Latinoamérica
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Con el agua llegan los primeros sudores para la izquierda
Jorge López Ave
Colectivo Cádiz rebelde
"La guerra del siglo que viene, será provocada por la falta de agua"
Ismail Serageldin, Vicepresidente de Banco Mundial.
La derecha, representada en Uruguay por los Partidos Blanco y Colorado, y sus
reaccionarios apoyos mediáticos, han llamado desde siempre "conglomerado" a la
coalición de izquierdas Frente Amplio. Es una forma despectiva y soberbia, que
pretendía llamar la atención sobre la imposibilidad de poner de acuerdo a tantas
sensibilidades de la izquierda. Los augurios agoreros de la reacción, quedaron
desechos en las pasadas elecciones ponen al Frente en el gobierno con mayoría
absoluta, y ahora llegan las distintas formas de acercarse a los problemas.
Aparte de los repartos partidarios del poder que se asumirá en Marzo, el primer
problema serio que debe afrontar el FA (y cada una de sus organizaciones) es el
tema del agua, y del plebiscito que revocó las concesiones a empresas
extranjeras para la explotación del oro azul.
Es más que probable que en el programa electoral de la coalición de izquierdas,
no se hubiera incluido en caso alguno el fin de la explotación del agua a cargo
de empresas extranjeras, pero la firma de cientos de miles de uruguayos hizo
posible un referéndum sobre si se recuperaba o no para el Estado, la concesión
otorgada a empresas españolas en Agosto del 2000, y con una duración de 30 años.
El resultado de las urnas fue muy claro, el 64,61% de los votantes dijeron que
SÍ a la estatización del agua, un resultado histórico que representa por un lado
una auténtica bofetada a los intereses neoliberales que, en esta época,
disfrazan de inversión el expolio y en ayuda al desarrollo al colonialismo de
siempre, pero por otro, representa un ejemplo para tantos pueblos que a diario
ven como el primer mundo le hurta las materias primas, que los países
capitalistas desarrollados necesitan para mantener sus niveles macro económicos
y sus calidades de vida. Controlar el agua es táctico y estratégico, pero sobre
todo vital.
Es obvio que la decisión de las urnas tienen una ejecución práctica llena de
obstáculos, los primeros los de las propias empresas concesionarias (URAGUA,
integrada por Aguas de Bilbao*, Iberdrola y BBK, y AGUAS DE LA COSTA, integrada
entre otras por Aguas de Barcelona en un 60%), que avisan de cataclismos varios,
a veces en boca de ellos y otras en la de políticos locales, que más de una vez
han recibido favores de empresas extranjeras, y no pueden permitir que Uruguay
avance contra el designio neoliberal de los tiempos, por eso alimentan el miedo
y escupen que no va a haber dinero para indemnizar a esas empresas expulsadas,
que en manos del Estado van a subir las tarifas, que el caos en la turística
costa este (donde operaban las dos empresas concesionarias) va a ser un hecho,
que cientos de trabajadores irán a la calle, y un sin fin de calamidades. Es por
eso, que ahora sus voceros andan mareando el asunto con la retroactividad en que
se aplicará la medida, como diciendo, b ien, el pueblo soberano votó, por eso a
partir de ahora no más concesiones a empresas extranjeras pero respetemos a las
que hay, y así de paso el Estado se ahorra unos dólares. Y en un ejemplo de
disparate político, va el Partido Blanco y quiere llevar al Parlamento una ley
de interpretatividad de lo votado, como diciendo ya que el pueblo no sabe muy
bien lo que hace, vamos a rectificar su decisión en la cámaras, vamos a
reinterpretar a favor de las compañías extranjeras.
Pero, ¿y la izquierda?. Es evidente que a la dirección del Frente Amplio, el
tema del servicio del agua privatizada, la agarró con el pie cambiado desde el
principio. En primer lugar votando en el Parlamento la privatización a favor de
AGUAS DE LA COSTA, luego dudando en exceso el apoyar la recogida de firmas para
el referéndum, a la que finalmente se sumó, y ahora, con el gobierno en las
manos, el futuro Ministro de Economía, Danilo Astori, afirmando que "yo soy el
más preocupado por este tema, porque me altera los números". Más informado
parece el dirigente sindical Carlos Sosa, al manifestar en CX 36 Radio
Centenario, que URAGUA y AGUAS DE LA COSTA han incumplido en el 2003 la letra de
la concesión, ya que en este período, ni han hecho obras de mejora, ni
saneamientos, ni trabajo en colectores subacuaticos, y ahora quieren
compensaciones económicas por irse del país. Sosa opina que se debió rescindir
el contrato por incumplimiento, y el costo sería ahora mucho menor para l as
maltrechas arcas del Estado uruguayo.
Los diferentes sectores frenteamplistas se están posicionando en estos días,
vale destacar las declaraciones de dirigentes del Partido Socialista, del
Partido Comunista y del 26 de Marzo, entre otras, por trabajar en el respeto de
lo decidido por la gente en las urnas, esto es, en que se vayan las empresas.
Otras organizaciones del FA se apuntan a la tesis del cataclismo y respeto al
capital inversor extranjero, y quieren creer que la ley votada se puede
interpretar a favor de no enojar a las empresas concesionarias, de ahorrar al
Estado las indemnizaciones, pero sobre todo, porque el objetivo es no asustar a
futuros inversores en éste y otros rubros.
Que en el FA haya más de una posición sobre un determinado tema es algo normal y
saludable, pero en este caso hay una decisión tomada por 1.440.000 votantes, que
sabían muy bien lo que estaban haciendo al defender lo público, y sacarle la
careta a los que invierten diciendo que son unos benefactores. La gente ha
puesto un listón muy alto, algunos dirigentes del FA se tendrán que esforzar por
llegar a él.
* Aguas de Bilbao es una sociedad pública vasca. El Tribunal Vasco de Cuentas
ha resaltado año tras año el descontrol financiero de estos organismos.