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Europa

Atocha 7:39


Antón Corpas
Cádiz Rebelde

"justo es lo que resulta bueno para el pueblo alemán"
Adolf Hitler

"El PP debe dejarse de lloriqueos y lamentaciones... Tiene que "seguir" dando explicaciones a los ciudadanos sobre nuestra política internacional. Mostrar que sin esas opciones sería imposible nuestro actual bienestar"
Agapito Maestre, "Política ¡ya!"

"Pregunto dónde cesan los derechos de los ciudadanos y donde comienzan los derechos de los extranjeros. Pregunto si los extranjeros tienen derecho a proclamar derechos que niegan los derechos de los ciudadanos... si los extranjeros cuentan mas que los ciudadanos"
Oriana Fallaci, "La fuerza de la Razón"

"El mismo término 'derechos humanos' se convirtió para todos los implicados, víctimas, perseguidores y observadores en prueba de un idealismo sin esperanza o de hipocresía chapucera y estúpida"
Hannah Arendt, "Los orígenes del totalitarismo"


1.miedo y totalitarismo

La autofagia cultural, intelectual y moral, de un mundo que se consiente a sí mismo ser la representación del bien, es el terreno necesario para el desarrollo de la mentalidad totalitaria en una comunidad. "Justo es lo que resulta bueno para el pueblo alemán". Si tal estupidez pudo convertirse en doctrina para tal pueblo, fue entre otras cosas por eso. Un mundo que se alimenta de sí mismo, de sus intereses, sus tradiciones, sus prejuicios, sus tragedias, sus crisis, sus miedos, su grandeza y sus enemigos. Una civilización-pueblo que cuanto más se mira el ombligo, mas necesita convertir su alrededor en una semejanza de su imagen, en una prolongación de su propia historia. Así nos comportamos cada vez mas, sin necesidad de habitar el centro del Imperio.
Al ensimismamiento contribuye una casta intelectual que en el caso de algunos hijos muertos del 68, ha confundido sus propias derrotas políticas con una metafísica universal de la frustración y el fracaso, y cuyo trabajo ha dejado la liberación y la verdad a un lado del camino, y ha optado por defender "lo bueno conocido" por encima de todo, de la verdad y de la libertad incluidas. Las conciencias de gente como Antonio Escohotado, Gabriel Albiac o Gustavo Bueno se andan desnudando, demostrando que pequeñas son esas almas tan irreductibles, tan independientes. No son especiales en eso, no son más razonables ni más lúcidos ni peores que cualquiera de sus lectores. Su posición no es patrimonio suyo sino un fiel reflejo del ensimismamiento social que los últimos treinta años han marcado contra el cuerpo social.
La vida tiene poquísimas lecciones que sean eternas. Una es que somos en extremo vulnerables. Si lo olvidamos volvimos a saberlo el 11 de Marzo. Otra es que a pesar de la conciencia de vulnerabilidad de nada sirve vivir con miedo, la sensación por la que de repente la vida se congela. Todos los dolores que de mi vida he identificado con fobia, pánico o cobardía han sido un momento, un minuto, un segundo impregnados como un hábito contra el cuerpo y la memoria. Todo el mundo sabe y conoce lo que estoy diciendo. Cuando vayas donde vayas, andes lo que andes, estés con quien estés, parece que nada ocurra salvo ese momento, ese minuto, ese segundo. Es todo lo contrario de la sensación de libertad.
"Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento : el momento en que el hombre sabe para siempre quien es" (J.L. Borges, "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1974)", El Aleph). O al menos así lo quieren. Del 11-S y del 11-M, pretenden que 'sepamos' lo que 'somos': 'occidentales', con 'una historia', 'una moral', 'unos enemigos'.
De Atocha, muchos querrían hacer una camisa de fuerza que nos acompañe en todos los minutos a todas partes.
Una coartada para establecer un estado de excepción intelectual y político. Eso quieren de los muertos en Madrid o en Nueva York. Pensar y hacer política es una blasfemia delante de los cadáveres. Con eso quieren parar el tiempo en un solo lugar, en el presente de "la lucha contra el terrorismo" y un futuro inabarcable que es "la derrota del terrorismo".

2.tiempo, percepción y realidad
Tiempo, percepción y realidad, suelen comportarse de forma incoherente, fragmentada y contradictoria.
Pueden pasar los años y acontecimientos cruciales, que nuestro cuerpo no lo hará sentir mas que muy poco a poco, o al contrarío, de golpe y porrazo. Durante las dos décadas anteriores a la I Guerra Mundial, que llamaron "la edad de oro de la seguridad" a pesar del declive imparable del sistema europeo de naciones y "de todas las profecías de ruina inminente, continuaba funcionando con bastardo esplendor y con inexplicable y monótona tozudez". Más cercano, nosotros quizás sentimos que las últimas elecciones en Estados Unidos habían sido un fraude y un peligro inminente, cuando la primera imagen morbosa de la invasión de Iraq, apareció en las portadas o los titulares, tres años después.
El reloj o el calendario son una ficción más o menos inocente. Es en el transcurso de la vida y nuestros cuerpos, en la sabiduría y la vitalidad, en la mirada, la solidez y las debilidades, donde pasa realmente el tiempo, para bien o para mal. Y ahí es donde atacan la propaganda y la guerra, la propaganda como una forma de guerra, y hoy más que nunca, la guerra como una forma de propaganda. A la sabiduría, a la vitalidad, a la mirada, a la solidez y a las debilidades, de cada cuerpo y del cuerpo social entero.
En 1997, ETA puso el reloj en hora, mató a Miguel Angel Blanco, y Falsimedia, partidos y gobierno lo pararon en las 17:00 h. del 12 de julio. Sobre aquel momento, giran todavía la cohesión social, política y mediática: el estado de excepción selectiva cada vez menos selectiva en Euskadi, el discurso nacionalista español y la ideología antiterrorista.
Cuatro años después, dos horas de tragedia de la mañana mas larga, el 11/09/01, fueron el tiempo justo para preparar al mundo para la cárcel y la guerra. La Patriot Act fue aprobada en dos horas, y dos horas siguen durando las invasiones de Iraq y Afganistán. Dos horas llevan presos los confinados en Guantánamo, cada dos horas es detenido el "Comando Dixan" de la Operación Lago, y quizás dentro de dos horas vuelva a ser detenido Taysir Alony.
La propaganda tiene que dominar el tiempo, la historia del presente y el pasado reciente. Marcar el ritmo y el peso de los acontecimientos en la vida pública es un objetivo político de primer orden. Eso intentó el gobierno, durante el primer impass posterior al 11 de Marzo. De manera imprevisible, el horario de Nueva York había dinamitado el ya degenerado mecanismo de Ermua, pero el Consejo de Ministros y el equipo de campaña se agarraron a éste como a un clavo ardiendo.
[Jueves]"La primera llamada se produjo a mediodía... EL PERIÓDICO elaboraba la edición especial que salió a la calle por la tarde... fue una de las que atribuyó en su portada a ETA, sin la menor ambigüedad, la autoría del atentado... eso se apoyaba en lo que me dijo textualmente José María Aznar como presidente del Gobierno... 'Ha sido ETA, no tengas la menor duda'" (Antonio Franco, El Periódico 17/3/04, de www.rebelion.org)
"De la Morena es en este momento el máximo experto en la lucha contra el terrorismo de ETA y sostuvo que la banda etarra no había perpetrado la masacre del 11-M. Pese a que el ministro Acebes tuvo esa información desde las 12 del mediodía del pasado jueves, en su primera comparecencia imputó 'sin lugar a dudas' el atentado a ETA" (Rebelión)
"A las 17'45 h. del 11-M la ministra de Exteriores, Ana Palacio, remite una nota reservada con instrucciones a los embajadores para que confirmen a todos los medios esta tesis y se fuerza una resolución unánime de condena de ETA en el Consejo de Seguridad de la ONU... A las ocho de la tarde se produce el descubrimiento de una bolsa con explosivos sin estallar y un teléfono móvil intacto... A esa misma hora comparece por segunda vez el ministro del Interior, haciendo público el hallazgo de la furgoneta con 'versículos del Corán'... aunque se reafirma en que la 'línea esencial sigue siendo ETA'" (Antonio Santamaria, "Rebelión democrática y cambio político en España", El Viejo Topo n.192)
"inmediatamente después de que el ministro Ángel Acebes apareciese nervioso en TV... tuve una nueva llamada de la Moncloa. En esa ocasión Aznar pidió excusas por no haberme podido informar antes de la comparecencia de Acebes de que había esa otra línea de pesquisas que --dijo-- naturalmente tenían que investigarse. Pero también pidió cordialmente que no me equivocase: ratificó que ETA era la autora"
(Antonio Franco)
[Viernes]"A las 5 de la madrugada la policía consigue desactivar los explosivos y analizar su composición, que no se corresponde con la que habitualmente utiliza ETA. A las 11:00 h., Aznar vuelve a insistir en la autoría de ETA, sin mencionar para nada el hallazgo... [a las 18:30] el ministro recibe el desmentido telefónico de un portavoz anónimo de ETA, a través de la televisión pública vasca ETB negando la responsabilidad de la banda armada... Esto obliga a Acebes a contestar, por medio de un comunicado, que no concede ninguna credibilidad a esta declaración..." (Antonio Santamaria)
[Sábado]"¿ETA o Al Qaeda?... En un alarde de impudicia, un medio afín al PP, El Mundo, publica ese sábado una entrevista a Rajoy en la que éste proclama su firme convicción moral en la autoría de ETA..." (Antonio Santamaría)
"A las seis de la tarde un despliegue policial protegía la sede del partido y sus efectivos pedían la documentación a todo manifestante que llegaba... La prensa que se encontraba tras el cordón policial era mayoritariamente extranjera, y había un gran despliegue de antenas parabólicas de cadenas televisivas europeas... [22:00] En la SER comentan que pese a la toma de las calles por parte de la ciudadanía, no van a seguir retransmitiendo para mantener la calma y no calentar los ánimos... Las cámaras, los micrófonos, y las luces desaparecen; solo quedan los reporteros alemanes que trabajan a destajo" ("Pásalo", documento difundido por correo electrónico)
"En horario nocturno, TVE emite sin previo aviso la excelente película de Elías Querejeta, Asesinato en febrero, sobre el atentao mortal del diputado socialista Fernando Buesa y su escolta, Jorge Diez..." (Antonio Santamaria).
Hay dos artificios que funcionan normalmente después de un atentado: El consenso del discurso antiterrorista y la transformación de los hechos en noticia-mercancia-espectáculo.
Las palabras de Antonio Franco muestran un Aznar que no llama para 'presionar' sino para socializar la versión confiado en el consenso. Esa complicidad, es la que deja maniatados y literalmente muertos a nuestros media, durante las primeras horas. Igual que aquí se informa detalladamente de Guantánamo o el caso Kelly mientras ocultan las torturas en Euskadi o el régimen FIES, The New York Times, ABC o The Guardian participarán en el consenso de sus estados, pero no tienen porque proteger la integridad del nuestro. La necesidad de mercancía de los medios foráneos y la necesidad de saber de la población, rompieron esta vez la maquina de socializar el discurso. Los media españoles dejaron de ser un punto de referencia, fueron figuras inanimadas del paisaje, eran como un móvil o un reloj de juguete, con una serie de movimientos articulados que imitan la realidad pero que no generan realidad ninguna. Una versión insostenible minaba por minutos la credibilidad gubernamental, y la misma inconsistencia impidió a los medios ejercer su función de usurpador de la experiencia y el saber.
Ni cohesión social antiterrorista ni noticia-mercancia-espectáculo.
La imagen mediática se demostró irreal, y la realidad aún a medio saber, no tenia nada que ver con la imagen mediática. Si "basta con que una catástrofe, una guerra, un bombardeo aparezca en la pantalla de un televisor para que se convierta inmediatamente en algo que no ha sucedido", esos momentos en que ya se sabía parte de la verdad, pero no tenia otro espejo que la calle misma, fue un momento de lucidez colectiva, incluso de involuntaria y torpe lucidez por parte de Falsimedia. La gente siguió en la calle hasta las tantas porque no había una sola pantalla donde poder ir a mirarse, a recordar, a olvidar.
El PP intentó mantener el reloj en el minuto de Miguel Angel Blanco y abarcar la tremenda magnitud del acontecimiento en la medida de un ridículo cálculo electoral. Fracasaron. Con el Prestige, el 20-J o incluso la misma invasión de Iraq, habían conseguido retrasar el reloj hasta lo indecible. Esta vez subestimaron el impacto y la inquietud de la población, pensando que la verdad, la que fuera, podía esperar a ganar las elecciones, como si la onda expansiva de 179 muertos se atuviera a las previsiones del gabinete de campaña. La realidad se desbordó porque no era ni abarcable ni mensurable dentro de un cómputo tan mezquino moral y materialmente hablando. Su bajeza ética, que en otras ocasiones les permitió marcar los tiempos, en esta les llevó a perder el control de la historia.
Por esta vez, por una vez, tiempo, percepción y realidad, se movieron al unísono.

3.el espíritu de Ermua y el fantasma de Atocha
"La juventud de los presuntos terroristas hasta ahora neutralizados ha devuelto a la actualidad el antiguo debate sobre la impunidad relativa de los criminales, el endurecimiento de las penas, su cumplimiento íntegro y hasta la eventual implantación de la cadena perpetua para delitos tan descomunales" (José Antonio Gómez Marín, "Delitos y penas", El Mundo 7/4/04).
Gomez Marín, hasta no hace mucho denunciaba el estado policiaco estadounidense tras el 11-S. Hoy es otro partidario más de cruzar la línea. Eso sí, poco a poco, "proceder con serenidad pero sin demora a reformar esas normas antes de que nuevas tragedias nos abrumen". En un editorial del domingo 11 de abril, con las debidas loas a las libertades y el estado de derecho, El País también insistía en las medidas y reformas para garantizar "la seguridad" como lo verdaderamente prioritario.
Cuando aquí se habla de reformar la ley se dice despojarla de los pocos medios de control y defensa, para vigilar a los vigilantes y defenderse mediante la ley de los defensores de la ley. Lo que se juega no es precisamente la mayor o menor dureza a la hora de aplicar una sentencia. El "cumplimiento íntegro" o la "cadena perpetua", al cabo del tiempo, puede convertir las debilidades de alguien en un suicida, un confidente o un arrepentido, pero está mas que probado que no es un elemento disuasorio. Cuando como en este caso se proponen reformas desde la mirada policiaca de los acontecimientos, lo que se busca es el control social y la libertad normativa para ejercerlo, y por tanto la supresión de las garantrabas judiciales de los sospechosos para defenderse antes de ser condenados. La ampliación del periodo de aislamiento de la ley antiterrorista; el fortalecimiento de la potestad judicial y policial para detener e interrogar bajo indicios escasos, inverosímiles, circunstanciales o simplemente inexistentes; o el endurecimiento aun mayor de la legislación de extranjería y el control de fronteras; son las figuras verdaderamente sustanciales de las reformas que se reclaman. Hay una crítica histórica y jurídica a la tortura, a parte del horror ético frente a la crueldad como método: ningún testimonio obtenido por esa vía garantiza la verdad, al contrario, solo ofrece dudas. Pues bien, esa crítica es aplicable a cualquier medida de excepción de las que hemos nombrado. Cada garantía (traba para los neocons, la policia y los top de la Audiencia Nacional) para defenderse que se le retira a un acusado, solo ofrece dudas sobre la veracidad y justicia del testimonio y la sentencia.
La seguridad como un valor en si mismo y el antiterrorismo, han sido el terreno y el pretexto para que durante los últimos veinte años se hayan recortado innumerables derechos, garantías y libertades, a través de la ley antiterrorista, la de extranjería, el nuevo Código Penal... Por las circunstancias que lo rodearon, el 11-M se transformó en un grito de protesta, pero por sus características sigue siendo un acontecimiento privilegiado para ajustar aún más las correas legal, policiaca y judicial. Solo el fracaso táctico del PP durante los hechos de marzo ha centrado el debate en las tropas de Iraq y la política internacional, por encima de las medidas legales en materia de extranjería y libertades. Pero eso no quiere decir que todo esto no esté en la agenda mediática, política y gubernamental. El gobierno de Zapatero seguramente no comparte la estética de la "Tolerancia cero" del PP, pero con sus propias tácticas y alianzas si comparte la guerra contra el terrorismo.
La pregunta es si el fantasma de Atocha sustituirá al espíritu de Ermua.

4.contradicciones en el cuerpo social
El papel de la misma población que ha forzado una nueva correlación de fuerzas, será fundamental para responder a esa pregunta. Nos encontramos que mentalidades y prácticas profundamente incoherentes se mueven en el interior del tejido social. Amplios sectores de los que votaron a Zapatero e incluso de los que salieron a la calle, están dispuestos a seguir recortando los derechos de la población inmigrante, a mantener la legislación antiterrorista o a extender distintas formas de control social, a cambio de la seguridad y la protección de "nuestro bienestar".
Los hechos de marzo demostraron solo la mínima potencia que puede alcanzar una multitud a la vez escéptica, indignada y creativa. Santiago Alba Rico ha dicho que "la izquierda abstencionista... ha votado por una revolución para que al menos haya una reforma", pero no estoy de acuerdo. A la construcción de un nuevo sentido crítico sobre todo en los últimos cuatro años, se oponen las profundas incongruencias de los que salieron a la calle contra la guerra o que pidieron la verdad durante los hechos de marzo, y que aceptan de buen grado la ilegalización de Batasuna, el mantenimiento de la legislación de extranjería o el endurecimiento de la ley del menor.
"No es de extrañar que una parte importante de la ciudadanía, al margen de lo que votara o dejara de votar en las elecciones, tienda a compartir el diagnóstico de Aznar cuando en el mitin de Vistalegre pidió, rogó, casi suplicó a Zapatero que 'se enterara' de que a España 'le han declarado la guerra'" (Pedro J. Ramirez, "En la ratonera de la hipérbole", El Mundo 11/4/04)
Vivimos una profunda contradicción, y no lo digo en un sentido desesperanzador. Por fin se ha manifestado una profunda contradicción después de una historia política y social con pocas alteraciones dentro de un encefalograma plano. Nos encontramos todavía en un momento relativamente tranquilo. Los elementos más peligrosos por sus pretensiones, el tiempo de poder y autonomía política acumuladas, han salido. Pero ni el PSOE ni Zapatero son de fiar.
Vivir con miedo, vivir en guerra, o abrir nuevos procesos de liberación que tienen necesariamente que incluir a todos los sectores sociales, es la disyuntiva que marca este momento.

5.epílogo para la izquierda. compartiendo la ceguera del poder
Los militantes y los escépticos, incluidos los que lo fuimos sin quererlo, tenemos mucho que aprender de nosotros mismos después de los cuatro días de marzo.
La mas ridícula de las reacciones ante los acontecimientos de marzo, fue la de muchos dirigentes de IU que hicieron anti-campaña instando a sus militantes a no acudir a las protestas, o que durante aquellas intentaron impedir acciones tan agresivas y violentas como el lanzamiento de huevos. Llamazares completó el ridículo, atribuyéndose públicamente la participación en la convocatoria con escaso pudor y mucho oportunismo, y sin hacer una sola referencia crítica a sus esquiroles o 'pacificadores' subalternos.
Más a la izquierda, los que nos hemos vuelto un poco obtusos, pusimos cara de poker al recibir los primeros avisos para concentrarse a las puertas del PP. Pensamos sinceramente que la convocatoria no podía venir más que de unos cuantos espíritus suicidas. Nos equivocamos. Como se equivocan los que le atribuyen a PRISA una conspiración, y sobre todo, como se equivoca PRISA, una de las fortalezas del régimen, si pretende atribuirse ni la verdad ni la representación de lo que ocurrió. Todavía faltan tiempo y datos, análisis serenos y detallados. Pero si hay una conclusión a la que se puede llegar ya, es que no se pueden utilizar los ojos y los oídos dentro de los límites de lo meramente previsible. Cuando fueron llegando los mensajes, creo que solo la población no-militante sería capaz de imaginar que pasó luego. Otros movimos nuestros cuerpos con la mezcla de adrenalina y apatía propia de la inercia, seguros de que nada pasaría mas allá de la indiferencia pública, o peor, el linchamiento por romper la unidad constitucionalista y antiterrorista. Eso esperábamos armados de "nuestra experiencia", y curiosamente, eso es lo que esperaban el gobierno y el resto de la realpolitica.
Sin hacer una apología del espontaneísmo ni sobrevalorar los acontecimientos, ¿de que sirven trabajos organizativos que cuestan años de esfuerzo, si cuando la calle se mueve no son capaces de ofrecer nada?. Y cuidado, que no hablo de "liderar", ni "captar", ni "representar", sino de aportar, aprender y cooperar. Son imprescindibles organizaciones sólidas y duraderas, pero solo si saben estar vivas, dar lo mejor de sí (incluida la capacidad crítica) y aprender de la lucha, sin robar nada. Si la derrota del PP fue una victoria de todos, eso no puede ocultar que los hechos de marzo fueron una prueba del ensimismamiento de la izquierda organizada. Para aprender algo sobre la revuelta de mayo, esta tiene que reflexionar sobre sí misma. Sobre su nivel de comunicación con el cuerpo social, la vigencia de sus modos y su medios, y su capacidad para ver y entender que pasa en cada tiempo-lugar. Y desde luego sacar conclusiones en clave de sociología electoral y partidista, solo demostraría la persistencia en la ceguera.
El cinismo y el cansancio forman la conciencia de los derrotados, da igual si estos lo reconocen o no. El cinismo y el cansancio también causan ombliguismo agudo y moribumdia. El cinismo y el cansancio nos hizo no ver todo lo que estaba pasando delante de nuestras narices. Algo que desgraciadamente nos une a los resistentes con el gobierno, es que no vimos que algo se movía por efímero, extraño e incomprensible que fuera. Compartir nuestros descalabros con las victorias de nuestro enemigo, nos puede llevar a compartir la misma conciencia de las cosas.