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Ideas para derrotar y anular la reeleccion de uribe velez y su regimen fascista
Horacio Duque
Ahora tenemos al señor Uribe Vélez, a su gobierno, a todo el establecimiento
empresarial con su monopolios comunicacionales, a los paramilitares, al
imperialismo, a los capos de la droga, a los latifundistas y a las poderosas
multinacionales asentadas aquí, empeñados en la reelección, por otros cuatro
años, de Uribe y su regresivo régimen de seguridad supuestamente democrática y
de guerra contra la mayoría del pueblo, que resiste las difíciles condiciones
derivadas de la gestión gubernamental asociada al 'Estado Comunitario'.
Todo lo cual ocurre una vez hechos los arreglos institucionales, con apariencia
de legalidad, que dan vía libre constitucional y legal a la continuidad del
actual gobierno por otro cuatrienio, en circunstancias que muchos calificamos
como un verdadero Golpe de Estado, por los procedimientos utilizados y por la
descarada adulteración de las 'reglas de juego básicas' consagradas en el texto
constitucional vigente. Con la manipulación del presupuesto publico, de la
burocracia estatal, de los medios de comunicación, de las licitaciones estatales
y demás privilegios que se derivan del férreo control gubernamental, se
fabricaron mayorías parlamentarias, para dar vía libre a la carrera
reeleccionista, mediante procedimientos ilegales y arbitrarios que ahora debe
revisar la Corte Constitucional.
La campaña esta en curso y, de nuevo, aparecen las encuestas para indicarnos lo
necio que resulta tratar de impedir las pretensiones del príncipe gobernante de
perpetuarse en el poder. Casi el 80% de los colombianos, según la ultima
encuesta de diciembre, aplauden al Presidente y su 'brillante gestión'. Se tiene
que estar loco para sugerir la idea de su derrota en los comicios previstos para
el primer semestre del 2006. Lo sabio es subirse al carro de la victoria para
disfrutar de las mieles del poder.
Se plantea, entonces, ardua la tarea para derrotar tal cometido y lograr anular
el proyecto reeleccionista. No obstante, en el campo popular esta abierto el
debate. La premisa esencial, que no improductiva especulación, es que es posible
derrotar y anular la reelección del señor Uribe Vélez y su régimen fascista. En
el marco de las iniciativas que están surgiendo en tal sentido, me propongo
perfilar algunas ideas para profundizar la acción contra la continuidad del
fascismo uribista.
Obviamente en el campo legal existe un formidable campo de gestión en la Corte
Constitucional, espacio en el que deberán surtirse todas las demandas ciudadanas
para poner en evidencia la adulteración del tramite legislativo, mediante
trampas y componendas que omitieron pasos esenciales de la deliberación
parlamentaria, según lo dispone el Reglamento correspondiente para la aprobación
de Actos Legislativos; igualmente para desenmascarar la trasgresión del soporte
básico del orden político derivado de la Carta de 1991, tal como lo ha observado
en repetidas ocasiones el muy prestigioso senador Carlos Gaviria, exmagistrado
de la citada Corte.
Pero es en el ámbito político donde es dable explorar las mayores alternativas.
Las ideas que me permito sugerir por ahora, sin la pretensión dogmática de
considerarlas inmodificables, son fundamentalmente dos: una, propiciar una gran
coalición popular y democrática para anular y derrotar el intento reeleccionista
de Uribe Vélez, mediante la figura del VOTO EN BLANCO, tal como está
reglamentado en la Ley de Mecanismos de Participación Ciudadana; y la segunda,
es fijar un marco de reglas claras que permita escoger un candidato presidencia
popular y unas listas a cuerpos colegiados, que representarían una amplia
confluencia de corrientes políticas en los comicios donde debe elegirse el nuevo
Presidente de Colombia y los nuevos legisladores, momento en el que seguramente
la ultraderecha jugara con otros nombres.
Primera idea. Recoge la experiencia de la 'abstención activa' contra el
referendo e impulsar el VOTO EN BLANCO.
Que Uribe y su régimen fascista es derrotable y que su reelección es factible
anularla lo aprendimos en la batalla contra el referendo.
Cuando se abrió el debate para adoptar una postura frente al referendo y definir
una estrategia que permitiera su derrota, se conocieron diversas posturas.
Inicialmente se sugirió votar el 'no' en cada una de las 18 preguntas formuladas.
Algunos sectores, aferrados a viejos conceptos, descalificaron la posibilidad de
recurrir a la abstención como instrumento de movilización política efectiva. Se
dijo que la abstención era inútil e improductiva. Sin embargo, los análisis mas
juiciosos mostraron que la abstención tenia un valor muy importante en la
campaña para invalidar el referendo y que votar 'no' era hacerle el juego a la
consulta de Uribe porque le permitia reunir los votos que exigia la Ley.
Si el referendo no reunía una determinada cantidad de votos quedaba sin piso
constitucional y legal. Fue lo que ocurrió. La 'abstención activa' termino
involucrando a millones de colombianos que rápidamente comprendieron el
contenido funesto de la consulta ordenada por el Fondo Monetario Internacional.
La Gran Coalición Democrática, a pesar de los pocos recursos de que disponía
para realizar una amplia campaña contra el plan oficial, malogro, con su tenaz
movilización, la desaforada pretensión gubernamental que, como se recuerda,
también abuso de las encuestas, para dar a entender que no había nada que hacer
frente a la unanimidad de que gozaba Uribe Vélez en aquel momento, igualmente
cercana al 80%. No sobra recordar las amenazas de Londoño Hoyos, Ministro del
Interior de la época, quien condeno la abstención por incostinucional,
antidemocrática y ser la posición de la guerrilla. Tampoco prosperaron estas
argucias porque el pueblo entendió ampliamente los daños sociales, económicos y
políticos que traería la aprobación del referendo.
Pues bien, con esta histórica experiencia acaecida recientemente, mi opinión es
que deberíamos acudir al VOTO EN BLANCO para anular y derrotar la reelección.
Dado que no existen mínimas garantías para quienes se postulen como candidatos
presidenciales opuestos al señor Uribe Vélez y dado que éste dispone de todas
las ventajas y privilegios para imponer su nombre en unos comicios fraudulentos,
lo sensato es intentar un acuerdo inicial con todos los que se colocaran en el
marco antireeleccionista, para impulsar el VOTO EN BLANCO, como una forma de
desenmascarar el golpe de estado disfrazado y anularlo con la participación
popular. Es otra forma para que el pueblo decida soberanamente.
A pesar de las encuestas publicadas ayer con el 80% a su favor, difícilmente
Uribe Vélez reunirá los 3 millones Quinientos Mil votos, especialmente cuando se
prevé para el año 2005 un agravamiento de la crisis económica -que ya empezó con
la monumental reevaluación del peso- por la caída del Producto Interno Bruto a
tasas inferiores al 3%, que en plata blanca es una recesion; un endurecimiento
de la crisis fiscal; una implosión social por las terribles condiciones de
pobreza de la población; un agravamiento de la guerra interna; y un derrumbe de
la impunidad paramilitar.
Como con la abstención activa, el VOTO EN BLANCO bien puede superar ampliamente
el exiguo apoyo al régimen fascista de los narcoparamilitares. Son mas de 20
millones de colombianos, como ocurrió con el arruinado referendo, que pueden ser
movilizados para impedir que Colombia quede en atada a las mas regresivas formas
de la dominación política impuesta por la delirante ultraderecha.
No sobra decir que una vez anulada la reelección, se deberá fijar por el Consejo
Electoral y la Registraduria una nueva fecha para elegir Presidente de la
Republica. Hacia allí apunta la segunda idea
Segunda Idea. Escoger un candidato presidencial y listas a cuerpos colegiados
con reglas de juego trasparentes.
Por supuesto que la derrota de la reelección nos debe llevar a un nuevo
escenario para elegir otro Presidente de Colombia.
En el seno de la Gran Coalición Democrática se han formulado propuestas para
decantar unas reglas de juego claras que permitan escoger, en condiciones de la
mas amplia democracia, un candidato, un programa y unas listas a cuerpos
colegiados que reúnan las múltiples expresiones del campo popular. Incluso ya se
han insinuado ciertas precandidaturas presidenciales, como la de Carlos Gaviria,
quien goza de un amplio prestigio nacional.
A mi juicio, impulsar el VOTO EN BLANCO para derrotar la reelección no es
incompatible con la definición que se propone ahora de parámetros para señalar
tanto el candidato presidencial como el programa del campo popular. Son momentos
y proceso complementarios que deben ser atados en la definición de la estrategia
para impedir la continuidad del régimen fascista que encarna Alvaro Uribe Vélez.