Internacional
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Una nación deprimida
Ramón Pérez Almodóvar
Rebelión
Los Estados Unidos de América son ¿una nación? deprimida. La mayoría de sus
habitantes viven acojonados por el miedo...y en el país de las libertades y de
Disney Land y Superman . Da hasta risa. Lo que no da risa es que haya habido una
intensísima programación televisiva dedicada a las elecciones de Estados Unidos
en todo el mundo. Y el resto del mundo no puede, desgraciadamente, votar al tipo
(Bush o Kerry, mismos símbolos, distinto color, da igual) que lo maneja.
Bush ha ampliado el espacio de la extrema derecha de Estados Unidos en unos 8
millones de electores y se ha convertido en el presidente más votado de la
historia. Es como Adolf Hitler. En uno de esos reportajes dedicados a intentar
socavar su credibilidad, emitido por La 2 la pasada semana, se describe el
integrismo religioso de George W. Bush, equiparable al de José María Aznar y
otros legionarios de Cristo.
El autor del reportaje comenzó una toma de Bush, con lágrimas en los ojos
agitando una banderita en una mano mientras un coro cantaba el himno nacional, y
giró poco a poco hacia el público, ampliando lentamente el plano hasta que se
perdía en un horizonte plagado de cabezas y banderitas. Es el fascismo con una
imagen perfeccionada: sin esvásticas, sin brazos en alto, sin estandartes
imperiales.
Es una nación deprimida, cuna del Prozac y otros productos de la industria
farmacéutica, ¡qué gran aliada!, dónde se come rápido y muy mal, dónde el precio
de la gasolina sigue por los suelos, dónde el déficit público supera cientos de
miles de millones de dólares y no hay servicio sanitario universal gratuito, una
nación unida por cuatro elementos: una bandera, un himno, una moneda y un
Ejército imperiales, al servicio de las grandes corporaciones.
Ha ganado el patriotismo, ese que se exasperó desde los medios de comunicación
tras el 11-S, no el de Salvador Allende y los miles de muertos y desaparecidos
chilenos, el otro, el de las Torres. Los periódicos como New York Times o
Washington Post, que se decantaron y pidieron el voto por Kerry, Estados en los
que ha ganado por gran mayoría, han contribuido, a lo largo de los últimos tres
años, al triunfo de la ultraderecha, por su actitud acrítica respecto a las
invasiones de Afganistán e Irak.
Han contribuido de forma importante a la psicosis colectiva, al voto acojonado y
manipulado, a la angustia y el miedo colectivos, combatido con fármacos, alcohol
y otras drogas, con teleprogramación-basura. El día de las elecciones, en el
programa especial de TVE por La Primera, Lorenzo Milá decía en conexión desde
Washington que no había habido hechos destacables, salvo pequeñas incidencias:
la escasez de mesas para votar o que fuera un día laborable y los trabajadores
tuvieran que pedir más de tres horas libres para poder ir a votar.
Y el enviado especial en Florida, Valentín Díaz, explicaba que las máquinas de
votación utilizadas no expedían ningún comprobante sobre el voto realizado. Como
se recordará, el acoso mediático al resultado del referéndum revocatorio del
presidente venezolano Hugo Chávez incluía argumentos como que los resultados se
podían manipular informáticamente. La oposición, la Coordinadora Democrática,
llegó a especular con lo siguiente: las máquinas fueron intervenidas vía
satélite y se ajustaron los resultados desde un centro de operaciones. Y eso que
las máquinas sí que emitían un impreso con el equivalente al voto expresado.
Pero cuando se riza el rizo es cuando se afirma tajante que han votado muchas
más mujeres (un 56% del total) que hombres. Y que entre los hombres, un 52% lo
ha hecho por Bush. En el caso de las mujeres, la diferencia es a favor de Kerry,
que alcanza el 58%. Con estos porcentajes es casi imposible que coincida una
votación en la que gane Bush.
El resto del mundo también se alimenta ya de comida-basura, aniquila los
servicios públicos, se dopa a todos los niveles, aumenta su déficit público y el
precio de la gasolina y asume bandera, moneda, himno y Ejército imperiales, al
servicio de las grandes corporaciones. Y en el caso de la Unión Europa, se viene
reiterando desde hace tiempo:
"La UE refuerza su alianza con Estados Unidos". Subtítulo: Los 25 superan la
crisis de Irak y apuestan por afrontar las amenazas mundiales con Washington.
Acompaña la información una gran foto en la que se ve a Jacques Chirac y Gerhard
Schröeder, ambos sonriendo. Publicado en El País el 22 de junio de 2003.
"Europa decide crecer a costa de más déficit", titular de la sección de Economía
del mismo diario, el 6 de julio de 2003. Subtítulo: Berlín, París y Roma
propinan el zarandeo más fuerte al Pacto de Estabilidad de la UE.
"Europa ya tiene Constitución". Antetítulo: Los 25 alcanzan un acuerdo sobre el
reparto de poder en la toma de decisiones. Portada de El País, el 19 de junio de
2004. Y ahora, como las lentejas, los plebiscitos europeos: todos a refrendar un
texto pactado por una minoría de burócratas que nadie se ha leído, aunque lo
importante es pactar el reparto de poder.
Es para acojonarse, claro. En la Unión Europea y en el resto del mundo.