Rosatti: ministro de justicia y derechos humanos
Un guiño a la impunidad, la represión y la persecusión ideológica
José Schulman
El nuevo ministro del gobierno nacional para las cuestiones de la
justicia y los derechos humanos expresa de un modo contundente la intolerancia,
el dogmatismo religioso y el animo represivo de nuestras elites de poder.
Santafesino, como Brusa y como Storni, el Juez torturador y el Obispo violador
de menores, Rosatti fue durante ocho años intendente de la ciudad capital de la
provincia. Famoso por la foto aquella de agosto de 1997 en que inaugura la
?defensa oeste? (la que cedería ante el Salado en mayo de 2003 precipitando la
mayor inundación de la historia santafesina) es amigo de Storni y de Brusa, a
los cuales acompañó, prohijó y defendió cuando la lucha popular amenazó con
cuestionar su impunidad.
El Obispo Storni, llegado al sillón que antes ocupara Zaspe para arrasar con los
brotes de Iglesia Popular que había cultivado éste, se hizo tristemente famoso
por sus reiteradas violaciones de niños en los establecimientos educativos
religiosos de la ciudad. Rosatti, de intima relación con los grupos clericales
de extrema derecha, lo asesoraba y daba charlas para el grupo selecto de
colaboradores del Obispo violador.
Había, en la banda de asesinos que operaban en la Seccional Cuarta de Policía de
Santa Fe, un jovén rubio, de aspecto deportivo y diestro en el manejo de la
información sobre los comunistas.
Se llama Eduardo Ramos y desde 1977 está acusado de torturador de José Ernesto
Schulman, entre tantos otros. Dado de baja por delitos comunes, entró a la
Municipalidad santafesina en tiempos de la dictadura y continuó allí todo el
periodo de Rosatti Intendente a pesar de las reiteradas acusaciones ante Garzón
y el Consejo de la Magistratura que terminó destituyendo a Brusa en el 2000.
Ramos fue detenido a pedido de Garzón en setiembre de 2001, y liberado por orden
de De la Rúa y Jaunarena que negaron su extradición. Recién entonces fue
exonerado de la Municipalidad, aunque conservó su carnet del Partido
Justicialista a pesar de los reiterados pedidos de expulsión de Stella Vallejos,
Anatilde Bugna y otras víctimas del torturador que no soportaban estar en el
mismo partido que este genocida.
Rosatti nunca se dio por enterado de nada. De la ciudad de las paradojas, donde
un Juez torturaba presos políticos y un Obispo violaba a jovencitos que
estudiaban teología, ahora salió un Ministro de Justicia y Derechos Humanos con
semejantes antecedentes.
Que lo sepan todos. José Schulman, Buenos Aires, 26 de julio de 2004