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Tiene el control de tres de los cinco magistrados del Tribunal Constitucional
Sánchez Berzain controla Bolivia
Andrés Soliz Rada
Rebelión
Si se tiene el control de tres de los cinco magistrados del Tribunal
Constitucional (TC) de Bolivia, se controla a Bolivia. Y Carlos Sánchez Berzain,
ex Ministro de Gobierno del prófugo ex Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL),
tiene el mencionado control. El TC, introducido en la Constitución Política del
Estado (CPE), en 1995, durante el primer gobierno del prófugo, fue concebido
como órgano de control de la constitucionalidad de leyes y decretos. Sin
embargo, hoy resuelve conflictos, de manera inapelable, entre Poderes del
Estado, recursos directos de nulidad y de amparo constitucional, determina la
validez de convenios internacionales y las opiniones que emite son obligatorias.
El jurisconsulto Víctor Hugo Escobar Herbas, en su acucioso libro "Justicia
Ordinaria Versus Justicia Constitucional", editado en junio de 2004, advierte
que el TC, por la vía de los recursos de nulidad y de amparo constitucional, ha
supeditado a la Corte Suprema de Justicia, ha fracturado los principios de
unidad jurisdiccional y de jerarquía y se ha convertido en súper poder
incontrolable. Añade que "adopta decisiones que sólo compete a los jueces
ordinarios y ha creado un clima de inseguridad jurídica por superposición de
competencias".
El Consejero de la Judicatura, Germán Gutiérrez, ha denunciado a Martha Rojas,
Martha Iñiguez y José Antonio Rivera de haber sido designados miembros del TC
por influencia directa de Sánchez Berzain. Rivera respondió que Gutiérrez es
parte de la cuota "gonista" en el Poder Judicial. Lo cierto es que el bufete de
Sánchez Berzaín, quien fue abogado de GSL antes de ser su ministro, es, de
lejos, el más influyente del país. Su poderío fue revelado por el periódico
neoliberal "La Razón", del 20-X-95, al recordar que en años precedentes fue
abogado de narcotraficantes y en especial de Luis Dorado Erland (barbas chocas),
encarcelado por el caso de un avión capturado en Lima, Perú, que había despegado
del aeropuerto de la ciudad de La Paz, portando una tonelada de cocaína.
Al producirse el escándalo (15-IX-95), Sánchez Berzaín era Ministro de Gobierno,
en tanto su secretaria era amiga íntima de Dorado Erland. La embajada de EEUU se
hizo la distraída, debido a que el íntimo colaborador de GSL había logrado que
el Parlamento, de aplastante mayoría oficialista, había defenestrado, con la
cooperación del agente de la CIA, el nicaragüense Antonio Ibarra, y del cónsul
norteamericano, Willy Scarborough, al Presidente de la Corte de Justicia, Edgar
Oblitas, quien sostenía que las políticas neoliberales del "gonisno" eran
contrarias a la Carta Magna. La hoy magistrada del TC, Martha Rojas, entonces
fiscal de narcóticos, participó en el operativo.
El 5-XII-03, el TC declaró constitucional al Decreto Supremo, 24806, de 4-8-97
(gobierno de GSL), por uno de cuyos anexos, que permaneció oculto al Parlamento
y la ciudadanía, se entregó a las transnacionales la propiedad de los
hidrocarburos en boca de pozo. Si bien el actual Presidente Carlos Mesa abrogó
el decreto, tal abrogación, al no tener carácter retroactivo, permitirá que las
petroleras continúen apropiándose del gas y del petróleo de Bolivia durante la
vigencia de los contratos suscritos por el país. Vale decir por las próximas
cuatro décadas.
En días precedentes, el TC anuló las designaciones provisionales de magistrados
y fiscales dispuestas por el Presidente de la República, en atención a que esos
cargos estaban vacantes desde hace varios años. Con esta decisión, el TC logrará
detener el juicio de responsabilidades contra GSL, Sánchez Berzaín y otros
sindicados por genocidio, violaciones a los derechos humanos y daños económicos
al Estado. No es casual que el MNR, el partido de estos personajes, anunciara
que se opondrá a cambios en el TC "por ser una de las mayores conquistas de la
democracia". Ante este panorama, sólo una nueva Carta Magna, redactada por una
Asamblea Constituyente, a reunirse el próximo año, detendrá el dominio de
Sánchez Berzaín sobre la justicia, con cuyo poderío podría inclusive anular
elecciones presidenciales que no sean del agrado de EEUU, de las petroleras o
del "gonismo".