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Latinoamérica

No me le merme, Mujica


Por Gonzalo Solari

El Movimiento de Participación Popular (MPP) resolvió que en el Parlamento y en el Poder Ejecutivo no se cobrará más de $ 20 mil por todo concepto para todos los integrantes de ese sector que ocupen cargos en la administración pública.
El líder del sector mayoritario del EP-FA-NM José Mujica indicó que su sector tomó la decisión de crear una organización no gubernamental (ONG) y destinar el dinero que supere esa cifra para un fondo de creación y desarrollo de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES).
Diario La República (Montevideo, Uruguay)
Martes 9 de noviembre 2004
El 23 de febrero de 1961, Ernesto Guevara fue nombrado Ministro de Industria. Inmediatamente renunció al sueldo de 1000 dólares, conservando sólo el salario de Comandante de la Revolución. Su esposa confesará luego, que en esa época algunos amigos le prestaron dinero para hacer frente a los problemas económicos provocados por la represalia de EE.UU. ante las nacionalizaciones.

Aldo Garzia, "C come Cuba. Alla conquista dell' isola del tesoro"
Elleu Multimedia, Roma 2001.
Polvo se hará mi guitarra;
mi memoria...cerrazón;
mi nombre, puede que muera;
mi copla...puede que no.

Osiris Rodríguez Castillos

De tiempo adentro
Desde el sur siguen llegando los ecos de la victoria frenteamplista.
En un país agobiado por la crisis, es comprensible que jun dure la algarabía por el triunfo electoral del EP-FA-NM. Para muchos, éste es un tajo de luz en la penumbra.
En medio de esta euforia, la información brindada por el cotidiano La República ha pasado curiosamente desapercibida.
Si la noticia fuera cierta-no veo por qué tendríamos que dudar de ella- se trataría de un hecho de enorme trascendencia simbólica en el largo repechaje hacia la democratización de la sociedad uruguaya.
En una fuerza política que se define de izquierda, es inaceptable que haya hijos y entenados.
La propuesta del MPP debería ser adoptada masivamente por TODO EL EP-FA-NM. Si este se negara a hacerlo, quienes lo votaron tendrían todo el derecho de arrinconarlo en nombre del cambio por el cual se pronunciaron en las urnas. La reticencia de aquel constituiría una señal inequivocable para estos: significaría lisa y llanamente que, en la otra punta del collar recién estrenado sigue ladrando el mismo perro.
Es a través de estas hendijas que se puede escapar la criatura frenteamplista, soltándose de esa manito derecha que con fuerza pero sin convicción, la mantiene aferrada a contrapelo de su inexorable destino histórico. Nació para cambiar de traje y no para remendar el viejo.
En estos casos sucede-afortunadamente- como con las coplas de don Osiris Rodríguez Castillos. Después que las echaba a andar dejaban de ser suyas. Pasaban a formar parte indisoluble del patrimonio de nuestro pueblo y cobraban vida propia en la mente y en el corazón de sus hijos.
En esa carambola se anida la potencialidad revolucionaria de la propuesta emepepista.
Es una piedra en el charquito pero piedra al fin.
Un círculo empuja al otro y ese centro puede ser el punto en el que se encuentren los uruguayos que luchan por apropiarse de un destino que les ha sido largamente escamoteado.
¡Esta escapada del MPP es obra de un ciclista: parado en los pedales y por la izquierda!
Luego de la misma, aquellos que no lo acompañen quedaran "regalados como chancho en la vía". No van a faltar los escapados hacia atrás, pero por primera vez en la historia del país, una fuerza política de gobierno pone el colador entre el agua y los fideos.
Servirá además para desalentar a los oportunistas de turno.
Hubo mucha mudanza a último momento. Mucho adulterio organizado. Muchas casas se están vaciando en estos días y las imprentas trabajan a lo bobo imprimiendo siempre el mismo cliché: SE VENDE.
La vieja vaca blanqui-colorada, cansada y sin leche, ya no podía competir con la coqueta vaquita frenteamplista de ubres rebosantes.
Su silueta sedujo a más de un estanciero experiente-¡faltaba más!- en el arte de ordenar.
El 31 de octubre, los uruguayos le dieron la espalda-entre otras muchas cosas- a una moralidad agotada y caduca, representada por la corrupción con la que los partidos tradicionales manejaron siempre el patrimonio público. Los ejemplos son innumerables y cualquier uruguayo los conoce perfectamente. Tal vez, los más elocuentes sean aquellos que la vida cotidiana de las ciudades del interior, donde siempre fuimos pocos y nos conocimos, dejaba al desnudo en toda su promiscuidad. Pústulas de una infección generalizada y enquistada en los órganos vitales del estado. No es necesario ser Albert Einstein para darse cuenta de que la moral colectiva tiene necesidad de abolir su legítimo y secular escepticismo en las instituciones y sus representantes.
Río Negro, mi departamento natal, fue tradicionalmente un feudo del Partido Colorado. En los comicios electorales del 31 de octubre, este no sólo llegó último sino que perdió el único diputado departamental que le quedaba.
Su hermano fue Intendente de Río Negro por más de diez anos.
Durante su mandato, la intendencia le pagaba al intendente los pasajes de los funcionarios municipales que viajaban a Montevideo con el cometido de realizar gestiones vinculadas con sus cargos en la comuna de Río Negro.
Sí, está leyendo bien. El cangrejo debajo de la piedra era que, casualmente...él también era propietario de la compañía de transporte interdepartamental de pasajeros que unía Fray Bentos con Montevideo.
Cualquier europeo leyendo este artículo podría enrostrarme legítimamente:"¡no me diga que también era dueño de la línea ferroviaria!" En todo caso la culpa habrá sido de los funcionarios municipales que, dándoles la espalda a la modernización, elegían un medio de transporte vetusto para nuestras sociedades".
¡Pare la mano! Despacito y por las piedras.
Él jamás habría podido ser propietario de una línea ferroviaria aún si lo hubiera querido. ¡Su partido, con el entonces Presidente de la República Julio María Sanguinetti a la cabeza, había desmantelado el transporte ferroviario en nombre de la modernización!
Sólo funcionaba una línea en el departamento de Treinta y Tres, porque allí, casualmente...Jorge Sanguinetti, Ministro de Transporte y pariente de Julio María, necesitaba de ella para que su arrocera trabajara y produjera como Dios manda.
Este cóctel de desenvoltura, prepotencia e impunidad, tenía su contrapartida en la insensibilidad y en el más absoluto desprecio por la meritocracia.
Estaba cantado que en el corazón tenían incrustada una alcancía.
No eran filántropos. La política era para ellos una forma de lucro personal a la que, hipócritamente, disfrazaban de "servicio a la comunidad".
Un servicio que les costaba sangre, sudor y lágrimas a los contribuyentes.
Ganaban en un mes, lo que a un obrero le llevaba anos de trabajo.
Ese es el precio que pagó la sociedad uruguaya por el legado infame que le dejaron: un país fundido, endeudado y en escombros.
En uno de mis viajes a Venecia, entré en contacto -gracias a una compatriota y a su esposo veneciano- con la Parroquia del Sacro Cuore di Mestre.
Allí terminó sus días humildemente el Padre Lorenzo Turetta, un franciscano conventual nacido cerca de Padua, que pasó la mayor parte de su vida en nuestro continente.
Viejito, doblado y enfermo, siguió realizando su tarea de jardinero en la parroquia de Mestre hasta que la muerte le hizo senas.
Había sido uno de mis maestros en el Colegio Laureles de Fray Bentos, allá por los anos sesenta.
Un auténtico maestro de juventudes. Austero e inflexible. Incapaz de pedirnos un sacrificio que él no estuviera dispuesto a realizar. En eso era-¿quien puede ponerlo en duda?-un Che Guevara con sotana.
No consiguió mantenerme apegado a su credo, pero su ejemplo de rectitud, espíritu de sacrificio y tenacidad jun viven en todos los que tuvimos la enorme fortuna de conocerlo y frecuentarlo.
Recuerdo que luego de ese viaje a Venecia, le propuse al Intendente de Río Negro- el de la empresa de transporte- darle el nombre de Lorenzo Turetta a una escuela, a una calle o a un paseo público de nuestra ciudad. Lo hacía desde mi ateísmo. Me parecía una demostración de gratitud que la comunidad fraybentina le debía a quien todo lo había dado sin pedir nada a cambio.
Su patrimonio eran sus libros, una vieja boquilla de fumador impenitente, unas alpargatas bigotudas y un corazón de oro que él trataba en vano de disimular con su severidad espartana. La respuesta del intendente fue tajante:" La ley no lo permite. Es necesario que pasen diez anos del deceso".
El Padre Lorenzo Turetta había fallecido en el ano 1999. Ese diálogo tuvo lugar en el ano 2000.
La ley es dura, pero es ley. Nacer y morir son los términos inviolables de la vida.
El 15 de febrero de 2002, falleció en forma inesperada Mario Carminatti. Así se llamaba el intendente en cuestión.
Los gastos del sepelio fueron a cargo del Tesoro Nacional.
El 15 de diciembre de 2003, la Sala de Sesiones de la Cámara de Representantes designó a la Escuela N° 60 de la ciudad de Fray Bentos, con el nombre de "Dr. Mario Carminatti"...
Son estos los bocados que la gente se cansó de pasear por la boca, antes de tragarlos tapándose la nariz. Ya no se los traga. Los escupe.
Es por ello que el EP-FA-NM no puede darse el lujo de defraudar a los uruguayos con prácticas perimidas que el pueblo acaba de rechazar masiva y explícitamente.
Es necesario que parte de nuestra sociedad aprenda a convivir con la legalidad. Nosotros, lo reconozco, a veces corremos demasiado rápido.
Quisiéramos que muchos compatriotas conquistaran derechos que sistemáticamente les vienen negados sin estar jun reconocidos; enfocando el problema desde nuestra concepción filosófica. Sobre todo en el interior del país, a la gente no se le reconocen ni siquiera aquellos que, constitucionalmente ya están consolidados.
La intuición suele ser una virtud poco común en los estrechos callejones de la política uruguaya, acostumbrada desde siempre a la certeza que otorga la baraja marcada.
Mujica sabe perfectamente que los orientales somos hijos de padres divorciados. En cada uno de nosotros conviven los genes de una enraizada conciencia cívica con la certeza matemática de haber alimentado un sistema perverso, asentado en bandas autodenominadas partidos.
Todas esas gárgaras de democracia con las que crecimos jun antes del quiebre institucional y de la instauración de la dictadura cívico-militar, son una mentira colosal. Muchos se la creyeron simplemente porque les gustaba.
Esa mole de mármol en la que durante tantos anos cocinaron las leyes entre frangollones y con dos hornallas, ha sido- salvo pocas y honrosas excepciones- una cueva de atorrantes.
No basta con no meter la mano en la lata para estar seguros de tener el dulce fuera del alcance de las moscas.
Los privilegios legitimados a través de quien legisla en su propio beneficio, constituyen una rapiña que una fuerza progresista no puede darse el lujo de perpetrar.
Esos eran los lodazales en los que chapaleaban los capangas de los partidos tradicionales en Montevideo y sus burdos caudillejos en el interior del país.
La iniciativa del MPP abre una fisura por la que tendrá que pasar necesariamente la voluntad popular. Les devuelve a los uruguayos el sentido de pertenencia de un instrumento político que no es sólo de Arana, de Astori, de Tabaré Vázquez o de Mujica.
Es de todos aquellos que dejaron el cuero en la estaca.
Es de todos los que- desde siempre y a contramano- repechamos por la izquierda cuando el tránsito estaba embotellado del otro lado.
Es de los uruguayos que se hartaron de los punguistas blancos y colorados.
Es del pueblo organizado que volverá a abrir las tranqueras de los Comité de Base, aislando a los dirigentes que en un minúsculo Olimpo transcurran sus días en juegos cupuleros. Es de los que se embarran las manos y no de los especialistas de marketing.
Pertenece a la cruda realidad de la vida y no a la realidad virtual de los jingles.
En los partidos tradicionales estos preceptos no tienen vigencia, pues su razón de ser estriba en la perpetuidad de los privilegios.
De ese enorme árbol jerárquico queda sólo un tronquito podrido.
Si los uruguayos votaron por un país más limpio y transparente, el MPP con su propuesta acaba de localizar uno de los rincones de la sociedad en los cuales la basura se amontona con inusual facilidad.
No serán los cantegriles el escenario en el que se decidirán la suerte y el futuro de un Uruguay más higiénico y democrático.
Es necesario barrer debajo de las alfombras palaciegas, allí donde las manos perfumadas se confunden en cómplices apretones.
Ya lo decía el viejito Rousseau:" los políticos no poseen amigos, sólo tienen cómplices".
Obviamente que esto de por sí no basta para sacar al país del interminable pozo en el que ha caído.
Crea, eso sí, un clima de confianza recíproca entre los viajeros y la tripulación.
La travesía será larga. El puerto, lejano.
Como cualquier uruguayo bien nacido, jun a la distancia deseo lo mejor para mi país.
No he sido condescendiente con el senador José Mujica.
Lo he dicho y escrito públicamente.
Con la misma honestidad intelectual con la que lo he hecho, debo reconocerle a él y al MPP la nobleza de esta iniciativa.
No me cabe duda que tendrá un efecto multiplicador y que no habrá lugar para los rezagados.
Por todo esto, haciendo mío un cartelòn inmenso, lacónico y sublime que una hinchada argentina había pintado para alentar a su equipo, le grito desde acá en nombre de miles y miles de compatriotas: NO ME LE MERME, MÚJICA.


Gonzalo Solari
Guitarrista uruguayo
Arezzo( Italia)
17-11-04