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El partido de los comunistas
Por Gustavo Espinoza m.
En una emisora local el pasado 29 de septiembre el ex Comisionado de La
Verdad Carlos Tapia se ufanaba por su aparente valentía y decía: "iré a San
Marcos el 6 de octubre, la víspera de la fundación del Partido Comunista Sendero
Luminoso". En otro escenario, Alberto Moreno distribuía vistosas tarjetas de
invitación a su acto con motivo del "76 Aniversario de la fundación del Partido
Comunista del Perú (Patria Roja)". Lamento mucho tener que decir que ambas
acciones no solamente son equívocas, sino que, además confirman erráticas
posiciones que deben ser superadas.
El 7 de octubre de 1928 no fue fundado Sendero Luminoso, pero tampoco Patria
Roja. Fue ese el día en el que quedó constituido el Partido de los Comunistas
Peruanos con el nombre de Partido Socialista del Perú. Y decimos de los
comunistas, y no de los socialistas porque a iniciativa del propio Mariátegui,
ese Partido reivindicó como su base teórica el Marxismo Leninismo, se identificó
en el plano político con la Revolución Rusa y se adhirió entusiasta a la III
Internacional, fundada a iniciativa de Lenin por los comunistas rusos a poco de
tomar el Poder en el viejo Imperio de los Zares. Como se recuerda, Mariátegui no
llamó a ese Partido con la denominación apropiada tan sólo porque juzgaba que en
ese contexto, y bajo el régimen de Leguía, no existían en el país las
condiciones que lo permitieran.
Ese Partido que fundó Mariátegui, existió muchos años y entregó significativos
aportes a la vida nacional. Recogió las más sanas y valiosas inquietudes de
distintos segmentos de la vida peruana, entrelazó sus luchas con la movilización
activa de los trabajadores, enarboló las mismas banderas de los jóvenes que
combatían por la democratización de la Universidad y de la educación; las de los
campesinos que exigían la tierra; las de las mujeres que demandaban igualdad y
trabajo; las de profesionales y técnicos, que clamaban por libertad y justicia.
De ese modo, se ganó el respeto y la admiración de muchos y un lugar de honor en
el corazón del pueblo.
A ese Partido pertenecieron los sindicalistas de los años 30 que dieron
nacimiento y consistencia a la primera CGTP, ahogada en sangre a poco de andar
por las dictaduras de entonces; los combatientes de los Comités Antiguerreros y
Antifascistas antes de la II Guerra Mundial; los que se enfrentaron a las
dictaduras de Sánchez Cerro, Benavides y Odría; los encarcelados, torturados y
exiliados; los sometidos a las Cortes Marciales y condenados por ellas: los
confinados en los Campos de Concentración de la selva; los que levantaron las
banderas democráticas el 45 y el 56; los que lucharon por el petróleo y la
reforma agraria a comienzos de los 60, los que reconstruyeron la CGTP con coraje
y con esfuerzo; los que impulsaron sin doblez las transformaciones progresistas
durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado; los que se convirtieron en la
columna vertebral de la Izquierda Unida abriendo el pueblo peruano perspectivas
de avance y cambio.
A ese ejército de Clase, revolucionario, sincero y entregado si concesiones a
las causas más justas y sentidas de nuestro pueblo, pertenecieron hombres y
mujeres ejemplares como Gamaniel Blanco, Avelino Navarro, Rafael Tupayachi,
Simón Herrera Farfán, Angela Ramos, Carmen Sacco, Alfredo Mathews, Hugo Pesce,
Emiliano Huamantica, Jacobo Hurwitz, Cristóbal Espinola, Isidoro Gamarra, Pedro
Huilca, Eduardo Vega, Jorge del Prado y muchos otros. Ninguno perteneció nunca a
Sendero Luminoso, ni a Patria Roja.
Sendero Luminoso surgió sólo a comienzos de la década de los 70 del siglo pasado
y su antecedente más inmediato fue, como se recuerda, la fracción maoísta que se
desprendió del PC años antes. Nunca adquirió la categoría de Partido Político.
En sus inicios fue un núcleo de profesores universitarios de Ayacucho que,
liderados por Abimael Guzmán, construyeron finalmente una estructura terrorista
usada a su antojo por sectores oscuros empeñados en crear en el país un clima de
violencia generalizado que justificara un régimen neo nazi, como el que tuviera
el control del Perú antes de fin de siglo. Consciente, o inconscientemente,
Guzmán y los suyos sirvieron como anillo al dedo a los planes más reaccionarios.
Patria Roja, que nació también en marzo de 1969, como resultado de la división
de la fracción maoísta que existía en ese entonces. En sus primeros años cometió
gruesos errores como enfrentarse a la CGTP, descalificar al proceso de Velasco,
combatir el Paro del 19 de julio del 77, o denostar de la experiencia del
socialismo real incluyendo Cuba y Vietnam en los años más duros de la lucha.
Estos errores fueron en buena medida corregidos con el tiempo. Hoy, sin embargo,
cobija aún concepciones sectarias y voracidad preocupante. Es, no obstante, un
partido revolucionario, pero que no tiene 76 años de vida y tampoco debe su
fundación a José Carlos Mariátegui. Su dirección debiera admitir eso para ser
consciente de su realidad y honrada con su propia militancia.
Ahora, en los primeros años del siglo XXI, el reto de los comunistas peruanos
está planteado básicamente en los mismos términos de antes. El Perú sigue
sometido al dominio imperialista y sigue también gobernado por las camarillas de
Poder a su servicio. Los trabajadores y el pueblo combaten en las condiciones
más adversas para revertir la crisis y abrir cauce a la transformación
democrática de la sociedad. Ello exige politizar activamente a las masas,
organizar al pueblo, forjar sentimiento y conciencia de clase, alentar las
luchas de todos los segmentos oprimidos de la sociedad, solidarizarse con los
procesos emancipadores y revolucionarios del mundo, acumular fuerzas para aislar
y derrotar a las fuerzas reaccionarias, sumar voluntades y crecer mediante la
educación y la lucha.
Que octubre, el mes del aniversario del Partido de los Comunistas sirva para
pensar seriamente en esta realidad, evaluar las tareas, retomar la iniciativa y
avanzar por la ruta de Mariátegui. En lo que a nosotros se refiere, ésa es
nuestra lucha.