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Argentina: La lucha continúa

LOS FERROCARRILES UNA CUESTION NACIONAL

Rieles Argentinos (i)

Juan Carlos Cena

El ferrocarril no está más integrado, ha dejado de ser un ente regulador, ordenador e integrador del transporte en la Argentina. El quebranto de esa integración es notorio, cunde la anarquía. Pero hay una salida, porque el ferrocarril es una cuestión nacional.

'La nacionalización de los ferrocarriles es el primer paso ineludible de la liberación económica.
La liberación económica no es más que la puerta que se abre a un destino llamado a perdurar con sus caracteres propios en la memoria del espíritu humano' 'No es posible opinar sobre la oportunidad y conveniencia de la nacionalización ferroviaria si se desconoce la capacidad de poder y de acción de los ferrocarriles' Raúl Scalabrini Ortiz Los Ferrocarriles deben ser Argentinos Peña Lillo, Editor 1965 Al recuperar ese medio de transporte, el ferrocarril, fue un acto de soberanía. Que el Estado tenga en sus manos el transporte, la energía y las comunicaciones es una cuestión de soberanía nacional, y la de posesionarse como Nación Soberana frente al mundo. Apropiarse de cualquier manera de esos resortes fundamentales del desarrollo, tiene que ver con objetivos nacionales estratégicos irrenunciables Pág 116...
Una vez nacionalizado los ferrocarriles pasaron a constituir un sistema de transporte que se inscribía dentro de un proyecto de desarrollo y crecimiento del país, donde el modo ferroviario se constituía en un factor de progreso, integrador y articulador de los espacios económicos y sociales, expandiéndose por toda la geografía nacional. Este pasa a ser un elemento solidario, comunicador, de conexión entre las distintas regiones del país, y a contribuir al desarrollo de las economías regionales, enmarcado dentro de un proyecto de Nación. Pág.118.Juan Carlos Cena - El Ferrocidio. Edt. La Rosa Blindada-2003 El presidente Néstor Kirchner presentó, el 18 de febrero del corriente año, el Plan Nacional de Inversiones Ferroviarias (Planifer) que proyecta para este año inversiones por más de 300 millones de pesos..
Dijo en esa oportunidad: 'Es una decisión irrevocable que la Argentina vuelva a tener un sistema de ferrocarriles al servicio de todos los argentinos'. Más adelante subrayó: El tema de los ferrocarriles es central. Cualquier país del mundo que se quiera constituir como nación necesita un sistema de ferrocarriles que funcione, lo más moderno posible. Estas obras son fundamentales para la integración del MERCOSUR ' Lo dicho hasta ahí sonó al oído de los ferroviarios, de las poblaciones abandonadas por falta de agua potable y caminos, de los usuarios, pequeños cargadores, los que construyen las economías regionales, pasajeros de corta, media y larga distancia y, de los que presenciaron aquel ferrocarril obsoleto, boicoteado desde adentro por la ameba ferroviaria (funcionarios venales), saqueado, ninguneado, pero que integraba y conectaba al país, como un canto gregoriano. El canto se acalla, y su música anunciadora se extingue cuando uno lee que 'Estas obras que son fundamentales para la integración del MERCOSUR', son en realidad demandas para un programa de obras a realizar por los concesionarios de pasajeros y de cargas. Es decir, esa asignación de recursos es como otro subsidio, uno más, a estas empresas que destrozaron la estructura ferroviaria y prestaron un pésimo servicio.
El ambicioso programa proyecta obras en todas las líneas metropolitanas. Donde, además, el presidente se comprometió a abrir más ramales interurbanos para que los exploten los concesionarios, como ocurre con subterráneos de Buenos Aires. El gobierno de la ciudad realiza obras de infraestructura en subterráneos, y las usufructúa el concesionario Metrovías de Benito Roggio, miembro de la Cámara Argentina de la Construcción, Cámara que siempre vivió de la obra pública. Es decir, la administración de este Estado, o sea el gobierno nacional, no solamente continúa con las políticas concesionaristas de las anteriores administraciones, sino que a pesar del fracaso de la gestión privada los vuelve a beneficiar, concediéndole recursos, modificando addendas (SON MODIFICACIONES A LOS CONTRATOS ORIGINALES LO QUE PERMITE A LAS EMPRESAS VOLVER A RENEGOCIAR DEUDAS Y/O CANCELARLAS, MODIFICAR OBRAS Y PEDIR EN GENERAL MAS SUBSIDIOS) a partir de esa renegociación se induce el perdón de las deudas, o sea se decreta el perdón a los concesionarios de carga que nunca pagaron los cánones pactados. (Adeudan aproximadamente 87.000.000 de dólares hasta el 2001).
En vez de sancionarlos ¡No! Se les ofrece el perdón de la deuda y se consagra una partida de dinero en la nueva asignación de recursos anunciada por el propio Presidente. Una asignación, diría, arbitraria, demandada por los propios concesionarios morosos, como al consorcio de carga Ferrosur-Amalita Fortabat y al Ferroexpreso Pampeano, Techint, o a los beneficiados con los subsidios como Taselli, el responsable de la muerte de catorce mineros en Río Turbio, y de la falta de seguridad en Altos Hornos Zapla, entre otros.
EL PLANIFER, ES UN SUBSIDIO ENCUBIERTO A LAS EMPRESAS DE CARGA, ESTAS DEBIAN MANTENER LA VIA A 50 KM/HORA PARA QUE CIRCULEN LOS INTERURBANOS, PERO UN IMPORTANTE KILOMETRAJE DE VIAS ESTA EN PESIMAS CONDICIONES, EL ESTADO DEBE REPARAR LAS VIAS PARA QUE PUEDAN CONTINUAR CIRCULANDO LOS TRENES DE CARGA.
El reparto de la vergüenza Veamos ese reparto. En el rubro obras a iniciar, se incluyen entre otros, los siguientes estipendios durante este año para ramales interurbanos: -Rosario-Córdoba: $ 15 millones para renovación de algunos tramos de vías. (Concesionario NCA-Nuevo Central Argentino) Aceitera General Deheza.
-Rosario- Tucumán: $ 10 millones para el cambio, parcial de durmientes y rieles, entre otros. (Mismo concesionario) -Olavarría - Bahía Blanca: $ 10 millones para cambiar rieles. (Concesión a Amalita Fortabat) -Buenos Aires - Posadas: $ 15 millones para permitir una velocidad constante de 70 kilómetros/hora - Concesionado a Pescarmona en primera instancia, ante el fracaso del eficientismo fue vendido su paquete accionario al grupo brasilero América Latina Logística.
- El Metropolitano: $ 25 millones, para comprar locomotoras, reparar vías y electrificar algunos ramales.
- Trenes de Buenos Aires (TBA): $ 20 millones (renovación de coches, obras eléctricas y otras) - Metrovías: 20 millones (Tren Urquiza y las cinco líneas de subte. (Concesionario Benito Roggio).
Es decir, estos recursos son asignados a los concesionarios que han venido lucrando las mieles de las mal llamadas privatizaciones, que son en realidad concesiones, se les otorgan las nuevas demandas requeridas por éstos, y que el Estado concede a estos comerciantes que están brindando un servicio desastroso. No pagan los cánones los trenes de cargas y, los trenes suburbanos subsidiados transportan a los pasajeros peor que al ganado.
Al ganado cuando lo transportaban por el ferrocarril, a una cantidad determinada de kilómetros se bajaban los animales a los bretes (corrales) que estaban en los cuadros de la estación, se les daba agua, colocaban panes de sal y un poco de pastura ceca, descansaban y que caminaban para que se les fuera el estrés; mientras tanto las jaulas se lavaban y desinfectaban. Después de un tiempo determinado, esos animales volvían a las jaulas totalmente normalizados y el tren continuaba su viaje. Aunque a usted le parezca mentira de esa forma se cuidaba el ganado cuando el ferrocarril estaba en manos del Estado Nacional. Todo parecido con la realidad de los trabajadores colgados de los trenes suburbanos concesionados es una mera casualidad, el ganado viajaba mejor. Evidentemente hay mucha ignorancia sobre las ventajas que, en manos del Estado, proporcionaba esta empresa. Lo que pasa es que los medios de comunicación se encargaron siempre de decir sobre los males y nunca se ocuparon de las ventajas sociales, por eso ellos fueron directos responsables de hacer la campaña para privatizar y desguazar nuestro patrimonio nacional.
Cuando se adjudicaron las concesiones -no nosotros, los que nos opusimos- la ciudadanía en general tenía expectativas, aplaudían y nos repudiaban, este sector tenía certeza de que ellos, los privados, serían eficientes y que las prebendas otorgadas a través de los subsidios estaban bien adjudicadas, y que lo estatal y lo de servicio público era nostálgico y obsoleto, que había sido superado. El tiempo confirmó las razones que esgrimíamos desde ese entonces, en total soledad. El fracaso brindado a la vista por estos concesionarios confirmó nuestros puntos de vista. El eficientismo no existe, cuando está de por medio el rédito que deja el lucro.