Argentina: La lucha continúa
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La derecha política y mediática pone de blanco a los piqueteros
Quiere salvar a los banqueros y corruptos
Emilio Marín
Carlos Menem y Mariano Grondona acusan a los movimientos piqueteros de
instaurar la "anarquía". Los grandes empresarios y banqueros dicen que la
protesta social está frenando la reactivación económica. La Nación y Clarín
hicieron centro en la toma de la comisaría 24§, dejando en un segundo plano el
asesinato de un militante social de la FTV. Las diferencias son secundarias:
para ese primer diario los piqueteros "incursionan claramente en el terreno de
la delincuencia" y para el segundo habrían pasado a una "disputa efectiva del
poder". La derecha busca chivos expiatorios para salvar a los responsables del
drama argentino.
UNO SE DIVIDE EN TRES
Una de las expresiones más sintéticas de la dialéctica y las contradicciones es
que "uno se divide en dos". Pero la derecha mediática supera la dialéctica, al
menos en número, porque este domingo fue "uno se divide en tres".
Una voz autorizada en la comunicación es la "tribuna de doctrina" ganadera y
bursátil. El domingo tituló su editorial "Inaceptable omisión del Estado". Allí
caracterizó la situación del país como de "caos e inseguridad" y cuestionó al
gobierno por "la alarmante falta de capacidad para mantener el orden público y
asegurar el pleno imperio de la ley".
El diario de los Mitre y los Saguier redundó pues también contenía las columnas
de Grondona y Fernando Laborda (participante del seminario de la derecha
realizado el 24 de junio en el Sheraton Hotel). La edición dominical no tenía
desperdicio pues su título de cabecera fue "Conmoción por el copamiento
piquetero de una comisaría" . Del mismo se desprendería que los desocupados
están en plena insurrección urbana. La verdad es que estaban indignados por el
asesinato de uno de sus integrantes, Martín Cisneros, del comedor "Los pibes" de
la Boca y de FTV-CTA.
Por su parte el diario de Ernestina de Noble y Héctor Magnetto se despachó con
brulotes antipiqueteros firmados por Ricardo Kirschbaum y Eduardo Van der Kooy.
El editor general de Clarín sostuvo que los piqueteros pasaron
"decididamente al terreno político, a la disputa efectiva del poder". Lo suyo no
sería entonces una protesta social. A su turno el editorialista sugirió a Néstor
Kirchner una represión quirúrgica sobre los revoltosos. "Alguien en
representación del Estado, debe ofrecer garantías a la sociedad y establecer con
claridad, que toda convivencia requiere siempre de límites mínimos", aconsejó.
El triplete vino desde La Voz del Interior que señaló "es casi obvio
decirlo, no hay gobierno en el mundo que se permita el lujo de dar espacio a
manifestaciones que todos los días del año ponen en caos a la capital del país,
atentan contra las empresas y vedan la libre circulación".
LA DERECHA EMPRESARIA
Las plumas de Grondona, Laborda, Kirschbaum y Van der Kooy pertenecen al mismo
holding. La Nación , Clarín y el grupo español Correo están
asociados en Cimeco (Compañía Inversora en Medios de Comunicación), dueña a su
vez de La Voz del Interior de Córdoba y Los Andes de Mendoza. Eso
explica por qué sus voces sonaron afinadas como en un concierto.
El coro es mucho más amplio pues también intervienen los grandes empresarios, en
rigor directores de esa orquesta. Carlos de la Vega, titular de la Cámara
Argentina de Comercio, valoró: "la acción piquetera ya no es un reclamo social
sino acciones políticas de dirigentes que no creen en las instituciones de la
República". Cualquier parecido con el artículo firmado por Kirschbaum no es una
mera coincidencia.
Cabe recordar que De la Vega reclamó la represión a los piqueteros en el
congreso de su cámara a fines del año pasado y en presencia del presidente
Kirchner. La Cámara Argentina de Comercio agrupa a la "burguesía burocrática"
dedicada a la importación y el copamiento del mercado interno. Es uno de los
rubros más parasitarios del capitalismo y permeables al capital extranjero.
Si se recapitulan los mensajes de los empresarios que desde 2001 a la fecha más
reclamaron el derramamiento de sangre piquetera, se ve que los tres más
insistentes fueron Eduardo Escasany (ABA, banqueros), Ernesto Crotto (Sociedad
Rural, cabañeros y terratenientes) y De la Vega (CAC, burguesía intermediaria).
No casualmente fueron las acérrimas defensoras de la dictadura militar que
enlutó a los argentinos.
En 2002 ABA sufrió una división pues de su seno se desprendieron los bancos
privados nacionales, agrupados en Adeba. La entidad madre quedó presidida por
Mario Vicens, quien echó leña al fuego contra los piqueteros. Los acusó de
entorpecer la marcha de la economía "pues esta situación de violencia puede
afectar el ritmo, no habría un buen ambiente para la inversión".
Perdón. Estos financistas de ABA y Adeba, ¿no son los mismos que fugaron del
país 16 mil millones de dólares en 2001-2002 y en simultáneo estafaron a los
ahorristas y clientes? ¿No son los que cobraron millonarias compensaciones
durante el duhaldismo y el actual gobierno? ¿Quiénes son los violentos,
entonces?
Está bien que las capas medias porteñas y bonaerenses sean un poquito flojas de
memoria. Pero debería refrescársela la última declaración de Carlos Menem,
cuando propuso "imponer la fuerza a partir de la ley" (sic) y diganosticó que
"ya estamos en una semianarquía". Otra coincidencia más del riojano con Grondona
y van...
LA POLITICA
La derecha y la centro-derecha están activas en denigrar al movimiento piquetero
y buscan sentarlo en el banquillo de los acusados como principales obstáculos al
desarrollo nacional. Políticos como Eduardo Duhalde, Carlos Menem, Mauricio
Macri, Ricardo López Murphy y Jorge Sobisch, por citar algunos, quieren que
Argentina sentencie a los centros de desocupados como su enemigo principal. Casi
lo logran en junio de 2002, cuando el gobierno de entonces _en el orden nacional
y la provincia de Buenos Aires_ dio las órdenes de tirar a matar manifestantes
en el Puente Pueyrredón y la estación Avellaneda.
En un primer momento los principales medios de comunicación _varios de los
citados en esta nota se anotaron en primera fila_ envenenaron a la opinión
pública con la teoría de que los piqueteros habían iniciado la violencia, que se
habían matado entre ellos, que la policía no había disparado con postas de
plomo, etc.
Después la mentira se desmoronó, pero ahora la reciclan para presentarla con
intereses políticos bastardos. Es que cuelgan el cartelito de "malo de la
película" a gente privada de trabajo e ingresos durante el plan neoliberal de
los '90.
Además, con esa maniobra se quiere orientar hacia una salida antipopular a la
crisis política argentina.
La derecha está alarmada por las huelgas de asalariados y cortes de calles de
los desocupados. Pero no tanto porque entorpecer el tránsito sino por un
problema mucho más de fondo: teme que esa protesta social lleve al gobierno a
ceder más aumentos salariales, que se produzca algún conflicto con el FMI, que
haya nuevas privatizadas vueltas temporariamente a la órbita estatal (como el
Correo Argentino) o que se produzcan más ceses de concesiones luego del caso del
ramal General San Martín, etc.
El duhaldismo se suma a los planteos más recalcitrantes en lo relativo a una
política más dura hacia los manifestantes. El año pasado el mandamás del PJ
bonaerense cuestionó a Kirchner por su táctica de "manos de seda" en esta
materia. Duhalde no quiere ninguna concesión a las organizaciones de
desocupados, que le disputan las bases sociales humildes del conurbano. Teme
también que la presión de quienes cortan rutas termine con la impunidad respecto
a los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, producidos durante su
gobierno interino.
En lo inmediato no son los personajes de la derecha clásica los que pueden
criminalizar el conflicto social. Sobisch, Hugo Bontempo (UceDé de Buenos
Aires), Luis Patti (Paufe) y otros energúmenos no tienen el poder suficiente
para imponer su agenda represiva.
Ese rol sí lo puede cumplir el PJ bonaerense, donde Duhalde hace hablar a sus
subordinados. Por ejemplo, Alfredo Atanasof acusó que "a pesar de que los
piqueteros en muchos casos se mueven al margen de la ley, no hay una respuesta
por parte del Estado para proteger los derechos de los ciudadanos". Este
diputado era jefe de gabinete cuando la Policía Bonaerense asesinó a Santillán y
Kosteki. Antiguo dirigente gremial de los municipales, Atanasof hace años que no
toma contacto con los problemas de sus afiliados y bases.
El "medio pelo" argentino que tanto se indigna con los piqueteros porque cortan
el tránsito, tendría que ver un poco más allá de sus narices. Lo que está en
juego es determinar quién es el enemigo principal del progreso de nuestro país.
O sentamos en el banquillo a los banqueros, el FMI y los políticos a su
servicio. O demonizamos a los desocupados e indigentes que no están reclamando
todo el poder político sino 350 pesos para el plan jefes y jefas de hogar, 600
para los jubilados y mil para los ocupados.