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Latinoamérica

Región de la triple frontera vive bajo vigilancia de EE.UU.

Claudia Korol*
Adital

Si existe ese territorio donde la sangre se mezcla - como canta Daniel Viglietti -, seguramente queda en la Triple Frontera. Sobre la tierra misionera, roja de sangre guaraní, se encuentran los pueblos de países que llamamos Brasil, Paraguay y Argentina. Allá donde se juntan los ríos, allá donde se cruzan los caminos, allá donde la selva guarda leyendas y mitos, muy cerca de aquel lugar en donde fue gestado e inició su vida Teté (quien años después sería el Che), se realizó durante los últimos días 25, 26 y 27 de junio el Primer Foro Social de la Triple Frontera. Más de 1.300 personas, de distintos movimientos sociales y políticos llegamos a Puerto Iguazú a intercambiar experiencias que nacen en las batallas contra el hambre, la miseria, el militarismo, y por el derecho a la tierra, a las aguas, a la soberanía, a la dignidad.

Quienes de pequeños o pequeñas nos asustábamos con la lectura de los "Cuentos de la Selva", de Horacio Quiroga, conocimos en directo el terror que en los pobladores del lugar (especialmente en la inmigración de origen árabe), generaron los cuentos del tío (Sam), que crearon leyendas sobre supuestas células terroristas que se ocultaban, no en un almohadón de plumas, sino entre la gente misma del lugar. Lo cierto es que la imaginación de los cuentistas del norte, transformó en pesadilla la vida cotidiana de los hombres y mujeres de la región, que viven prácticamente bajo un régimen de libertad vigilada.

Según la administración estadounidense, la Triple Frontera no debería ser "admirada" como el lugar de maravillas que es (por las cataratas y por la belleza natural de la zona), sino que debiera ser "observada" por los eternos buscadores de conspiraciones no demostradas, que justifican sus guerras de exterminio, sus invasiones, sus genocidios, y el continuo y desmesurado crecimiento de la carrera armamentista.

Un año y medio atrás, el 26 de diciembre del 2002, según informaba el periódico Misiones On Line, se concretó en Puerto Iguazú un encuentro "antiterrorista", con representantes de los gobiernos de Paraguay, Brasil, Argentina y EE.UU. Allí se informó que "Estados Unidos destinará un millón de dólares a la Triple Frontera, para investigar relaciones con el terrorismo". J. Cofer Black, coordinador para Antiterrorismo en el Departamento de Estado, declaraba entonces que "a Estados Unidos le preocupa que las actividades ilícitas en el área de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, financien el terrorismo, y el gobierno estadounidense se ha comprometido a colaborar con estas naciones para atender esta amenaza". Como parte de esta "cooperación", Estados Unidos participaría en el patrullaje de los ríos de Argentina, Paraguay y Brasil.

Los participantes en el I Foro Social de la Triple Frontera denunciaron los objetivos reales que motivan estas iniciativas del Gobierno de EE.UU. en la región. La Triple Frontera es una región estratégica para los Estados Unidos como puerta de acceso a la región amazónica, como reserva de agua dulce - una de las más importantes del mundo -, por sus riquezas ecológicas, por la riqueza en biodiversidad, y como espacio territorial estratégico para el control sobre los tres países de la región.

Elsa Bruzzone, representante del Cemida (Centro de Militares para la Democracia Argentina), señaló el interés estadounidense por "el control del Sistema Acuífero Guaraní, un verdadero océano de agua potable subterráneo, que tiene allí su principal punto de recarga... EE.UU. puso al Banco Mundial y a la OEA al frente de un proyecto que busca detectar la magnitud del recurso, asegurar su uso de manera sustentable, evitar la contaminación, y mantener un control permanente hasta cuando lo consideren conveniente", destinando para este plan 26.760.000 dólares. El llamado Acuífero Guaraní es una reserva subterránea de agua dulce que se extiende 1.200.000 kilómetros desde el norte de la Amazonía brasileña hasta la pampa húmeda, cruzando paraguas de la Organización de Estados Americanos (OEA), para el 2025 la demanda insatisfecha de agua potable va a alcanzar al 56 por ciento de la población mundial. Elsa Bruzzone denunció que "el 22 de mayo de 2003, en Montevideo, los países del Mercosur firmaron la exploración del Acuífero por un valor de 27 millones de dólares que será controlado por el Banco Mundial, con ayuda de los gobiernos de Holanda, de Alemania y por la Agencia internacional de Energía Atómica de la OEA".

Por su parte el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel señaló: "éste es un punto neurálgico, y es uno de los objetivos dentro de la geopolítica de los Estados Unidos para América Latina, que tiene que ver con los tres grandes ejes que hoy está levantando: el Plan Puebla Panamá, la instalación de bases militares en Centro América y el Caribe; el Plan Colombia, con la base militar de Manta en el Ecuador, y el otro eje la Triple Frontera, donde están levantando los fantasmas del terrorismo islámico para tener acceso a la instalación de bases militares. Pero detrás de todo esto se esconden los grandes intereses económicos y geopolíticos como es el acuífero guaraní, que es la gran reserva de agua que pertenece a los países de la región: Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay, que tiene que ver con la cuenca del Plata, y son las grandes reservas mundiales. Sobre esto ya ha puesto sus ojos el Banco Mundial, Estados Unidos, como grandes empresas trasnacionales. Éste es el eje fundamental de los intereses que se vienen manejando, como también todo lo que corresponde al ecosistema, a los recursos naturales de nuestros pueblos."

Refiriéndose luego al envío de tropas a Haití expresó el Premio Nobel de la Paz: "es muy peligroso, nosotros lo hemos planteado al gobierno en cancillería. No quisieron oír. Esto es avalar un golpe de Estado que se hizo contra el presidente Aristide _ más allá de la política de Aristide -. Y genera un precedente peligroso, con los graves conflictos que hay en América Latina como el caso de Venezuela, de Bolivia. Argentina no puede nunca avalar un golpe de Estado. No hay el más mínimo sentido crítico sobre esto. Ahora, cuando uno ve la situación de Haití, yo he estado en Haití en varias oportunidades en la zona más caliente, donde se desarrollan todos los golpes. Ahí es donde van las tropas argentinas. Yo tengo un documento que es el mandato que llevan las Fuerzas Armadas, que no son fuerzas de paz, son fuerzas de represión. Hay 10 puntos que dicen "el uso de la fuerza letal. ¿Qué significa? El asesinato, ejercer la violencia. Con eso no se preserva la paz. Al contrario, se agudiza la violencia.

La otra cosa también preocupante, es que el envío de tropas, que en un primer momento se dijo que iban por seis meses, representa para el país una inversión de 10 millones de dólares. Después se dice que podrían estar hasta dos años, lo que equivaldría a 40 millones de dólares. Creo que si se quieren destinar esos recursos, podrían ser para la vida del pueblo haitiano, y no para la muerte. En programas de desarrollo, de educación y salud, que ese pueblo necesita urgentemente".

En relación al Operativo Unitas, decía Pérez Esquivel: "después de las grandes movilizaciones que tuvimos en Mendoza y a nivel nacional, donde se frenó las maniobras del Aguila 3, ahora esas maniobras se van a hacer en Perú, y el gobierno argentino envía las tropas. Creo que este gobierno no tiene estrategias claras hacia dónde va el país. Son manotazos, posiciones, muchas veces sin medir las consecuencias de lo que puede pasar en el país. El envío de tropas a Haití, y las órdenes del empleo de la fuerza letal, como el envío de tropas bajo el mando unificado de los Estados Unidos en el Unitas en el Perú, ponen la subordinación de las Fuerzas Armadas a la política de Estados Unidos, y nosotros sabemos cuáles son las consecuencias".

El control de los recursos naturales, la batalla por la tierra, la reforma agraria, la deuda externa, el Alca (Área de Libre Comercio de las Américas), y la militarización fueron algunos de los ejes centrales de los debates, que se iniciaron el 25 con una movilización que partió desde el Hito de las Tres Fronteras _ unión de Ciudad del Este, Foz de Iguazú y Puerto Iguazú, hasta la Plaza San Martín, en Puerto Iguazú, donde se realizó un homenaje a los militantes desaparecidos y desaparecidas de la provincia de Misiones, Argentina - durante la dictadura. En los numerosos talleres auto-organizados durante el encuentro, se vinculó esta acción de control de la Triple Frontera con las muchas caras que asume el avance del militarismo en la región.

La militarización de la región, se subrayó, tiene directa relación con el crecimiento de las políticas represivas del movimiento campesino, con las expropiaciones de tierras de los pueblos originarios, con la judicialización de la protesta social, que son las modalidades que adoptan los gobiernos latinoamericanos, frente al hecho de que _ más allá de los cambios producidos - no resuelven los temas fundamentales de la agenda popular: la falta de trabajo, de tierra, el hambre, la desnutrición infantil. Fue por esta razón, que se estableció también el peso de decisiones como la renegociación de la deuda externa, y la continuidad de los debates tendientes a la firma del Alca, en la imposibilidad de resolver los dramas cotidianos de nuestros pueblos.

El pueblo Mbya guaraní, también estuvo presente en el Foro. El cacique de Iriapú, Miguel Moriñigo, que viene librando una importante batalla para que el suelo que habita su comunidad, de 38 familias, no se transforme en una cancha de golf de un hotel cinco estrellas señaló: "hemos avanzado mucho junto a otras organizaciones sociales. El gobierno se ha comprometido a otorgarnos 265 hectáreas de las 600 que reclamamos. Sin embargo, ya han pasado nueve meses desde que se firmó el acuerdo y el gobierno todavía nos tiene sin respuesta".

El dato sobresaliente del Foro fue la importantísima presencia de militantes del movimiento social y político del Paraguay, quienes denunciaron con mucha energía la presencia de marines estadounidenses en su país, recordaron las consecuencias de las políticas militaristas para su pueblo, e incluso las complicidades que tuvieron en su momento los gobiernos de Brasil y Argentina en el genocidio del pueblo paraguayo.

El encuentro fue, nada más, que un prólogo a un debate necesario para conjurar, con la movilización local, regional y continental, los distintos focos abiertos por el guerrerismo estadounidense. Será un camino, si sabemos continuarlo en diversos encuentros, en los que crezca el protagonismo, la presencia de la población local, la articulación de propuestas, y la capacidad de iniciativa creadora; que permita espantar los fantasmas fabricados por la industria militar de EE.UU. y pensar en políticas nacionales y continentales de reapropiación de nuestros recursos, de nuestros territorios, y de nuestra soberanía.

* Claudia Korol es corresponsal de Adital en Argentina.