Internacional
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Liberales y progresistas
Walden Bello
tni.org
Las opiniones inconsecuentes del New York Times sobre la guerra de Irak constituyen un reflejo de la confusión reinante en las filas ‘liberales’ después del descalabro electoral en las presidenciales. Los sectores progresistas tienen que llenar la brecha exigiendo el retiro incondicional de las tropas de ocupación de Irak
Hay elementos de la izquierda en EE.UU. para los que la reelección de Bush ha
sido un rompevelocidades, algo que te desacelera pero que no te detiene. Poco
antes del viaje del presidente George W. Bush a Santiago de Chile para asistir a
la cumbre de APEC, unos 20.000 activistas se reunieron delante de la tristemente
célebre Escuela de las Américas en Fort Benning, George el 24 de noviembre, para
exigir que la institución, rebautizada ahora "Instituto del Hemisferio
Occidental por la Cooperación en la Seguridad", fuese clausurada. 20 personas
fueron arrestadas por desobediencia cívica. Los manifestantes escucharon a la
actriz Susan Sarandon, al actor Martin Sheen y a otros oradores que denunciaron
que la escuela militar entrena para la participación en violaciones de los
derechos humanos.
Bueno, no fue un gran salto adelante, pero a pesar de todo fue importante en el
contexto de que los liberales siguen adelante después de la victoria electoral
de Bush. Incluso cuando la imagen chocante de un marine de EE.UU. ejecutando a
un prisionero iraquí herido e indefenso aparecía en las pantallas de televisión
en todo el globo, el New York Times publicó un artículo en primera plana el
domingo 21 de noviembre, mostrando a los marines como una banda de hermanos que
capturaban valerosamente Faluya manzana tras manzana contra insurgentes iraquíes
anónimos. "En Faluya, jóvenes marines vieron el salvajismo de una guerra
urbana", de Dexter Filkins, se ubica en el género de reportaje macho belicista
tal como los han escrito generaciones de escritores civiles con un temor
reverencial ante la mística de la elite de las legiones coloniales
estadounidenses. Cuando un marine recibe el fuego de combatientes que defienden
su ciudad contra las tropas invasores, cuenta Filkins, con reverencia, cómo "el
mandamiento casi místico de los marines contra el abandono de un compañero se
apodera del grupo, uno tras otro, los jóvenes marines se lanzan hacia el
minarete, hacia la oscuridad y los disparos y suben serpenteando por la
escalera".
Basta con cambiar los nombres de los sitios y la historia podría ser fácilmente
la de los "leathernecks" (infantes de marina de EE.UU.) que capturan una
fortificación tras la otra contra tenaces "japs" en Guadalcanal en 1943. Este
tipo de periodismo es comparable a lo que Edward Said calificaba de "escritos
orientalistas". Los sitios, los eventos y la gente podrán ser diferentes pero
las categorías o episodios siguen siendo eternos: los marines desembarcan, los
marines encuentran una fuerte resistencia, los marines proceden a avanzar
pulgada por pulgada, los marines se sacrifican por sus compañeros, los marines
terminan por vencer, y la orquesta toca Semper Fidelis en honor de los héroes
caídos, que reciben póstumamente la Medalla de Honor. Otro glorioso episodio que
nos recuerda que comparados con el Ejército, los marines no son seres mortales
ordinarios. En cuanto al enemigo, su papel es combatir feroz y salvajemente para
que resalte lo mejor de los marines.
Con literatura semejante, ¿quién necesita propaganda?
Pero Filkins no está solo. Thomas Friedman, el columnista de política extranjera
del Times, también está ansioso por demostrar que es uno de los buenos. En
realidad, está tan ansioso que ha reemplazado su facultad intelectual y su
compás moral por el sentimiento visceral de los soldados. En una columna
titulada "Postales de Irak", Friedman escribe: "Los lectores me preguntan todo
el tiempo cuándo voy a tirar la toalla respecto a Irak. Me guiarán los soldados
rasos del Ejército y de los Marines de EE.UU. que están en el terreno. Ellos ven
Irak de cerca. La mayoría de aquellos con los que uno habla son tan poco cínicos
– están tan convencidos de que estamos haciendo el bien y haciendo lo justo,
incluso aunque ellos tampoco están seguros de que resulte. Cuando la mayoría de
esos soldados rasos nos digan que ya no están dispuestos a arriesgar sus vidas
tratando de reparar las alcantarillas de Sadr City o enseñando democracia en las
escuelas, entonces se habrá acabado todo. Pero por el momento no hemos
llegado a eso. Las tropas todavía tienen buen ánimo. Así que demos gracias a
Dios por lo que hay en nuestra agua potable, esperemos que un poco se derrame
sobre Irak y prestemos atención a los soldados. Ellos nos dirán si es hora de
irnos o quedarnos".
El consejo de redacción del Times parece estar decidido a competir con Filkins y
Friedman para ver quién compromete más la integridad periodística. Como el
candidato presidencial derrotado John Kerry, el venerable Times no cree que la
invasión de Irak haya sido correcta. Pero en lugar de seguir la misma lógica
hasta su conclusión inescapable desde el punto de vista ético, que sería pedir
el retiro de las tropas de EE.UU., el Times, como Kerry, llama a aumentar la
cantidad de tropas. En un editorial del 12 de noviembre el Times pide que se
envíen entre 20.000 y 40.000 soldados más a Irak. Esto requerirá un aumento
importante y permanente del ejército regular", aunque no, nos asegura, que se
imponga el servicio militar obligatorio. El Times no se disculpa por la
justificación de esta recomendación, que es el control de Faluya y "la expulsión
de los insurgentes de otros bastiones". Parece que no entra en su ecuación que
los insurgentes tienen razón en este caso, que simplemente combaten para
terminar con una ocupación que el Times había condenado anteriormente como una
guerra injusta emprendida bajo pretextos falsos por la administración Bush. No
sorprende que numerosos votantes, que aparte de eso estaban desilusionados con
la guerra no hayan seguido a Kerry y al Times. Bush se presentó como consecuente
y claro tanto moral como políticamente, mientras que Kerry y el Times irradiaban
– y siguen irradiando – confusión moral y política.
Al pedir 40.000 soldados más, el Times no sólo exhibe inconsecuencia moral,
también muestra una ingenuidad atroz; hablamos de un movimiento de liberación
nacional que, a pesar de ser descentralizado, ha convertido a unas 55 ciudades y
comunidades de todo el país en zonas "prohibidas" para las tropas de EE.UU. A
comienzos de la guerra, el Secretario del Ejército de aquel entonces, el general
Eric Shinseki dijo que se necesitarían por lo menos 200.000 soldados para
invadir y pacificar Irak. Actualmente, sólo para luchar contra un creciente
movimiento guerrillero y llevarlo a un punto muerto, se necesitarían por lo
menos 500.000 soldados. Es simplemente imposible sin el servicio militar
obligatorio.
La estrategia del Times significa el despilfarro de aún más dinero, y aunque
sólo fuera por motivos pragmáticos basados en el interés nacional (que es
siempre un incentivo mucho más poderoso que los principios para los políticos de
EE.UU.) debería aconsejar a Bush que corte por lo sano y se escape, como lo hizo
Ronald Reagan en Líbano después de que 241 marines fueron muertos por un
atacante suicida en octubre de 1983. Al Times le podrá resultar difícil reunir
suficiente valor para justificar el retiro como moralmente correcto, pero a
pesar de todo puede aconsejar a Bush que una retirada tiene sentido en este caso
y que no es deshonrosa.
Los demócratas liberales tratan, en un desorden total, de volver a presentarse
como una oposición leal después de la victoria de Bush, pero esta empresa parece
desesperada, sin principios y confusa. El establishment demócrata liberal, y el
Times es uno de sus pilares principales, podría estar en la fase final de un lío
político que comenzó con la Guerra de Vietnam hace cuadro decenios. Los
liberales dejaron hace tiempo de mostrar una visión viable y un compás moral
para la política extranjera de EE.UU. Los progresistas deben suplir
agresivamente este papel y una posición firme en la exigencia de un retiro
incondicional de Irak constituye el punto de partida.
Título original: Liberals and Progressives
Link:
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=72&ItemID=6834%20
Traducido para Znet por Germán Leyens