VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Internacional

A dos metros bajo tierra

Wu Ming 6
Colectivo C�diz Rebelde

Bajo la s�rdida objetividad de falsimedia, la aquiescencia de editoriales y de los habituales apologetas de las atrocidades y del crimen imperial, el f�retro del cuadrag�simo presidente de los USA es cubierto con un trapo con barras y estrellas, sudario que tan bien supo ensangrentar como buen usuario �ahora de la de caoba o palo santo- en sus a�os al frente de la Casa Blanca. Las loas y obituarios en aclamaci�n postmortem son indignantemente perversos, jubilosos cantos a la desmemoria m�s atroz: el presidente fue un gran presidente, un l�der mundial, un adalid de las libertades. La prensa norteamericana se adorna y se atreve a poner en tinta paneg�ricos como que fue un "Gran comunicador", un "combatiente de la libertad".
La p�lida muerte lo mismo llama a las caba�as de los humildes que a las torres de los reyes. �Es necesaria una antolog�a de Spoon River, o mejor dicho, una antolog�a del Lago Nicaragua, para conocer la opini�n, los pensamientos y perdidos deseos de aquellos humildes que integraban el imperio del mal, (y ahora son muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada) sobre este actor de segunda fila al que gracias a su liderazgo, el mundo dej� una era de miedo y tiran�a (Bush dixit)? Evocando a Walter Benjam�n sabemos que ni siquiera los muertos est�n a salvo de los vencedores. Reagan fue un muerto que fue vencedor hasta en la extremaunci�n debido al l�mpido olvido de sus atrocidades y a una blanca culpa de neurona consumida por el alzheimer.
Bastar� recordar sus m�ritos m�s democr�ticos en pol�tica internacional. La cruzada centroamericana, ahora legado, dej� a tres pa�ses en ruinas, surcos ensangrentados, territorios rociados de decenas de miles de cad�veres torturados y mutilados. Viol� la Constituci�n de Estados Unidos y una prohibici�n expl�cita del Congreso sobre asistencia a la contrarrevoluci�n nicarag�ense en el esc�ndalo Ir�n-Contra. De la Contra lleg� a decir:"Son nuestros hermanos, estos combatientes por la libertad, y les debemos nuestra ayuda. Son el equivalente moral a nuestros padres fundadores". Luego se hizo el tonto y neg� que conoc�a el programa encubierto con el que se enviaron armas al r�gimen "enemigo" de Ir�n a cambio de fondos secretos para la contra nicarag�ense. En un pre�mbulo alzheimerista, al ser interrogado al respecto, Reagan respondi� una y otra vez que "no recordaba" ciertos eventos y decisiones.
Entre sus haza�as a�n m�s liberales y otras aventuras unilaterales, se cuentan la invasi�n de la peque�a isla de Granada, el apoyo al r�gimen de apartheid en Sud�frica y a las fuerzas contrarrevolucionarias en Angola, la guerra secreta financiada por la CIA contra el r�gimen pro sovi�tico en Afganist�n, cuyos l�deres fueron recibidos en la Casa Blanca en 1985 por Reagan, quien los llam� "luchadores de la libertad". A�os m�s tarde formaron la red Al Qaeda. Los medios estadounidenses quiz� no recuerdan a ese muchacho barbudo apellidado Laden y que el vaquero arm� a Saddam Hussein mucho antes de que el s�trapa fuera demonizado. "Nuestros aliados", en una metamorfosis que ni el propio Samsa creer�a, fueron catalogados con el nombre art�stico de "terroristas", en amplia coyuntura entomol�gica muy influida por la econom�a.
Pero no se vayan todav�a, que a�n queda m�s. De las desapariciones en Argentina escribi�: "en el proceso de acorralar a cientos de presuntos terroristas, las autoridades argentinas no han dudado en encarcelar a algunas personas inocentes (...) se trata de un problema que deben resolver sin demoras, aunque el encarcelamiento de algunos inocentes no es raz�n para que tengan que abrir las prisiones y dejar en libertad a los terroristas". Escrito que todo secretario de defensa debe tener como documento fundacional de su actividad.
Sobre el SIDA, despu�s de evitar mencionar la enfermedad durante seis a�os y de negar fondos a los programas federales dijo: "Tal vez Dios nos trajo esta plaga", porque "el sexo il�cito va contra los Diez Mandamientos".
Su pol�tica econ�mica fue responsable de la peor recesi�n desde los a�os 30, y el crecimiento econ�mico en los a�os 80 fue inferior al de los a�os 70, a pesar del est�mulo de pol�ticas militares keynesianas, que crearon masivos d�ficits presupuestarios federales y triplicaron la deuda federal. Los salarios reales hab�an bajado y la tasa de pobreza hab�a aumentado en un 20 por ciento. Y aparecieron los homeless con sus carros repletos de trastos. Tambi�n incluimos el personal y en�rgico despido de los controladores del tr�fico a�reo en huelga en 1981. Se completa con una guerra sin precedentes contra los pobres, contra la oposici�n a los derechos c�vicos.
Noventa y tres a�os de infamia y de conservadurismo recalcitrante, son utilizados por el gobierno Bush (muy influido por la visi�n simplista de esa pol�tica del estas-conmigo-o-contra-m�) para darse un nuevo ba�o de patriotismo y desviar la atenci�n sobre Irak. Incluso los halcones se consideran muy influidos por la fe religiosa del presidente en "la democracia de mercado libre" y por el parad�jico aforismo liberal que afirma que "el Gobierno no es la soluci�n, es el problema", ellos, que son el gobierno que m�s problemas (y muertes) crea a la sociedad civil del mundo.
El presidente se muri�, s�, demasiado tarde, tan tarde como la muerte de Kissinger cuando �ste insigne estertore. Pero ni El Salvador, ni Guatemala, ni Nicaragua podr�n olvidarlo. Quiz�, como Dylan cantaba, muchos centroamericanos seguir�n su ata�d en la p�lida tarde del Simi Valley, observar�n mientras es bajado hacia su lecho de muerte y permanecer�n de pie sobre su sepultura hasta que est�n seguros de que est� muerto.
En el crep�sculo suenan "America the Beautiful", "Battle Hymn of the Republic" y "Amazing Grace". Surcan el cielo de California F18, mientras en la oscuridad del pante�n, por las sombr�as galer�a de la muerte, los desaparecidos, los torturados, esperan para invadir su tumba y, durante la eternidad, recordarle palabra por palabra todo el sufrimiento que produjo. A trav�s de la tierra se juntan vuestros labios desgarrados, vuestras voces subterr�neas, mineral tan en silencio, voces que dicen que no est�n muertas, esc�chalos, no son s�lo memoria / son vida abierta / continua y ancha / son camino que empieza.

������