Argentina: La lucha continúa
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Tras la represión en Plaza de Mayo, el gobierno profundiza su
estrategia represiva
La represión a la movilización del pasado 31 de agosto en Plaza de Mayo culminó
con decenas de heridos, algunos de suma gravedad, y la detención de 102
personas. Siete de ellas sufren prisión preventiva, imputadas por delitos como
"prepotencia ideológica", "intimidación pública", "coacción agravada" y
"daño calificado", en la causa a cargo del Juez Galeano. El aparato
represivo, que continúa criminalizando la protesta, va por más y más a fondo.
Como ocurrió con los presos tras la movilización frente a la Legislatura de la
Ciudad de Buenos Aires el pasado 16 de julio, o en Caleta Olivia, se trata del
mismo método, los mismos jueces y fiscales, los mismos policías, en una apuesta
mayor. Porque el trabajo realizado por el gobierno de K para legitimar la
represión, está funcionando.
En estos días fue agregado a la causa judicial un "informe" emanado del
Departamento Seguridad de Estado de la PFA, basado en tareas de inteligencia
seguidas contra las agrupaciones Quebracho y Martín Fierro, en el que por el
sólo hecho de "haber participado" de determinadas movilizaciones o de "haber
reivindicado" hechos de protesta antiimperialista, se identifica a varios
dirigentes de esas organizaciones, acompañando material fotográfico y "fichas"
de datos personales. Los "inteligentes" federales, además, formulan sus propias
delirantes hipótesis acerca de la relación entre las organizaciones y sus
dirigentes, al mejor estilo del recordado "Libro Azul" del ministro Carlos
Vladimiro Corach en la década pasada.
El juez instructor Juan José Galeano -responsable de la impunidad en la causa
AMIA- también tiene a su cargo la causa por el escrache a Repsol, en la que se
han ordenado medidas de inteligencia sobre el MTR y sus militantes, a partir de
informes de distintas reparticiones estatales.
El Departamento Seguridad de Estado, repartición de la PFA que reemplaza al
viejo DEPOC (Departamento de Protección al Orden Constitucional), y que a su vez
derivaba en línea directa de la oscura Coordinación Federal, tiene como objetivo
declarado "custodiar y proteger a los funcionarios y bienes del estado
Nacional y, fundamentalmente, al sistema de vida democrática y al normal
desenvolvimiento de las Instituciones Políticas en todo el territorio nacional",
tarea que desarrollan espiando y reuniendo información de inteligencia sobre
militantes populares.
CORREPI viene advirtiendo desde el año pasado que pese al discurso oficial
enunciado de no reprimir la protesta social, la estrategia del gobierno en la
materia fue desde un inicio acumular consenso para meter gases y balas y para
encarcelar compañeros, al compás de una campaña mediática destinada a
desarticular y deslegitimar a las organizaciones. Los sucesos de los últimos
meses (legislatura de la ciudad de Buenos Aires, movilización en repudio del FMI
en Plaza de Mayo, Caleta Olivia, etc.), más que el inicio de una "nueva escalada
represiva", como algunos han señalado, es simplemente el avance hacia una nueva
fase dentro del mismo plan, de la mano de la ilustre comitiva de seguridad
integrada por Fernández, Iribarne y Arslanian.
Ahora, y como sucediera el 31 de agosto, pueden reprimir con gases, balas de
goma -incluso en espacios cerrados-, detener masivamente a los manifestantes e
inventar imputaciones cada vez más graves contra ellos, criminalizando la mera
pertenencia a una u otra organización seleccionada según el caso para servir de
"enemigo", mientras la "opinión pública(da)" presta su total consentimiento.
Piedra libre para el hipócrita doble discurso del gobierno, que perfecciona
alarmantemente su método represivo.
La utilización en sede judicial de informes de "inteligencia" manipulados por
las criminales fuerzas de seguridad con la excusa formal de "defender el
sistema de vida democrática" demuestra de qué democracia estamos hablando.
Reclamamos la libertad de todos los presos políticos, la amnistía a todos los
luchadores sociales encausados y el cese de la vigilancia y persecución a los
movimientos, organizaciones y militantes populares.
CORREPI