Europa
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La degradacion moral de Aznar y sus secuaces
J.M.Álvarez
Vaticiné hace tiempo que Aznar eludiría cualquier responsabilidad por el
11-M, y así fue. Su comparecencia, en una comisión de investigación que poco
investigará -y aún menos castigará-, sólo ha servido para demostrar la
indignidad de un personaje ridículo y chulesco que lo negó todo y afirmó tener
la conciencia tranquila. Lo peor fue que no estuvo solo. En su degradación le
acompañaron los de siempre. Unos lo hicieron con estruendosa algarabía; otros
con silencios cómplices. Al final, todos, aunque con estilos diferentes, se
revolcaron alegremente en las mismas inmundicias que el jefecito de escuadra
falangista.
Durante su cínica intervención, Aznar se vio arropado por jocosas expresiones y
risas que surgían desde la banda de Zaplana y Acebes, pero, ¿cómo es posible
hacer risas cuando se están investigando, al menos sobre el papel, unos hechos
que ocasionaron 190 muertos y más de 1.500 heridos? ¿Se habrían producido esas
risas si la inmensa mayoría de las víctimas hubieran sido políticos o militares
relevantes y no trabajadores humildes, muchos de ellos inmigrantes? Esas
actitudes suponen un desprecio y una falta de respeto a la memoria de los
muertos de Atocha.
Fuera, en los accesos al Congreso -y soportando una lluvia de insultos que les
llegaba desde la jauría de nazis admiradores del fhürercito-, los familiares de
los fallecidos sí hablaron claro definiendo como vergonzoso el comportamiento
del ex presidente, al que señalaron como el máximo responsable por el 11-M.
Ignoro el número de personas afectadas por el atentado de Atocha que están
integradas en la Asociación de Víctimas del Terrorismo, pero, sea como fuere, la
obligación moral de ésta es apoyar a todas las víctimas. ¿Por qué no hicieron
público inmediatamente un comunicado de solidaridad con unas personas que fueron
ignoradas por Aznar e insultadas en la calle? ¿Cuál es la causa del silencio de
la AVT ante el desprecio mostrado por un pelele que ni siquiera pidió disculpas?
Parece que los autobuses y bocadillos gratis que facilitaba el Gobierno del PP
para los viajecitos a Euskadi siguen pasando factura.
Siempre me ha parecido que la AVT distinguía entre un terrorismo bueno y otro
malo ya que jamás he visto a sus integrantes, al menos de manera oficial, en las
manifestaciones contra la guerra de Iraq ni tampoco les he oído condenar al
partido que colaboró junto al Imperio en la programación de un genocidio que se
ha cobrado hasta ahora miles de vidas inocentes ¿Quizás es ese un terrorismo
bueno? Los niños y mujeres iraquíes masacrados o mutilados parece que son
considerados como animalitos molestos (no hay noticias en otro sentido) por la
AVT dada su indiferencia frente al drama que allí se desarrolla. Mucho me temo
que esta organización, si no rompe los vínculos que la unen con sectores
reaccionarios, puede terminar movilizándose en función de la clase social. Su
ausencia entre quienes reclamaban el castigo a los culpables frente al Congreso
así parece indicarlo.
En ese sentido, es muy significativo que un grupo de afectados del madrileño y
obrero barrio de Santa Eugenia creara la Asociación 11 de Marzo porque no se
sienten identificados con la AVT.
Respecto este extremo, asombra la rapidez con la que cambian de discurso
aquellos que no hace mucho incitaban a la gente a llevar a cabo acciones contra
los ediles de Batasuna en los plenos de los ayuntamientos vascos y que, después
de la ilegalización de la Izquierda Abertzale, llamaron amigos de asesinos al
PNV y a otros grupos políticos en medio de la satisfacción y el griterío de
plataformas paranoicas. Ahora critican groseramente a los familiares y victimas
del 11-M porque exigen que Aznar sea procesado en el Tribunal Internacional de
La Haya como criminal de guerra. La "democracia a la española" rebosa baba e
hipocresía que mueven la noria del poder.
Evidentemente el ex Mínimo Líder no fue ejecutor material de los hechos, pero
los desencadenó al adoptar una estrategia similar a la de Bush (un enemigo ante
los ojos de la mayoría de los musulmanes), utilizar un mensaje agresivo, mentir
sobre la existencia de las armas de destrucción masiva y embarcar a su país en
una guerra ilegítima. Él encendió la chispa que provocó la hoguera del 11-M,
diga ahora lo que diga. Si el Régimen español fuera una democracia real, Aznar
hace tiempo que estaría en el lugar que le corresponde, sin derecho a redención
de pena alguna, porque no ha dado muestras de arrepentimiento.