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EE.UU.: La cultura de los soplones
Fernando Velázquez
Los Ángeles
El Himno Nacional de los Estados Unidos describe al país como la tierra de los
hombres libres y la casa de los valientes. Pero la Unión Americana tiene la
población carcelaria más grande del planeta y los valientes ciudadanos tienen
temor de expresar sus opiniones, por miedo a ser escuchados por alguno de los
tantos aparatos de espionaje del Estado. Una encuesta del Wall Street Journal y
la cadena NBC demostraron que por encima de la sobrepoblación, las tensiones
raciales y el calentamiento atmosférico, los norteamericanos están sumamente
preocupados por su privacidad. Además hay un marcado aumento en la contratación
de guardaespaldas y en la compra de trituradoras de papel.
¿Cómo explicar este fenómeno? La publicación de libros sobre el tema se
multiplica. "El Fin de la Privacidad" de Reg Whitaker, "El Indeseable Acecho" de
Jeffrey Rosen y "Nación de Archivos," de Simson Garfunkel entre otros,
contribuyen a una mejor comprensión.
Vivimos quizá en la sociedad más sofisticada y avanzada que se haya inventado.
Somos vigilados constantemente no solo por agencias de gobierno sino por otros
grupos privados no lucrativos.
Toda esa infraestructura es compartida entre ellos y en muchos casos enviada a
las agencias policiales, lo que puede tener un impacto directo en nuestra vidas,
aunque seamos unos ciudadanos modelo que obedecemos todas las leyes, dice Jim
Redden, periodista investigador y autor del libro, "La Cultura de los Soplones:
como los ciudadanos son convertidos en los ojos y los oídos del Estado."
En el sector privado, anota Redden, al menos el 70% de empleadores mayores,
monitorean el correo electrónico y el uso del internet de sus empleados,
mantienen cámaras de video ocultas y vigilan el movimiento de los obreros en los
centros de trabajo. Los sindicatos no dedican tiempo a la protección de sus
miembros de esto, y a pesar de que la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU
por sus siglas en inglés) hace muy buen trabajo investigándolo, han fracasado en
persuadir a los patrones para que
cesen de hacerlo y a los congresistas para que legislen leyes para prevenirlo.
El espionaje de los patrones y las agencias de gobierno a veces coinciden, pero
eso no debe sorprender a nadie, subraya Redden, pues ha sido así desde los
tiempos en que los empleadores luchaban contra los primeros organizadores
sindicales. Convencían a los policías para que se pusieran de su parte, fueran a
romper las huelgas, arresten a los organizadores, los echen fuera del pueblo y
hasta los maten. De igual manera, no es de sorprenderse que hoy día existan
compañías que se especializan en mantener los
centros de trabajo "libres de sindicatos" y haciendo alianzas con agencias del
gobierno. El espionaje y las acciones encubiertas en ese sentido son la dinámica
inherente de una sociedad capitalista, agrega.
El reportero del periódico Portland Tribune se apresura a explicar que el
espionaje de los ciudadanos se extiende a la arena política, recordando que en
los primeros días del sindicalismo, los organizadores eran comunistas,
socialistas y anarquistas y que ello era perfectamente legal. Pero que el
movimiento de la
prohibición cambio todo eso, se aprobaron leyes para decirle a la gente donde
vivir, lo que podían beber, fumar, contra la lectura de pornografía y el consumo
de algunas drogas. Redden apunta que se necesita el espionaje para averiguar
quien se está divirtiendo en formas que el gobierno considera inapropiadas. Otro
motivo para espiar es la seguridad nacional e internacional, el blanco puede ser
un grupo, un movimiento, o aquellos que están asociados con una filosofía que el
gobierno percibe como una amenaza.
Antes espiaban a las milicias, ahora es el movimiento anti-globalización
En los años 90 el enemigo público número uno era el movimiento de las milicias
derechistas, pero desde la batalla de Seattle en 1999 el gobierno cambió su
enfoque hacia el movimiento anti-globalización. Ya había indicios de ello desde
antes de Seattle pero en los últimos años el servicio secreto, el FBI y la
Policía se han estado jactando del éxito que han tenido infiltrando a ese
movimiento. Jim Redden se toma el tiempo para aclarar que la gran mayoría de los
grupos que hacen protestas no están haciendo nada ilegal, y si algunos lo hacen,
es solo desobediencia civil como bloquear una banqueta o una calle. Sin embargo
son tratados y,
en algunos casos, clasificados como terroristas domésticos. El sistema que fue
creado para pelear contra las milicias está siendo usado contra los activistas
de la anti-globalización, dice Redden.
El reportero del periódico Portland Tribune profundiza en el tema y explica que
durante las protestas contra la Organización Mundial de Comercio (OMC), en
Seattle, operativos encubiertos de la Fuerza Delta del Ejército se mezclaron
entre los manifestantes, filmándolos con pequeñas cámaras de video que ocultaban
en sus plumas de bolsillo. Las imágenes eran enviadas a un cuarto de un céntrico
motel, donde se encontraba el centro de comando. Esto lo hacían entre otras
cosas, para identificar a los que se sospechaba
eran los líderes del movimiento anti-globalización.
Echelon y carnívoro: dos sistemas de espionaje moderno
El investigador aclara que los sistemas más sofisticados del espionaje todavía
son desconocidos por el público y, para ilustrar el punto, cita el ejemplo de
"carnívoro", por medio del cual el FBI lleva una computadora a la oficina del
servidor/proveedor de internet, y físicamente la conecta a la computadora del
proveedor y hace un "download" (una copia) de todo lo que esta allí guardado. La
razón ofrecida por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) es que están
vigilando a los criminales que usan internet. Sin embargo, el contenido total de
la computadora del proveedor es "vaciada" o copiada, incluyendo la información
de todos los demás clientes o usuarios.
El sistema "carnívoro" estuvo en operaciones todo un año, antes de que la prensa
se tropezara con la noticia de su existencia. Y ocurrió solo después de que el
FBI dio una breve explicación de su uso a unos ejecutivos de la industria de
computadoras, quienes después fueron con la prensa, dice.
Redden describe "echelon" como el símbolo de un masivo e invasivo espionaje del
gobierno. Es global e incluye satélites, flotas de aviones militares, submarinos
y otros, que ni siquiera conocemos, que son capaces de recolectar virtualmente
todas las transmisiones electrónicas que viajan por el mundo en cualquier
momento. Teléfonos celulares, faxes, mensajes de correo electrónico,
transmisiones de radio de onda corta y otros. Por muchos años el gobierno negó
la existencia de "echelon" y hasta de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA por
sus siglas en inglés), pero en la última década, la revista Covert Action
Quarterly de Washington, D.C. y algunas publicaciones de Europa lo hicieron
público. El sistema de "echelon" creó un gran escándalo en Europa cuando se
reveló que los Estados Unidos estaban espiando a las corporaciones europeas y
pasándole la información a sus competidores estadounidenses, subraya el
periodista.
En las últimas semanas, la cadena noticiosa CBS reportó que la NSA les había
invitado a visitar sus instalaciones para filmar parte de su equipo. "Yo creo
que la NSA dirá que ha hecho uso de 'echelon' con el fin de vigilar
narcotraficantes y terroristas para con ello conseguir apoyo popular para sus
operaciones", comento Redden.
La red de soplones en las zonas urbanas
Por varias décadas el gobierno espió a los comunistas y socialistas, a quienes
percibía como amenazas a la seguridad nacional, pero los disturbios civiles de
afro-americanos en los anos 60 sembraron el pánico en Washington D.C., donde
miraron eso como un reto de los negros al sistema. Como respuesta, el presidente
Lyndon B. Johnson autorizó lo que yo considero como los programas modernos de
espionaje de la cultura de soplones, dice Redden. El FBI reclutó en las ciudades
del país a miles de informantes para que espiaran, no a grupos específicos como
los Panteras Negras, sino para que proveyeran información sobre la atmósfera
reinante en las zonas urbanas. Barberos y otros eran pagados para informar al
gobierno sobre lo que la gente estaba pensando.
Esto fue un intento de espiar a toda una población, no con base a su membresía
en alguna organización o lo que estaban haciendo, sino porque eran negros y
vivían en las zonas urbanas, agrega. El periodista investigador aclara que,
oficialmente, esos programas fueron descontinuados pero que la guerra contra las
drogas y los severos castigos contra los consumidores del crack (la mayoría
negros) indican las mismas tendencias.
El ángel digital
El 10 de enero de 1995, la Oficina de Patentes de los Estados Unidos recibió una
solicitud de patente para un sistema de recuperación y rastreo personal (patente
#:5,629,678) el cual utiliza un resceptor-transmisor implantable, que incluye un
proveedor de energía y un sistema de activación. Esta característica le permite
mantenerse implantado y funcional por muchos años sin necesidad de
mantenimiento, escribe Toby Lester, en la revista Atlantic Monthly de marzo de
2001. El transmisor implantado puede ser activado remotamente o por la persona
que lo lleva y la energía para el recibidor activado a control remoto es
generada electromagnéticamente a través del movimiento de músculos del (a)
portador(a). El artefacto es tan pequeño que puede ser implantado en un bebé. En
diciembre de 1999 la patente fue adquirida por Applied Digital Solutions (ADS),
una compañía de Florida y ahora es la base de un sistema de verificación de
identidad y monitoreo a distancia, el cual ADS llama "el ángel digital". En su
sitio web, ADS anuncia que sus ventas globales de "el ángel digital" podrían
ascender a $100 mil millones de dólares.
¿Quiénes son los potenciales compradores que ADS espera encontrar?
Eso parece ser la pregunta del millón de dólares, pero se antoja recordar las
palabras del periodista Simson Garfunkel, autor del libro "Database Nation". En
los próximos 50 años veremos nuevas amenazas a la privacidad, que no tienen sus
raíces en el totalitarismo sino en el capitalismo, el libre mercado, la
tecnología avanzada y el desmedido intercambio de información electrónica.