Europa
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29 de abril de 2004
Los dos cómplices clave de los autores del 11-M eran confidentes policiales
Antonio Rubio
El marroquí Rafá Zuher, que hizo de enlace con el comando para lograr la Goma 2, trabajaba para la Guardia Civil, y así lo declaró tras ser detenido - El minero jubilado Emilio Suárez Trashorras, que cambió los 200 kilos de explosivos por hachís, informaba habitualmente a la Policía Nacional
MADRID.- Cuando Rafá Zuher fue detenido el pasado 20 de marzo y después trasladado a las dependencias que la policía tiene en el cuartel de Canillas, en Madrid, rápidamente confesó que él era confidente de la Guardia Civil. El marroquí fue el que, presuntamente, propició que el comando Lavapiés consiguiera más de 200 kilos de explosivos con los que fueron perpetrados los atentados del 11-M.
La policía escuchó atónita aquella afirmación de Rafael, como se le conoce en los ambientes delictivos, y más tarde pudo comprobar que, efectivamente, era un confidente de poca monta que se dedicaba a pasar información sobre pequeños cargamentos de hachís y pastillas a un capitán de la Unidad Central Operativa, la Policía Judicial del Instituto Armado. Zuher también trabajaba como portero de discotecas y era amigo de otro traficante, Jamal Ahmidan, El Chino, uno de los suicidas de Leganés.
Pero la Policía Nacional también contaba con un confidente entre los detenidos por el 11-M: el minero jubilado Eduardo Suárez Trashorras.
Tras pasar por la policía, Rafá Zuher llegó a la Audiencia Nacional y allí el juez Juan del Olmo fue informado puntualmente de que el detenido, que era el hombre que había puesto en contacto a Jamal Zougam y los suyos con el ex minero Suárez Trashorras, era confidente de la Guardia Civil. El magistrado, tras tomar declaración al marroquí decidió apartarlo de los otros detenidos y enviarlo a la prisión de Madrid-3, que está situada en el término municipal de Valdemoro.
No es habitual que un juez indique a Instituciones Penitenciarias dónde debe ser ingresado un detenido, pero en este caso el juez Del Olmo no tuvo dudas y firmó el ingreso de Zuher en Madrid-3 para preservar la integridad física del confidente de la Guardia Civil.
Se da la circunstancia de que Zuher fue el enlace que utilizaron Jamal Zougam y los otros terroristas para conseguir los explosivos que después fueron utilizados en los trenes de la muerte. Zuher, que es un pequeño delincuente que se dedicaba al trapicheo de pequeñas cantidades de hachís y de pastillas y que en ocasiones hacía de portero de discotecas, conoció en la cárcel de Villabona a Antonio Castro, cuñado del ex minero Suárez Trashorras.
Tras salir de la cárcel, Zuher puso en contacto a Suárez Trashorras con Jamal Zougam y su grupo. Finalmente, los terroristas, tras subir en dos ocasiones a Asturias, llegaron a un acuerdo con el ex minero y consiguieron los explosivos a cambio de 6.000 euros y 25 kilos de hachís.
Algunas fuentes policiales sostienen que Zuher declaró que la última vez que los terroristas subieron a Asturias lo hicieron con dos vehículos Volkswagen Golf y que en ellos trasladaron los cartuchos de explosivos (Goma 2 Eco) desde el Principado hasta Madrid. La policía ha cubicado la capacidad del portamaleta de un modelo Golf y ha llegado a la conclusión de que caben, exactamente, 205 kilos de Goma 2 de la marca Eco.
Sin embargo, esas declaraciones de Zuher sobre los dos vehículos y los kilos de explosivos adquiridos a Suárez por el comando Lavapiés no aparecen transcritas en el sumario que el juez Del Olmo instruye sobre los atentados del 11-M.
EL MUNDO también ha podido saber de fuentes de la Seguridad del Estado que Zuher no era el único confidente que la policía tenía entre todos los detenidos por los atentados de Atocha. Se da la circunstancia de que el propio Suárez Trashorras, la persona que proporcionó, presuntamente, los explosivos a Zougam, también trabajaba para la Policía Nacional de su comarca como informador en diversos asuntos: armas, explosivos y droga.
José Emilio Suárez Trashorras declaró, tras su detención el pasado 18 de marzo, que Jamal Zougam y los otros marroquíes que conoció en Madrid le habían indicado que los explosivos iban a ser utilizados en Marruecos.
El juez Del Olmo también fue informado de que Suárez Trashorras era colaborador de la policía de Aviles y, al igual que con Rafá Zuher, determinó que el detenido fuera enviado a una prisión distinta de la de Soto del Real, donde se encuentran encarcelados los presuntos miembros del comando Lavapiés; en este caso, fue a la prisión de Madrid-2 (Alcalá-Meco).
Tras la detención de Rafá Zuher, que se produjo el pasado 20 de marzo, el confidente de la Guardia Civil se puso rápidamente a colaborar con las Fuerzas de Seguridad e indicó que Jamal Ahmidan, El Chino, participó en la adquisición de los explosivos y facilitó su dirección y localización. El Chino fue uno de los siete terroristas que decidieron inmolarse en el piso de Leganés el pasado día 3, cuando la policía rodeó el piso donde parte del comando terrorista se había refugiado.
Investigación minera
EL MUNDO también ha podido saber de fuentes policiales que hay una investigación abierta sobre la empresa minera Caolines de Merillés. La policía sospecha que algunos de sus directivos podrían estar involucrados en el tráfico ilegal de explosivos, ya que es materialmente imposible acumular 200 kilos de Goma 2 en menos de un mes.
La Goma 2 Eco empleada por el comando islamista en los atentados de Atocha fue fabricada en el mes de febrero por Unión de Explosivos Riotinto (UER). El control y vigilancia de los explosivos que salen de la empresa UER corresponde a la Guardia Civil, que es la que certifica el correcto empleo de ese material.
Además, la Guardia Civil tiene que estar presente en cada una de las detonaciones que se llevan a cabo en las minas. De esta forma se evita que algunos mineros se queden con cartuchos de Goma 2 y que después los vendan fuera del circuito legal.