Latinoamérica
|
20 de Noviembre, día nacional de la conciencia negra
Evandro Bonfim
Adital
"Libre del azote en las senzalas (cabañas de los negros), preso en la miseria
de la favela". El trecho anterior pertenece al enrredo del samba de la escuela
de samba Mangueira, una manifestación cultural que involucra baile, percusión,
indumentaria y participación popular fundamentada en la cultura negra brasilera.
La música sugiere que las estructuras políticas y sociales de Brasil, desde el
Esclavismo colonial hasta la organización actual del Estado nacional, continúan
segregando a extensos sectores de la población por criterios raciales.
Para comenzar, el calendario oficial del país ni siquiera posee una fecha
conmemorativa en memoria de la lucha negra. La institucionalización del Día
Nacional de la Conciencia Negra, celebrado el 20 de noviembre, como feriado
nacional no ocurrió hasta ahora, aunque sea parte de los compromisos que el
gobierno de Luís Inácio Lula da Silva asumió con el movimiento negro.
"No es por casualidad que el calendario nacional brasilero no tenga un único
feriado en memoria de un líder negro/a", declaran los activistas. La fecha del
20 de noviembre fue escogida como el Día de la Conciencia Negra por coincidir
con el asesinato de Zumbi, líder del mayor refugio de negros sublevados contra
la esclavitud del Brasil Colonial, el quilombo de los Palmares. Solamente
algunos lugares de Brasil como Río de Janeiro festejan la fecha.
Este marco tan significativo será colocado en segundo plano por el propio
gobierno brasilero, que hizo del mismo 20 de noviembre el "Día Nacional de
Combate al Dengue". Diversas entidades del movimiento negro reclaman al Consejo
Nacional de Promoción de la Igualdad Racial y del Ministerio de Salud la
alteración de la fecha central de la campaña por la erradicación de la
enfermedad tropical.
Además de este punto básico de articulación para la lucha, el movimiento negro
trabaja con cuestiones arduas como la legalización de las tierras de los
quilombolas - remanentes de quilombos que encuentran dificultad para hacer valer
esta identificación étnica - y la dificultad en la implementación de políticas
promotoras de la igualdad racial, como el sistema de cupos en universidades y
también para el cuadro funcional de empresas, al igual de lo que se garantiza
para deficientes físicos.
Igual calificación, menor remuneración Mientras se calienta el debate sobre la
política de cupos, que está involucrando el hecho de cómo se pueda precisar
quién es el negro brasilero, la discriminación y el apartheid social continúan
actuando sin dilación, aliadas a otros preconceptos como el de género. Esta
constatación está detallada en el estudio titulado "La población negra y
mercados de trabajos metropolitanos", divulgado y actualizado anualmente por el
Departamento Intersindical de Estudios y Estadísticas Socioeconómicas (Dieese),
en ocasión de las conmemoraciones del Día Nacional de la Conciencia Negra.
"No obstante la segregación racial esté presente de varias formas en la sociedad
brasilera, es en el mercado de trabajo que se expresa con claridad la eficiencia
de los mecanismos discriminatorios. Factores aparentemente objetivos se vuelven,
en el mercado de trabajo, requisitos que jerarquizan las diferencias naturales
entre trabajadores y, en el caso de Brasil, colocan a los negros en desventaja
en relación con los no-negros", comenta el órgano de investigaciones sindicales.
Las mujeres negras son las primeras en el ranking cuando el asunto es la
desventaja en el mercado de trabajo. Del total de 435 mil desempleados en la
Región Metropolitana de Salvador (RMS), ellas suman 207 mil, lo que da el 45,6%
del número de desempleados. Las que trabajan ganan, en promedio, R$ 464. Los
hombres no-negros tienen una remuneración media de R$ 1.368.
Incluso cuando tienen el mismo nivel de escolaridad, esa distorsión se repite.
Los hombres no-negros con diploma universitario reciben, en promedio, R$ 2.349.
Las mujeres negras en la misma condición tienen un salario medio de R$ 1.219.
Además de eso, el 53,1% de las mismas están en actividades consideradas
vulnerables, como empleo doméstico, sin libreta firmada (en negro), trabajando
por cuenta propia o en actividades familiares sin remuneración.