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Argentina: La lucha continúa

El minimalismo de Horacio Verbitsky

"Los nuevos movimientos sociales han elevado las más diversas críticas y han sido sus prácticas políticas uno de los antídotos contra el minimalismo político."
Eduardo Gudynas –Investigador uruguayo-

por Hugo Alberto de Pedro
La Fogata

No es la primera vez que desde éstas columnas de opinión tengo que cuestionar las opiniones del periodista Horario Verbitsky, quien además ostenta el cargo de presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
En ésta oportunidad me veo en la obligación de hacerlo por el contenido de una nota de su autoría publicada bajo el título de "Limite" el pasado 17 de julio en el diario Página/12, otrora independiente del poder gubernamental de turno y editorialmente progresista.
Si bien corresponde afirmar que los hechos de vandalismo sucedidos en las puertas de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el día que debería llevarse a cabo el tratamiento en particular del Código Contravencional, están lejos de perseguir la lucha pacífica por las ideas. Eso es una realidad. Realidad que se debería investigar y verificar para saber quienes han sido los que llevaron adelante la destrucción parcial del edificio e intimidaron a los que en su interior se encontraban por espacio de varias horas, en su mayoría trabajadores.
Nuestra historia está plagada de ejemplos en que elementos infiltrados en movilizaciones y acciones de presión popular responden, y además están pagados, por los mismos que antes, durante y después salen enfervorizados a condenarlos y a solicitar la acción represiva de las "represivas" fuerzas de seguridad.
Ahora bien, de ahí a permitir que Verbitsky transgreda y tergiverse la verdad y la realidad es un abismo tan impresionante como inmensamente grande fue la potencia que los medios de comunicación pusieron a disposición de establecer que por aquellas horas se estaba al borde de la toma de la legislatura -como si fuera la de la Bastilla- negando la participación de miles de ciudadanos que pacíficamente se movilizaron en contra de la norma represiva que se pretendía tratar. Allí estaban presentes los estudiantes secundarios, asambleístas, organizaciones de trabajadores de distintos gremios, meretrices, travestis, prostitutas, artesanos, movimientos de desocupados, piqueteros y partidos políticos de izquierda que no participaron de ese disloque a todas luces prediseñado.
Si para Verbitsky la memoria y la verdad pueden venderse a manos de extrañas "Fundaciones" o de acomodaticios espacios -ganados vaya a saber de que forma- cerca del Gobierno Nacional actual es su decisión personal, más allá que no puedo dejar de condenarla como cuando no duda en envestir contra la "izquierda en general" de diferentes maneras o bien como lo ha hecho contra de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo.
Textualmente éste "defensor de los derechos humanos" afirma lo siguiente: "En el verano de 2001/2 creían que el poder estaba al alcance de la mano. El secretario de Seguridad Juan José Álvarez definió una política: disuadir por el número de efectivos, el vallado y la prevención. Con buena información (obtenida por el diálogo directo con los manifestantes antes que por la infiltración de inteligencia) y el control político inflexible sobre la fuerza de seguridad a la que no se le permitía el uso de armas letales, consiguió atravesar esos tórridos meses sin víctimas que ensombrecieran más aún el país. Su minimalismo no recibió el reconocimiento que merecía."
Juan José Álvarez, hoy diputado nacional desde diciembre del 2003, era el secretario de Seguridad Interior de la Nación de Eduardo Duhalde cuando el día 26 de junio del 2002 la policía bonaerense, la SIDE, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval llevaron adelante la masacre de Puente Pueyrredón en la que perdieron la vida Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, como también decenas de personas debieron ser hospitalizadas producto de la represión planificada por el poder de entonces; ese mismo que quince días después le otorgó como premio el Ministerio de Justicia. Como antes había sido el secretario de Seguridad de Carlos Ruckauf en la provincia de Buenos Aires por si queda alguna duda de quien se trata. No perderemos la memoria, aún a pesar de Verbitsky, de quienes fueron los responsables intelectuales de esa masacre como Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Alfredo Attanasoff, Jorge Matzkin, Juan José Álvarez, Carlos Soria, Oscar Rodríguez y Luís Genoud y de todos y cada uno de los efectivos armados que la llevaron adelante.
Cuál es entonces el minimalismo del que habla Verbitsky y que se lamenta de no haber recibido el reconocimiento que para "solo él" hubiera merecido. Solamente debemos comprobar que actividad desempeñan todos ellos hoy, para comprender quienes siguen siendo los ganadores en esta democracia representativa; todos hoy a sueldos de ella.
Verbitsky dice: "Hoy la contención no violenta debería ser mucho más fácil, por la soledad en que se mueven los adoradores del fuego", "La incapacidad de ese equipo (refiriéndose a Quantín y Campagnoli de la Secretaría de Seguridad de la Nación) es una bendición para quienes, como dice el presidente Kirchner, quieren inviabilizar su gobierno. Ayer se vio que pueden lograrlo. El tiempo no sobra". Pues bien queda demostrado que el periodista "derechohumanista" forma parte de algún grupúsculo de poder que pretende cambiar algunas figuritas de entre los funcionarios del Gobierno Nacional para torcer la loable decisión, entre las pocas que podemos mencionar, de no reprimir a la protesta social.
Hasta acá me he referido a las mentiras correspondiendo también hacerlo sobre su maccartismo demostrado al señalar lo siguiente: "Sobre estos reclamos se montaron las microfracciones de la paleoizquierda, que sueñan con la toma del Palacio de Invierno. Como cada vez convocan a menor número han incrementado la audacia de sus acciones. El más silencioso y pensante de sus líderes decidió prenderle fuego a la sede de Repsol y la escalada que se inició esa tarde no cesa. Desprecian el marco institucional y desearían tirarlo abajo para construir una república democrática popular del área de una manzana, que es su máximo horizonte".
Son siempre peligrosos los personajes de los "servicios" y de la "inteligencia", más aún aquellos que reniegan de un pasado y que no dudan en servir a los intereses que supuestamente en algún momento estaban enfrentados. Uno puede señalar equivocaciones del campo popular -sin dudas que las hay y muchas- pero jamás descalificar en función de la cantidad porque eso es una posición fascista que solamente sabe desacreditar a las ideas y los ideales.
No son pocos los motivos por los que vastos sectores de nuestra sociedad nos encontramos asqueados y la situación de marginalidad social no es un invento o producto de las políticas de izquierda. En consecuencia no aceptaremos jamás que la descalificación sirva como vehículo que, más temprano que tarde, se utilizará para acallarnos de las formas más bestiales que todos conocemos. Ser pocos es un detalle más de la realidad, aunque la mayoría de las veces ser muchos no garantiza efectividad o eficiencia política; y menos aún que se lleven adelante políticas ajustadas a los derechos humanos y menos aún a la justicia social para todos. Simplemente miremos la situación de nuestro país para comprobarlo.
Horacio Verbitsky una vez más ha demostrado de que lado está, y es una suerte no compartir con él la discriminación a la que siempre sirve y de la que forma parte, más allá de los disfraces que utilice o de los organismos y medios de los que forme parte.
Para terminar solamente reproduciré parte de un artículo de Horacio Verbitsky del 12 de enero del 2003 titulado "La muerte lenta de la democracia" en el cual sostiene: "Humor involuntario - Menem, Duhalde, Mazzón, Manzano, Puerta, Rico siguen siendo protagonistas en los episodios más recientes de la saga, a la que se han sumado algunos pocos nuevos, como el gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner, enrolado en lo que con involuntario humor se autodenomina "sector productivista".", "Algunos partidarios de Kirchner evocan que fue perejil de la Juventud Peronista, como si los alineamientos de treinta años atrás pudieran decir algo significativo sobre el presente. Prefieren no recordar el rol decisivo que tuvo en la década pasada para asegurar la privatización de YPF, cuando fletó el avión de la gobernación santacruceña para asegurar que uno de sus diputados, que por un accidente tenía una pierna enyesada, llegara a tiempo a la sesión decisiva. Con las regalías atrasadas percibidas efectuó colocaciones financieras en el exterior, lo cual prueba que no se quedó en el 70. Sus simpatizantes tampoco mencionan el lobby sobre el gobierno nacional que Kirchner encabezó hace un año. Secundado por los gobernadores de Neuquén, Jorge Sobisch; de Mendoza, Roberto Iglesias, y de Chubut, José Luis Lizurume, fue el vocero de Repsol contra las retenciones a las exportaciones de hidrocarburos decididas en aplicación de la ley de emergencia económica."
En consecuencia con sus posturas preconcebidas, de ejecución anónima y simplicidad suprema nos intenta tergiversar la realidad, también la verdad, con una supuesta gran claridad y mínimo rigor conceptual. Ese es el minimalismo de Horacio Verbitsky.
20 de julio del 2004