Internacional
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Bush anuncia su intención de privatizar el seguro social e intensificar la guerra
Jim Cason y David Brooks
La Jornada
El movimiento social derechista que logró movilizar a millones de votantes
para relegir a George W. Bush tomó la ofensiva para promover la privatización
del seguro social, prohibir el aborto y desmantelar programas sociales federales
mediante reducciones masivas de impuestos.
"Ahora viene la revolución", advirtió el líder ultraconservador Richard Viguerie,
pie-za clave en la organización de redes conservadoras de millones de votantes
en favor de causas derechistas. En discurso, divulgado primero por el New
York Times, Viguerie dijo que ahora Bush tendrá que avanzar rápidamente para
consolidar su base política, ampliar la agenda conservadora en la política
doméstica y en la exterior.
James Dobson, dirigente de la organización Focus on the Family (Enfoque en la
familia), de 4 millones de miembros, dijo que ya es posible cambiar la
composición de la Suprema Corte para lograr la prohibición del aborto en los
próximos cuatro años.
Bush no mencionó hoy la prohibición del aborto, pero en su primera conferencia
de prensa poselectoral reveló una agresiva agenda política que incluye la
privatización del seguro social, reformar el código tributario e intensificar la
guerra en Irak.
Cuando los periodistas le preguntaron si le preocupaba la percepción de que su
gobierno favorece a los grandes empresarios y los ricos, respondió que éstos son
los que generan empleo y crecimiento económico para todos los demás.
Aunque en su discurso en que aceptaba el triunfo del martes habló de tratar de
superar las divisiones nacionales y buscar mayor cooperación con los demócratas,
y también con otros países, hoy ofreció pocas pruebas de estar dispuesto a
negociar acuerdos.
"He tomado decisiones muy difíciles... para protegernos... para promover la paz
y la libertad. Entiendo que en ciertas capitales, en ciertos países, esas
decisiones no fueron populares", dijo Bush en su conferencia de prensa en la
Casa Blanca. "Pero tomé las decisiones que tomé para proteger, primero y ante
todo, a nuestro país. Continuaré haciendo eso como presidente".
Advirtió que la decisión de atacar no só-lo a los enemigos de Estados Unidos
sino también a los países que los albergan no fue bien recibida por algunos en
la comunidad internacional, pero subrayó que continuará con la guerra en Irak y
con el objetivo neoconservador de crear democracias pro estadunidenses en Medio
Oriente.
Estas declaraciones seguramente complacieron a los simpatizantes conservadores
del presidente. "Liberales, muchos en los medios y dentro del Partido
Republicano, están instando al presidente a unificar a nuestro país al desechar
aliados que le dieron otros cuatro años", declaró Viguerie.
"No se equivoquen, los cristianos conservadores y votantes por los valores
ganaron esta elección para George W. Bush (...) Es crítico que no se le olvide
esto al liderazgo republicano, como tantos intentan".
El presidente tardó menos de 24 horas para abandonar su retórica de
reconciliación con los demócratas y otros opositores.
"Buscaré trabajar con todos que compartan nuestros objetivos", dijo. Pero
agregó: "gané capital en la campaña, capital político, y ahora tengo la
intención de gastarlo. Ese es mi estilo. Eso es lo que ocurrió en... después de
la elección de 2000. Gané capital, y he ganado capital en esta elección, y lo
voy a gastar en lo que le dije a la gente... lo cual es, han escuchado la
agenda: reforma del seguro social y de la tributación, promover esta economía,
educación, luchando y ga-nando la guerra contra el terror".
Los simpatizantes conservadores de este gobierno se han movilizado para promover
esta agenda. Dobson, cuyo grupo Focus on the Family dice haber empadronado a un
millón de votantes antes de la elección, de-claró al New York Times que
Estados Unidos ha estado al borde de la autodestrucción, pero "Dios nos ha dado
alivio temporal".
Con mayoría republicana ampliada en el Senado, Bush debería tener la posibilidad
de promover una enmienda constitucional prohibiendo el matrimonio gay, afirmó.
Dobson dijo que su imperio de bases tiene la intención de trabajar agresivamente
ahora por una prohibición del aborto.
Se espera que por lo menos dos de los nueve jueces de la Suprema Corte se
jubilen en los próximos cuatro años, y los conservadores harán todo lo posible
para que Bush nombre a jueces dispuestos de revertir el fallo conocido como "Roe
contra Wade", que permite el aborto en el país.
La mayoría republicana de 54 contra 45 en el Senado, que ratifica a los jueces
de la Suprema Corte, podría facilitar ese objetivo. "Creo que es posibilidad
real", dijo el senador Sam Brownback al Times.
Pero otros republicanos no están tan se-guros y hoy el senador Arlen Specter, de
Pennsylvania -quien se espera será presidente del Comité Judicial de la Cámara
alta-, advirtió al presidente que votaría en contra de cualquier juez nominado a
la Suprema Corte que sea militantemente antiaborto.
Jerry Falwell, reverendo ultraconservador, señaló que el asunto de la Suprema
Cor-te es prioridad. "Estamos esperanzados en que en los próximos cuatro años el
presidente tendrá oportunidad de nombrar a dos, tres, cuatro nuevos jueces a la
Suprema Corte".
Pero el movimiento conservador de este país no está unificado. Aunque los
conservadores cristianos probablemente tienen un movimiento de base más fuerte
que otras partes de esta coalición, agrupaciones em-presariales y libertarios
interesados más en reducir el déficit del presupuesto y el ta-maño de la
burocracia federal también estarán presionando a la Casa Blanca.
"Los conservadores sociales son parte importante de la base, pero no son
suficientes por sí solos", indicó Grover Norquist, presidente de la organización
conservadora Americans for Tax Reform.
Norquist y otros conservadores tradicionales han estado preocupados por el
crecimiento de la burocracia federal bajo Bush: la fuerza de trabajo federal es
ahora más grande que en cualquier otro momento des-de la Segunda Guerra Mundial.
Pero también creen que el creciente déficit en el presupuesto limitará el gasto
federal a tal grado que obligará al Congreso y al presidente a aceptar la
propuesta de privatizar el seguro social, y finalmente reducir la burocracia
federal al desincorporar amplios segmentos del gobierno.
En la conferencia de prensa de hoy, el presidente dijo que una prioridad
inmediata será promover una legislación para trasladar el control del programa
federal de seguridad social a manos del sector privado.
Los conservadores creen que aunque Bush acaba de ganar la relección tiene que
lanzar su campaña para promover la agenda conservadora lo más pronto posible, a
fin de lograr lo máximo antes que comience el próximo ciclo electoral.
"Si no se implementa una agenda conservadora ahora, ¿cuándo?", preguntó Richard
Viguerie.