Latinoamérica
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Entrevista a Ricardo González, miembro de la Comisión Internacional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
:"Es el apoyo norteamericano el que instiga la guerra y es responsable de la muerte de miles de colombianos"
Pascual Serrano
Rebelión
Han pasado ya varios años del inicio del Plan Colombia, la llegada masiva de
dinero procedente fundamentalmente de Estados Unidos para luchar contra el
narcotráfico, según argumentaban ¿cuál es su balance?
El Plan Colombia ha tenido diferentes variantes. En algún momento lo tomaron
como Iniciativa Regional Andina para implicar a todos los países de la región y
en especial a Ecuador y a la revolución en Venezuela. Tras el 11-S se produce
una importante variante, lo que se presentó bajo un plan de lucha contra el
narcotráfico pierde su careta y se dice que tiene como objeto la lucha contra el
terrorismo. Es decir, el Plan Colombia empieza a galopar como lo que
originalmente fue, la lucha antisubversiva en el continente.
Después, con la llegada de Uribe, pasan a delinear el Plan Patriota para
propinar golpes estratégicos a las FARC. Ya se han gastado 3.000 millones de
dólares que deberían haber permitido tener el control del cincuenta por ciento
del país y no lo han logrado. En el sur de Colombia se encuentran en una
encrucijada sin salida porque no contaban con la capacidad de una guerrilla
militar e ideológica que está utilizando las unidades tácticas de combate y la
guerra diluida. El ejército colombiano está teniendo 1.200 bajas al mes, entre
muertos y heridos. El número de lisiados por las minas es cada vez mayor, los
soldados caídos en emboscadas y por francotiradores son numerosos, también los
que son víctimas de la malaria y las lesmaniosis, unos quinientos al mes. Se
están produciendo amotinamientos de las tropas y se ha querido mantener en
secreto el secuestro hace un mes de un helicóptero por parte de unos soldados
que exigían que los sacaran de la selva.
El Plan Colombia es un fracaso y todavía más el Plan Patriota. Las FARC, como
organización político-militar, no puede ser vencida por las armas del estado
colombiano por mucho dinero de inteligencia norteamericana que tenga. Es ese
apoyo el que instiga la guerra y es responsable de la muerte de miles de
colombianos. Sin esa ayuda el régimen fascista colombiano sería incapaz de
mantenerse.
¿Cuál es entonces la situación militar tras la inyección económica del Plan
Colombia?
En este momento la situación militar para el estado es más desfavorable que
cuando empezaron los diálogos con Pastrana. Ya se han gastado todos los
recursos, los de Estados Unidos y los de la burguesía colombiana. Todos los días
hay al menos tres combates en el sur del país. Ellos han llegado al límite
máximo de operatividad militar y nosotros aún tenemos más capacidad porque no
tenemos prisa.
¿En qué momento se encuentran las negociaciones para un intercambio de
prisioneros con el gobierno colombiano? ¿cuántos militares y policías hay
actualmente en poder las FARC?
Tenemos entre prisioneros políticos y de guerra a 57 personas, algunas de ellas
llevan con nosotros hasta seis años. Entre ellos hay tres oficiales de la
inteligencia norteamericana, de la CIA. Estamos dispuestos para el canje
humanitario. Nosotros hemos nombrado una comisión negociadora para realizar ese
intercambio, tenemos nuestros voceros y hemos reclamado garantías para nuestra
comisión y la del gobierno, lo que supone el despeje de la fuerza militar de la
región de San Vicente de Caguán y Cartagena del Chairá, en el Caquetá.
Por su parte, el gobierno dice que no habrá despeje ni ha nombrado comisión
negociadora, ha propuesto que la negociación sea por internet, como si eso
existiese en la selva colombiana. Está utilizando populista y demagógicamente el
intercambio humanitario tomándolo como bandera reeleccionista. Eso es una
irresponsabilidad porque por otro lado busca rescatarlos a sangre y fuego
poniendo en inminente peligro a sus retenidos.
Los medios no cesan de difundir acusaciones a las FARC por cometer crímenes
de guerra e incluso por reclutar a menores, ¿qué tienen que añadir a ello?
Hay una campaña de desinformación y desprestigio de nuestra organización.
Quienes posean un mínimo conocimiento de lo que son las FARC saben que es una
organización político-militar alzada en armas contra el estado colombiano y su
régimen que busca cambios profundos. Tenemos cuarenta años de existencia y
pasamos de ser una organización guerrillera a conformar un ejército popular. No
cometemos crímenes de guerra y en nuestros estatutos recogemos principios que
van más allá del derecho internacional humanitario. Hemos respetado la vida de
quienes se rinden en combate, damos trato digno a los prisioneros de guerra y
tratamos de aliviar la pérdida de su libertad.
Es absolutamente falso que reclutemos menores de edad, lo prohíben las normas de
reclutamiento, ningún menor de quince años puede estar en nuestras filas. Otra
cosa es que al pasar por lugares donde ha habido masacres de paras o del
ejército tengamos que recoger a huérfanos que llevamos a nuestros campamentos,
donde les enseñamos a leer y a escribir mientras logramos entregarlos al cuidado
de civiles o de organizaciones serias.
Recientemente durante su estancia aquí en Colombia el Premio Nobel José
Saramago ha afirmado que detrás de las FARC no hay un proyecto político sino
sólo violencia
Lo primero es que uno se queda perplejo porque en las FARC hemos tenido a
Saramago como un hombre inteligente y brillante. Lamentamos esa ignorancia
profunda sobre lo que es nuestra organización guerrillera. No somos sólo una
organización guerrillera y militar basada en el marxismo-leninismo a la que
hemos añadido un pensamiento bolivariano, sino que somos un partido comunista y
cada escuadra de las FARC es un célula de ese partido.
Lamentamos que el maestro Saramago haya sido víctima de la desinformación de
nuestro detractores. Con mucho gusto lo invitamos a visitar nuestros campamentos
y a conocer in situ lo que estos comunistas colombianos estamos aportando al
marxismo leninismo y a la revolución continental.
La presencia de presidentes como Hugo Chávez, Kichner, Lula y ahora Tabaré
parecen indicar una nueva correlación de fuerzas en Latinoamérica, ¿cómo
interpretan ustedes esta nueva situación?
Es evidente que cambios positivos soplan por todo el mundo latinoamericano.
Colombia es la excepción, Uribe es el Sharon para América Latina. Pero las cosas
también empiezan a cambiar en Colombia. En los últimos meses hemos presenciado
marchas masivas de indígenas, huelgas sectoriales y el paro general del 12 de
octubre.
Frente a la reelección del presidente Uribe aprobada por el Congreso comienza a
aflorar un gran abanico de candidatos. Seguramente desde los centros
democráticos y civiles exista la posibilidad de llegar a un candidato único que
se enfrente a la opción fascista de Uribe Vélez y que entre a parar la guerra y
estudiar las posibilidades de un gobierno de transición que permita una salida
política dialogada al conflicto que vivimos.
Nos podemos reinsertar a la ola de cambios en América Latina. Venimos
proponiendo un nuevo gobierno de reconstrucción nacional, nosotros estamos
dispuestos a tratarlo con todas las fuerzas del país. Creemos que se puede con
un programa mínimo llegar a un acuerdo porque el dilema es entre democracia y
fascismo.
¿Y en qué consistiría ese programa mínimo?
Nosotros ya expusimos un programa de diez puntos y una agenda durante los
diálogos de San Vicente de Caguán (1). Entendemos que quizás no se puedan
aprobar esos diez puntos íntegros pero sí una propuesta mínima que lleve a la
paz. La propuesta por tanto es un gobierno de transición pero con una democracia
real, no lo que hay ahora con la represión de la izquierda. En el plan
estratégico nuestro objetivo es la toma del poder, pero depende de a donde las
posiciones del régimen nos lleven.
¿Cuál es su opinión sobre las negociaciones del gobierno colombiano con los
paramilitares en Santa Fe de Railito?
Eso es una reunión de yo con yo. No se van a desmovilizar, se van a legalizar,
aparecerán los perdones, los indultos y seguirá la impunidad.
En el país vecino de Venezuela son frecuentes las acusaciones contra Hugo
Chávez de complicidad y colaboración con las guerrillas colombianas, ¿qué
responden ustedes?
Hay una profunda tergiversación en cuanto a las relaciones entre Chávez y las
FARC. Antes yo le refería que las FARC habíamos agregado al marximo-leninismo el
ideario bolivariano. Eso se hizo en 1987 porque oponíamos el ideario de Bolívar
a la política monroista en el continente.
En otro marco, Chávez y el Movimiento Bolivariano 200 trabajaban entonces por
ese mismo ideario en Venezuela. Hay una afinidad ideológica entre unos
guerrilleros aquí en la montaña y unos militares allí en Venezuela. Esa afinidad
no se ha revertido en una ayuda material de Chávez al movimiento insurgente
colombiano. No hay ningún elemento probatorio por parte de la oposición ni de la
seguridad colombiana ni de sus patrones, la DEA, la CIA o el FBI, que pueda
demostrar algo más allá de la afinidad ideológica.
Nosotros respetamos al pueblo de Venezuela, nos alegra y admiramos su revolución
bolivariana. A Chávez lo tenemos por un antiimperialista, un patriota y un
revolucionario. Es un hombre pulcro que busca el bienestar de su pueblo.
El cambio de gobierno en España también ha afectado a la política de este
país con Colombia, sirva como ejemplo la suspensión de la venta de tanques al
gobierno de Uribe, ¿han percibido ustedes más cambios?
Saludamos la llegada del presidente Rodríguez Zapatero como integrante del PSOE
al gobierno español. Lo hicimos en una carta. Son evidentes los cambios que se
han producido en Europa con la llegada de Zapatero: el retiro de las tropas de
Iraq, el no sometimiento a la política de Bush, la posición frente a Cuba y
Venezuela... Todo ello nos indica que Zapatero está por el respeto a la
soberanía del pueblo español.
Frente a Colombia, el presidente español ha manifestado su respaldo al gobierno
de Uribe en cuanto a inversión social en el país. Seguramente priman razones de
Estado. España estuvo altamente vinculada como país facilitador en los diálogos
entre la insurgencia colombiana y el estado colombiano. Fue una lástima que se
autoexcluyesen de ese importante proceso al agregar a las FARC como organización
terrorista, negándonos el legítimo derecho de la consideración de organización
alzada en armas contra el estado colombiano y fuerza beligerante, es decir, un
movimiento de liberación nacional.
Montañas de Colombia. Diciembre de 2004
(1) El programa, de diez puntos al que se hace referencia es el siguiente:
1. Solución política al grave conflicto que vive el país.
2. La doctrina militar y de Defensa Nacional del Estado, será BOLIVARIANA. Las
FF.AA. serán garantes de nuestra soberanía nacional, respetuosas de los Derechos
Humanos y tendrán un tamaño y un presupuesto acorde a un país que no esta en
guerra con sus vecinos. La Policía Nacional volverá a ser dependiente del
Ministerio de Gobierno, reestructurada para que cumpla su función preventiva;
moralizada y educada en el respeto de los Derechos Humanos.
3. Participación democrática nacional, regional y municipal en las decisiones
que comprometen el futuro de la sociedad. Fortalecimiento de los instrumentos de
fiscalización popular.
El Parlamento será unicameral. La oposición y las minorías tendrán plenos
derechos políticos y sociales garantizándoles el Estado su acceso a los grandes
medios de comunicación. Habrá libertad de prensa.
La Corte Suprema de Justicia, la Corte Constitucional y el Consejo Nacional de
la Judicatura serán elegidos por voto directo de todos los jueces y Magistrados
del país. Moralización de la Administración Pública y de las instituciones
civiles y militares del Estado.
4. Desarrollo y modernización económica con justicia social. El Estado debe ser
el principal propietario y administrador en los sectores estratégicos. El
énfasis de la política económica será la ampliación del Mercado Interno, la
autosuficiencia alimenticia y el estímulo permanente a la producción, a la
pequeña, mediana y gran industria privada, a la autogestión, la microempresa y a
la economía solidaria. El Estado invertirá en áreas estratégicas de la industria
nacional y desarrollará una política proteccionista sobre las mismas.
5. El 50% del Presupuesto Nacional será invertido en el bienestar social,
teniendo en cuenta al colombiano, su empleo, su salario, salud, vivienda,
educación y recreación como centro de las políticas del Estado. El 10% del
Presupuesto Nacional, será invertido en la investigación científica.
6. Quienes mayores riquezas posean, más altos impuestos aportarán para hacer
efectiva la redistribución del ingreso. El impuesto del IVA, solo afectará
bienes y servicios suntuarios.
7. Política Agraria que democratice el crédito, la asistencia técnica y el
mercadeo. Estímulo total a la industria y a la producción agropecuaria.
Proteccionismo estatal frente a la desigual competencia internacional. Cada
región tendrán su propio plan de desarrollo elaborado en conjunto con las
organizaciones de la comunidad, liquidando el latifundio allí donde subsista,
redistribuyendo la tierra, definiendo una frontera agrícola que racionalice la
colonización y proteja del arrasamiento de nuestras reservas.
8. Explotación de los Recursos Naturales como el petróleo, el gas, el carbón, el
oro, el níquel, las esmeraldas, etc., en beneficio del país y de sus regiones.
Renegociación de los contratos con Compañías Multinacionales que sean lesivos
para Colombia.
9. Relaciones internacionales con todos los países del mundo bajo el principio
del respeto a la libre autodeterminación de los pueblos y del mutuo beneficio.
Respeto a los compromisos políticos del Estado con otros Estados. Revisión total
de los Pactos Militares y de la injerencia de las potencias en nuestros asuntos
internos. Renegociación de la Deuda Externa
10. Solución del fenómeno de producción, comercialización y consumo de
narcóticos y alucinógenos.