Argentina: La lucha continúa
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JUAN CARLOS BLUMBERG
¿A la tercera va la vencida?
Roberto Molina
La agitación mediática sin precedentes que antecedió en la semana que finaliza a la marcha en demanda de más seguridad encabezada por el empresario textil Juan Carlos Blumberg, da señales de producir un efecto contrario al esperado.
Las legítimas aspiraciones de quienes lo siguen en la llamada Cruzada Axel
Por la Vida de Nuestros Hijos, con el nombre de su hijo, Axel Blumberg, 23 años,
secuestrado y asesinado en marzo pasado, se vieron representadas en un pliego de
demandas nacido en dos manifestaciones efectuadas en abril.
Los pedidos de medidas más severas para los delincuentes, reformas del sistema
de justicia para conseguirlo, perfeccionamiento e incremento del aparato
policial y muchas otras, fueron apoyadas por un sector de la población y
asimiladas en parte, hasta ahora, en el Plan de Seguridad elaborado por el
gobierno.
Llama la atención el énfasis de Blumberg en combatir la delincuencia de menores
con la reducción de la edad de imputabilidad, más centros de reclusión y
colonias de disciplinamiento, sin en ningún momento pronunciarse en favor de más
escuelas, alimentos, viviendas dignas y oportunidades de empleo para los padres.
Sin embargo, a pesar de que todos respetan su dolor como padre de una víctima de
la violencia, el excesivo protagonismo de Blumberg en los medios, su inclinación
a pretender dictar normas de actuación y cierta tendencia a querer capitalizar
el movimiento social por seguridad y justicia, le están creando escollos.
Las primeras evidencias se produjeron en la segunda marcha- quecomo reconocen
analistas, convocan a adultos de las clases media y alta y, paradójicamente, a
escasos jóvenes-, pues personas de sectores populares que quisieron integrarse
fueron calificadas de basura y rechazadas.
A ello le siguió una peregrinación en el exterior, con significativas paradas en
Miami y Nueva York, donde quedó deslumbrado por la 'eficiencia policial' allí,
sobre todo la llamada tolerancia cero de la Gran Manzana que le hizo clamar por
algo similar aquí y afirmar que Manhattan es segura con sólo 150 efectivos
(SIC).
Después volvió a salir a flote algo señalado antes por observadores, pero que
pasaba inadvertido ante su clamor de justicia por el hijo asesinado: Blumberg
acudía con celeridad cuando se producía un secuestro o un crimen en alguna
familia más acomodada, pero evitaba los casos de los barrios pobres.
A pesar de que pasó horas para preparar su discurso del jueves, algo le falló a
él o a sus asesores- se dice que tiene varios- porque en el pliego de 39 medidas
entregado al Congreso, una buena parte constaba en los documentos de las marchas
anteriores y otras ya están en los planes de seguridad y se aplican
prácticamente.
Pero un grupo de ellas desbordaron los marcos del reclamo social y penetraron en
el ámbito político, con demandas de reforma del sistema electoral, como
eliminación de las listas sábanas, la introducción del voto electrónico y otras
que se apartan de los objetivos originales de la Cruzada.
Desde el principio llamó la atención su pedido de guardar un minuto de silencio
'por todas las víctimas de la delincuencia y víctimas del gatillo fácil',
obviando los miles de muertos y desaparecidos por la cruenta acción de la última
dictadura militar (1976-1983).
El clímax de sus 'olvidos' o de 'falta de memoria' fue el exabrupto lanzado
contra los organismos de derechos humanos del país.
'Acá los derechos humanos son solamente para los delincuentes, no hay derechos
humanos para la gente como ustedes, a mí nadie me vino a ver de los derechos
humanos cuando mataron as Axel', gritó exaltado.
Tras ser desmentido por esas instituciones, la presidenta de Abuelas de Plaza de
Mayo, Estela de Carlotto, añadió que el dolor por un hijo muerto no es distinto
según el grupo o la clase social a que se pertenezca, por eso no puede pretender
monopolizarlo, y le preguntó dónde estaba cuando ellas clamaban por los suyos
durante 27 años.
En un programa televisivo esa misma noche, visiblemente contrariado por los
señalamientos de actuación excluyente de otros participantes que incluso
apoyaron las marchas anteriores, Blumberg fue inusualmente parco, con la
frecuente utilización de su muletilla más socorrida de 'sí, sí, pero por
supuesto...'.
O sea, los hechos indican que, a la tercera, Blumberg da signos de vencido por
su discurso excluyente y agraviante para con otros argentinos marcados con un
mismo dolor.