Internacional
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Bush y casi 60 millones de razones para no dormir tranquilos
Carlos Aznárez
Resumen Latinoamericano
Finalmente los peores vaticinios acertaron en el blanco. Ganó Bush , y casi 60
millones de votantes que apostaron a su discurso de terror, están festejando. Lo
paradójico es que esto mismo se podría decir si el ganador fuera Kerry votado
por casi 53 millones de personas-, ya que salvo pequeñas diferencias de política
interna, el discurso de ambos candidatos se anunciaba como letal para buena
parte de la humanidad. Es que en la mal llamada democracia norteamericana, que
se da el gusto de mandar observadores ataviados con mil disfraces a otros
procesos electorales que ocurren en el mundo, no existe rubor a la hora de
ocultar las maniobras fraudulentas denunciadas en estos días por ambos partidos
en distintos condados conflictivos por lo parejo de la votación- del territorio
estadounidense.
Si sumamos los votantes de uno y del otro, llegaremos a la conclusión de que esa
concesión que suelen hacer algunos dirigentes progresistas y no pocos
intelectuales globalofóbicos, de que una cosa es el gobierno y otra muy distinta
el pueblo de EEUU, choca en esta circunstancia con un muro infranqueable. Más de
110 millones de personas (sobre un total de 143 millones que estaban en
disponibilidad de votar) eligieron las propuestas de seguir masacrando a los
pueblos de Iraq y Afganistán, de ampliar la idea intervencionista a nivel
militar, económica y cultural en países como Colombia; o de seguir utilizando
las embajadas norteamericanas como auténticas tapaderas de maniobras destinadas
a socavar cualquier esfuerzo por llegar a una democracia participativa, como
ocurre actualmente con la política de hostilización del embajador yanqui en
Bolivia, o el abierto ingerencismo de la delegación diplomática de Bush en los
asuntos internos de la democracia revolucionaria de Venezuela.
Votaron por Bush y Kerry más de 110 millones de ciudadanos norteamericanos con
un nivel intelectual más que discutible qué otra cosa se puede decir de una
masa de votantes cuyos hijos y ellos mismos- creen todavía que los árabes son
"sucios terroristas" o que la Amazonia es parte de un territorio "bajo
jurisdicción internacional" obviamente para poder engullirla sin problemas-, o
que gobiernos populares como el de Hugo Chávez, Fidel Castro, Lula , el panameño
Martín Torrijos o incluso el moderado Néstor Kirchner son parte del enemigo a
abatir utilizando los métodos que sean necesarios. En el caso del reelecto Bush,
a través de operaciones de guerra sucia como la intentada en dos ocasiones en
Venezuela y no digamos, en cuantas oportunidades en la Cuba de Fidel- y en el
caso del derrotado candidato demócrata, inclinándose por la medicina del apriete
económico, y si esta no funcionara, aplicando el correctivo que el 99% de la
dirigencia de su partido aprobó a mano alzada en el Parlamento: invasión lisa y
llana, aniquilamiento y muerte, al estilo Iraq.
Ganó Bush y también lo hizo el lobby sionista que lo sostiene en cada una de sus
acciones de apoyo al criminal premier israelí Sharon. Perdió Kerry y el lobby
sionista que también repartió millones de dólares en su canasta electoral, sabe
que cuenta con un aliado de hierro a la hora de entorpecer cualquier salida de
autodeterminación del pueblo palestino, a la sazón el invadido, el agredido, el
desterrado, pero jamás el vencido.
Ganó Bush y seguramente hará valer esos 60 millones de votos para seguir
ajustando la cuerda del embargo criminal al pueblo y al gobierno de Cuba
Revolucionaria el histórico carozo atragantado en su garganta-, creando aún más
dificultades a una población heroica que desde hace 46 años aguanta al pie del
cañón la embestida de su intolerante vecino. Claro que si hubiera ganado Kerry,
el bloqueo no hubiera cesado, puesto que muchos de sus estrategias hacia la Isla
también la escriben y dictan sectores del recalcitrante mundo de la mafia cubana
en La Florida. La misma que hoy festeja en las calles de Little Habana, en
Miami, que el hombre que les ha prometido (una vez más) derrocar a Fidel Castro,
haya sido reelegido por su sufragio.
El triunfo es de Bush, quien en su primer día del gobierno anterior revivió la
³Ley Mordaza² según la cual, los fondos estadounidenses para ayudar programas de
planificación familiar se proporcionarían bajo la condición de que ni siquiera
se mencionara el tema del aborto.. El hombre que retiró, arbitrariamente, los
recursos estadounidenses para apoyar los programas de salud reproductiva
impulsados en los países pobres desde el Fondo de Población de las Naciones
Unidas, poniendo en riesgo con ello, la vida de millones de mujeres de Asia,
África, América Latina y el Caribe. Bush, recuerde, el que ha negado apoyo
financiero gubernamental a aquellas organizaciones que trabajan en contra de la
pandemia del VIH-SIDA y que brindan la opción de abortos legales para las
mujeres que viven con el virus y quedan embarazadas.
Bush, el que se esforzó en dictar leyes persecutorias, racistas y
discriminatorias contra la inmigración mexicana y centroamericana que suele
arriesgar la vida para llegar a los EEUU en busca de trabajos basura. Bush, el
hombre que se jacta de llevar hasta las últimas consecuencias su idea de aplicar
la pena de muerte a una mayoría de presos negros o hispanos, y el mismo que
mantiene encarcelados en cárceles de alta seguridad o en sitios signados por la
deshumanización, a más de un millón de prisioneros sociales..
Por todo ello y por una extensísima lista de afrentas, agravios y acciones
despóticas contra la humanidad, es importante definir claramente de qué estamos
hablamos cuando mencionamos el concepto de "pueblo norteamericano". Unos dirán
con espíritu perdonavidas, muy propio del que no se siente amenazado
directamente, que sobre esa población impera un alto grado de desinformación y
manipulación mediática. De allí las equivocaciones que suelen darse en su seno.
Otros, coincidirán me cuento entre ellos- que la insistencia por parte del
ganador en sermonear con un discurso "patriotero" y muchas veces de invocación
religiosa, ha convertido a 60 millones de personas y una reserva de otros 50 y
tantos millones que esperan ser convocados- en una zaga de descerebrados
dispuestos a aplaudir las torturas en Abu Graib, los misiles cayendo sobre el
territorio ocupado de Gaza o la masacre de familias enteras en Faluja.
Preocupados, hondamente preocupados cuando uno de sus ³chicos² esgrime un M16
que le tomó prestado al abuelo que volvío derrotado de Vietnam, y organiza una
masacre escolar por culpa de unas malas notas. Dentro de este pequeño y agresivo
espacio microclimático, se suelen unir la eterna tristeza por la muerte de Elvis,
la frustración por la buena suerte de Fidel en su última caída o la rabia por
los dos aviones incrustados en pleno corazón de las Torres Gemelas y las
intermitentes apariciones de Ben Laden y su lugarteniente. De esa capacidad
intelectual tan masiva como deplorable- crece hoy el "pensamiento Bush", más
potente que nunca.
Quien no tenga la sensación de que la humanidad ha vuelto a retroceder, no podrá
comprender las graves consecuencias que encierra este proceso comicial que ha
concluido en los Estados Unidos, en el que sólo se podía elegir entre el terror
y la agonía. Ganó el terror de Estado, gracias al voto de un ejército de
asesinos en potencia. Mal que nos pese, los más de 110 millones de Bush o Kerry
son demasiados para que no estemos intranquilos.