Argentina: La lucha continúa
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Argentina, punta de lanza de la privatización energética en América Latina
Roberto González Amador
Ayer [por el jueves], mientras Repsol YPF atraía la atención de la industria
petrolera mundial por el inicio de trabajos de perforación en aguas cubanas, la
compañía española enfrentaba protestas en Argentina, donde es vista por una
buena parte de la población como uno de los claros ejemplos de las consecuencias
negativas de la privatización de empresas públicas en América Latina (AL).
La privatización de la industria eléctrica en Argentina, proceso que abrió la
puerta para una mayor presencia de la trasnacional española en este continente,
"puede verse como una gigantesca operación de concentración de poder
cuasimonopólico, no sólo en Argentina sino en toda la región", destacó un
estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Yacimientos Petrolíferos y Fiscales (YPF), la más importante empresa estatal
argentina del sector de la energía, comenzó a ser vendida en 1993, en el
gobierno del ex presidente Carlos Saúl Menem. En junio de ese año el Estado
vendió 43.5 por ciento de las acciones de la compañía por 3 mil 40 millones de
dólares en efectivo y mil 271 millones de dólares en títulos de la deuda
pública. Pero el Estado a su vez asumió una deuda de la empresa por
aproximadamente mil 800 millones de dólares.
A finales de 1999, la española Repsol concretó la compra de 98.23 por ciento de
las acciones de YPF, en una operación con valor de 13 mil 300 millones de
dólares. Así nació Repsol YPF, la empresa que realiza actualmente -entre muchas
otras actividades en la región, incluido México- la perforación de un pozo
petrolero en aguas profundas de la parte cubana del golfo de México. Según el
estudio de la Cepal, el capital accionario de Repsol YPF se distribuye
actualmente de la siguiente manera: 35 por ciento en poder de fondos
institucionales estadunidenses; 24 por ciento de inversionistas españoles; otro
27 por ciento de accionistas minoritarios españoles -pequeños inversionistas- y
14 por ciento restante entre minoritarios de América y Europa.
Entre los principales accionistas tiene al Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA),
con 9.8 por ciento de participación directa; Caja de Ahorros y Pensiones de
Barcelona (La Caixa), con 5 por ciento; The Chase Manhattan Bank, con 5 por
ciento; Petróleos Mexicanos (Pemex), con 5 por ciento, y la eléctrica española
Endesa, con 3.6 por ciento, de acuerdo con el documento de la Cepal.
El documento plantea que el proceso seguido para la privatización y venta de YPF
a Repsol "no logró crear las bases de un mercado competitivo, a pesar de que el
índice de concentración de los activos obviamente disminuyó, en tanto se pasó de
un esquema prácticamente monopólico a un sistema más fragmentado de tipo
oligopólico con liderazgo de precios por parte del actor dominante". Desde el
punto de vista, continúa el documento, del valor obtenido por el Estado por la
enajenación de los activos "resulta evidente" que la venta se realizó a precios
inferiores a los de mercado. "Uno de los aspectos más preocupantes de la
modalidad de privatización ha sido el enorme grado de concentración de la
propiedad que esta operación implicó al nivel de toda la región y en el propio
país", considera el documento de la Cepal. "La articulación financiera a través
del grupo BBVA y otros, obviamente excede con mucha amplitud al mero sector
petrolero y aun al sector energético".
El viernes pasado, el diario británico Financial Times publicó que Repsol YPF
había iniciado los trabajos de perforación en búsqueda de petróleo en un campo
marino a casi 30 kilómetros al noroeste de las costas de Cuba, en el golfo de
México. La firma española mantiene un contrato con el gobierno del presidente
Fidel Castro en el que el petróleo extraído será compartido por las dos partes.
La información del diario británico destacaba que la industria petrolera mundial
estaría a partir de ahora con los ojos puestos en Repsol, por las grandes
probabilidades de extracción que expertos atribuyen al campo marino en cuestión,
uno de los 54 en los que el gobierno cubano dividió su porción del golfo de
México y que están siendo concesionados a empresas privadas internacionales, en
un negocio del que están excluidas las firmas estadounidenses por el embargo
comercial contra la isla.
Repsol YPF es una de las empresas españolas que han aumentado sus activos e
inversiones en América Latina, aunque con resultados que dividen las opiniones.
Ayer sábado, Repsol YPF mantenía cerradas, por segundo día consecutivo, sus
oficinas en Argentina para evitar que fueran ocupadas por grupos de
manifestantes que reclaman combustible barato para familias pobres, de acuerdo
con un reporte de Reuters. Para muchos argentinos, empresas como McDonald's y
Repsol YPF representan los símbolos de las reformas de libre mercado impuestas
durante el gobierno del presidente Carlos Menem que abrieron las puertas a los
capitales privados en la década de los noventa, pero que han fracasado en
mejorar los niveles de vida de la población, según la agencia de noticias.