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Internacional

Miami: Aumenta el SIDA, mientras faltan enfermeras.

Percy Francisco Alvarado Godoy

Escritor guatemalteco

Dos noticias aparecidas recientemente en el Nuevo Herald ofrecieron una visión poco halagüeña sobre la ciudad de Miami, avalando el viejo proverbio que reza: No todo lo que brilla es oro, y poniendo, a la par, los pelos de punta a los promotores de la misma como futura sede del ALCA y creciente centro de bienestar. La edulcorada impresión sobre esta urbe, presentada en brochures de turismo y vendida en revistas especializadas sobre el tema, se deshace ante la cruel realidad que asola a esta ciudad.
En su edición del pasado sábado, se dice sin ambages: "Los hospitales del estado de la Florida están cada vez más abrumados por la escasez de enfermeras, mientras los incentivos legislativos para paliar la crisis están en camino a desaparecer, pese a que los expertos prevén que la situación empeorará en los próximos años."
Tanto el Centro Nacional de Análisis de Trabajadores de Salud del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HRSA), como la Asociación de Hospitales de la Florida (FHA) y la Universidad de Miami (UM), tres respetables instituciones del país, mostraron su preocupación sobre este hecho y advirtieron sobre la crisis que está amenazando al sistema de salud en esa ciudad y sus futuras consecuencias.
Según el HRSA, para el 2006 faltarán 34 000 enfermeras en los hospitales floridanos. La situación se agravará para el 2020 cuando la necesidad de estas profesionales excederá nada menos que en un 33 % a los suministros aportados.
El mal parece tener otras causales de fondo, derivadas de una mala planeación en el ámbito estadual y de deficiencias en cuanto a políticas. Tal es así, que Rosa Ramos, presidenta de la Junta de Enfermeras de la Florida, puso el dedo en la llaga cuando afirmó: "El problema no es que no haya personas interesadas en convertirse en enfermeras, sino que son rechazadas por falta de espacio de las universidades."
Para esta funcionaria, se gradúan tan sólo entre 4000 y 5000 enfermeras anualmente, cuando las necesidades son mayores, creándose un déficit acumulado que va en aumento cada año que pasa.
Para ella, los males se acrecientan a causa de otros problemas íntimamente relacionados:
· Falta de suficientes instructores y plazas docentes en las universidades, lo que se acentúa ante el peligro del retiro de una gran parte de los 800 instructores que existen en los próximos diez años.
Este hecho se acentúa por la baja calificación existente entre las enfermeras actuales, lo que las incapacita para realizar labores docentes: sólo un 20 % cuenta con calificación y experiencia que les permite enseñar, mientras la gran mayoría sólo cuenta con un certificado técnico de enfermería.
· Tendencia a la disminución de personas matriculadas en este campo en las universidades. Mientras en el 2001 se matricularon 7,961, en el 2003 sólo lo hicieron 5,467.
· Falta de apoyo gubernamental, lo que se expresa en que la legislatura no renovará una ley conocida como Ley de Solución de Escasez de Enfermeras de la Florida, la cual caduca en julio venidero y mediante la cual se pudieron traer de otros estados cerca de 1000 enfermeras para prestar servicios en el estado. De la misma manera, caducó otra ley mediante la cual se otorgaba subsidios para pagar estudios de enfermería.
A todas luces, la preocupación de estas instituciones sobre la falta de enfermeras en la Florida, la cual se agudiza en el condado de Miami Dade, pone sobre el tapete un mal de fondo: la total despreocupación del gobierno estadual sobre el sistema de salud. Mientras que funcionarios gubernamentales y congresistas como Lincoln Díaz Balart se dedican a involucrarse en una declarada guerra sucia contra Cuba, se desatienden problemas esenciales que afectan a sus electores.
Sería importante que este señor dejara a un lado los planes descabellados y anti éticos de promover incluso el magnicidio de un gobernante extranjero, como hizo recientemente en una declaraciones llamando a asesinar a Fidel Castro, para dedicarse a garantizar la solución de males como la corrupción (de la que más de una vez ha sido acusado de ser beneficiario de la misma), las fallas en los sistemas de salud y de educación, así como de la violencia enraizada en Miami y sus escuelas.
La otra noticia, aparecida hoy en el libelo de la mafia, pone al desnudo otro importante peligro para los ciudadanos de la Florida. Según la Conferencia sobre Actualización del SIDA, celebrada en Miami, este estado, al igual que la zona sureña norteamericana, se ha ido convirtiendo en el epicentro de este flagelo dentro de los Estados Unidos.
La Conferencia, trasladada esta vez a Miami luego de celebrarse consecutivamente en San Francisco durante catorce años en un intento de por priorizar la lucha contra el creciente mal en el área, ofreció cifras alarmantes sobre la incidencia del SIDA en la Florida y en Miami.
Según datos ofrecidos, existen 128 000 enfermos de SIDA en el estado floridano, lo que representa un incremento en 35 000 afectados con respecto al 2002, lo que ha convertido a este estado en el tercero más afectado del país, detrás de Nueva York y California, y con un 10 % del total nacional. De la misma forma, el condado de Miami Dade pasó a convertirse en el segundo con más incidencia de SIDA en la nación y en el primero de la Florida, con 39,564 casos probados.
Lo cruel y dramático de esta situación es que, según Mervyn Silverman, presidente de la Conferencia, "los actuales recortes en el presupuesto para programas de cuidado para enfermos de SIDA intensifican el problema."
De acuerdo con declaraciones del Jefe de la Oficina para el SIDA del Departamento de Salud de la Florida, Thomas Liberty, tan sólo la ciudad de Miami recibió un recorte de 1 400 000 en su presupuesto, lo que agrava la situación sobremanera. Para este funcionario, "el número de casos está subiendo pero el dinero para el tratamiento está bajando".
Resulta doloroso que se juegue contra el destino incierto de los miles de enfermos cuando se les despoja del recurso final de paliar su situación mediante un tratamiento médico. ¿Cómo puede suceder esto cuando el propio presidente Bush se vanagloria de destinar cuantiosos recursos a la lucha contra el VIH?
¿No resulta sospechoso que Bush declarara el pasado 1 de diciembre en su "Proclama del Presidente de los Estados Unidos", que "combatir el VIH/SIDA es un imperativo moral para quienes creen en el valor y la dignidad humana", cuando se recortan presupuestos para combatir este flagelo en Miami Dade?
¿Quién miente, acaso, el presidente que desvía recursos inimaginables para la guerra en el mundo o el doctor que enfrenta con dolor el aumento de este flagelo?
Las cifras dolorosas están ahí, enfrentando con su indolencia a la verborrea de un presidente, quien estrena frases hipócritas y rebuscadas, dando la espalda a los males de la nación mientras libra su guerra injusta contra el mundo.
Mientras subsistan males como los examinados en este artículo, Miami no brillará con el esplendor con el que pretenden venderla desde una vidriera cargada de falsedades e indolencia. Esa es la única verdad.