Argentina: La lucha continúa
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CRIMINALIZACIÓN DE LA PROTESTA.
Los presos políticos como saldo de las manifestaciones populares.
Deborah
Agencia Rodolfo Walsh
TODO PRESO ES POLÍTICO
El gran operativo policial armado en los alrededores de la legislatura y la
represión del viernes 26 de julio que desencadenó la detención de dieciséis
manifestantes, ponen nuevamente en evidencia que cada vez mas los gobiernos
democráticos recurren a los medios de coerción con el fin de detener los
reclamos populares.
Frente a esta situación, organizaciones piqueteras, trabajadores de la vía
publica, estudiantes y movimientos de trabajadores desocupados se concentraron
en la legislatura, con el fin de ratificar su rechazo al código de convivencia y
exigir la liberación de los compañeros detenidos. "Los 16 compañeros todavía no
han sido liberados y como agravante se les quiere imponer una pena que va de 5 a
10 años de prisión, prácticamente sin ningún tipo de elemento probatorio para
tenerlos detenidos. Inclusive se produjeron detenciones a cinco horas de
terminados los acontecimientos, cosa que viola las mas elementales libertades
democráticas que debería tener cualquier ciudadano" comentó Hernán Escoro,
integrante de la FUBA.
Una prueba importante de que este proceso de criminalización de la protesta no
es nuevo, sino que se viene articulando desde hace tiempo, es el caso de los dos
compañeros de ciencias sociales procesados Sergio Salgado y Martín Ogando "Los
próximos 4, 5 y 6 de agosto van a ser llevados a juicio oral en los tribunales
(...)justamente por haber luchado contra un fraude que en el año 99 pretendía
hacer la Franja Morada. Justamente por esta lucha se pretende juzgar a los
compañeros, con un pedido por parte de la fiscalía de 6 años de prisión,
prácticamente una locura. La FUBA y los centros de estudiantes vamos a estar
acampando en los tribunales, el 4, 5 y 6 de agosto , exigiendo la absolución de
los compañeros, como parte de una campaña en conjunto por el desprocesamiento
de los mas de 4000 luchadores populares y sociales que han sido procesados
por distintas acciones de lucha, como corte de calles, corte de rutas, toma de
sindicatos o toma de empresas" dijo Hernán.
Tanto los sectores estudiantiles como los movimientos piqueteros y los
trabajadores de la vía pública, entre otros, se ven afectados por la
criminalización de la protesta: "El martes fuimos a ver al compañero Antonio
Medina que estaba detenido en Ezeiza, un chico de 20 años. Resulta que le habían
sacado las zapatillas, el pantalón, la camisa y la campera, y se tubo que
defender. Estaba punzado, lo habían cortado con un palo de escoba con vidrios, y
estaba todo sangriento. Entonces pidió una asistente social para que lo
cambiaran de pabellón. Esta preso desde el viernes, se lo llevaron desde la
manifestación, desde la legislatura directamente a Madariaga y desde ahí a la
cárcel de Ezeiza(...)Nosotros somos vendedores ambulantes, somos
trabajadores, no somos delincuentes ni hacemos disturbios" afirmó un
representante de los vendedores ambulantes.
"Lo que pasa es que ellos son presos políticos, porque no han estado
haciendo nada mas que protestar y nosotros vamos a seguir protestando. A los
políticos de turno les decimos basta, se termino. La violencia no la van a
calmar con represión. Hay que preocuparse por lo que hacen ellos. Ellos nos
hicieron excluidos sociales a todos nosotros y ahora nos quieren reprimir. Nos
llevan a la exclusión y después nos reprimen" explicó un representante de los
trabajadores de la vía pública.
Ante la pregunta acerca de los disturbios el pasado viernes 16, Marisa Bonini
afirmó que "hubo un grupo de 50 a 60 personas que hicieron todo este disturbio.
Es a ellos a quienes tienen que agarrar, a ellos a quien tienen que detener y no
a nosotros los vendedores, que no hicimos absolutamente nada (...) esta marcha
es para que suelten a los detenidos, porque esto es una detención política,
estamos todos juntos luchando por ellos. Es mas se presentaron abogados y en
juzgado no los quieren recibir, esto es totalmente incoherente"
Ante una clase media pauperizada y una clase baja totalmente excluida, que
intentan luchar por un cambio en su situación, el gobierno opta por la represión
de los manifestantes. Frente a la falta de políticas coherentes, orientadas a
solucionar las problemáticas de la sociedad civil, el gobierno halla, en el
ejercicio de una violencia legitimada por los aparatos del estado, una
herramienta para callar las voces populares que reclaman justicia.
El procesamiento y encarcelamiento de integrantes de diversos movimientos
sociales en lucha no es una medida que apunta a defender la seguridad de la
población, sino que es meramente un mecanismo de relleno que intenta tapar las
fisuras del sistema político actual. De allí que se intente imponer el código
contravencional a toda costa. El gobierno, lejos de procurar un cambio en las
políticas económico-sociales que ocasionan la exclusión, intenta procurarse un
marco legal que legitime las practicas anticonstitucionales que ya esta
implementando. La judicialización de militantes populares sólo son una pata de
un largo y abarcativo proceso que no intenta responder a las demandas populares,
sino que apunta a deslegitimarlas.
En articulación con este proceso de criminalización de la protesta, los grandes
medios de comunicación logran alejar la atención de las inoperancias de la clase
política actual. Mediante una mirada viciada, que sólo muestra una versión de
los hechos, exponiéndola como "la verdad"; los medios intentan desviar el
interés hacia otros sectores, y así evadir la denuncia de la falta de políticas
claras que logren incluir a las masas excluidas del sistema laboral y la
pasividad de las clases dirigentes ante los conflictos sociales que nos aquejan.
Deborah (agencia Rodolfo Walsh)