Argentina: La lucha continúa
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El operativo cóndor, rosario y los últimos días de 1976
La cacería
Carlos del Frade
Carlos María Landoni, uno de los principales impulsores del Centro de Residentes Entrerrianos 'Pancho Ramírez' en la ciudad de Rosario, está detenido con prisión domiciliaria por su participación en el Operativo Cóndor y además por la desaparición del ciudadano peruano Carlos Seminario Precuado, ocurrida el primero de enero de 1977. Aquellos días eran los tiempos del lanzamiento del proyecto económico y político que encarnó el entonces titular del Segundo Cuerpo de Ejército, Leopoldo Galtieri. Para noviembre de 1976, se sabía que solamente había 88 integrantes de organizaciones armadas en operaciones en las seis provincias sobre las cuales tenía jurisdicción ese comando con asiento en Rosario. El caso Landoni, investigado por el juez federal Jorge Urso, marca las limitaciones de lo que está produciendo su par rosarino, Omar Digerónimo que dejó ir a Luciano Jáuregui, quien fuera titular del Segundo Cuerpo de Ejército y en cuyo período se denunciaron 13 casos de desaparición de personas; dictó falta de mérito para el ex titular de la Fábrica de Armas 'Domingo Matheu', Jordana Testoni, en donde funcionó un centro clandestino de detención y aplicó el mismo criterio sobre los oficiales Cervera y Maderna, que tenían altas responsabilidades en el Batallón de Arsenales 121 con asiento en Fray Luis Beltrán en donde se produjeron las desapariciones de Parente y Prats.
Digerónimo debería pensar que las pruebas que hoy busca ya están en los expedientes de la CONADEP desde hace más de veinte años. El cierre de 1976 y el inicio de 1977, en realidad, marcan la escalada final de la cacería sobre Montoneros en el litoral argentino y el entramado de relaciones políticas y económicas que llevarían a Galtieri a la presidencia de la nación y a la guerra de Malvinas.
Landoni
Antes y después de la guerra de Malvinas, el entonces coronel Landoni trataba bien a los soldados clases 1962 y 1963 en la nueva sede del Comando del Segundo Cuerpo de Ejército con asiento en Rosario, situada en Sarmiento y 9 de Julio.
Era de sonrisa franca y gozaba de cierta distancia de sus camaradas quienes descargaban sus frustraciones sobre los colimbas y los sobrevivientes del sur.
Parecía estar en otra cosa.
En realidad tenía una visión de la historia diferente a la de sus colegas.
Era cofundador del Centro de Residentes Entrerrianos y le gustaba compartir sus ideales en torno al federalismo que supo defender en su momento Francisco Ramírez.
Cuando Hijos por la Identidad, la Justicia, contra el Olvido y el Silencio lo escrachó el 31 de mayo de 2000, Landoni explicó a sus vecinos de Viamonte al 1100 que no tenía nada que ver con el terrorismo de estado. Mintió.
Hoy tiene prisión domiciliaria en su casa de dos plantas en una de cuyas paredes todavía se alcanza a ver el efecto de una bomba de colores dirigida por la muchachada que se concentró en aquel último día de mayo de cuatro años atrás.
No hay ningún automóvil ni móvil que pueda identificarse con ninguna fuerza de seguridad, nacional o provincial, frente a su domicilio.
El martes 13 de julio pasado, el juez federal Jorge Urso lo acusó por abuso de funciones y privación ilegítima de la libertad contra Carlos Alberto Seminario Precuado (en los diarios de la región apareció como Preciado pero en el legajo 8.013 de la CONADEP figura con el apellido aquí mencionado) de nacionalidad peruana.
'Tendremos la fortaleza necesaria para empuñar las armas que nos llevarán muy pronto a la victoria final', dijo en diciembre de 1976 cuando asumió la jefatura del Batallón 121 de Comunicaciones de Rosario.
La desaparición de Seminario Precuado se produjo el primero de enero de 1977, tiempos en los que se profundizó la última etapa de una cacería que solamente tenía por objetivos a 88 personas como lo informó el entonces coronel Alfredo Sotera en noviembre de 1976.
El informe Sotera
El 29 de mayo de 1984, la justicia federal rosarina recibió un escrito que era copia del informe remitido por el entonces coronel Alfredo Sotera, jefe del destacamento de inteligencia del Comando del Segundo Cuerpo de Ejército, calificado como 'estrictamente secreto y confidencial'.
Describía la estructura zona, sección militar, logística, informaciones e inteligencia, prensa y adoctrinamiento, organización zonal, secretaría de política zonal, JUP, los responsables y jefes de subzonas de la UES en el oeste, centro y sur del Gran Rosario y agregaba gráficos sobre los llamados 'delincuentes subversivos muertos' y 'detenidos', relacionados con la organización Montoneros.
A menos de siete meses de producido el golpe, el informe Sotera sostenía que solamente había 88 'subversivos' prófugos.
A pesar de la escasa magnitud de la supuesta amenaza militar que representaba la guerrilla, el gobierno de la dictadura se quedó durante siete años.
Queda claro que el objetivo no era militar, sino económico, como se descubriría con el tiempo.
Pero lo importante de este material, hoy dentro de la causa federal 47.913, 'Agustín Feced y otros', es destacar lo que sucedería en esos últimos días 1976 y los primeros de 1977.
En donde aparecen involucrados militares tales como Andrés Ferrero, Luciano Jáuregui, el propio Sotera y el ahora detenido por su vinculación al llamado operativo Cóndor, Carlos Landoni.
El último día de 1976
Faltaban veinte minutos para las tres de la mañana del último día de 1976.
Las fuerzas conjuntas que actuaban en Rosario ocuparon una casa en avenida Francia 3301.
Después hubo un enfrentamiento en España y 24 de Setiembre.
Alrededor de las cinco y media de la mañana, rodearon la manzana de bulevar Oroño, Santa Fe, Córdoba y Balcarce.
La idea era penetrar en el edificio de calle Balcarce 742.
Comenzaron las sirenas y algunos disparos.
En el octavo piso estaban Cristina Lucchesi, Juan Pablo Arnolt, Daniel Hugo Cambas, Ana María Teresa Drago y Claudia Omar.
Llegaron carros policiales y se cortó el tránsito a dos cuadras del lugar.
'Los subversivos arrojaron a un niño desde el octavo piso a tierra, presuntivamente hijo de una de las terroristas allí domiciliadas, al que envolvieron en un colchón para tratar de atenuar los efectos del golpe. El niño habría sido rescatado por los efectivos y hospitalizado de inmediato para salvar su vida', sostuvo el cronista del diario 'La Capital', del 2 de enero de 1977.
Tras horas de lucha, María Cristina, Ana María y Claudia se tiraron por el ventanal y murieron de forma instantánea.
A media mañana, Juan Pablo y Daniel fueron muertos.
El Comando del Segundo Cuerpo de Ejército emitió un comunicado para instalar la historia oficial del hecho: 'La actitud de los delincuentes ante la reacción de las mujeres, que habrían apreciado no valía la pena resistir el accionar de las fuerzas legales, entendiéndolo como suicida por la inutilidad de la lucha que desarrollan, indica la adopción de comportamientos demenciales como consecuencia de la persecución a la que se encuentran sometida la subversión'.
Agregaba que 'hechos como estos ratifican una vez más el desprecio de la delincuencia subversiva por la vida humana, aún la de aquellos que equivocadamente integran bandas y a quienes denominan camaradas o compañeros y la imposibilidad de libre elección, en este caso la vida, de los componentes que pasan a constituirse en verdaderos prisioneros de la subversión, así como la falta de respeto por la mujer al considerarla carne de cañón para sus fines', decía aquel manifiesto de las huestes de Galtieri que repitieron los medios nacionales y locales.
Sin embargo, como muy bien relata el profesor Ernesto Rodríguez en su imprescindible trabajo de investigación 'Ellas están volando', no se mencionaba la existencia de un sobreviviente de casi seis años, Cristian Horton.
'Al niño lo colocaron junto a una pared, en el lugar menos peligroso. María Cristina se acercó a Cristian y le dijo que con Ana y Claudia, desde la ventana, salían a volar. Claudia, compañera de Raúl hasta que este murió el 27 de junio, estaba esperando un hijo suyo. Por eso, seguramente su embarazo era muy superior a los cuatro meses que afirmaba el ejército. Así, en ese vuelo Cristian perdió a su madre, a la compañera de su padre y a su futuro hermano', cuenta el relato del historiador.
En 1979, 'una semana después del inicio de las clases, Cristian fue a vivir con su abuela materna. En la escuela Sarmiento no había vacantes. No obstante, Susana Arizaga le permitió ingresar, incluso con el guardapolvo azul que usaba en Rosario. No fue necesario, su abuela, entre el sábado y el domingo, le hizo un guardapolvo nuevo'.
Los diarios 'La Razón', del 2 de enero de 1977 y 'La Capital', del 4 de enero de aquel año, también informaron que el 31 de diciembre de 1976 se produjo otro enfrentamiento, alrededor de las tres y media de la tarde, en España 1331, piso 8, departamento 3.
Allí fue muerto Mario Luis Catena que pertenecía al frente sindical de la organización Montoneros. Fue detenida su esposa, Estela María Báez y alguna documentación.
Y en las primeras horas de 1977, la cacería sería aún mayor.
El largo descenso a la nada.
El 2 de enero de 1977, a las cinco de la tarde, en calle 2 número 626 del Barrio Gráfico, alrededor de veinte hombres armados, rodearon la vivienda donde vivía Leonardo Bettanin. Allí estaba María Inés de Bettanin, Elba Ferraro de Bettanin, Cristina Bettanin, Jaime Colmenares, Roque Julio Maggio, Clotilde Tozzi y las niñas Paula Maggio, de dos años; Bárbara Tozzi, de un año; Mariana y Carolina Bettanin, de tres y un año, respectivamente.
El 7 de mayo de 1976, ya había desaparecido Guillermo Bettanin, diputado nacional del PJ y el 13 de junio del mismo año, su mujer, Letizia Jones.
Al frente del operativo iba el comandante mayor de gendarmería retirado y jefe de la policía rosarina, Agustín Feced.
El 19 de enero de 1984 --siete años después de los hechos-- la propia Jefatura de Policía de Rosario reconoció el procedimiento.
'Yo me encontraba embarazada, de nueve meses de gestación', dijo María Inés Luchetti de Bettanin en la causa 47.913.
'Acabamos de festejar el año en familia, la policía ordena que salgamos de la casa y yo salgo por la parte posterior de mi casa junto con mi suegra, mi cuñada y las criaturas'. Desde allí pueden ver cuando salen los hombres. Desde una pared de la medianera que daba al Prado Asturiano 'disparan con armas largas y también dispara un policía' de los que los custodiaban a los ocupantes de la casa.
Dos muertos: Leonardo Bettanin y Cristina Bettanin . 'Mi hijo sale y lo fusilan delante mío y a mi hija que se encontraba más cercana al fuego, también la matan...nos llevan en un carro de asalto con mi hija muerta', contó Olga Ferraro.
El primer lugar fue la seccional 17ª, en Córdoba y Wilde, donde también llevan la moto Siambretta, propiedad de Leonardo Bettanin, reconocible por la calcomanía de Carlos Gardel. A las pocas horas, dos camiones de la policía llegaron para llevarse los muebles y los artefactos eléctricos, según narró una vecina de la familia, Irene Montero.
A María Inés y Elba las llevan a la policía de menores donde dejan a las criaturas y alrededor de las diez de la noche llegan al infierno.
Servicio de Informaciones de la Jefatura de Polic¡a de Rosario.
San Lorenzo y Dorrego. Entrada por esta última.
Centro de la ciudad. A cien metros de la Plaza San Martín.
En una de sus esquinas, Moreno y Córdoba, la sede del Comando del Segundo Cuerpo de Ejército, bajos las órdenes de Leopoldo Galtieri y de segundo jefe, el general Andrés Aníbal Ferrero. Sobre calle Moreno, entre Córdoba y Santa Fe, la Facultad de Derecho. En esas manzanas alrededor de la plaza San Martín, tres grandes factores de poder de la provincia: la sede del Ejército, la Jefatura de Policía y la usina generadora de abogados, algunos de los cuales sirvieron a los intereses del terrorismo de estado.
'Ellos ordenan y al final tenemos que matarlos nosotros', dicen los captores, los policías en alusión a los militares.
La separan a María Inés de su suegra Olga.
'Tengo que pasar por lo que percibo que es angosto y hay gente porque piso piernas', recuerda María Inés.
'Estaba vendada y me hacen entrar en una habitación que estaba frente a la entrada'. Allí comienza el interrogatorio. Comienzan a pegarle en el estómago. Estaba embarazada de nueve meses. Siente contracciones.
'Me llevan a una habitación y por la venda alcanzo a ver que era un médico y en el bolsillo del guardapolvo tenía el nombre grabado el nombre de Gentile. Me realiza un tacto vaginal y me comunica que tengo cuatro centímetros de dilatación'.
La geografía de la salamandra: pasillo, una pequeña sala de guardia, una habitación con una camilla metálica donde se torturaba, el despacho del jefe --por aquel entonces Raúl Aroldo Guzmán Alfaro--, otra sala, un baño que tenía un solo inodoro, dos escaleras, una ascendente y la otra descendente, un descanso o entrepiso donde funcionaba la 'favela' y el sótano, donde fueron alojados los detenidos. En el descanso de las escaleras, 'permanecíamos tirados en el suelo sobre colchones mojados de sangre y orín y llegamos a ver casi 20 personas, no podíamos hablar y desde ahí se escuchaban los gritos permanentes de los torturados, un televisor a todo volumen, que lo apagaban en el momento de los noticieros', revive María Inés.
El 23 de enero la llevaron frente a Feced.
Esposada y sin venda. En la mesa de trabajo 'tenía una radio de mi propiedad que reconozco fácilmente porque había sido pintada por mi hija con lápices'.
También le muestra un mapa de Rosario, 'donde marcado con alfileres rojos señalaba los montoneros muertos, y con negro los que estaban por morir'.
Hasta octubre de 1977 permaneció en la Alcaidía.
En medio de ese tiempo eterno, el nacimiento.
'El que da la orden de internación es el doctor Silvestre Begnis y soy llevada en un Renault 4L amarillo por Rubén Lo Fiego, alias 'el Ciego', y el oficial Managua que no se si este es su apellido o sobrenombre a la Asistencia Pública. Me interno el 15 de enero y soy conducida a una habitación denominada de Alto Riesgo. A la media hora se hace cargo de mi custodia la celadora Estela Zárate quien procede a esposarme a la cama, durante esa noche y parte del otro día no se me da alimento con la excusa de que no había traído utensillos, en la tarde del día 16 se me da un valium para que durmiera, por el estado de nervios. A las 21.30 rompo bolsa de agua y no puedo ser trasladada a la sala de partos porque estaba esposada a la cama y la celadora no estaba, finalmente me trasladan cuando llega la celadora y alrededor de las 22 nace mi hija Cristina. Estaban las puertas abiertas y personal policial apuntándome con armas largas', describió María Inés Luchetti de Bettanin.
La anotan con su apellido de soltera.
Antes de salir, en octubre de 1977, el general Galtieri le dijo que salí bajo su responsabilidad y que si seguía en el grupo opositor al gobierno él mismo iba a firmar mi muerte'.
A su suegra le fue peor.
La torturan. Además fue violada por el comisario Oscar 'Carlitos' Gómez.
Ella cuenta que a Jaime Colmenares 'lo quemaron vivo por equivocación'. En lugar de rociarlo con agua para seguir con la sesión de picana, le tiran alcohol.
En la Alcaidía de Mujeres nacieron cuatro chicos.
Gabriel Cillato, 'posteriormente le pusieron el apellido del padre, Gómez'; Eduardo Marciani; Juan Marciani; Cristina Inés Luchetti, 'posteriormente le pusieron el apellido del padre, Bettanin, todos inscriptos en la Asistencia Pública' y Andrés Huerle, quien nació cuando su madre Graciela Porta estaba en libertad.
Más caídas
También en aquellos primeros días de 1977, fueron secuestrados en Villa Constitución, Jorge Angélico Sklate y María Teresa Soria de Sklate, quien junto a Pedro Retamar, Stella Hillbrand de Delrosso, Jorge Novillo, Carlos Laluf, su mujer Benasi de Laluf, María Marta Forestello, Miguel Angel Tosetti, Fernando Dante Dussex, Eduardo José Toniolli, Ana María Gurmendi, Reyna Lloveras, Raquel Negro, Jaime Dri, Tulio Valenzuela y dos personas más conocidas como Pipa y Juana, estuvieron detenidos en la llamada Quinta de Funes que hoy se investiga en los tribunales federales rosarinos.