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Latinoamérica

La caída del "partido de gobierno"

En la Casa del Partido Colorado, Sanguinetti y Stirling deambulaban buscando explicaciones
Vi a Sanguinetti deambular por el hall de la Casa del Partido Colorado, buscando la explicación precisa. Sin saco, con la mangas de una camisa blanca con rayas finitas rojas arremangadas y el nudo de la corbata algo desanudado. Vi a Guillermo Stirling en una misma situación, hasta que encontró refugio en el cariño que le pudieron dar dos de sus nietos, los mellizos. Vi también a algunos jóvenes llorando, y a otros que buscando cambiar el ánimo auguraban que era el "partido de gobierno" que estuvo al frente del país casi 150 años, ocupando todos los resortes de poder e imprimiéndole su sello a la nación.

 
Los colorados no encontraron consuelo ante el resultado de la votación.

DANIEL LEMA
La República

"Presidente... felicitaciones por la elección", le dijo Stirling de forma escueta vía celular a Tabaré Vázquez. El mandatario electo agradeció el saludo y la comunicación quedó por ahí.
Habían pasado varios minutos desde que las encuestadoras informaban sobre el triunfo de la izquierda, pero los colorados todavía no querían aceptar el triunfo de su principal enemigo desde el retorno a la democracia.
"Esperemos", decían una y otra vez Stirling y Sanguinetti, quienes después de las ocho y media de la noche, junto a los dirigentes del Foro Batllista eran los únicos que se encontraban en la vieja casa de Martínez Trueba y San José, a excepción de los quincistas Jorge Barrera y Amadeo Pereira.
Es que una vez que se conocieron los resultados, los ministros quincistas se retiraron presurosos de la sede partidaria, algo que también hizo después el líder de la UCB, Alberto Iglesias. "Yo no tengo la culpa de esto", decía un dirigente de base del Partido Colorado. "Yo tampoco", respondió en coro otro grupo de militantes.
A las ocho y media de la noche quedaba atrás el buen humor de los colorados que durante gran parte de la tarde se mostraron en que podían tener una buena votación (esto es 15%) y forzar una segunda vuelta.
Pero cuando se acercó la hora de las proyecciones, las sonrisas cambiaron por rostros más serios.
Para colmo de males había problemas con la pantalla gigante que permitía ver la transmisión de los canales abiertos de televisión. "Poné el doce, poné el doce", gritaban los militantes a fin de poder ver qué datos brindaba el politólogo Luis Eduardo González. Pero el encargado de cambiar de canal no lo hacía. "Pero somos un desastre, ni siquiera podemos cambiar de canal", decía el senador Julio Herrera llevándose las manos a la cabeza.
Llegaron los datos. "Tenemos presidente", dijo el politólogo Oscar Botinelli en Canal 4. "Esperemos, esperemos", decían Sanguinetti y Stirling.
Ambos se metieron entonces en la sala de sesión del Comité Ejecutivo colorado. Frente a frente conversaron un rato. Después se sumó el vicepresidente Luis Hierro, el canciller Didier Opertti. También entraron a la reunión las esposas de estos dirigentes.
Al rato, Sanguinetti y Stirling salen por uno de los costados de la habitación y vuelven al hall a encontrarse con los militantes. Reciben el abrazo de algunos, conversan con otros. Van para acá y para allá, y no informan cuándo hablarán. Se vuelven a meter en la sala de sesiones. Vuelven a salir unos minutos después. Sanguinetti mira un rato la tele, mientras Stirling resuelve sentarse junto a su esposa y se pone a conversar animadamente con sus nietos.
Finalmente, ambos se ponen sus sacos y enfrentan a los medios de comunicación. "El doctor Tabaré Vázquez ha sido electo presidente de la República, es la expresión más genuina y más auténtica de una democracia: la expresión del pueblo. Por lo tanto, le rendimos a ese pueblo uruguayo nuestro homenaje y nuestro reconocimiento", dijo Stirling.
El candidato dijo que esperaba una mejor votación del Partido Colorado, y llamó a "mirar hacia adelante, para que este país siga en democracia, en tolerancia, en libertad.
Para eso vamos a trabajar, y para eso nos van a encontrar sosteniendo los grandes principios y valores que hacen a una República".
"Bueno, que sea para bien, como decía Wimpi", remató Stirling.
El ahora ex candidato, le dio la palabra al secretario general del Partido Colorado, Julio Sanguinetti. El ex mandatario , dijo que sentía "orgullo" por la campaña de la fórmula Stirling-Tabaré Viera.
"Felicitamos a los triunfadores de hoy. La democracia del Uruguay una vez más resplandece. El Uruguay es una sociedad liberal y humanista, porque el Partido Colorado le impregnó liberalismo y humanidad.
El estado uruguayo es un estado social, porque el batllismo le impregnó el sentido de responsabilidad social. Estas son ideas permanentes, no somos un partido de ocasión, sino que estamos identificados con la vida misma del país, no hay institución, no hay ley que no tenga de algún modo el sello de nuestro partido y eso es lo que hace que nos sintamos continuadores de una corriente que hoy tiene episodios de la vida democrática y que mañana seguirá luchando por los mismo ideales", dijo Sanguinetti.
El ex mandatario le deseo "de corazón" a los triunfadores "la mejor suerte".
"Somos gente de lucha, somos gente de convicción, somos adversarios tenaces pero leales dentro de la democracia. Confiamos y esperamos que esa mayoría sea útil para que se gobierne con coherencia en un clima de tolerancia y respeto a la ley, las instituciones y las personas".
Sanguinetti siguió hablando un rato más en varios medios mientras que Stirling emprendió la retirada. A las once de la noche, la casona comenzaba a quedar vacía, mientras frente a la puerta pasaban votantes del Frente Amplio cantando y saltando. "¡Viva la democracia!", le respondieron los colorados. Ahora, en pocas semanas, alrededor del 10 de noviembre, los colorados harán sesionar a la Convención Nacional para analizar los resultados de la votación lo que desde ya aparece como una reunión muy difícil. *