Internacional
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Diez razones para echar a Bush (I)
La guerra como negocio
Fernando Montiel T.
Analista y consultor en relaciones internacionales y resoluci�n de conflictos.
Revista Fusi�n
Qu� negocio supone la guerra y para qui�n? "La guerra es el negocio del complejo
militar industrial de los pa�ses desarrollados". Respuesta correcta pero
inexacta por incompleta. La guerra es el negocio de los que saben encontrar
rentabilidad econ�mica en el matar y mutilar, f�sica, psicol�gica y
espiritualmente (esto es la guerra, y no fotograf�as de pulcros militares con
uniforme, mapas y aviones de �ltima generaci�n). Entre aquellos que saben
encontrar esta rentabilidad del conflicto b�lico se pueden se�alar diferentes
empresas de la naturaleza m�s diversa. Algunas como Lockheed Martin, Textron
y Northrup Grumman se dedican al armamento de alta tecnolog�a. Otros como
la brit�nica Sandline International y la sudafricana Executive
Outcomes -aunque inactivas han dejado escuela- se dedican a la venta de
servicios militares (asesor�a, capacitaci�n y consultor�a) y principalmente al
arrendamiento de personal paramilitar (mercenarios b�sicamente). Entre las
empresas activas destacan L3 (que compr� a la conocida MPRI) y
CSC (que adquiri� a la popular Dyncorp). Tampoco los medios de
comunicaci�n se quedan atr�s en estos beneficios, despu�s de todo, las
declaraciones de guerra elevan m�s los �ndices de audiencia que los acuerdos de
paz.
"Para una potencia como los EE.UU. a la que s�lo le quedan reservas petroleras para 10 a�os, la energ�a lo es todo. Sin guerra no hay petr�leo y no hay negocio" |
"Las guerras son por recursos, y ah� est� el negocio" dice Michael T. Klare.
Y siempre ha sido as�, pero veamos con m�s detenimiento. Extraoficialmente se
sabe que la compa��a de diamantes m�s grande del mundo De Beers, tiene
oscuros nexos con la financiaci�n de movimientos insurgentes en Sierra Leona
como el Revolutionary United Front (RUF) o como la Uni�n Nacional por la
Independencia Total de Angola (UNITA). El acuerdo es sencillo: el RUF o la UNITA
controlan las regiones y minas de diamantes y De Beers paga una comisi�n por
kilo de mineral extra�do; el mineral luego es tallado en Mosc� o Israel para
finalmente ser introducido en el mercado internacional. Lo mismo ocurre en el
antiguo Zaire. Inmersas en el mercado de la telefon�a m�vil, -Nokia, Ericsson
y LG entre otras, han hecho cada una su apuesta a las diferentes facciones
que combaten en la Rep�blica Democr�tica del Congo por el control del Coltan
(mineral de Tantalita) tan escaso y necesario en el mundo moderno. De manera que
cada vez que escasea este mineral en el mercado internacional, arrecian los
combates en la zona m�s olvidada del planeta. Art�culos militares, personal
paramilitar, medios de comunicaci�n, joyeros y proveedores de telefon�a celular
han encontrado todos, directa o indirectamente razones para permitir y fomentar
matanzas indescriptibles. Este y no otro es el negocio de la guerra. Como en el
caso del Coltan, los diamantes y el agua, el petr�leo no escapa a esta din�mica:
el 80% de la energ�a global deriva de los hidrocarburos. Raz�n suficiente para
explicar las guerras en Afganist�n (gas) e Irak (petr�leo). Como en los casos
anteriores, aqu� la l�gica es tambi�n sencilla y brutal: si escasean los
recursos energ�ticos entonces hay que conseguirlos literalmente a sangre y
fuego. Por eso es explosivo el C�ucaso (Azerbaiy�n, Georgia y Armenia); por eso
se desestabiliza desde Washington a Venezuela, a M�xico, a Nigeria, a Ir�n, a
Indonesia, a Palestina... Para una potencia como los EE.UU. a la que s�lo le
quedan reservas petroleras para 10 a�os, la energ�a lo es todo. Sin guerra no
hay petr�leo y no hay negocio, y sin estas dos, por supuesto tampoco hay
"superpotencia unipolar".
La familia Bush posee negocios petroleros. Vaya novedad. M�s interesante es que
la Arbusto Company -posteriormente rebautizada como Bush Exploration-
que dirig�a el actual presidente, marchaba muy mal financieramente tras el
choque petrolero de 1973. Y m�s interesante todav�a es que la Bush
Exploration fue comprada por la Harken Energy Corporation, esta
�ltima compa��a cuyas acciones pertenec�an, para 1986, en un 17% al jeque
saudita Abdulla Bahsh, cuyo banquero -Bin Mafuz- era hermano de una de las
esposas de Osama Bin Laden. Pero contra lo que podr�a suponerse no es Bush el
m�s interesado en los negocios petroleros.
Mediocre como es, George Bush tiene el perfil del presidente perfecto para las
grandes corporaciones. Fan�tico, disl�xico, retrasado mental (tiene menos de 90
de coeficiente intelectual), alcoh�lico no rehabilitado, con tendencias
"megal�manas y s�dicas" de acuerdo con un reciente estudio psiqui�trico, el
actual ocupante de la Casa Blanca, cumple con todos los requisitos que exige un
gobierno empresarial: ignorante y biso�o, f�cil de manipular, f�cil de enga�ar,
f�cil de extorsionar y f�cil de dirigir. Por todo esto, cualquier persona
medianamente racional deber�a exigir su salida del despacho oval, pero
precisamente son �stas las razones por las que a las corporaciones les conviene
tenerlo dentro. Es el criado perfecto.
�Gobierna George W. Bush? Falso. El vicepresidente Dick Cheney -ex CEO de
Halliburton- parece haber sacado m�s rentabilidad personal y corporativa a las
guerras del nuevo siglo que su jefe. Y m�s interesante es todav�a el caso de
Condolezza Rice. Afroamericana y mujer, ha llegado a la cumbre del poder.
Admirable por su condici�n de g�nero y su origen �tnico. �Es todo? No. Tambi�n
ha conseguido llegar a la cumbre empresarial: CEO de Chevron-Texaco, la
compa��a petrolera bautiz� en su honor un buque con el nombre de la actual
Consejera de Seguridad Nacional. Tambi�n ella parece haberle ganado la partida
pol�tico-empresarial a su jefe en la Casa Blanca. Los hombres del Presidente
saben lo que hacen y lo que representan. El Presidente no, de hecho se comporta
como la mula que no sabe a d�nde la lleva el arriero. Dick Cheney y Halliburton
como proveedora de "art�culos y servicios militares", y Condolezza Rice mediante
la petrolera Chevron-Texaco son tan s�lo dos de los ejemplos m�s refinados de lo
que significa el "negocio de la guerra".
Pero como dec�a Sun Tzu "toda guerra se funda en el enga�o". �Que los intereses
corporativos se encuentran no tanto en el presidente como en su gabinete? No
importa, dejemos que se enga�en y lo ataquen, as� se ara�a menos a "nuestros
hombres en el poder". �Que el presidente es un retrasado mental? No importa. Se
le puede generar una imagen de gran l�der. �Que el presidente ten�a nexos
econ�micos y empresariales con Bin Laden? No importa, una vez desatados los
perros de la guerra ese dato terminar� en el olvido.
�ste es el frente interno, pero no es el �nico. "La primera v�ctima de la guerra
es la verdad" se�al� Winston Churchill en su momento. Fue �l tambi�n quien dijo
que en tiempos de guerra "a la verdad hay que protegerla con un guardaespaldas
de mentiras". Esta batalla por la percepci�n es tambi�n v�lida en el frente
externo. La creaci�n de la imagen del enemigo para justificar agresiones,
implica complejos mecanismos de control de pensamiento. En sociedades al menos
formalmente democr�ticas como la estadounidense, la propaganda, la manipulaci�n
social y la direcci�n del pensamiento son indispensables (no as� en las
dictaduras, donde basta con que las masas obedezcan) para seguir la agenda de
quienes gobiernan de verdad. La histeria paranoica es un componente fundamental:
as� fue c�mo George W. Bush convenci� a su pueblo de que los talib�n, Hussein y
Bin Laden ten�an nexos estrechos entre ellos y con los atentados del 11-S (pese
a existir pruebas irrefutables de todo lo contrario: Bin Laden aborrec�a a
Hussein. Hussein nada tuvo que ver con el 11-S y nunca se comprob� la
responsabilidad de los talib�n en los atentados de Washington y Nueva York).
Todo vale para justificar guerras, guerras que traen recursos y negocios. Sale
sangre y entran d�lares, �sta es la din�mica de las corporaciones de la guerra y
sus representantes en el gobierno. En este esquema George W. Bush no es m�s que
un pe�n, un lacayo.