Latinoamérica
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Terrorismo internacional
Rodrigo Santillán Peralbo*
Altercom
El terrorismo internacional, cualesquiera sean sus motivaciones, se ha
convertido en una práctica cruel, degradante e inhumana. No le importa si
asesina a niños o adultos inocentes, si hiere o destruye indiscriminadamente: La
matanza y el reguero de sangre continúan en Palestina, Irak, Afganistán. El
terrorismo se globalizó luego del criminal atentado en New York y Washington, y
gracias a la nueva política de seguridad nacional y guerra preventiva de Bush
que, además, en su concepción fundamentalista, fuera de toda consideración ética
y de mínimo respeto al derecho internacional, decidió por su cuenta, declarar
terroristas no sólo a grupos y organizaciones sino a pueblos y Estados, con lo
que pone en peligro a la humanidad entera.
Naturalmente que el terrorismo internacional debe ser combatido y sancionado
provenga de donde provenga; pero tanto su definición y calificación como las
medidas que se adopten para prevenirlo o eliminarlo, deben surgir de un consenso
universal, a través de la ONU. La lucha contra el terrorismo exige la más amplia
cooperación internacional, no sólo para identificarlo sino para cortar las
fuentes de financiamiento e impedir las actividades públicas o clandestinas de
los representantes del terrorismo, simplemente porque son actividades reñidas
con la moral y los principios elementales del Derecho Internacional Humanitario.
La humanidad ha llegado a una encrucijada sin precedentes. Por un lado el
terrorismo asuela y amenaza al mundo y, en particular, amenaza a Estados Unidos
y sus intereses y, por otro, la primera potencia mundial, prevalida de su
innegable poder militar, económico y político bombardea sin piedad y destruye
ciudades y pueblos, mata por centenas a hombres, mujeres y niños en verdaderos
actos genocidas, crímenes de guerra y violación de los derechos humanos por sus
tropas. ¿Acaso al terrorismo se combate con mayores acciones de terror que
provocan odios incontenibles?
Es inadmisible el discurso del Presidente Bush que amenaza con invadir
militarmente a cualquier país que considere un peligro para Estados Unidos. Las
consecuencias son impredecibles y funestas; pero si condenable es la posición
guerrerista, también merece repudio el discurso de doble moral que califica de
terroristas a las FARC de Colombia y de guerrilleros a los terroristas
chechenios que asesinaron a mansalva y sin pudor a los niños de Beslán en el
Cáucaso Norte de Rusia. Frente a estas realidades de miedo, es urgente que la
ONU debata y apruebe un Tratado Internacional de lucha contra el terrorismo.
La internacionalización del terrorismo ha sido debatida en Quito por los
Ministros de Defensa y Jefes de Estados Mayores de las Fuerzas Armadas de
América, bajo el mando estratégico y político de Estados Unidos. Esta potencia
ordena la agenda, decide que discutir y que aprobar y, naturalmente,
subordinados como están los ejércitos a la geopolítica imperial, sólo cumplen
órdenes que sirven a los intereses norteamericanos; en consecuencia, las fuerzas
armadas de América Latina, salvo las de Brasil, Venezuela y Argentina, están
listas para defender las estrategias de dominación de Estados Unidos,
disfrazadas ahora en lucha contra el "terrorismo global", creado por los propios
Estados Unidos.
No es admisible que se deje al arbitrio del imperio, la lucha contra el
terrorismo internacional porque siempre será una decisión unilateral y de
extremo peligro para la supervivencia de la humanidad. El combate al terrorismo
internacional debe provenir de pactos, tratados y convenios internacionales,
bajo el patrocinio de la ONU y si gobiernos y fuerzas armadas de nuestra
América, deciden luchar contra el terrorismo, deberían estudiar las causas que
lo originan y entre ellas el surgimiento del terrorismo económico debido a las
políticas del FMI, a la corrupción de los sistemas financieros y las políticas
de las transnacionales convertidas en brazos de dominación imperial que, en
conjunto, siembran de miseria a nuestros pueblos. Este terrorismo económico
internacional que nació del neoliberalismo impuesto por el imperio debe ser
combatido con fuerza y eficacia, por todas y todos que piensan y creen en otro
futuro, porque otra "América si es posible".
*Rodrigo Santillán: Periodista ecuatoriano, profesor universitario,
editorialista del Diario Nacional La Hora, ex director de la Revista Siempre, ex
Presidente de la Unión Nacional de Periodistas.