Argentina: La lucha continúa
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EX FUNCIONARIA DEL INAI DENUNCIA
Anna Suárez Smink, responsable de la gestión de personerías jurídicas en
el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, renunció a su cargo a mediados de
julio debido a profundas diferencias con la política indigenista de la
administración de Néstor Kirchner. En una carta pública dirigida a la titular
del Ministerio de Desarrollo Social, denunció falencias estructurales del
organismo, detalló su funcionamiento interno y acusó a su director, Jorge
Rodríguez, de "actitudes totalmente contrarias a las demandas de los pueblos
indígenas" y de alegar que los reclamos de las comunidades son producto de
"agitadores políticos".
Colectivo Pueblos Originarios
Indymedia Argentina
"Mi renuncia es una expresión de cansancio y de pérdidas de esperanzas de que
desde esta Institución se pueda aportar a modificar algo de la realidad actual
de los pueblos indígenas", afirmó Anna Suárez Smink, ex titular del Registro
Nacional de Comunidades Indígenas (RENACI) del Instituto Nacional de Asuntos
Indígenas (INAI), en una carta dirigida a la Ministro de Desarrollo Social,
Alicia Kirchner. La saliente funcionaria volcó en su misiva expresiones que
habitualmente se escuchan en boca de comunidades y organizaciones indígenas, o
en voz baja en los pasillos de esa dependencia estatal por parte de su personal.
Suárez Smink manifestó su preocupación por la "falta de una política clara y
comprometida con el cumplimiento de los derechos de los pueblos originarios
reconocidos por el Estado Argentino" y señaló que la actual gestión del gobierno
nacional "no tiene un proyecto político que apunte a cambiar estructuralmente la
relación del Estado con los Pueblos Originarios". Para la ex funcionaria, el
INAI "se sigue manejando con políticas asistenciales y compensatorias que lo
único que consiguen (y cada vez con menos éxito) es apaciguar el tono de los
cada vez más sólidos reclamos de los pueblos indígenas que habitan en nuestro
país".
A tono con sus declaraciones contra la gestión de Néstor Kirchner, la ex
funcionaria manifestó su desilusión: "Lamentablemente compruebo, una vez más,
que este gobierno, igual que los que pasaron, tiene otros intereses que
proteger. Desgraciadamente empezar a saldar la deuda que el Estado Argentino
tiene con los pueblos indígenas no tiene cabida en su agenda".
En su escrito no sólo apuntó contra la administración kirchnerista sino también
a los sucesivos gobiernos, al destacar que las acciones promovidas desde el INAI
"transcurren sin pena ni gloria por la vida política nacional".
-Radiografía de una dependencia estatal
Suárez Smink detalló el funcionamiento interno de la institución creada en 1994
a partir de la ley 23.302/85, impulsada por el destituido presidente Fernando De
la Rúa en su etapa como legislador. En la carta, dirigida a Alicia Kirchner y
distribuida por e-mail, denunció "los criterios cambiantes de cada presidente
del INAI" y "la falta de lineamientos transparentes de trabajo". Además destacó
que "la imprevisibilidad y la improvisación son moneda corriente".
"Los varios trabajadores especializados y comprometidos con los que cuenta el
INAI nos vemos librados a la buena interpretación de consignas de trabajo
arrojadas en reuniones cortas y poco precisas sin la dedicación que la
complejidad de cada caso requiere", afirmó la ex titular del RENACI y agregó:
"De esta manera, quedan a nuestro criterio la toma de decisiones sobre
cuestiones en donde la ‘objetividad’ no existe y ante la falta de dirección
política actuamos hasta que nuestras acciones no son del agrado de la
conducción, o afectan algún interés, y comienzan los problemas".
Por otro lado, remarcó algunas de las deficiencias estructurales del organismo
estatal, al preguntarse "qué política indígena tiene este gobierno si las
políticas hacia los pueblos indígenas pasan exclusivamente por un Instituto
semi-autárquico, sin estructura propia ni participación indígena, creado por una
ley que fue ampliamente superada por el espíritu de nuestra Constitución
Nacional y del derecho internacional en materia de pueblos indígenas".
Planteo similar tienen ciertas organizaciones indígenas, como la Coordinadora
Mapuche Neuquina (COM), que reclaman al Estado Nacional la creación de un
organismo con rasgo ministerial que se ocupe de las demandas de los Pueblos
Originarios. Estas organizaciones sostienen que sus reclamos no deben ser
tratados desde la visión asistencial del Ministerio de Desarrollo Social sino
con políticas de fondo.
En tanto otras comunidades y organizaciones cuestionan al indigenismo de Estado
y denuncian la carencia de representatividad del INAI. Ejemplo de ello es el
pronunciamiento surgido del II Parlamento Mapuche realizado el 11 y 12 de
octubre del 2003 en el paraje Buenos Aires Chico, en el noroeste de la provincia
del Chubut. Este documento declara que "el Estado no es árbitro o espectador
neutro ante el despojo consumado por terratenientes y empresas locales y
multinacionales sino que es un instrumento de ellos" y llama "a todos los
hermanos y hermanas a no ensuciarse con la política wingka".
Respecto a la dependencia estatal, los participantes del II Parlamento Mapuche
expresaron: "El INAI es un organismo obsoleto y lo es porque no existe una
voluntad política de dar soluciones reales a nuestras demandas. Nunca vamos a
permitir que nos represente y menos avalar que negocie o realice gestiones en
nuestro nombre, tenemos nuestra propia forma de representarnos y no es a través
del Estado que nos oprime".
Por su parte el periodista kolla Asunción Ontiveros Yulquila, en una carta
dirigida al titular del INAI el 28 de mayo, sostuvo: "Sé que es el INAI es un
‘aparato indigenista’ sin un presupuesto para emprender tareas relevantes. Es
nada más un pequeño espacio, solo para recepcionar datos del dolor y de la
brutal marginación que padecen los pueblos indios. Para colmo de males, las
perspectivas del INAI son paternalistas en extremo. El paternalismo es racista
por donde se lo observa. Cuando se observa, por ejemplo, que curas y obispos
están entrometidos en las ‘negociaciones’ entre pueblos indios y los organismos
del Estado, y el INAI los acepta como ‘buenos interlocutores’, se constata que
(ni) los tiempos ni los métodos de expoliación contra los pueblos indios han
cambiado: la mentalidad colonialista está presente".
-Desnudando al indigenismo K
Suárez Smink aprovechó la ocasión para fustigar al titular del organismo, el
abogado jujeño Jorge Rodríguez, a quien acusó de "actitudes y posiciones
totalmente contrarias a las demandas de los pueblos indígenas". La ex
funcionaria del INAI consideró que funcionarios como éste "se divierten y juegan
ambiguamente con los supuestos conflictos internos de las comunidades indígenas
mirando y provocando falsas divisiones" y afirmó que las pretendidas diferencias
se "usan como excusas para la inacción y la falta de respuesta a reclamos
estructurales como son la restitución del territorio a los pueblos originarios y
el control de sus recursos naturales".
La otrora titular del RENACI planteó un interrogante con aire de sentencia:
"Cómo puede ser que este gobierno que se jacta de querer construir un nuevo país
basado en el combate a la injusticia social ponga a cargo del Instituto Nacional
de Asuntos Indígenas a una persona que envía a sus técnicos a las comunidades a
‘ver que tan truchos son estos indios’ o que deslegitime los reclamos de
comunidades indígenas con argumentos dignos de otras épocas afirmando que
algunos reclamos de las comunidades indígenas son producto de la presencia de
‘agitadores políticos’".
Pocos días después de conocida la carta de la ex funcionaria, el Equipo de
Pueblos Indígenas (EPI) denunció mediante un comunicado que Rodríguez restó
validez a un reclamo de la Federación de Comunidades del Pueblo Pilagá, alegando
que los demandantes eran "cuatro zurditos". La reivindicación había sido
planteada en una reunión que se realizó el 5 de mayo en la provincia de Formosa,
donde participaron miembros de la organización indígena, el presidente del INAI,
el abogado de las comunidades y un integrante del Instituto de Cultura Popular (INCUPO).
El comunicado del EPI concluye: "Parece que para el Dr. Rodríguez la ‘guerra
sucia’ no terminó".
-Más excusas en acción
Un ejemplo de cómo se aplica el argumento de división interna en las comunidades
indígenas puede ser extraído del conflicto que atraviesa la Comunidad Indígena
Guaraní El Tabacal con el Ingenio San Martín del Tabacal en la provincia de
Salta. En dicho conflicto el INAI reconoció durante meses la existencia de una
comisión directiva ‘paralela’ promovida por la empresa azucarera y conformada
por personas ajenas a la comunidad.
La comisión en cuestión fue avalada por Rodríguez sin que hubieran elementos
probatorios de la pertenencia a la comunidad de los autoproclamados dirigentes.
Esta maniobra sirvió como excusa al INAI, durante 5 meses, para no dar
respuestas al reclamo de restitución de 5000 hectáreas apropiadas por el Ingenio
Tabacal, de la multinacional Seabord Corporation. El argumento esgrimido fue que
la dependencia estatal no podía tomar partido por una de las comisiones
directivas. Cuando la maniobra se tornó insostenible, debido a la presión
ejercida por la comunidad guaraní, el 29 de junio Rodríguez no tuvo más opción
que desconocer la legitimidad de los ‘emisarios’ de la empresa.
Mientras la situación de ‘conflicto interno’ continuaba latente, el titular del
INAI apeló a su larga experiencia como hombre de ley y funcionario del Estado:
propuso a la Comunidad El Tabacal que hiciera una "vaquita" para comprar su
propio territorio. Este acto de gobierno sucedió pocos días después que la Jefa
de Gabinete del Ministerio de Desarrollo Social, Raquel Tiramonti, reconociera
que el Estado no tenía previsto destinar recursos para efectuar la expropiación
de tierras prometida por Alicia Kirchner en diciembre de 2003.
-Historias de un nombramiento
Jorge Rodríguez arribó a la dirección del INAI a mediados de febrero de este año
en reemplazo de Julio Sosa, luego de ocupar los cargos de Coordinador de la
Secretaría de Gobierno y Secretario de Derechos Humanos en su provincia. En ese
momento organizaciones indígenas afirmaron por lo bajo que el nombramiento
respondería a un favor personal que el Gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner,
solicitó al presidente Kirchner. El gobierno norteño buscaba controlar un puesto
clave para ‘congelar’ los numerosos conflictos territoriales que atraviesa la
provincia. Actualmente un millón y medio de hectáreas son reclamadas por
alrededor de 200 comunidades que pertenecen a los Pueblos Guaraní y Kolla.
Respecto a la política indigenista del Estado provincial, el Obispo de La Quiaca
Pedro Olmedo, afirmó a fines de 2003 en declaraciones a la revista de los
judiciales bonaerenses En Marcha: "Fellner pone trabas y hay un doble discurso.
Porque acá no es nada difícil la regularización para que nuestra gente tenga la
tierra. (...) La tierra en la Puna es un capital político importante que crea
dependencia y clientelismo. Es un capital para los intereses del poder que se
van adueñando de ella con una perspectiva de explotación futura".
La Comisión de Participación Indígena (CPI) del Programa de Tierras, creada en
1996 tras la firma de un convenio entre la provincia y el gobierno nacional,
también se pronunció ante esta situación. En un comunicado difundido en marzo
pasado señaló: "hemos agotado todas las vías legales a nuestro alcance y nuestra
paciencia, ante esta situación hemos resuelto convocar a las Comunidades para
definir un plan de lucha definitivo hasta conseguir compromisos concretos,
públicos y con plazos definitivos de parte del Sr. Gobernador y del Sr.
Presidente de la Nación, ya que los organismos que deberían haber dado respuesta
como la Unidad Ejecutora del Programa integrada por el Sr. Ministro Tentor, los
legisladores Hugo Mamani, Humberto López, y los Presidentes del Inai, Ana
González, Jorge Pereda, Julio Sosa y el actual Dr. Jorge Rodríguez que
casualmente es Jujeño y ha sido funcionario del gabinete de Fellner, hasta la
fecha brillan por su ausencia, su desidia y su falta de compromiso con la causa
indígena".
Por su parte el periodista Yulquila - oriundo de Jujuy - planteó en una carta
abierta al presidente Kirchner versiones que circulaban por las calles de San
Salvador. Los trascendidos se referían al temor que causaban en el gobierno de
Fellner la posible expansión del "levantamiento indio de Bolivia" – ocurrido en
octubre de 2003 – debido a las similitudes de la provincia con el país vecino.
Mientras tanto en Buenos Aires, y ante el inminente nombramiento de Rodríguez,
organizaciones indígenas allegadas a la órbita estatal se opusieron a la medida
y lanzaron fuertes críticas mediante discursos y comunicados difundidos a la
prensa. Pero ante las promesas efecuadas por la ministro Alicia Kirchner,
respecto a una ‘nueva relación’ impulsada desde el Poder Ejecutivo hacia los
Pueblos Originarios, cambiaron silenciosamente de actitud.
Las denuncias formuladas por Anna Suárez Smink permiten contrastar diferentes
visiones respecto a las políticas indigenistas del Estado y de algún modo
confirman los planteos de las comunidades y organizaciones más críticas. Por
otro lado, la nula repercusión que ha tenido esta carta abierta, tanto en medios
periodísticos como en el gobierno nacional, deja a las claras qué lugar ocupan
los Pueblos Originarios en sus agendas.