Latinoamérica
|
La esperanza Uruguaya
José Steinsleger
LA JORNADA
Argentina y Uruguay ocupan la llamada 'pampa húmeda', ubérrima subregión de
la cuenca hidrográfica del Plata que abarca sureste de Brasil, Paraguay, sur de
la provincia de Córdoba y Buenos Aires y concita los afanes de integración
económica del MERCOSUR.
Sin embargo, no hay lectura geoeconómica válida sin historia política que la
interprete. Tautología rioplatense: ¿Argentina extensión del Uruguay, o
viceversa? Lo cierto es que pocos peatones que circulan por Piedras, en el
centro de Buenos Aires, saben que la calle evoca la batalla que dio inicio a las
luchas de emancipación de la corona española (1811).
José Artigas, el vencedor, no distinguía entonces entre 'orientales' y
'porteños'. La Liga Federal artiguista (1811-16) se proponía articular una gran
nación rioplatense. Pero las oligarquías de Buenos Aires y Montevideo
desbarataron el proyecto y acataron la cartografía impuesta por el Banco de
Londres.
La separación de Uruguay de Argentina (1830) y la terrible Guerra de la Triple
Alianza, que redujo el Paraguay a cenizas (Argentina, Brasil, Uruguay, 1865-70),
fueron sendos capítulos de la dramática balcanización de la Patria Grande
pensada por San Martín y Bolívar.
Demográfica y culturalmente, la historia cambió. Pero los nativos sobrevivientes
al genocidio 'civilizador' supieron enriquecer sus ideas libertarias con los
inmigrantes llegados de España, Inglaterra, Italia y Europa central.
El espíritu artiguista rencarnó en la figura del montonero uruguayo Aparicio
Saravia (1855-1904) y el tupamaro Raúl Sendic (1925-89). ¿Podemos dudar si al
prócer uruguayo-argentino le hubiese sorprendido la ferocidad represiva de sus
enemigos en el trasiego de torturados, asesinados y desaparecidos de la
Operación Cóndor (1974-82)?
El terrorismo de Estado globalizó el sufrimiento y la explotación de uruguayos,
argentinos, paraguayos, bolivianos, chilenos y brasileños. Los tecnócratas se
lanzaron al deshuesamiento y subasta de los estados nacionales y los políticos
de la 'democracia' se convirtieron en predicadores del 'mirar hacia adelante',
pues a juicio de ellos la sociedad toda debía cargar con el genocidio y la deuda
externa.
¿Qué prevén ahora, cuando el Mercosur debe tomar posición ante el modelo
esclavista del ALCA? El argentino Néstor Kirchner y el paraguayo Duarte
simpatizan con el venezolano Hugo Chávez. Pero con Lula (el 'obrero
pragmático'), Brasil ya le hizo ojitos al ALCA. ¿Qué esperar del Chile de
Ricardo Lagos, ariete de Washington en la subregión? ¿Qué del boliviano Carlos
Mesa y su política económica entreguista?
Ningún país del Cono Sur puede ya funcionar por su cuenta. Por ejemplo, el
estado de Rhode Island, el más pequeño de Estados Unidos, cabe 100 veces en
Uruguay, el estado más pequeño de América del Sur.
De modo que los uruguayos que vivieron en el otrora 'Estado de bienestar'
podrían preguntarse lo siguiente: ¿Por qué Rhode Island, con poco más de un
millón de habitantes, supera en 30 por ciento el PIB de Uruguay, con 3.5
millones de habitantes? ¿Por qué los uruguayos destacaron por su nivel educativo
y organización social y luego se dispersaron por el mundo? ¿Por qué la población
total de Rhode Island equivale al total de uruguayos que viven en la pobreza
relativa y extrema (40 por ciento)? ¿Por qué a pesar de tantos uruguayos
insertos en la cultura universal, Uruguay encabezó en 2003 la lista de suicidios
en América Latina (18 por cada 100 mil habitantes, 612 al año, 1.67 al día)?
¿Qué posibilidad tiene Uruguay para salir de un 'pozo' más angustiante que la
novela homónima de Juan Carlos Onetti?
Una esperanza asoma en el horizonte: la coalición de centro-izquierda Encuentro
Progresista Frente Amplio (EP-FA), liderada por Tabaré Vásquez, que a fines de
agosto pasado tenía 46 por ciento de la intención de voto para las elecciones
presidenciales del 31 de octubre próximo y grandes posibilidades de evitar el
ballotage (segunda vuelta).
Si las urnas confirman la proyección, el poder oligárquico 'coloranco'(de los
partidos 'blanco' y 'colorado') estaría llegando al fin de un ciclo histórico,
dejando en la desocupación a 20 por ciento de la población económicamente
activa.
En caso de que el Mercosur pudiese revertir el modelo neoliberal con una
redistribución del ingreso más justa, las potencialidades de Uruguay, país de
alimentos, dan para mucho, siempre que sus pueblos se integren dinámicamente al
crecimiento con desarrollo social.
De lo contrario (y con el ALCA a punto de entrar en vigencia en 2005), la
tragedia uruguaya se ahondará hasta la exasperación y ex gobernantes como Julio
María Sanguinetti seguirán dando clases de democracia por el mundo, en tanto
Enrique Iglesias, director uruguayo del BID, seguirá engordando hasta reventar.