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Latinoam�rica

Surgen las opciones pol�ticas que ubican a los pa�ses en uno u otro destacamento


Jorge g�mez barata*

La reci�n celebrada reuni�n del Grupo de R�o, los alineamientos con vista a la XIV Cumbre Iberoamericana, la VI Conferencia de Ministros de Defensa de las Am�ricas, la constituci�n el pr�ximo 9 de diciembre de la Uni�n Sudamericana, la pr�xima cita del Mercosur y de la Comunidad Andina, revelan que la regi�n m�s desigual del planeta marcha, por lo menos a dos velocidades.

La Habana (Cuba) - 21 de noviembre de 2004

A un ritmo, que aunque parejo, no excluye ni oculta diferencias de enfoques y prioridades, marchan tres grandes pa�ses sudamericanos: Brasil, Argentina y Venezuela, a los que ahora se suma Uruguay y se aproximan Paraguay, Bolivia y, a su manera Chile. Con la excepci�n de Bolivia, se trata de liderazgos emergidos de aut�nticos procesos electorales, en algunos casos, varias veces legitimado por consultas certificadas como limpias y transparentes.

Cada uno con su peculiar estilo, los lideres de esos procesos: Lula, Ch�vez, Kirchner, Frutos, Tabar�, Mesa y Ricardo Lagos, son ponentes de enfoques que asumen la pol�tica como acci�n social y que sin preconceptos doctrinarios ni protagonismos desabordados, construyen un consenso desplazado a la izquierda.

Se trata de un destacamento avanzado en el que, cosa rara, la ret�rica y la demagogia no son lo caracter�stico y en el que ninguno de sus integrantes intenta homogenizar al resto, ni ejercer un liderazgo m�s all� de sus fronteras.

Aunque las posiciones var�an en cuanto a profundidad y radicalismo, prevalece la moderaci�n que, hasta donde es posible, obvia la confrontaci�n, toma distancia de la hegemon�a norteamericana, dialoga sin complejos con los organismos econ�micos internacionales: OMC, FMI y BM, asume con altura el rol de interlocutor v�lido de la Uni�n Europea y sobre la base de identificar conveniencias mutuas, se entiende con las din�micas econom�as asi�ticas, especialmente con China.

Alejada del pelot�n que marca el paso, entre otras cosas por el enfoque definidamente conservador y pronorteamericano de su gobierno y por la envergadura de sus problemas internos: guerra civil, presencia militar estadounidense, beligerancia de los paramilitares, narcotr�fico, terrorismo, lavado de dinero, falsificaci�n, secuestros y extradici�n entre otros, marcha Colombia, seguida por Per�, donde la esperanza puesta en Toledo, el primer cholo en llegar a la presidencia, ha terminado en una colosal frustraci�n.

A considerable distancia de tirios y troyanos, como en un limbo, anonadado ante la peque�ez de los fines de su diplomacia, anda M�xico, del que siempre se esperan desempe�os mayores, pero que todav�a no se recupera del desastre que para su pol�tica exterior han significado el amateurismo de Casta�eda y el provincianismo de Fox.

Con algunos matices que no dan para mucho, la ejecutoria pol�tica promedio en Centroam�rica paga la factura de su indefensi�n econ�mica con el sometimiento pol�tico a los Estados Unidos. Virtualmente ning�n gobierno, a los que ahora se suma la otrora casta y modosa Costa Rica, se salva del flagelo de la corrupci�n, sorprendente para los ticos pero end�mica y familiar para todos los dem�s.

En Nicaragua los sandinistas, una vez acusados de repartirse el erario en una pi�ata, y que ante sus sucesores parecen impolutas vestales, acaban de obtener un impresionante �xito electoral que los coloca en ruta a la presidencia. Se trata de una reacci�n del pueblo ante el desborde indecente de Alem�n y Bola�os que, en un pa�s martirizado por una terrible guerra sucia, empobrecido y enlutado, han llevado la corrupci�n a su m�s abyecta expresi�n.

En Panam�, la ex presidenta Moscoso se despidi� ofendiendo al pa�s y retando al mundo con el incre�ble indulto a un grupo de los peores terroristas del continente, confesos de actos criminales en varios pa�ses, incluso en Estados Unidos y en la propia Panam�, ha querido emular a Imelda Marcos dejando el rastro contable de millonarias facturas por trajes de noche, joyas, perfumes y bacanales de todo tipo.

La realidad latinoamericana es la misma para todos, lo diferente es el modo de enfrentarla y de ah� surgen las opciones pol�ticas que ubican a los pa�ses en uno u otro destacamento.

Los pa�ses que marcan el ritmo tratan de aplicar la m�xima que preside el sentido com�n: primero lo primero y han comenzado por la lucha contra la pobreza y el hambre, por la educaci�n y la salud, cometidos en el que los presidentes Ch�vez y Lula tienen ya resultados que mostrar y los que suman un sostenido empe�o por la justicia y la equidad, contra la exclusi�n y por la protecci�n de los recursos naturales del patrimonio com�n, entre ellos, la Amazona, por la aplicaci�n de pol�ticas energ�ticas comunes y solidarias que abarcan incluso a los peque�os estados del Caribe y a la empobrecida Centroam�rica.

Adicionalmente. esos procesos ofrecen un claro ejemplo de una alternativa viable y eficaz de gobernabilidad. Los pa�ses de m�s din�mico enfoque y donde se aplican pol�ticas m�s audaces, son tambi�n los m�s participativos, en ellos es mayor el consenso social, funcionan establemente las instituciones, incluyendo la oposici�n pol�tica, hay orden y la corrupci�n no campea por sus reales.

Aunque ha sido preciso asumir los costos que ello conlleva para la estabilidad, varios pa�ses han ofrecido magn�ficos ejemplos de la intransigencia de la sociedad, al provocar la revocaci�n del mandato de varios presidentes, como ha ocurrido en Ecuador y Bolivia. Los corruptos, los que faltan a sus promesas y traicionan la confianza, est�n advertidos. La impunidad ha terminado. Los pueblos est�n alertas.

A partir del 22 de noviembre, precedido por Rumsfeld y por el Jefe del Comando Sur, que no promueven sino que imponen la agenda de seguridad de los Estados Unidos, convirtiendo a los ej�rcitos latinoamericanos en destacamentos de polic�a militar, Bush desembarca en Chile para intervenir en la Cumbre de los pa�ses APEC (Foro econ�mico Asia-Pac�fico), donde reitera su simplista y maniquea visi�n del mundo y su exigencia de que todo se subordine a los intereses de seguridad de los Estados Unidos y luego viaja a Colombia para fiscalizar el modo en que, con las armas y el dinero que su administraci�n suministra, se ejecutan el Plan Colombia y Plan Patriota.

Algo diferente ha ocurrido. Por primera vez, no s�lo no es Estados Unidos quien impone la agenda latinoamericana, sino que tiene que apresurarse para sumarse a sucesos que no dicta ni puede detener.

El pelot�n avanzado se les ha ido de las manos, tal vez para siempre.


Altercom
Jorge G�mez Barata
Profesor universitario, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU.


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