Cien años de la Facultad de Agronomía de la UNBA: nada que
festejar.
Alberto J. Lapolla*
'(..) tienen que preguntarse sí, después de la caída de Rosas, no había
llegado la hora de la clase mercantil urbana, y sin presión extranjera, esa
clase no hubiera podido construir en las orillas del Río de la Plata una
comunidad como la que construyeron los norteamericanos en los Estados Unidos
después de la Guerra Civil: una potencia industrial y financiera en expansión
no trabada por poderosos intereses rurales" (palabras del historiador
británico H. Ferns, autor de Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX. AJL)
"¿Qué sería de ese progreso que tanto los envanece si en lugar de habernos
adscriptos como los norteamericanos del Sur a la política de Gran Bretaña
cumpliendo el sólo objetivo de construir la granja dependiente, se hubiese
realizado la hipótesis que plantea Ferns paralela a la de los norteamericanos
del Norte: "Argentina potencia industrial y financiera en expansión no trabada
por poderosos intereses rurales", por naturaleza, dependientes. ¿Qué sería por
comparación ese progreso de que se jactan frente al del país potente que
pudimos ser? Arturo Jauretche
Cien años y pocas flores...
La FAUBA -la derrota de las fuerzas populares en la Universidad fue tan
abrumadora después de 1974-1976 que la UNBA dejó de ser Nacional para ser sólo
UBA: todo un símbolo- cumple cien años. Dado el estado actual de la sociedad
argentina y los niveles increíbles de pobreza e indigencia que azotan a
nuestro pueblo, los mayores de su historia: 50% de su población bajo el nivel
de pobreza; de 4.5 a 6 millones de indigentes; 4.5 millones de desocupados
-cerca de 18 millones considerando su proyección a la familia tipo; 100
personas que mueren de hambre por día desde 1990 -55 niños, 35 adultos y 15
mayores; más de 430.000 argentinos muertos por el hambre desde 1990, el 50% de
los asalariados cobran sueldos en negro con un valor casi 50% menor al nivel
de pobreza- en un país que produce 100 millones de toneladas de 'alimentos'
parecería que es casi nada lo que puede festejar una casa de estudios
responsable de educar a los futuros profesionales en la producción de
alimentos y en la elaboración de técnicas y labores para saciar el hambre y
mejorar la vida de los argentinos, según nos señalara hace mucho tiempo el
fundador de nuestra profesión el Ingeniero Lorenzo Parodi. Aunque claro las
enseñanzas de Parodi y otros grandes maestros de nuestra profesión tales como
Jorge Molina, Marino Zaffanella, Horacio Giberti, Fawell Fabret, Domingo Cozzo,
Jorge Morello, Alberto Soriano, Santos Soriano, Amor Asunción, Alberto Nuñez,
Aída Colman, Jorge Ceriani, Fuentes Godo o Adolfo Boy por nombrar sólo
algunos, han sido suprimidas y olvidadas, siendo reemplazadas por la enseñanza
de agronegocios, técnicas de marketing y el sometimiento absoluto de la
enseñanza y la investigación de la Facultad a las necesidades del complejo
multinacional que nos domina a través del modelo agroexportador colonial -para
ser precisos exportador de commodities; grano forrajero, petróleo crudo, gas
natural y caramelos de Arcor- reimplantado a través de la expansión del
monocultivo de la soja transgénica forrajera y la destrucción buscada del
desarrollo industrial de la nación, que nos devolviera al modelo colonial
impuesto a sangre y fuego por el imperio Británico en el siglo XIX a través de
las derrotas nacionales de Caseros y Pavón.
Modelo de sumisión nacional que perdurara hasta 1945 y del cual muchos de los
Ingenieros Agrónomos generados en los primeros años de existencia de la FAUNBA
fueran fuertemente críticos -en particular luego del acceso de Hipólito
Yrigoyen a la Presidencia- señalando sin ambajes que el problema que padecía
el agro argentino desde el nacimiento de nuestra Patria -es decir desde el
derrocamiento y asesinato de Mariano Moreno, en 1810-11, por los dueños de la
tierra, los negocios porteños, las minas y los esclavos de Potosí- radicaba en
la cuestión de la distribución democrática de la tierra, hecho negado a sangre
y fuego -y genocidio tras genocidio- por los dueños de la misma desde 1810
hasta hoy.
La transformación de la FAUNBA en un apéndice de los intereses de las
multinacionales granarias es un hecho lamentable y constatable de manera
contundente en los contenidos de los estudios, en los que han sido suprimidos,
en los docentes que fueron expulsados por concursos dudosos favorables a los
representantes del pensamiento colonial; se observa en el clima de chatura y
aislamiento intelectual que vive el cuerpo docente de la FAUNBA, así como por
el terror que se visualiza en los mismos que hablan de muchas cosas por
separado y lejos de la facultad, pero que callan y se niegan a participar de
cualquier actitud crítica colectiva y efectiva, pues temen de manera explícita
'perder el trabajo'; es visible en la propagación de invstigaciones que han
abandonado la observación y el estudio del conjunto prara trabajar en la
especificidad de la especificidad, al punto que ya no se trata de que el
'árbol no permita ver el bosque', sino que el pecíolo no permite siquiera ver
la hoja.
Se observa de manera descarada en el ritmo absurdo del nuevo plan de estudios
de 1999 que ha reducido los contenidos a una especie de terciario agronómico
-suprimiendo saberes esenciales en el grado para hacer del posgrado un negocio
obligatorio prostituyendo el sentido de la gratituidad de la enseñanza
estatal- elevando al mismo tiempo los ritmos y exigencias de estudio -aunque
suene descabellado muchas de las materias que hace años eran de cursada anual,
son ahora bimestrales- para impedir toda participación activa del movimineto
estudiantil y docente en la generación de un pensamiento critico -principal
rol de la Universidad- siguiendo los lineamientos del BM, del FMI y las
multinacionales en la reorientación de nuestras universidades para
transformarlas en apéndices del pensamiento dominante neolocolonial. Se
observa en el compromiso público de la FAUNBA -y en la enseñanza casi
exclusiva en la misma- de las técnicas de la biotecnología y de la Siembra
Directa como nuevas revelaciones científicas incuestionables y absolutas,
cuando no son más que técnicas basadas en el saber científico anterior y como
tales perdurables seguramente por un breve período histórico y algunas como la
Transgenia y la SD con uso masivo de agrotóxicos, seguramente condenadas al
olvido, en poco tiempo más cuando se abra el libre debate de las ideas en la
FAUNBA -cuestión que ya se está dando en otras comunidades agronómicas del
país y en el INTA- y cese el dominio del pensamiento único monsantiano-SRA-AAPRESID-
Grobokopatel-Clarín Rural y demás impulsores del pensamiento colonial
agropecuario.
Dos línes de pesnamiento agronómico.
Podría señalarse que con algunas contradicciones, la FAUNBA ha sido funcional
a dos corrientes de pensamiento agronómico, una mayoritaria, expresada por la
presencia física concreta de los hijos de la oligarquía terrateniente en sus
aulas -y también en los claustros- y por ende poseedora del control casi
absoluto a lo largo de su historia, de los planes de estudio y de la marcha
general de la misma enlazada en la defensa de los intereses del latifundio y
de la propiedad de la tierra como hecho incuestionable del campo argentino.
Esta corriente se expresaba también en la imposibilidad del desarrollo del
mercado interno argentino -lo cual lógicamente hubiera requerido el reparto de
la tierra y de altos salarios- y por ende el pensamiento de allí inducido
respecto que la Argentina, sólo podía desarrollarse como proveedora de
materias primas para el mercado mundial. Es decir lo que los economistas
llaman un 'modelo de desarrollo hacia afuera' y los enemigos del desarrollo
nacional denominan 'comprar a quien nos compre'. Esta línea fue mayoritaria en
la conducción de la FAUNBA casi sin solución de continuidad desde su fundación
hasta la actualidad, con algunos breves interregnos de 1945-1955 y 1973-1974 y
también con algún otro período entre 1920-1924 y 1958-1966. La otra línea
expresada en algunos de los nombres arriba citados, intentó el otro modelo de
desarrollo, es decir un país pensado desde el mercado interno y la producción,
según las necesidades de la nación, por vía de ayudar a la industrialización y
a la política de sustitución de importaciones, creando mercado interno, aunque
no llegara a cuestionar el latifundio en forma abierta, a excepción de algunos
momentos. En 1945 Perón hablaba de Reforma Agraria, para dejar de hacerlo
luego de 1948 -ante las fuertes presiones del bloqueo norteamericano y de la
SRA- señalando en 1948: 'la revolución peronista terminó'. Cuestión que haría
expresar a Don Arturo Jauretche luego de 1955: 'nos equivocamos en el 45; les
quemamos el Jockey Club pero no les sacamos los campos.' Esta línea se
expresaría en la creación del INTA, la JNG, la JNC, el IFONA, el INV y demás
juntas e institutos de regulación para permitir la expropiación de parte de la
renta oligárquica y su uso para la indutrialziación del país a través del IAPI
o de los bancos nacionales, impulsando y protegiendo el desarrollo de las
economías regionales en búsqueda de la soberanía nacional por emdio de un
mercado interno poderoso.
De todos los períodos es tal vez en el iniciado en 1966, con la dictadura de
Onganía y la Noche de los bastones largos, donde la FAUNBA no podría
sustraerse a la radicalización que se peroduciría en el país en particular a
partir de mayo de 1969 con el Cordobazo y que diera por resultado el retorno
del peronismo al poder en 1973 de la mano de la radicalización masiva de la
juventud argentina. Dicho proceso hizo que las fuerzas representantes del
latifundio y antiisdustrialistas perdieran brevemente el control de la FAUNBA
y del calustro estudiantil entre 1973 y 1974. La muerte de Perón su
autodestructiva pelea con su juventud radicalizada y el haber entregado la
herencia de su movimiento a su esposa y a su mucamo López Rega, abrieron el
camino a la restauración oligárquica en 1974 y en particular a partir de 1976,
con la dictadura genocida que produciría por vía de la intervención a cargo
del Ing. Mizuno y sus secuaces varias decenas de detenidos-desparecidos entre
el alumnado y personal no docente de la facultad. Sería a partir de este
proceso dictatorial cuando la Facultad profundizaría un camino sin retorno,
cual es el de la sumisión de la enseñanza de la agronomía a los intereses de
las multinacionales y del latifundio para el nuevo modelo de
desindustrialización pergeñado por Martínez de Hoz y el nuevo mando
capitalista neocolonial luego de la derrota -y posible asesinato- de José
Gelbard y el proyecto de la CGE, que se expresara en los planes del Ing.
Horacio Giberti en la Secretaría de Agricultura entre 1973-74. Si bien esta
transformación comenzó ya en la dictadura de Onganía, mediante la devolución
de la renta agraria a los terratenienetes a través de la llamada ley Raggio de
1967: 160.000 chacareros fueron expulsados de los campos que arrendaban desde
los tiempos de Perón, se profundizará a partir de 1976.
Con la dictadura de los monopolios -1966-1973- comenzó el nuevo recorrido que
sería conocido como Revolución Verde y el uso masivo de insumos y semillas
basado en germopalsma mexicano o en los híbridos de maíz, girasol, sorgo,
etc., que expandirían el uso masivo de agroquímicos a niveles exponenciales,
cuando hasta mediados de los años 70 nuestro agro casi no utilizaba
agrotóxicos en masa. Poniendo la producción agropecuaria argentina bajo
absoluta dependencia de la tecnología y de las empresas dueñas de la misma.
Iniciando el proceso de pérdida de soberanía alimentaria y de destrucción de
la pequeña y mediana aproducción agropecuaria que no ha cesado desde 1967
hasta la fecha, llegando a que hoy ya casi 300.000 productores perdieran sus
campos y produciendo por medio de la expansión de la sojaRR forrajera, la
mayor concentración de la tierra de nuestra historia: 6900 propietarios poseen
el 49.6% de toda la tierra cultuvable de la nación.
Este proceso que se reflejará en los sucesivos cambios de planes de estudios,
comenzando por el de 1969, siendo consolidado por las reformas posteriores de
1987, que llegaría al paroxismo con la reforma de 1998. Símbolo de la
destrucción de la posibilidad de generar profesionales con pensamiento propio
y nacional, siendo los mismos sólo empleados y técnicos para los laboratorios
multinacionales. Multinacionales que hay que decirlo, están teniendo problemas
en las sociedades del Primer Mundo por los graves efectos ecológicos y
sociales que producen sus actividades y están refugiando sus actividades de
expansión en los países del Tercer Mundo como el nuestro -utizándonos como
conejillos de Indias- que abren sus puertas alegremente, sin considerar los
graves peligros que emanan de ellas. Como muy bien señalara recientemente el
economista norteamericano Jeremy Rifkin, respecto de la incomprensible actitud
de Argentina y Brasil de abrir irresponsablemnte sus campos a los cultivos
transgénicos, llamandólo 'locura' y señalando al mismo tiempo las verdaderas
razones de Monsanto: 'no nos interesa ser dueños de la alfombra -la tierra-
sino que todo aquel que quiera usarla nos pague peaje'.(1) Quien esto escribe
ha denunciado estos planes reiteradamente, pero en la FAUNBA esta discusión
auú está prohibida. Peor aún, la FAUNBA es hoy la punta de lanza del lobby
monsantiano de manera descarada e irresponsable, cuando ya son muchas las
voces -algunas mucho más autorizadas que la de quien esto escribe- sobre los
graves peligros ecológicos y sociales que la expansión de la sojización etá
produciendo. Es necesario comenzar a dar un debate abierto para repensar un
nuevo plan de estudios elaborado por la comunidad agronómica y agropecuaria de
cara a las reales necesidades del país y no a los negocios de Monsanto y sus
agentes de inversión. En este sentido se hace imprescindible la gestación de
un movimiento de profesionales, docentes, estudiantes y no docentes por un
nuevo proyecto agronómico que acabe con este modelo colonial de desertificar
el suelo obteniendo un 'desierto verde' y de expulsar chacareros (¿'Chacrers'?)
y obreros rurales generando 'una agricultura sin agricultores', propiedad del
capital financiero transnacional.
La Cueva y Platón...
Más allá de todo debate, la necesidad de recuperar espacios democráticos en la
FAUNBA está a la orden del día y tal vez su símbolo mas cruel y brutal se
patentice en el abandono y ruindad del antiguo comedor estudiantil -La Cueva-
construido por los estudiantes de ambas facultades -Agronomía y Veterinaria-
en la década del sesenta y cerrado por la dictadura genocida a través de su
agente directo el Ing. Ichiro Mizuno -a cargo de la represión interna entre
1976-1983- como 'elemento subversivo' y mantenido así por los gobiernos
democráticos sucesidos desde 1983. Gobiernos que parecen temer ante todo la
acción organizada del movimiento estudiantil y de la comunidad universitaria
estudiantil-docente-profesional-no docente ante todo, tratando por todos los
medios de impedir su organización, su papel protagónico, su autonomía, la
construcción del poder alternativo -que históricamente representó- y su
protagonismo democrático que pudiera cuestionar lo esencial del problema: el
contenido de la enseñanza de la FAUNBA y su actual sometimiento absoluto a los
intereses y demandas del complejo de dominación neocolonial agroexportador y
del sometimiento y esclavización de nuestro pueblo. En algún punto la
imposibilidad del movimiento estudiantil post-dictadura -castrado e
impotentizado hasta la inacción y el servilismo- por el pensamiento
colonialista del radicalismo post Grinspung y del Club Socialista, -ayudado
por una izquierda vacua- expresa el triunfo -por ahora- del terror,
devolviendo a la comunidad agronómica a la parábola del fuego y la caverna de
Platón: el problema reside en que reconocer que existe una luz diferente de la
antorcha del socavón de la mina -la hermosa luz del sol en el exterior que un
esclavo descubre- implica el problema para los esclavos de quebrar la cabeza
del amo que impide ver esa luz, cortando la cadena física que los somete a la
esclavitud. Pero allí radica la segunda cadena que los esclavos deben cortar
-y la más difícil- pues es la que habita en su mente construida por el látigo
del verdugo y la cadena del amo. Reabrir por mandato colectivo y autónomo de
la comunidad universitaria, La Cueva y dotar al movimiento estudiantil y
docente de un ámbito autónomo, participativo de masas, que permitiera abrir el
debate profundo sobre que tipo de pensamiento Agronómico requiere nuestra
Patria para salir del estado colonial al que la sometiera el largo ciclo de
derrota abierto en 1976 -y profundizado hasta el hartazgo por el infame
traidor a la Patria escondido en Chile- requiere vencer la terrible cadena
que, los campos de exterminio de la dictadura, la picana y los vuelos de la
muerte dejaron en nuestra memoria colectiva. Poder hacerlo implicará poder
recomenzar nuestra historia inconclusa por la matanza contra la comunidad
universitaria y el pensamiento revolucionario iniciado en 1974-1976, tal cual
lo hiciera nuestro pueblo en las jornadas de diciembre de 2001, abriendo la
etapa de construcción de un nuevo movimiento nacional que estamos transitando.
En ese sentido recordar la sabias palabras con que el maestro Arturo Jauretche
iniciara la histórica labor de los jóvenes de FORJA tal vez simbolice la tarea
a resolver: 'Somos una Argentina Colonial; queremos ser una Argentina Libre'.
'La Argentina enfrenta graves problemas agronómicos para los cuales no tiene
ni los recursos ni los expertos para resolverlos. El país ha adoptado la
tecnología de los OGM más rápidamente y más radicalmente que ningún otro país
en el mundo. No tomó las debidas precauciones de manejo de la resistencia y de
protección de la fertilidad de sus suelos. Basada en el extendido uso de la
tecnología RR no creo que su agricultura sea sustentable por más que un par de
años.' Charles Benbrook (2) 'En este momento, es sumamente importante para la
Argentina realizar un cambio en el sistema de producción, del monocultivo al
sistema de rotación, donde se combinan distintos cultivos con el agregado de
abonos orgánicos, maximizar la actividad de los microorganismos, y restaurar
la diversidad de la comunidades microbianas del suelo. (..) El monocultivo
provoca el aumento y la expansión de los patógenos en el suelo.(..) El uso
abusivo de agroquímicos incluso acelera el proceso. Aparte, las
investigaciones llevadas a cabo recientemente demuestran que en muchas zonas
de la Argentina se observan signos de deterioro a causa del uso excesivo de
pesticidas, fungicidas y fertilizantes, e indican que se tiende a una
situación preocupante en un futuro cercano.(..) Este sistema de cultivo es muy
efectivo a la hora de evitar la erosión del suelo, pero no es un buen método
cuando se trata de la protección de las plantas. La siembra directa, en caso
de soja, provoca el resurgimiento de las enfermedades, ya que deja las raíces
y los tallos infectados con hongos patógenos dentro del suelo hasta el año
siguiente, por lo que los productores deben acudir a una mayor cantidad de
pesticidas y fungicidas para combatirlos. Si se persiste con este sistema de
cultivo, no sólo se encontrará con la constante amenaza de las enfermedades
del suelo, sino que también existirá la posibilidad de enfrentar su deterioro
de las tierras y la destrucción del medio ambiente.(..) Salvo en los EE.UU. y
en la Argentina, el resto de los países no permite el cultivo comercial de las
sojas transgénicas. Cuando el mundo entero muestra la tendencia hacia una
mayor seguridad de los alimentos, la Argentina parece ubicada contra la
corriente, y opta cada vez más por los cultivos transgénicos'.
Kiroku Kobayashi.(3) Buenos Aires 20 de setiembre de 2004 (1) Jeremy Rifkin.
Cash.Página 12 12-09-04 (2) El Dr., Charles Benbrook es un cosultor en
Economía Agraria, del Centro de Políticas Científicas y Ambientales del
Noroeste. Sandpoint, Idaho. EE.UU.
Del artículo La Argentina amarga cosecha, de Sue Brandford New Scientist.
17-04-04 (3) Kiroku Kobayashi. Agencia de Cooperación Internacional del Japón
(JICA). Proyecto de Cooperación Técnica INTA. El control biológico de las
enfermedades de las plantas, para el desarrollo de una agricultura
sustentable. Informe 7-2003
* Ingeniero Agrónomo, UNBA. Ex docente de la FAUNBA y la UPMPM, docente
de la UNLM. Miembro fundador de las agrupaciones estudiantiles FEA y ARA y de
la Lista de Unidad Celeste y Blanca de 1973. Integrante del secretariado
clandestino de la FUA -Federación Universitaria Argentina- entre 1979 y 1983.
Co- Organizador del II Congreso por la Reforma Agraria de la FAUNBA en 1974.
Miembro fundador de la Asociación Docente de la Facultad de Agronomía -ADFA-
en 1984 y miembro electo de su primera Comisión Directiva.