VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Internacional

31 de diciembre del 2003

La crónica de la brutal campaña de Vietnam aviva la memoria

John Kifner
The New York Times
Traducido para Rebelión por Carlos Revello

Quang Ngai y Quang Nam son provincias en Vietnam central, entre las montañas y el mar. Ken Kerney, William Doyle y Rion Causey cuentan historias espeluznantes acerca de lo que vieron y de lo que hicieron allí como soldados en 1967.

Durante esa primavera y el otoño las tropas norteamericanas realizaron operaciones en la zona con la finalidad de combatir al enemigo y obligar a los campesinos a abandonar las aldeas para conducirlos a "recintos estratégicos" fuertemente controlados. La meta era quitar al Vietcong el apoyo, el descanso y las vituallas.

Los combates eran intensos y los resultados -los antigos soldados señalan- fueron especialmente brutales. Las aldeas fueron bombardeadas, quemadas y destruidas. Como las tropas norteamericanas pasaron a través de esas zonas, en muchos casos, balearon a mansalva hombres, mujeres y niños, algunas veces mutilando los cuerpos -cortando las orejas para fabricarse collares.

Tiraron granadas de mano en escondrijos y refugios, a menudo asesinando familias enteras.

"Se puede ud. imaginar Dodge City sin un comisario?" preguntó Kerney.

"Todo fue en vano" agrega "Uno nunca estaba seguro. Se trataba de disparar rápido antes de ser baleado. Se vivía asustado todo el tiempo, uno vivia a los sobresaltos. Completamente intimidado. Son cosas que, simplemente, suceden"

Doyle relata que él perdio la cuenta de la gente que mató: "Cada soldado debía tener un deseo inconmensurable de sobrevivir. Yo deseaba vivir pasara lo que pasara. Esto era la cuestión principal y lo desarrollé casi hasta un nivel instintivo".

Ambos estan dentro de un grupo de soldados involucrado en una serie de artículos investigativos realizado por The Blade (La Hoja), un periódico editado en Toledo, Ohio, que nuevamente levantó la cuestión de la conducta de las tropas norteamericanas en Vietnam.

El informe, publicado en Octubre y titulado " Soldados canallas (rogue) desencadenaron una ola de terror en las planicies centrales", señala que en 1967, una unidad especial, un pelotón de reconocimiento de la división 101 Aerotransportada, entraron en un desenfreno que el periodico describe como " la mas extensa serie de atrocidades en la guerra de Vietnam".

"Durante siete meses, los soldados de la Fuerza Tigre se desplazaron através de las planicies centrales, asesinando civiles desarmados en gran número- en algunos casos torturándolos y mutilándolos- en un frenesí de violencia nunca confesado a la opinión pública norteamericana" señaló el periódico.

En otros pasajes se describió el asesinto de cientos de civiles desarmados.

"Mujeres y niños fueron premeditadamente volados en sus refugios subterráneos", informó The Blade. "Campesinos maduros fueron asesinados mientras trabajaban los campos. Los prisioneros fueron torturados y ejecutados -mutilados de sus orejas y cráneos que se guardaban como trofeos. Un soldado pateó la boca de un muerto para extraerle la dentadura donde relucía el oro de los arreglos dentales".

En 1971, el periódico agregó, el ejercito comenzó una investigación criminal que duró cuatro años y medio, "la investigación más extensamente conocida sobre crimenes de guerra cometidos en Vietnam". Finalmente los investigadores llegaron a la conclusión preliminar de que 18 hombres debían ser sometidos a juicio, pero no llegó a establecerse ninguna corte marcial.

En recientes entrevistas telefonicas con The New York Times, tres de los antiguos soldados citados por The Blade confirmaron que los artículos habían descripto exactamente las acciones de su unidad. Pero deseaban hacer otra precisión: que la Fuerza Tigre no había sido una unidad "canalla". Sus miembros habian hecho solamente lo que se les había solicitado por sus superiores que ordenaban los procedimientos.

"La historia que no estoy seguro de si esta llegando a la conciencia de la opinión publica" declaró Causey, entonces un médico con la unidad, "es que mientras ellos estaban reconociendo que había una banda de foragidos aterrorizando en las planicies, nosotros estabamos cumpliendo las órdenes impartidas de hacer, justamente, eso".

Quemar cabañas y aldeas, asesinar con disparos a los civiles y tirar granadas en los refugios de protección de la población fueron tácticas regulares de las fuerzas norteamericanas a través de todo Vietnam., señalaron. Esta precisión esta sostenida por los testimonios corroborantes de periodistas, historiadores y antiguos soldados desilusionados.

Las tácticas -particularmente en las "zonas de tiro indiscriminado", "dónde cualquiera era considerado blanco elegible- surgieron de la naturaleza frustrante de la guerra de guerrillas y, sobre todo, de la conveniencia, de utilizar los muertos como una muestra del éxito y el motivo para promover a los oficiales, de acuerdo a múltiples testimonios.

Nicholas Turse, un candidato doctoral en la Universidad de Columbia, ha estado estudiando los archivos gubernamentales y dijo que los mismos estan llenos con relatos de atrocidades similares.

"Tropezaba constantemente con estos incidentes, (que) The Blade consignó, "Turse señaló por telefono. "Leí sobre este caso hace un año o un año y medio atrás, y realmente, no sobresalía. No hay nada que haga de él algo exepcional. Esta es la cuestión preocupante. Era solamente un caso, uno más en el centenar".

Mas tarde en un e-mail, precisó:

"Desafortunadamente, los artículos cuentan una historia que es demasiado repetida. Como historiador -escribiendo mi tesis sobre los crímenes de guerra y las atrocidades norteamericanas en la guerra de Vietnan- he estado inmerso justamente, en este tipo de materiales archivados que La Hoja de Toledo utilizó en sus artículos, pero no solamente como accidente extraordinario, sino en el marco de cientos si no mile de casos similares. Puedo, con seguridad y, amargamente, señalar que las atrocidades de la Fuerza Tigre son meramente la parte visible de una montaña de hielo (iceberg) en relación a los crímenes de guerra perpetrado por los Estados Unidos en Vietnam".

Y sin embargo, hubo pocas acusaciones fiscales. Además de la masacre de civiles vietnamitas de My Lai, en 1968, solamente 36 casos involucrando posibles crímenes de guerra en Vietnam se abrieron camino hasta las cortes marciales, con 20 sentencias de acuerdo a los jueces militares adjuntos a las oficinas del Estado Mayor.

Guenter Lewy, quien citó las cifras del propio ejército en su libro de 1978 "Estados Unidos en Vietnam", escribió que si un soldado asesinaba a un civil, el incidente muy improbablemente era reportado como un crimen de guerra: "Lo mas probable era el lider del pelotón, bajo presión para producir bajas contabilizables si no ansioso por demostrar la ausencia del gatillo fácil en su unidad, reportara el incidente como "1 vietcong sospechoso abatido mientras intentaba evadirse".

Causey, ahora un ingeniero nuclear en Californi, señaló: "Esto no estaba oculto. Todo esto era conducta abierta y pública. Una enorme cantidad de reclutas en la 101 cortaban orejas. Era una práctica antes del licenciamiento".

Kerney, ahora un bombero en California, estuvo de acuerdo en que las responsabilidades llegan a los mandos.

"Estoy señalando acerca de hombres con águilas" dijo, en directa referencia a la insignia de rango de un coronel. "Se trataba de acumular muertos en la cuenta. Ellos nos decian, "Uds, muchachos tienen luz verde para hacer lo que es correcto".

Mientras Causey y Kerney se convirtieron en personas problematizadas despues de su retorno de Vietnam, Doyle, un sargento que era líder de una sección, parecía indiferente durante una larga conversación telefonica.

"He visto atrocidades en Vietnam que dejan a la Fuerza Tigre como colegiales de una escuela religiosa de fin de semana", señaló Doyle que ingresó al ejercito a los 17 cuando un juez le dio -como líder de una pandilla callejera- una oportunidad para escapar la penitenciaria.

"Si Ud. marcha en una senda de la junga, el que duda muere" agregó Doyle, que vive en Missouri. "A todos los que maté, los maté para vivir". Mandaron a la Fuerza Tigre a hacer una atrocidad. Bueno, es casi un elogio. Porque nadie va a comprender la situaciónes infernales que he contemplado".

David Hackworth, un coronel retirado y un veterano profusamente decorado en los conflictos de Corea y Vietnam que mas tarde se convirtió en periodista y escritor, señaló que él creó la Fuerza Tigre en 1965 para luchar contra las guerrillas usando tácticas guerrilleras. Hackworth no estaba en el comando de la unidad durante el periodo que La Hoja ha cuerto con sus artículos porque había rotado fuera de Vietnam.

"Vietnam fue una atrocidad desde el mismo comienzo" Hackworth señaló en una reciente entrevista telefónica. "Fue una clase de guerra, una guerra sin fronteras de gran frustración. Se nos fue de las manos muy tempranamente. Hubo cientos de My Lais. Uno recibía la tarjeta agujereada de acuerdo al número de víctimas que uno reportaba".

El Teniente Coronel Kevin Curry, un vocero militar, expresó que el ejército había comparado los artículos de The Blade con los reportes escritos durante investigaciones anteriores y no pensaban reabrir el caso.

"Hay una ausencia de nueva evidencia que nos obligue a ello, por eso no hay planes de reabrir el caso" Curry señaló. "Es un caso con más de 30 años de antigüedad. El Comando de Investigaciones criminales condujo una larga investigación cuando las acusaciones surgieron cuatro años después de acaecidos los sucesos".

(Nota del Traductor) La serie de artículos de The Blade (La Hoja) de Toledo fueron recensados en The New York Times en su edición del domingo 28 de diciembre del 2003 e, inmediatamente despues, reproducidas en International Herald Tribune, de donde la tomamos. Posteriormente la hoja digital inglesa CommonDreams tambien lo reprodujo.