Latinoamérica
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El PT es un partido en pleno proceso de desviación, cercano al
viejo PMDB.
El lugar de la izquierda
Ricardo Antunes
JB Online
Traducido para La Fogata por Alicia Giménez
En los dos artículos anteriores tratamos de mostrar cómo las izquierdas
terminaron fracasando, ya sea porque quedaron prisioneras del compromiso
socialdemócrata, excesivamente parlamentario y electoralista, o porque se
subordinaron a la tragedia del "socialismo real" y su estalinismo, como hicieron
gran parte de los partidos comunistas que seguían la llamada "línea soviética".
Cuando la URSS y su bloque socialista se desmoronaron a partir de 1989, una
parte considerable de esa izquierda tradicional migró hacia el camino
socialdemócrata. El PC italiano, por ejemplo, se convirtió mayoritariamente en
PDS (Partido Democrático de Izquierda), poco democrático y nada de izquierda,
como dirían sus críticos. Muchos partidos comunistas, como el francés vivieron
una fuerte crisis y otros desaparecieron, como el Partido Comunista Británico.
El PCB (Partido Comunista Brasileño), se tornó mayoritariamente PPS, que no sabe
si apoya o hace oposición al gobierno de Lula.
Mas vale recordar que hay respuestas que merecen nuestra atención: una parte del
PC italiano, la que no se fue al PDS, organizó la Refundación Comunista y busca
nuevos caminos. Varios partidos de izquierda en Portugal, que rechazaban la
variante estalinista, fundaron el Bloque de Izquierda, visualizando nuevos pasos
contra el orden, desacreditando las tesis apologéticas del fin de la historia y
del socialismo.
El desafío es grande: ¿cómo estructurar partidos y movimientos sociales y
políticos que sean, al mismo tiempo, renovadores y radicales, críticos y
socialistas, de izquierda y contemporáneos, capaces de enfrentar los dilemas del
siglo XXI, rechazando las desviaciones trilladas del siglo que ya terminó?
Que sean capaces de enfrentar tantos embates, como la destrucción de la
naturaleza, la degradación del trabajo, el flagelo del desempleo, el fetichismo
desmedido de las mercancías y su superficialidad, la financierización
destructiva de la economía, la lógica belicista impuesta por EEUU, que ponen en
riesgo a la propia humanidad.
¿Cómo estructurar partidos y movimientos sociales de masas, que encuentren
anclaje en las fuerzas sociales del trabajo, articulando las complejas
dimensiones de clase, género, etnia, corte generacional, imprescindibles cuando
se piensa en un proyecto social emancipador para el siglo XXI? Que no acepten ni
la línea de resignación que impone el orden, ni las formas asumidas por la
antipolítica. Que rechacen las formas superadas del centralismo y avancen en la
organización social autónoma, base de la política radical.
En cierto modo, fue algo parecido a eso lo que inspiró al PT, en el inicio de
1980. Sin embargo, la marea conservadora de los años 90, presente en el
neoliberalismo, en la financierización de la economía, en la reestructuración
productiva de los capitales, en la informalización y precarización del trabajo,
en la privatización de la "res pública", en el recetario nefasto del FMI,
incrementados por la carencia de fondo presente en el PT desde su origen y
estampada en su desprecio por la teoría, todo eso (y algo más), lo llevó a
perderse por el camino, hasta convertirse en lo que es hoy, un partido del orden
en pleno desvío, asemejado al viejo PMDB, con cada vez menos vitalidad, carente
de la dinámica social que le sobraba en los años 80, prisionero del antiguo
clientelismo que le causaba repulsión, y hoy del cáncer malufista (*) que era su
antípoda, lo que da la (des)medida de las cosas dentro del PT.
Un partido que, en poco más de dos décadas, migró de las clases trabajadoras, su
base original, hacia las clases medias y ahora, después de hundir a los
asalariados públicos y de empobrecer terriblemente a las camadas medias, trata
de inmiscuirse en los intereses privatistas de los fondos de pensión, en alianza
con el corrompido sindicalismo de negocios.
Estamos siendo, por lo tanto, desafiados a buscar alternativas de nuevo tipo,
aprendiendo de las lecciones y los experimentos del pasado, pero mirando para el
presente y el futuro. Las fuerzas sociales que no aceptaron las máximas
presentes en las tesis que vaticinaban el fin de la historia y el fin del
socialismo, están siendo nuevamente llamadas a reconstituir y recuperar el
sentido de libertad y emancipación del mejor ideario socialista. Socialismo y
libertad, he aquí nuevamente el desafío, la hermosa divisa ahora repuesta
también por el PSOL, cuando el PT dominante no lo quiere más.
¿Será la izquierda, que en el siglo XX estuvo fuera de lugar, capaz de
reencontrar, en este conflictivo comienzo del siglo XXI, su verdadero lugar?
* Sociólogo
N. de la T.
(*) Malufista: hace referencia al partido político de Paulo Maluf.