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Latinoamérica
Implicaría una intervención armada contra las FARC y el ELN en unos meses

Acelera trabajos el Pentágno
para una eventual segunda fase del Plan Colombia

Poco a poco el ejército estadunidense consolida la ocupación militar de Ecuador

CARLOS FAZIO

De manera silenciosa y sin tirar un solo tiro, la ocupación militar de Ecuador por el Pentágono estadounidense está en vías de consolidación. El acelerado acondicionamiento de bases castrenses y centros de espionaje así como el entrenamiento de cuerpos de elite contrainsurgente marcan un just- in- time (justo a tiempo) de cara a un eventual lanzamiento de la segunda fase del Plan Colombia: una intervención armada multinacional en contra las guerrillas de las FARC y el ELN, previsto para los primeros meses de 2004.

Al control de la base aeronaval de Manta -ubicada sobre el Pacífico ecuatoriano a una hora de vuelo de la frontera con Colombia-, que ha quedado totalmente bajo la jurisdicción del Comando Sur (SouthCom) de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, se suman la mercenarización de actividades operativas clave de la Fuerza Aérea y la Armada de Guerra locales, que han sido cedidas a la empresa Cyncorp, subcontratista del Pentágono; el emplazamiento de tres centros logísticos (en vías de ejecución) sucedáneos de Manta, en las provincias de Guayas, Azuay y Sucumbíos, y la militarización de la policía ecuatoriana, que está siendo adiestrada por el FBI en prácticas "antiterroristas".

Las visitas que realizaron al país andino el general Wendell L. Griffin, director de Planeamiento y Estrategia del Comando Sur (finales de octubre) y el enviado especial de Estados Unidos para Iniciativas del Hemisferio Occidental, Otto Reich, parecen indicar que Washington está acelerando los preparativos para desatar escaramuzas bélicas en territorio colombiano y que Ecuador, con la venia subordinada del presidente Lucio Gutiérrez -a la sazón coronel retirado-, cumplirá una función similar a la que tuvo Honduras en la guerra de Ronald Reagan contra Nicaragua sandinista: la de portaviones de Estados Unidos en una guerra de agresión encubierta.

Manta, centro de espionaje regional

El Comando Sur, uno de los cinco comandos unificados del Pentágono, abarca un área de responsabilidad que incluye 19 países de América Latina y el Caribe, excepto la Guayana Francesa y México (incorporado de facto al Comando Norte). Entre 1903 y 1999, la sede del SouthCom estuvo en la Zona del Canal de Panamá; pero en virtud de los Acuerdos Carter-Torrijos (1977), Estados Unidos tuvo que abandonar la Base Howard y una red de instalaciones castrenses (equipos de inteligencia, radares y antenas satelitales) en el país canalero el 31 de diciembre de 1999 y trasladó el Comando Sur a Miami, Florida.

A partir del año 2000, el Pentágono diseñó un nuevo esquema de control militar subregional, a través de los llamados puestos avanzados de operación (FOL, por sus siglas en inglés), que utiliza instalaciones aeronavales en Comalapa (El Salvador), Aruba y Curazao y Manta. Los FOL fueron diseñados como centros de "movilidad estratégica" y uso de "fuerza decisiva" en guerras relámpago, con base en tropas aerotransportadas de despliegue rápido.

En julio de ese año, la base militar de Manta se convirtió en el principal centro de espionaje electrónico con tecnología satelital del Pentágono en América del Sur. De allí parten cada día a su rutina aviones espías Orion C-130 de la Armada de Estados Unidos. En la actualidad la base alberga a 162 oficiales estadounidenses y 231 empleados (casi todos ex militares) de la corporación multinacional Dyncorp, con casa matriz en Reston, Virginia, sede del Pentágono.

La empresa estadunidense, que en 2002 tuvo ganancias por 10 mil millones de dólares, ha sido subcontratada por el Pentágono para las tareas de fumigación (de cultivos ilícitos) del Plan Colombia. Pero en Manta se encarga, además, de los servicios administrativos y logísticos de la base (mantenimiento y apoyo técnico de aviación) y brinda tecnología de computación. Según el coronel Jorge Brito, estratega militar ecuatoriano, los 'contratistas' de Dyncorp en Colombia y Manta -que gozan de inmunidad diplomática-, están vinculados al espionaje. "Al no utilizar uniforme, pueden realizar actividades de inteligencia operativa y estratégica. Operativa porque se desplazan tranquilamente por el territorio; estratégica porque pueden acceder a datos para la planificación militar".

A comienzos de noviembre salió a la luz pública la existencia de un convenio marco "confidencial" que facilita la ejecución de proyectos entre Dyncorp y la Dirección de Industrias Aeronáuticas de la Fuerza Aérea Ecuatoriana. De acuerdo con fuentes militares, citadas por el diario El Comercio de Quito, el convenio no era del conocimiento de la Junta de Defensa Nacional ni del ministro del ramo; la situación vendría a evidenciar que en el interior del estamento castrense local existen uniformados afectos al Plan Colombia y a la política regional del Pentágono.

El polémico acuerdo, que se "saltó" la firma del Congreso local, acredita a los militares del Comando Sur en Ecuador y a los trabajadores contratistas de Dyncorp, como si fueran miembros de la misión diplomática de Estados Unidos en el país. Además de gozar de inmunidad, los trabajadores de Dyncorp no pagan impuestos fiscales ni aduanales, usan vehículos sin placas y en caso de problemas legales sólo podrán ser juzgados por tribunales estadunidenses.

La frontera caliente de Putumayo y Sucumbíos

Cuando el general Wendell L. Griffin estuvo en Ecuador los días 17, 18 y 19 de octubre, visitó Quito y Manta bajo estrictas medidas de seguridad. También se trasladó a Nueva Loja, en Sucumbíos, donde fue recibido por el comandante de la Brigada de Selva 19 de Napo, coronel Ernesto González. Allí, enfundado en un uniforme verde de camuflaje, Griffin recibió del jefe de la IV División de Ejército de Ecuador, general Gustavo Tapia, mapas de la caliente frontera amazónica norte, que colinda con el departamento colombiano de Putumayo, controlado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).

El 5 de septiembre pasado, el canciller ecuatoriano Patricio Zuquilanda suscribió un "acuerdo secreto" con el agregado comercial de Estados Unidos en Quito, Arnold Chacón, mediante el cual se otorga al Comando Sur la facultad de construir y dirigir tres "centros de acopio", para brindar atención a población afectada por desastres naturales ocasionados por el "fenómeno de El Niño". Uno estará ubicado en la provincia de Guayas, en las proximidades del Océano Pacífico; otro en Azuay, en Los Andes, y el tercero en Sucumbíos.

Según ex ministros y congresistas ecuatorianos el acuerdo es violatorio de la Constitución.

Miguel Morán, dirigente del movimiento Tohalli, declaró: "Ecuador es ya una base de Estados Unidos. No sólo Manta. En la Amazonía inauguraron siete destacamentos militares y ahora buscan puertos clave (...) La construcción de los centros logísticos es una cortina de humo para disimular lo militar".

El papel de Ecuador como portaviones de Estados Unidos en el corazón de América Latina, de cara a la segunda fase del Plan Colombia, fue robustecido tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York. Desde entonces, el número de agencias de seguridad, el presupuesto y los militares y "contratistas" asignados por Estados Unidos a Ecuador ha ido en aumento. En 2001, Washington asignó 2 millones de dólares a su embajada en Quito. El año pasado la cifra se disparó a 25 millones y a otros 37 millones en 2003.Una de las principales beneficiarias fue la policía, dentro de un paquete de ayuda "no militar".

Washington cuenta con siete oficinas de seguridad en Ecuador: la Agregaduría de Defensa (DAO), la agencia antidrogas DEA, el Grupo Consultivo y de Ayuda Militar (MAAG), el Departamento de Seguridad Interna, la Agencia Nacional de Seguridad (NAS), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y los Cuerpos de Paz, organismos, estos dos últimos, que tradicionalmente han sido utilizados para dar protección a las acciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). A ellas se suma las actividades del Comando Sur, que maneja sus planes de manera autónoma.

Militarmente, pues, Ecuador ya está "a punto". Su función será clave en el objetivo de la Casa Blanca de regionalizar el conflicto colombiano. Como dice el ex canciller ecuatoriano Alfonso Barrera -quien algo sabrá-, "el conflicto ha ingresado a nuestro territorio por la ventana". Barrera demandó a Lucio Gutiérrez un papel más independiente de Washington. Y advirtió: "Estados Unidos no trata bien a quienes demuestran sumisión".