso con la ruptura del aislamiento admitiendo
que la revolución bolivariana asume la dimensión de un desafío continental al
imperialismo, la ausencia de una organicidad revolucionaria es inocultable. Ni
el Movimiento V República, ni los Círculos Bolivarianos, ni las actuales
Patrullas podrán desempeñar el papel movilizador y estructurador de la
organización revolucionaria exigida por la situación histórica."
No existe un partido chavista, ni una organización de masas estructurada. Lo que
hay son dos partidos creados exclusivamente con fines electoralistas, en los
cuales se pueden encontrar militantes de multitud de otros partidos, pero sin
una ideología común. Esto último lo dijo claramente el presidente en otro de sus
discursos durante el Encuentro: hay que crear una nueva organización política,
que no esté basada en los partidos existentes.
El pueblo venezolano, asumiendo el papel de sujeto de la historia, fue el que
derrotó a las fuerzas de la oligarquía local y sus jefes imperialistas. Sin su
participación contundente no habría sido posible el triunfo alcanzado en la
lucha contra el engranaje golpista que pretendía derrumbar al Presidente Chávez
y así destruir a la Revolución Bolivariana. Y ese pueblo tiene una confianza
total, ilimitada en el líder. "Pero la dependencia del líder es también una
fragilidad de la revolución. Porque toda revolución es un proceso molecular, que
se desenvuelve en una atmósfera de lucha de clases, un proceso cuya duración no
es previsible, que exige una organización revolucionaria preparada para la lucha
prolongada."
Escuché varias veces en esos días una imagen sumamente gráfica. El proceso
bolivariano es una pirámide invertida: arriba están las masas populares, en el
medio la burocracia chavista y abajo el propio Chávez soportando sobre sus
hombros todo ese peso. Por eso la gente habla de chavismo sin Chávez: quitando
al presidente se viene abajo la pirámide, y queda un proceso socialdemócrata,
sin los excesos oligárquicos del pasado pero sin la amenaza que supone la
comunicación y confianza mutua entre un pueblo que busca una salida
revolucionaria y un líder dispuesto a intentarla.